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Foto escolar del curso de Amor Martínez (sentado en el extremo izquierdo). Instituto de Segunda Enseñanza de Requena, 1935.
Jesús Martínez Guerricabeitia nunca llegó a terminar su quinto curso de bachillerato. Ni siquiera después de la guerra, aunque pensara hacerlo. 34El camino que con tanto sacrificio y entusiasmo había querido abrir a sus hijos un obrero hecho a sí mismo y forjado en los ideales de la cultura libertaria se cerraba oscuramente. Ni la querencia por la sociología de José, ni la vocación por la filología de Jesús, para quienes trazaba un porvenir incluso de futura docencia universitaria, pudieron materializarse. La vida había doblado una esquina, abocándose a una trágica incertidumbre. Años después, cuando Jesús escriba a sus padres desde la lejana Barranquilla, reflexionará estoicamente sobre tal frustración: «Seguramente con otro ambiente o en un terreno más propicio hubiera podido ser otra cosa, pues veo mi mente capaz de llegar a cualquier altura [...]. Pero qué vamos a hacer. Somos gente de una encrucijada y sufrimos las consecuencias de la misma». 35
El drama de la Guerra Civil y sus consecuencias
El levantamiento militar de julio de 1936 contra la República supuso un cambio radical en Requena. Como en otros lugares, el desplome del estado republicano y el sentido revolucionario que adquirió la resistencia contra la sublevación llevaron a la creación de un Comité Ejecutivo Popular a finales de julio o principios de agosto. Se trataba de un organismo político-administrativo de carácter municipal que, integrado por delegados de los partidos y sindicatos del Frente Popular, intentaba llenar el vacío de poder provocado por la crisis gubernamental ocasionada por la rebelión. Los miembros de la CNT se hacen cargo de algunas delegaciones, y José Martínez García asume, desde los primeros momentos, la de Fincas Rústicas e Incautadas y en septiembre se encarga de organizar su Consejo de Administración, del que será secretario. 36En sus memorias especifica con puntualidad, además, otras responsabilidades aceptadas a su pesar:
Durante el curso de la guerra no reparé en sacrificios, y con afán de empujar todo lo que pudiera, cargué sobre mis hombros tantos quehaceres que me obligaba a tener descuidada a mi familia. A un mismo tiempo desempeñaba el cargo de consejero del Consejo Municipal, Secretario del Consejo Administrativo de Fincas Incautadas, Director y Administrador del Hospital y Residencia de Ancianos, Secretario del Frente Popular, Presidente del Consejo de primera y segunda enseñanza y miembro del Comité de enlace UGT y CNT. Posteriormente, al formarse la Colectividad [Agrícola], pasé a hacerme cargo de dicha secretaría quedándome solamente con esta obligación y la del Consejo Municipal. Anteriormente me hice cargo del Comité de Abastos fundando una Cooperativa de consumo de UGT y CNT que aglutinó a todos sus socios, con gran envidia de los que no lo eran. Fui propuesto por la organización para que desempeñara la Alcaldía, cosa a la que me negué rotundamente por la razón de que no era nacido en Requena. 37
Añade que todas las semanas enviaba un artículo al semanario de Izquierda Republicana Requena , hasta que rompió con sus dirigentes, y que escribió esporádicamente para Fragua Social , siempre obligado por las circunstancias. Todos aquellos hechos serían, como era de esperar, letales para su futuro después del conflicto, cuando José Martínez García quedaría a merced de la indiscriminada represión del llamado bando nacional. Como quedó evidenciado por su actitud tras los sucesos de Fuenterrobles en 1933, su radicalismo ideológico nada tuvo que ver con la violencia y siempre se distinguió, incluso durante la guerra, por mediar con sus correligionarios anarcosindicalistas proclives a medidas brutalmente expeditivas. A principios de agosto de 1936, intercedió para salvar la vida de los sacerdotes Vicente García Parra (con quien la familia mantendría después una larga amistad) y Julián Guijarro León (hermano