Irma Beatriz Meza - Querencias

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Reunimos en
Querencias un puñado de poemas, relatos, cuentos y prosas salpicadas de humor, afecto, gratitud, enamoramiento y preocupación por la vida y todo lo que «la hace posible»… Los argumentos sirven para plasmar mi cariño, mi devoción o la idea de pertenencia a mi terruño que se enmarca entre ríos y leyendas, entre misterios de relatos antiguos y de amores verdaderos, entre el idioma ancestral de mi Taragüí que aún persiste entre los pobladores y el idioma de los inmigrantes que eligieron quedarse gracias a la calidez de las manos abiertas tan característica de los correntinos…

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Percibo el dolor del hambriento y presiento que el hambre está muy distante de otro sufrimiento. Yo, aunque me quedara ayunando hasta morir, igual seguiría intentando que, desde mi tumba, se eleve un brote de yerba mate para que con ella germine la esperanza.

Mientras fluya el agua, mientras fluya el habla, puedo ser escucha sin ser elocuente.

Sólo soy el mate, soy omnipresente.

Usted, sólo llame. Yo, diré: ¡Presente!

El sucedido

Un martes de agosto, a media tarde, con el sol deslucido en las nubes invernales, Ramona se encontraba escuchando las novedades tediosas que sucedían en el aletargado pueblo. Cirila, su comadre, tenía la virtud de dramatizar los relatos actuando de intérprete- actriz, a la que veía en la telenovela.

En el momento en que la relatora acentuaba los detalles de cómo había sido el último entierro al que había asistido al cementerio, Ramona dejó el lugar y a su interlocutora hablando sola.

La comadre continuó con su parloteo hasta que notó la ausencia de Ramona y comenzó a llamarla. Como no recibía respuesta salió al patio y la vio caminar con paso acelerado alrededor de la casa. Cirila, muy sorprendida, se instaló a caminar a la par de su comadre hasta que atinó a tomarla de las manos y, así, juntas, volvieron a la cocina.

Ramona, con la respiración entrecortada y afónica comenzó de a poco, a contarle a su comadre que hacía un largo tiempo venía recibiendo una visita. Primero, dijo la mujer, que escuchaba por las noches como se cerraba la tranca de la puerta.

El ruido era nítido, preciso e inconfundible. El deslizarse de la traba era lento y en el momento justo en que comenzaba a tomar el sueño. No precisó la cantidad de veces que había escuchado, pero sí, podía decir, que ese ruido le imposibilitaba conciliar el sueño. Hasta que un día, al alba, en el momento que pisó el piso, dispuesta para ir al baño, sintió un hormigueo seguido de un escalofrío que le subió por el cuerpo. En la semipenumbra vio una figura pasando en cámara lenta por enfrente de la puerta de su dormitorio, la misma llevaba una sábana con la que se cubría y se arrastraba hasta el suelo, pero la cabeza estaba girada hacia el lado opuesto al que ella lo vio. Como todavía se encontraba adormilada pensó que era Felipe, su hijo, para después deducir que no había escuchado el chancleteo característico que siempre su hijo hacía al caminar y jamás él se habría tapado el cuerpo con ningún trapo. Pasado el tiempo de estupor y repasando los indicios extraños fue a comprobar que Felipe dormía profundamente y además la extraña figura había venido desde la puerta de entrada, precisamente, era de la puerta donde se escuchaba el reiterado ruido a lata de la tranca que siempre le había perturbado el sueño. Por lo que, ahora, podía afirmar que era el Evaristo el que seguía viniendo a la casa.

Evaristo había sido su hijo del corazón, el hijo a quien ella cuidó y alimentó hasta que pudo, hasta el día en que, ya el joven tomó las riendas de su vida y eligió el mal camino.

El mal camino lo llevó a la mala junta, hasta que un día apareció apaleado y muerto quién sabe por quién, porque nunca se supo quién o quiénes le quitaron la vida.

Se produjo un largo silencio, tan largo como una pena amorosa. Ramona guarda un amor de madre por el Evaristo.

Dos gotones que caen por los pómulos como lentos y minúsculos ríos en busca de su cauce son la prueba certera de que Ramona reconoce al hijo que vuelve de tanto en tanto.

Entonces con la respiración agónica. Ramona pide a la comadre su compañía para ir a pedir al cura del pueblo a que eleve oraciones a la querida memoria y pueda ayudar al Evaristo a descansar en paz.

