Jorge Bericat - Pescador y otras historias

Здесь есть возможность читать онлайн «Jorge Bericat - Pescador y otras historias» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Pescador y otras historias: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Pescador y otras historias»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Pescador y otras historias nos invita a la reflexión y al debate. Con historias vibrantes de emociones, el autor explora diversas aristas de las pasiones humanas llevando al límite la tensión entre los personajes, y de la mano de ellos, al lector. Acompañados de entornos marinos y agrestes, estas historias nos invitan a viajar con la imaginación a las playas hermosas de Mar del Plata y la zona sur de Buenos Aires, donde los pueblos conservan viejas costumbres, algunas de ellas peligrosas. Este libro nos invita a transitar por espacios, tiempos y emociones que no dejarán indiferente a quien lo lea: el amor, el desamor, la codicia y la locura serán el anzuelo para que este Pescador siga enhebrando nuevas historias.

Pescador y otras historias — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Pescador y otras historias», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Las olas sobrepasaban el buque por varios metros. El viento estampaba la espuma sobre los cristales del puente y la visibilidad se hacía engorrosa, casi nula.

Las gaviotas plateadas los siguieron, acompañándolos hasta el anochecer.

Navegaron hacia el sur, y a la madrugada del tercer día comenzaron a prepararse para las tareas de pesca.

El tiempo había amainado un poco, no mucho, pero los demás buques estaban trabajando y ese detalle los decidió a preparar las maniobras.

Sobre el final de la madrugada, ya con las artes listas, antes del alba, llegaron a la zona de pesca propiamente dicha, donde el día anterior habían ubicado un cardumen importante de merluza hubbsi . Los buques que se encontraban en el lugar estaban alineándose para comenzar la faena. El Pesca de Greenville se acomodó también como pudo entre los buques y comenzó a alistar sus redes.

La tripulación ocupó sus puestos respectivos de trabajo ya acostumbrados y conocidos. Aunque cada cual sabe su tarea a la perfección, esperaron, en sus puestos, la orden del capitán para comenzar.

El Pesca comenzó a dirigir toda la maniobra desde el puente mientras el piloto presentaba el barco a barlovento.El primer pescador salió a la cubierta con sus marineros y tomaron sus lugares en la maniobra para arrojar las artes.

Dos marineros en el pescante de babor, dos más en el pescante de estribor, otros dos en la popa, tres sobre la banda de babor, dos en la proa, tres en el guinche, uno en el cabirón de babor, el segundo pescador en el cabirón de estribor y el grumete ayudando con los cabos.

El piloto aguantó el barco a barlovento y el pescador dio la orden al contramaestre: «¡Larga!». El primer pescador con sus marineros se movieron con velocidad y precisión en cada movimiento hasta que comenzaron a deslizar la red de pesquero convencional por estribor.

Si hubiera sido un pesquero de rampa, el Pesca lo presentaría de proa, pero el Greenville era un viejo convencional de la posguerra y maniobraba a barlovento; un tipo de maniobra muy riesgosa con malos tiempos, porque la marejada rompe la ola directamente sobre la cubierta, cuando el buque tipo convencional se presenta de costado para arrojar la red y la ola lo toma de lleno, de allí la precisión de la maniobra, no hay lugar para el error.

Este sistema se ha ido mejorando, primero con los pescantes a popa y luego con los buques ramperos, que arrojan la red por popa y de esa manera enfrentan la ola con la proa y es así mucho más seguro.

Pero la pesca en un convencional tiene el sabor de la verdadera pesca, de la aventura, de la historia de los antiguos barcos, del espíritu de los viejos pescadores que pasaron por su cubierta, del oficio de los marineros de cubierta, de la autoridad del contramaestre, de las enseñanzas del primer pescador, del ejemplo y la templanza del capitán, de la pericia del piloto, del instinto del Pesca, del oficio de los maquinistas.

Luego, con la red en el agua, el piloto ordenó: «Despacio atrás» mediante el telégrafo, de sala de máquinas respondían a las órdenes, «Para, despacio adelante, toda».

Comenzaron a andar largando los portones, que son los encargados de llevar la red hasta el fondo, en este caso hasta una profundidad de ciento veinte brazas, y una vez verificada la abertura, el buque comenzó su marcha a cuatro nudos y la red se acomodó por la velocidad. La profundidad se iba indicando en la ecosonda.

Habían largado trescientas brazas de cable, a dos y medio respecto de la profundidad y llevaban siempre una velocidad de cuatro nudos con rumbo sur.

La red seguía en el fondo, avanzando a la velocidad del buque, atrapando merluzas en su camino.

