La palabra “shardan”, “sherdan” o “chardan” significa en zazaki “los combatientes”.
Como se ha podido ver en los párrafos anteriores, existen muchas palabras con connotaciones zaza con la letra zeta. Además, los elementos siguientes muestran de manera formal que las raíces del pueblo zaza se hallan ocultas en las profundidades de las civilizaciones hattis-hititas, luvitas, hurritas y hasta sumerios.
Dirigidos por André Parrot, algunos arqueólogos hicieron investigaciones en una localidad de Mari, en Siria, durante los años treinta. Entre sus hallazgos encontraron un templo que llevaba el nombre de Ninni-Zaza. Mediante descubrimientos arqueológicos y epigráficos excepcionales, junto a los de santuarios, destruidos durante el siglo XXIV a. C., y después el descubrimiento del gran palacio real, demostraron que se trataba de uno de los mayores focos de las civilizaciones que se sucedieron en Mesopotamia. Fue destacable que se trataba de la primera vez que en Mari se había descubierto dos santuarios presargónicos relativamente bien conservados y que para uno de ellos los investigadores podían proporcionar un plano completo, el de Ninni-Zaza o Nannu-Zaza. Los dos templos de Ishtarat y de Ninni-Zaza son dos santuarios contiguos, sin ninguna comunicación el uno con el otro. Ishtarat es el nombre de una divinidad concretamente semítica, pero Ninni-Zaza, al contrario, es de carácter sumerio. 32
Una vez más, a través de un nombre zaza que designa una divinidad sumeria podemos ver que existe una relación de parentesco entre los sumerios y el pueblo zaza.
De hecho, los textos nos indican que el país hitita debió de padecer periodos de grandes hambrunas, acompañados de fuertes movimientos de población que iban a diezmarlo por completo, hasta hacer que desapareciera.
La situación es diferente con otros textos, en particular con los que se encontraron en Ugarit, que en aquella época pertenecía todavía a los hititas. En ellos supimos que una hambruna golpeó Asia Menor. El faraón Merenptah (1213 – 1203 a. C.) menciona la entrega de cereales a los hititas para aliviar su sufrimiento. Estas cartas no son fáciles de fechar, pero el rey de Ugarit, Niqmaddu III (1199 – 1192 a. C.) pidió que les enviasen barcos y grano. La urgencia era visible en la última frase, que indicaba que se trataba de “vida o muerte”. 33
Tras la desmembración del imperio hitita (1200 a. C.) por los asirios, una gran cantidad de sus integrantes sobrevivieron hasta el 600 a. C., fecha en la que los persas entraron en escena y empezaron a dominar Mesopotamia y Anatolia. Los zazas, que entonces eran uno de los componentes de los hititas, a partir del 1200 a. C. empezaron a vivir de manera esparcida por todo Asia, Oriente Medio y Anatolia, viviendo bajo el yugo de diferentes potencias, ya sea formando parte de ellas o bien colaborando con ellas.
Cierto es que a partir del 600 a. C. los zazas no crearon ningún estado ni principado que llevara su nombre propiamente dicho, pero sí que crearon varios estados y principados hasta el 224 d. C., cuando crearon el imperio zazánida (sasánida). Pero a partir de 1256, los zazas ya no pudieron organizar más su vida social y política, ya que se erigieron ante ellos —además del islam— dos grandes potencias: los otomanos y los kurdos (y también los armenios en menor medida).
Los kurdos, que son originarios de Bosnia, Croacia y Macedonia, fueron los primeros que se convirtieron al islam, y bajo el estandarte islámico empezaron a instalarse en la tierra de los zazas. El nombre originario de los kurdos es Bacnavi-Boht. Llegaron a Anatolia en el siglo XII a. C. (Ekrem Akurgal, arqueólogo y profesor, en el libro de las civilizaciones de Anatolia). Aunque eran originarios de Bosnia, Herzegovina, Croacia y Macedonia, se instalaron en Irán al este del lago Urmía, en la región de Manna, y tomaron el nombre de kur , que significa en sumerio país , y compuesto también con la palabra manna . Así nació el kurmanc de la fusión de esas dos palabras. En colaboración con el sultán otomano Yavuz Selim y el dignatario kurdo Idrisi Bitlisi, empezaron a llegar al este y sureste de Anatolia (regiones zazas), después de la masacre de los zazas alevís. 34
Después, gracias a los privilegios acordados por los otomanos, los kurdos consolidaron su presencia en tierra de los zazas y al mismo tiempo obligaron a una gran parte de estos a convertirse al islam sunnita. Los que se negaron fueron matados por las espadas kurdas. Más tarde, las políticas kurdas tuvieron el valor de afirmar que los zazas no eran sino kurdos y que su lengua era sólo un dialecto que provenía del kurdo.
