• «Academias» de formación de servidores públicos, previa selección para el acceso a las mismas por medio de diversas pruebas (de exigencia por lo general considerable). Es el sistema clásico de Francia para las elites del servicio público, simbolizado por el modelo ENA (École Nationale d’Administration) y otras Grandes Écoles equivalentes. Las personas seleccionadas, que lo son a partir de pruebas de rendimiento y conocimientos, pero no particularmente memorísticas por el momento formativo en que se realizan (a la finalización de los estudios secundarios, en muchas ocasiones), se forman durante un tiempo, normalmente un par de años, en los cuales también realizan prácticas, cobrando un salario público. El modelo, siempre y cuando se logre establecer sin sesgo de selección (algo que es muy discutible que ocurra en los países que lo han implantado, como es el caso francés), puede tener grandes ventajas para la selección de ciertos tipos de personal empleado público, especialmente para cuerpos generalistas de elite a partir de un estudio de habilidades y capacidades. Sin embargo, parece dudoso que estos cuerpos sean siempre necesarios (o que lo sean, por ejemplo, a escala autonómica) y también resulta evidente que no se puede desarrollar un modelo de acceso al empleo público general sobre estas bases, necesariamente muy elitistas desde un punto de vista meritocrático, que aspire a dotar de personal a todas las estructuras burocráticas necesarias en una sociedad moderna, mucho más masivas y necesitadas de profesionales que exclusivas y de formación exclusivamente interna, que es el tipo de personal que genera este modelo.
• Modelo alemán de «examen de Estado» para profesiones jurídicas. En la República Federal de Alemania los y las estudiantes han de superar exámenes al finalizar la carrera para poder trabajar en la Administración pública. El primer examen tiene un carácter eminentemente teórico y quienes lo superan realizan a continuación unas prácticas retribuidas. Tras la superación del segundo examen, los y las estudiantes tienen derecho a «elegir» puestos en la función pública alemana, en un proceso semejante al del MIR español. El modelo genera dinámicas muy igualitarias y tiene una alta capacidad formativa. Adicionalmente, amplía la competencia posterior entre diversas administraciones por reclutar al personal e incentiva la movilidad del personal empleado público. Requiere, eso sí, de una cuidada articulación entre los sistemas universitarios y los de acceso al empleo público que no siempre es sencilla de llevar a cabo con carácter general para todos los tipos de empleo público, máxime teniendo en cuenta la dispersión curricular de los actuales planes de estudio universitarios.
• Sistema MIR . Por último, y en cierto modo relacionado con el anterior, cabe hacer mención al ya referido sistema MIR y equivalentes (FIR, PIR...), implantado en España para la selección inicial de las y los trabajadores públicos en diversas profesiones sanitarias. Se trata de un sistema que, con una prueba de acceso mucho más sencilla que una oposición clásica (se prepara en meses y no en años), selecciona a las y los estudiantes, en combinación con su nota de carrera, para que elijan destinos donde realizarán tareas asistenciales a la vez que formativas. El sistema es mucho más asequible para las personas aspirantes con independencia de su situación socioeconómica, primando así más la capacidad efectiva de la persona candidata que su clase social, situación económica o respaldo familiar que pueda recibir. Además, permite que el período formativo del MIR redunde también en beneficios sociales evidentes (la o el residente, mientras se está formando, trabaja y aporta valor a la colectividad), además de que durante su período formativo cobra un sueldo, adquiere conocimientos y aprende a desarrollar tareas indudablemente útiles y relacionadas con el que será su trabajo futuro. El sistema funciona, pues, de forma muy satisfactoria, al menos en esta primera fase (selección). Cuestión diferente, como tendremos ocasión de considerar posteriormente, son los cuellos de botella posteriores que puede generar, y que de hecho se han generado en España, si no hay una correcta articulación del tránsito tras el período de «residencia» hacia el acceso efectivo a un empleo público estable. En este sentido, de hecho, un modelo de acceso más flexible y accesible, diferente del tradicional en España, facilitaría indudablemente esta transición, mejorando el funcionamiento de los modelos tipo MIR ya implantados y siendo un buen esquema sobre el que poner en marcha otros nuevos.
Como es evidente, ni todos los sistemas pueden acogerse a la vez, ni tiene sentido trasplantarlos in toto acríticamente a nuestro país, ya sea uno de ellos en su totalidad, o varios combinados renunciando a las ventajas, que las tiene, del modelo español tradicional. A efectos de plantear un sistema de selección alternativo conviene ponderar cuidadosamente sus posibles beneficios y riesgos, y, en su caso, articularlos de modo coherente, buscando un sistema globalmente equilibrado. Para ello es necesario con carácter previo repasar, siquiera sea de modo somero, el funcionamiento de estos sistemas, a fin de obtener más datos sobre ellos más allá de esta panorámica general. Y es necesario, en primer lugar, revisar los rasgos estructurales del sistema español, sus bases constitucionales y su ordinario funcionamiento, a fin de entender en qué aspectos cabe la mejora y cómo podría coordinarse con nuestro marco constitucional y normativo.
1 Por ejemplo, en la Comunidad Valenciana, se ha puesto en marcha el «Programa 500», con el que se pretende becar con 500€ mensuales a 500 personas menores de 30 años con titulación universitaria que se encuentren preparando oposiciones. Dicha cuantía es sin duda insuficiente para que las personas receptoras tengan una dedicación exclusiva a la preparación de oposiciones salvo que dispongan de un colchón económico propio o familiar por lo que el problema de la barrera socioeconómica en el acceso al empleo público de más elevado nivel, si bien se atempera con esta medida, en modo alguno se resuelve. Generalitat Valenciana, «Gabriela Bravo presenta el Programa 500», 28 de febrero de 2019. Extraído el 29 de abril de 2019 de < http://www.ceice.gva.es/es/inicio/area_de_prensa/not_detalle_area_prensa?id=792986>.
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