El lance, que así se le llama a cada maniobra completa de arrastre, duró dos horas, y comenzaron a virar, que significa traer de nuevo a bordo las artes con sus peces. Las artes son todo el conjunto: red, cable, portones, grilletes, cabos. En ese lance primero pescaron doscientos cajones, lo que serían ocho mil kilos de merluza fresca.

Ese mismo día hicieron tres lances completos. Había una buena cantidad de merluzas en aquel cardumen o cardume, los gallegos le dicen cardume.

Alguien lo había encontrado, y luego vinieron todos los barcos, un amigo le avisa al otro y así hasta que aparece otro cardume. Tal vez el que lo encontró es un oscuro y desconocido segundo patrón que no figurará en la lista de pescadores estrellas descubridores de bancos de peces. Tal vez el rosarino Julio Depetris o el pampeano Stud.

Entre los Pescas estrellas, el más fue un tal Nicola; luego un tal Nacamura, japonés; luego un tal Nevile, belga, que se especializaba en la pesca de bacalao; otro japonés, Sato; el gallego, Landín. Entre los argentinos nativos quedó en el bronce Alberto Lukasewyk.

Muchos son los que hablan también de un fantasma que se aparece en las noches y guía a los pilotos durante las tormentas, y dicen que es el fantasma de Alberto Luksewyk, aunque todavía no ha muerto. Un misterio.

El Greenville realizó el último lance de la marea y recogió sus artes. En tres días habían completado la pesca. Y así mismo, con la cubierta llena, comenzaron la navegación de regreso mientras los marineros seguían encajonando el pescado en la bodega hasta que ya no quedó más espacio. Con ello terminaba la marea, que había sido rápida, un viaje relativamente corto, aunque no siempre es así, cuando la pesca no es tan abundante como lo había sido en esta aventura que siempre es diferente, cada travesía distinta a otra, cada día.

Al tercer día de la navegación, de regreso, ya se sentía el aire cargado de aromas conocidos de las costas bonaerenses y al oscurecer comenzó a verse desde lejos el reflejo de Mar del Plata. El radar ya lo indicaba, pero la vista no llegaba a discernir.

Faltando veinte millas se comenzó a ver una luminosidad como la del alba, aunque en menor escala, una cúpula de luz tenue, un crepúsculo, un arcoíris de un solo color, blanco pálido. A medida que el buque avanzaba todo iba tomando más claridad, el mar, el cielo, la ciudad, el barco.

Las gaviotas que siempre acompañan como perritos voladores, todas salieron a recibir el Greenville y a sobrevolarlo en círculos.

Era una noche clara, a diez millas, unos dieciocho kilómetros, ya se veía perfectamente la ciudad enmarcada por sus luces. Las escolleras asomaron en el horizonte de luz de luna y se veían claramente a simple vista.

En las noches oscuras, cuando las escolleras no se dejan ver, los pescadores se guían por cuatro señales principales: el faro de Punta Mogotes, la baliza de Cabo Corrientes, la baliza de la escollera sur y la baliza de la escollera norte. Con estas señales a la vista se toma la enfilación del canal. Para ingresar al puerto hay que hacerlo sobre un canal que no se ve, está en el cauce, en el fondo del mar. Tiene un ancho de cincuenta metros y en lugares se reduce a diez.

El canal llega hasta bien adentro del puerto. Hasta unos pocos metros del muelle. Siempre se debe prestar mayor atención a la boca, que es el sector entre las puntas de las escolleras sur y norte. Justo a esa altura, doscientos metros mar adentro, se forma un banco de arena que produce un oleaje muy peligroso cuando hay vientos fuertes. Ingresaron al puerto de Mar del Plata y amarraron el Greenville en el muelle de los silos.

Entonces, para el pescador terminó, por este viaje, la lucha contra la naturaleza caprichosa y casi enfermiza del Atlántico Sur.

También puede ser, tal vez, una comunión, una correspondencia, una dependencia de salir al mar y no una lucha, aunque él no lo sabe con certeza o quizá sea una necesidad del espíritu del pescador, siempre tan esquivo de seguir su propio destino. Él ya no quiere ahondar en el asunto. Solo desea asentar sus pasos sobre tierra firme, caminar hasta a su casa, llegar a los brazos de su mujer que lo espera ansiosa. Escapar, entonces, a la distracción y a la entropía de sus pensamientos abstractos. Desear, entrar de lleno, en un solo golpe, a la realidad que lo supera, aunque igualmente enfrenta. Una vez con el buque amarrado el pescador no sale ya a pasear por los vericuetos de su fértil imaginación.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Pescador y otras historias»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Pescador y otras historias» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Pescador y otras historias»

Обсуждение, отзывы о книге «Pescador y otras historias» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x