3. J. M. Seguí Simarro (2011): El siglo de oro de la Biotecnología vegetal , Editorial La Voz de Galicia S.A., La Coruña. ISBN: 978-84-9757-273-6.
4. El gen no es exactamente el mismo, pues en bacterias el procesado de los intermediarios de la expresión génica es distinto que en humanos. En realidad los que son iguales son los intermediarios ya procesados ( el ARN mensajero o mRNA ), aunque se ha optado por esta simplificación para no perdernos en detalles técnicos irrelevantes en este contexto. [N. del a.]
5. Se puede profundizar en el conocimiento de la mejora genética vegetal en el siguiente libro de J. I. Cubero (2003): Introducción a la Mejora Genética Vegetal , Editorial Mundiprensa, Madrid. ISBN: 84-8476-099-5.
Capítulo 2
¿QUÉ NOS APORTAN LAS PLANTAS TRANSGÉNICAS?
De lo visto en el capítulo anterior podemos deducir que la transformación genética tiene el enorme potencial de conferir a cualquier planta cualquier característica de interés para ella o para el ser humano que la va a utilizar, siempre que previamente hayamos identificado ese gen en otro ser vivo. Sin embargo, es muy importante tener claro que esta ventana abierta a la imaginación no se traduce en la práctica en un campo de pruebas sin limitación alguna. No se invierte tiempo y recursos de investigación en cualquier desvarío transgénico. El coste económico del diseño y la generación de una planta transgénica hace que a nadie se le ocurra utilizar esta herramienta como si fuera un «Quimicefa», probando varios mejunjes para ver qué pasa si se mezclan. No se prueba a introducir el gen de los ojos azules a una planta, para ver si desarrolla ojos, y si de paso estos son azules. Esto no consiste en fabricar Biofrankensteins con hojas y raíces, sin más finalidad que la de su propia creación. Pese a que sería un buen argumento para una película de terror de serie B, no se trata de eso. Y si por casualidad a alguien se le ocurriera, se toparía con dificultades muy serias para encontrar alguna entidad, pública o privada, que financiara semejantes ocurrencias. Esta tecnología solo se utiliza, a nivel de laboratorio, para ensayar eventos de transformación que puedan tener un interés para la investigación básica, o bien bajo una perspectiva claramente aplicada.
En investigación básica, la posibilidad de manipular los genes a voluntad abre un enorme abanico de aproximaciones experimentales para conocer cómo funcionan las plantas. Del mismo modo que se hace en modelos de experimentación animal, se pueden fabricar transgenes «mixtos», formados por un gen propio del organismo que se vaya a estudiar junto con un gen que fabrique una proteína marcadora. Fluorescente, por ejemplo. Es el caso de la proteína verde fluorescente, conocida en inglés como Green Fluorescent Protein , o GFP. Esta proteína, propia de las medusas de la especie Aqueoria victoria , tiene la propiedad de emitir luz verde fluorescente cuando se le ilumina adecuadamente. Esta es la razón por la que este tipo de medusas emiten luz por la noche. Si aislamos este gen y lo unimos al gen X que queremos estudiar, tendremos una construcción que fabricará la proteína del gen X unida a una GFP, que conferirá luz a la proteína X y por tanto visibilidad. Así, un científico podrá estudiar dónde se fabrica la proteína X y adónde se desplaza para realizar su función biológica. De este modo se ha podido saber que hay genes que solo funcionan produciendo proteínas, por ejemplo en las hojas, y que luego estas proteínas se desplazan a otros lugares de la planta, donde desempeñan su función, por ejemplo, induciendo la floración. Este es tan solo un ejemplo concreto de estudio básico, que fuera del laboratorio no tendría más transcendencia que la de fabricar una planta fluorescente. Sin embargo, otro científico puede llegar luego y basarse en ese estudio para continuarlo, y llegar a descubrir una proteína que es capaz de inducir la floración, y que por tanto puede utilizarse para promover la floración temprana de cultivos que florecen muy tarde, aumentando así los meses en los que este cultivo proporciona frutos para el consumo. Se habría conseguido producir frutos fuera de su temporada natural, algo que tanto agricultores como consumidores agradecerían. Esta sería la traslación de una investigación básica a un resultado aplicado, útil de algún modo para la sociedad. Como este, podrían ponerse miles de ejemplos, no ficticios sino reales, de conocimientos generados gracias a la transgénesis como herramienta para investigación, y que han tenido posteriormente reflejo en un resultado práctico, tangible y beneficioso de algún modo para la sociedad. Sin embargo, la utilidad en investigación básica de la transgénesis no es el objetivo de este trabajo. Por ello, nos centraremos en las vertientes más directamente aplicadas.
Raíz de Arabidopsis thaliana transformada con una fusión de GFP y una proteína nuclear (histona). Se observa que además de la autofluorescencia típica de las paredes celulares vegetales, la única luz verde proviene del núcleo de las células, que es donde las histonas realizan su función biológica. Imagen de Zirc.
En cuanto a estas, las que realmente interesan más allá de las cua-tro paredes de un laboratorio, a continuación veremos cuáles son las principales líneas de investigación en este sentido y cuáles de ellas han llegado finalmente a plasmarse en un producto cultivado y comercializado.
1. TENDENCIAS EN INVESTIGACIÓN APLICADA
Desde un punto de vista aplicado, la transgénesis se ha utilizado en plantas fundamentalmente para dos cosas: para mejorar cultivos introduciéndoles nuevas características de interés agronómico, económico o nutricional, y para obtener plantas que sinteticen sustancias de interés farmacéutico o industrial. Podríamos decir que la transformación genética se utiliza como una forma avanzada de mejora. Todas las aplicaciones que de ella se derivan se caracterizan por tener un claro interés económico, medioambiental, o médico-nutricional. Por hacer, en definitiva, a las plantas más útiles para la sociedad.
1.1 Plantas con mejores características agronómicas
Este tipo de aplicaciones engloba la obtención de variedades cultivadas idénticas a las existentes salvo en un pequeño matiz: su resistencia a una o varias plagas, a herbicidas o a condiciones ambientales adversas o a distintos tipos de estrés. De esta manera se puede obtener el mismo producto comercial final, el mismo fruto o vegetal, pero de un modo mucho más barato o eficiente, ahorrando mucho dinero en costes de producción.
Plantas de cacahuete normal y transgénica resistente a plagas. Ambas plantas han sido expuestas al taladro del maíz. La de la izquierda es infectada. La de la derecha resiste. Imagen de Georgia Tifton.
Por ejemplo, evitando tratamientos fitosanitarios, innecesarios si la planta resiste a las plagas por sí misma. Así, se han desarrollado cultivos resistentes a distintos tipos de plagas, como el tizón en las patatas 1 o distintos tipos de insectos en maíz, cacahuetes, algodón o soja.
Se pueden también obtener cultivos más productivos añadiéndoles resistencia a los herbicidas, pues no tendremos los problemas de toxicidad en el cultivo de interés que genera el uso extendido de herbicidas para combatir las malas hierbas, o bien necesitarán menos recursos como fertilizantes o abonos o agua. O se reducirán las pérdidas ocasionadas por las sequías, o por las heladas, etc. O llegarán al consumidor en mejor estado al mejorarse el comportamiento postcosecha, retrasando por ejemplo su maduración y su consiguiente ablandamiento. 2
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