Naturalmente, tampoco podía faltar una monografía sobre la relación entre Los Simpson y la ciencia: acaba de salir en Estados Unidos What’s Science Ever Done for Us, 10de Paul Halpern, que promete mostrar todo lo que Los Simpson puede enseñarnos sobre física, robótica, vida y universo. Para confirmar que en estos dibujos animados hay realmente mucha ciencia. Hasta el punto de poder editar dos libros de carácter muy diferente. El de Halpern es en cierto modo complementario del volumen que tenéis en las manos: aquí trataremos sólo tangencialmente Los Simpson como un pretexto didáctico, y nos concentraremos en cambio en la relación turbulenta –y no siempre educativa– entre ciencia y sociedad, sean amarillas o no.
He aquí un breve resumen del libro: después de una necesaria introducción sobre cuánta y qué ciencia hay en Los Simpson, encontraréis siete capítulos con siete temas diferentes.
Empezaremos con la energía, que en el caso de Springfield es ante todo nuclear. El segundo capítulo está dedicado a la ecología, desde la biodiversidad y las cuestiones ambientales hasta la eliminación de los residuos. En el tercero hay una amplia panorámica sobre medicina y sanidad, tema muy querido por Los Simpson. El cuarto capítulo está dedicado a un tema crucial para los habitantes de Springfield, la alimentación en todas sus facetas (desde las dietas para adelgazar y engordar hasta el alcoholismo y las intoxicaciones alimentarias). En el quinto encontramos espacio y astronomía, acompañados por Stephen Hawking, con incursiones en la difícil relación entre científicos y ciudadanos. Las ciencias experimentales y el método científico son los protagonistas del siguiente capítulo, entre laboratorios improvisados y aulas escolares. Y, para terminar, un capítulo dedicado completamente a una polémica paradigmática de la relación entre ciencia y sociedad, como aquella –antigua, pero al mismo tiempo, resulta embarazoso decirlo, muy actual– entre darwinismo y creacionismo.
UNA FAMILIA EN EL SOFÁ
Pero antes de aventurarnos en este territorio, vamos a conocer a nuestros compañeros de viaje: todos forman parte de la misma familia, una familia tradicionalista, pendenciera, disfuncional y cohesionada hasta lo inimaginable. Claro, porque Los Simpson es ante todo una comedia familiar en la que cada relato se desarrolla y adquiere significado –con rarísimas excepciones– en el microcosmos de los cinco protagonistas. Un microcosmos recluido gran parte del día entre los muros familiares. O mejor dicho, en el sofá de casa. Homenajeado de mil maneras en los breves gags que forman la sintonía inicial (denominados, precisamente, «gag del sofá»), gracias a su ubicación estratégica ante el televisor, el sofá de la casa de los Simpson es mucho más que un simple mueble: si la serie tiene un centro de gravedad, está precisamente allí, en aquel sofá marrón de dimensiones bastante modestas, pero capaz de acoger cómodamente a la familia al completo: el perro, Pequeño-ayudante-de-Santa-Claus; el gato, Bola-de-nieve-dos, y los cinco humanos.
Empecemos por el cabeza de familia, el dueño casi indiscutible del mando a distancia. Homer, treinta y seis años, su peso oscila entre 108 y 118 kilos (pero en un episodio supera los 136), es una masa amarilla y blandengue, una parodia viva de las peores características del macho adulto contemporáneo. Homer es obeso, Homer es reaccionario, Homer es ignorante, cariñoso, cobarde, despistado, oportunista, incompetente. Homer sabe ser cruel, Homer vive para la televisión, la cerveza Duff y las rosquillas, Homer es irresponsable. Homer es tan irrefrenable como solamente lo es otro personaje en la historia de la literatura mundial: el Falstaff de Enrique IV. La similitud no es tan inadecuada como los devotos de Shakespeare podrían temer: Homer, como el inolvidable Sir John Falstaff, es exagerado en el sentido de que nos contiene a todos. Es más grande que nosotros, que sus guionistas, que su creador, Matt Groening. Porque tiene una capacidad única de suscitar en los espectadores una empatía total e incondicional, una actitud de indulgencia hacia el mundo, hacia los demás y hacia él mismo que es más fuerte que cualquier discriminación entre error y razón, mezquindad y nobleza. Y con el gordo caballero shakespeariano, Homer tiene en común, como veremos, otros numerosos e irresistibles defectos.