Con el nombre de María

A mi amiga Ali

La cocina es el lugar predilecto de mi casa. En este ámbito es donde desarrollo mi arte con verdadera pasión. Siempre aromatizada ella huele a perejil, a orégano y albahaca. Almaceno condimentos, los limpio, los peso, los machaco, los tamizo.

Con ellos me divierto, me sorprendo, me entusiasmo para inventar nuevas recetas.

El tubo de ensayo que utilizo es mi paladar. Saboreo, degusto, anoto, relojeo, sigo y persigo a los cebollines, a los cherri, a los dientitos de ajo.

En mi cocina, sí señor, por cada hornalla un ojo espía. Espía y espera mientras voy imaginando mi plato terminado. Éste deberá tener transparencia, color a verduras, sabor específico y sobre todo ¡calor de hogar!

Mis menúes son antiquísimos y recientísimos. A los primeros les puse el amor de hija, de hermana, de tía, de madrina hasta el día que llegó el amor a mi vida y, junto con él, tuvimos a nuestros cuatro hijos.

Fueron los años de cadencias melodiosas cernidas con papillas, del arrorró rebozado en ternura, de bizcochuelos espolvoreados de esperanza, de churrascos impregnados de fe, acompañados con sones y movimientos de una linda manito.

En los sabores recientísimos están las sopitas aprobadas por mis tiernos nietos. Son Benja, Fabri y Máximo quienes solicitan los bises y demuestran el amor en grado superlativo que no se define con palabras sino se conjuga en el corazón.

Nací con un paladar selectivo. Mi ADN reconoce los sabores mediterráneos heredados de mis ancestros italianos por parte de mi padre. Pero… no se confíe, soy capaz de medir los gramos justos de azúcar que contiene un dulce de zapallo cuando lo voy probando. Es el don heredado de mi madre quien es una Reina cuando elabora sus pastelitos hojaldrados.

Mi legado es esfuerzo cotidiano, es placer organizado, es el ritmo acompasado que me mueve y me motiva para complacer a los variados paladares de mi familia con el sello auténtico, pulcro, sabroso y ¡muy bien sazonado!

Eso sí, a mí, nadie jamás podrá hacerme pasar un gato por liebre.

Se lo afirmo y se lo firmo con el orgullo de mi propio nombre: el de María Alicia.

Cantor reconocido

A mi hijo Carlos Roberto

La guitarra permanecía olvidada en el depósito donde se iban acumulando los trastos viejos.

-Me apellido Aquino- dice el hombre con voz segura y seca.

Alguien escucha y coloca en sus manos la guitarra.

El hombre la recibe, le quita la funda polvorienta, la mira y comienza a recorrerla con los dedos. Ajusta, muy concienzudo, las clavijas, tensa cuidadosamente las cuerdas, ensaya los acordes, domestica las notas a su manera, se acompaña con silbidos, se concentra en los arpegios.

Cuando los hilos están bien enhiestos sube, en do mayor el rasguido y con su voz entabla un duelo.

Cantando con el corazón

Son las 10 hs del jueves 18 de agosto y Ricardo, nuestro guitarrista, dice que la “Ciudad de Rosario” es el pueblo de la Mole Moli cuando vamos pasando por allí, nos preguntamos ¿Cuánto falta para que lleguemos?

A los pasajeros de este tours nos moviliza infinitas expectativas que van desde el conocimiento de Carlos Paz, ciudad turística que algunos la visitarán por primera vez, hasta el único objetivo que pretendemos los integrantes del coro “Voces del Corazón”, esto es llegar, cantar, competir y tratar de ganar.

Para nosotros este viaje comenzó en mayo cuando nos preguntaron

-¿Querés ir al Abuelazo?

Aquí las respuestas fueron múltiples

-No puedo, dijo una persona. Es el cumple de mi nieto

-Mmm… te contesto en quince días, dijo otra con titubeos

-Me gustaría pero… expresaron los indecisos

Y… esto es así ¿viste? Los años nos pesan y el invierno nos asusta. Todos somos “dependientes de …”

Éramos tan pocos que no alcanzaba apara cubrir el gasto del transporte y comenzamos a invitar a otros pasajeros que quisieran sumarse.

En la vida todo tiene su Causa y su Efecto. La Sra. Olga-nuestra directora- con pocas palabras consiguió que los indecisos tomaran conciencia. Ella asume su rol con responsabilidad.

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