También los armenios llegaron aproximadamente en el mismo periodo que los kurdos, hacia el 1200 a. C., desde los Balcanes, y se instalaron en las llanuras altas de Mesopotamia y en la región del lago Urmía. Su nombre originario fue Paflagonia, pero posteriormente tomaron un nombre concorde a los sumerios, hititas y acadios: arma y armanu que derivaron en Armenia. 35
Sólo nos cabe preguntarnos de qué manera los armenios pudieron expandir tanto su territorio, y sin gran dificultad, hacia las zonas pobladas por los zazas, en la parte de Anatolia.
Hay dos razones para ello. Primero, los armenios eran un pueblo cristiano, apoyados primero por los romanos y luego por los bizantinos. Segundo, los armenios eran los aliados naturales de los romanos, que les permitieron instalarse en aquel espacio. Si los romanos contaron con los favores de los romanos y posteriormente por los misioneros occidentales, los kurdos fueron todavía más afortunados, ya que desde el 637 fueron ayudados por los árabes y a partir de 1514 por los otomanos.
Los armenios, a su vez, empezaron a codiciar las tierras zazas. Razón por la cual, hasta el siglo XX de nuestra era, pudimos ver a un gran número de armenios en diferentes ciudades zazas, como Diyarbakir, Dersim y Harput.
Sin embargo, en el momento en que el imperio hitita acababa de desaparecer en favor de los asirios, urartus y medas, y después de los aqueménidas, los zazos fueron diezmados por doquier dentro de nuevos imperios, pero su territorio siempre fue designado con el nombre “zaza”.
Una de las primeras personas que habló de los zazas fue el rey de Urartu, Argitis I (780-755 a. C.), que puso como nombre al pueblo entre dos ríos los “zavaidi”. 36
El rey de los persas, Darío I (522-486 a. C.), en sus escritos encontrados en las rocas de Behistun, en el actual Irán, indicaba los territorios que había sometido, y cita el nombre de “Zazana” (los zazas) (515 a. C.), la tierra entre dos ríos (el Tigris y el Éufrates). Además, en la cuenca del Tigris y del Éufrates, es decir, en la región actual de Dersim y Elazig, existía un reino llamado Sofene. A la cabeza de aquel reino se encontraba un zaza, Zariaders (en zazaki significa amarillo ). Muchos escritores coetáneos como Tito Livio (59 a. C. – 17 d. C.), Plinio el Joven (61 – 114 d. C.) y el geógrafo griego Estrabón (58 a. C. – 21 ó 25 d. C.) hablan del reino de Sofene en sus obras en varias ocasiones.
El territorio de Sofene fue anexionado al reino de Urartu en el siglo VIII a. C. por Argisthi I. Este rey deportó a una parte de sus habitantes para poblar la nueva ciudad que acababa de fundar, Erebuni, en el 782 a. C.
Sofene se halló a continuación dentro del reino de los oróntidas. Se fue helenizando progresivamente después de las campañas de Alejandro Magno en los años 330 a. C.
En el siglo III a. C. los seléucidas impusieron a los oróntidas la secesión de la región. Sofene se convirtió entonces en un reino independiente dirigido por una rama de los oróntidas.
Del 210 al 204 a. C. una serie de campañas victoriosas permitió al emperador seléucida Antíoco III ocupar a la vez Armenia y Sofene, poniendo fin al reinado de la dinastía oróntida. Sin embargo, después del desastre de la batalla de Magnesia del Sipilos contra los romanos (190 a. C.) y la paz de Apamea (188 a. C.), Sofene se independizó de nuevo y fue dirigida por un estratega de Antíoco III, Zariadris, y sus descendientes. Estos reinarían en la región hasta su anexión por Tigranes II en el 90 a. C. Especialista en historia medieval, Mehrdad Izadi indica que Sofene es de la tribu Supani de Elazig, y que esa tribu todavía vive a día de hoy. 37
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