Marge, treinta y cuatro años, cuarenta y seis y medio de pie, es la adorada esposa de Homer. Ama de casa, se la reconoce enseguida por su excéntrico peinado, una torre de pelo color azul#56. Equilibrada y conformista, no desprecia los placeres del sexo, es más, a veces llega a animar con alguna inocente perversión. A diferencia de su marido, republicano por principios (aunque en uno de los episodios llegó a las manos con el expresidente de Estados Unidos George Bush sénior), Marge ha votado dos veces por el demócrata Jimmy Carter. En una encuesta auténtica publicada por la BBC, resultó ser la «madre ideal». 11
Homer y Marge tienen tres hijos. Bart, de diez años, con el improbable grupo sanguíneo «doble cero negativo», es el heredero espiritual de Tom Sawyer: incorrecto, apático, vulgar y mentiroso como el padre, irreverente y brillante, tiene destellos de sensibilidad tan excepcionales como encantadores. Se le perdona todo.
Lisa, ocho años, es una Mafalda contemporánea. Centro moral e intelectual de la familia, una vez se autodefinió como «la niña más triste de segundo de primaria». 12Es la extremista de la serie, independiente, radical en todas sus pasiones y honesta hasta la médula. Al mismo tiempo, es tan teleadicta como su hermano y tiende a enamorarse del chico (o del suplente) equivocado. Sus pasiones: el saxo, los ponis y la ciencia. En una entrevista, Matt Groening declaró que Lisa es el personaje que más le atrae, «quizá el único que conseguirá irse de Springfield». 13
Maggie, finalmente, tiene un año y cero palabras, 14pero de todos modos logra comunicarse de manera envidiable con el chupete, que no abandona nunca. Olvidada a menudo por la familia (Homer, a veces, olvida incluso su existencia), ha sido valorada por el lector óptico de la caja del supermercado de Springfield en 847,63 dólares.
En definitiva, la quintaesencia de la familia nuclear. Para bien y para mal. Pero los Simpson son una familia nuclear también en la acepción científica del término, como veremos en el capítulo 1.
AGRADECIMIENTOS
La idea de este libro nace de una tesis que preparé para el máster en comunicación de la ciencia de la sissa. Tesis que no habría podido escribir sin la ayuda de Rossella Castelnuovo, mi directora de tesis, y tan apasionada de la ciencia y de Los Simpson como yo: es para ella, pues, mi primer agradecimiento. Pero el paso de una tesis a un libro es grande, realmente más que mi pierna: si finalmente se ha conseguido la transformación, el mérito es todo de Martha Fabbri, directora de la colección Galápagos, que me ha acompañado con paciencia y creatividad hasta la palabra fin. Giò ha sido la primera lectora del libro, y gracias a su aliento no he cedido a la tentación de que fuera también la última y única. Los amigos y amigas que me han tenido constantemente al día sobre cualquier artículo o información que saliera sobre Los Simpson son demasiados para citarlos, a todos ellos mi agradecimiento. Y también a todos los voluntarios que cuidan, creo que por pura pasión, de la página < www.snpp.com> y su versión italiana < www.snipp.org>: sin su magnífico trabajo ni siquiera hubiera podido comenzar el libro. En cuanto a Franci, ¿qué puedo decir? El mando ha estado siempre en sus manos.
1David Mirkin: «Homer en el espacio exterior», 24 de febrero de 1994 (1F13). Para todas las citas se indica el guionista, el título del episodio en español, la fecha de la primera emisión en Estados Unidos y, entre paréntesis, el código de producción. Buscar la lógica que hay tras los enigmáticos códigos de producción asociados a los capítulos es uno de los pasatiempos preferidos de los fans de Los Simpson. Pero estos códigos tienen la incuestionable ventaja de ser unívocos, permitiendo a estudiosos y apasionados de todo el mundo identificar sin ambigüedad cada capítulo, independientemente de la traducción del título o de la localización de los guiones.
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