del médico y profesor de Educación Física del Instituto, Felipe Guijarro León), suministrándoles un salvoconducto para huir a Valencia. También protegió al director del Instituto de Enseñanza Media, Luis María Rubio Esteban, sacándolo de la Cárcel Modelo. A este, como a algunos profesores y a Luis Ruiz (entonces director del Banco Español de Crédito) les consiguió un carné de afiliación a la CNT para poder darles trabajo en el Consejo de Administración de Fincas Rústicas Incautadas. Dio refugio en su misma casa, entre otros, al administrador de Correos Alfonso Calvo Peñarrocha. Se arriesgó hasta el punto de ser acusado públicamente en 1937 de encubrir a elementos fascistas. 38Pero ni esto ni la intercesión a su favor de quienes habían salvado la vida gracias a sus buenos oficios sirvieron de algo. Su «significación» –una palabra sistemáticamente empleada por los vencedores– y, también, las envidias y delaciones interesadas dejaron a José Martínez García a merced de la indiscriminada represión del llamado bando nacional. 39
Jesús Martínez Guerricabeitia –con poco menos de 14 años–, y aunque simpatizaría en un principio con la Federación Universitaria Escolar (FUE), formaliza su afiliación a las Juventudes Libertarias de Requena en noviembre de 1936 (al mismo tiempo, o poco después, que su hermano José). 40Ambos, especialmente José, que prácticamente las dirigía, se dedicaron a dinamizar la actividad ácrata local colaborando en el Periódico Mural de las Juventudes Libertarias del Instituto, que confeccionaban con escritos –pasados a máquina por Jesús–, dibujos de la mano de José y collages extraídos de Fragua Social o Solidaridad Obrera . El primero era un «diario de información y combate» de amplia difusión, órgano de la Confederación Regional del Trabajo de Levante, que apareció en agosto de 1936 y dejó de publicarse el 29 de marzo de 1939. Fue el periódico al que su padre envió algunos artículos durante la contienda. El segundo, portavoz oficial de la portavoz oficial de la CNT y que llegó a contar con la mayor tirada de los periódicos españoles en su momento (unos 200.000 ejemplares), había aparecido en 1907 (aunque durante la dictadura de Primo de Rivera dejó de publicarse). Jesús se sentiría siempre muy satisfecho de aquel activismo. Recuerda con orgullo que su periódico mural era «más bonito» que el elaborado por la FUE y que participó tanto en la preparación de algunos mítines –en uno de ellos con la asistencia de Federica Montseny– como en pintadas o pegando carteles. Todos estos hechos fueron reconocidos por él mismo cuando fue detenido el 11 de noviembre de 1939 y puesto a disposición del juez militar de guardia en Valencia. 41
Su hermano José sí había podido concluir el bachillerato (sabemos que el Instituto de Requena no cerró sus puertas hasta finales de marzo de 1939). Además de su actividad en las Juventudes Libertarias, en 1937 comienza a trabajar en la sede local de la Federación Regional de Campesinos de Valencia. Ese quehacer administrativo (la organización se ocupó fundamentalmente de las colectivizaciones agrarias) le cansa pronto, y con sus 16 años recién cumplidos se enrola como voluntario en una columna confederal integrada en la 25 División, que al mando del cenetista Miguel García Vivancos luchaba en el frente de Aragón. 42Se conservan dos tarjetas postales con vistas de Requena que Jesús Martínez le envía allí, en las que con sus quince años le remite un rotundo «Souvenir d’un camarade antifascista à un soldat de l’armée rouge». 43Debió de escribirlas durante el verano o el otoño de 1937, porque sabemos que en febrero de 1938, tras la toma de Teruel, José, en lugar de volver a Requena, se queda en Valencia (viviendo con su tía Julia Guerricabeitia Otero en el poblado de Benicalap) e ingresa en las Milicias contra el Analfabetismo, la versión anarcosindicalista de las gubernamentales y procomunistas Milicias de la Cultura en las que acabarían integrándose. Y allí permanece hasta el final de la guerra.
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