Con la fundación del nadaísmo se le abrieron unas puertas y se le cerraron otras. Entre las siempre abiertas estuvieron las cárceles y las redacciones de los periódicos. Gonzalo sabía cómo capturar al lector, atraparlo y envolverlo. Los policías sabían hacer lo propio con él.
Todos los periódicos de Colombia y todos sus suplementos publicaron sus colaboraciones, gratis y remuneradas. Tuvo columnas en El Tiempo (Signo de Escorpión y Bolsa de Valores), en La Nueva Prensa (Todo y Nada), en El País (El Callejón de las Chuchas), en El Heraldo (Heraldo Negro), y la Última Página de Cromos . Dirigió durante ocho números su propia revista: Nadaísmo 70 ; y fue colaborador estelar de Esquirla , La Viga en el Ojo , El Ojo Pop y el suplemento de El Expreso , órganos nadaístas en distintas épocas. En el semanario Contrapunto de Jaime Soto publicó por entregas sus memorias de presidiario. Los periódicos se compraban para leer a Gonzalo Arango, y Gonzalo Arango muchas veces no tenía para comprar los periódicos donde escribía.
Don Camilo Restrepo, director de Cromos , lo convirtió en su pupilo. Le dio su voto de confianza y lo primero que hizo el Profeta fue presentar en una serie de entrevistas a sus compañeros de generación, mezcladitos con otros importantes personajes del mundo de la cultura. Y los altos personajes de la política comenzaron a aspirar a ser entrevistados por el insolente. Eso daba prestigio y puntaje. Gonzalo hizo unas pocas incursiones en eso tan espinoso y tiró la toalla. Entonces se dedicó a narrar sus aventuras de la errancia. Sus crónicas de Gonzalo el Simbad, en alta mar; o por los caminos de Francisco el Hombre; o en el Pacífico; en las islas de San Andrés y en el Vaupés.
Del itinerario periodístico de Gonzalo, en su primera fase, la de crónicas y entrevistas, da cuenta este libro. La segunda parte contendrá lo que fueron propiamente sus columnas. Hace diecisiete años que Gonzalo Arango leyó un periódico por última vez. Tal vez lo iba leyendo en el vehículo de servicio público cuando recibió la dentellada de un bólido. Sin embargo, lo seguimos leyendo, como si fuera un escritor de ultratumba, porque entidades generosas quieren revivirlo en el corazón de la juventud, tan necesitada hoy de paradigmas.
Jotamario Arbeláez
Bogotá, marzo de 1993
Gonzalo Arango: una entrevista de Lucy Nieto de Samper
Gonzalo Arango es mejor hablado que leído. El agresivo escritor nadaísta cuya filosofía tiende a destruir todos los mitos, todos los valores; a soltar, pudiéramos decir, todas las amarras que atan a los seres humanos a las normas establecidas, es personalmente un hombre tímido, mesurado al hablar… y hasta sencillo… Su misión, en este mundo, es vivir …, en todo el sentido de la palabra, llevándose de calle la moral, el orden, las buenas costumbres… Pero con todo y esas libertades, Gonzalo Arango no es feliz. Es un atormentado, un hombre en muchos sentidos frustrado, un solitario… “Los nadaístas somos muy desgraciados”, afirma; “además la felicidad no existe sino como un estado de plenitud anímica, que se da por oposición al dolor. Somos trágicos, pero paradójicamente podríamos llamarnos felices…, porque no nos atamos. Gozamos con irresponsabilidad. No tenemos moral”.
En el ambiente convencional en que lo entrevistamos –una pastelería–, ante una mesa con mantel almidonado y florero con rosas en el centro, parecería desubicado , ya que lo imaginamos mejor instalado en buhardillas, envueltas en humo, rodeado de hombres con pelo largo y mujeres de slacks . Pero no hay tal. Él, según nos lo confesó, ha dejado un poco de lado esa vida bohemia, para “trabajar en serio”, y a menudo se sienta ahí, ante esa misma mesa, para escribir y observar, naturalmente con ojo crítico, el mundo que lo rodea…
“LA TIMIDEZ ME HA LANZADO A LA AGRESIVIDAD”
Gonzalo Arango es, personalmente, todo lo contrario de lo que aparenta. No es el hombre agresivo, violento, escandaloso que se adivina en sus escritos… Es humilde, sencillo y habla en un tono casi dulce… “La timidez me ha lanzado a la agresividad”, explica; agresividad que para sus amigos de Cali a veces no es suficiente. Por blando , quemaron su imagen en una ceremonia que se realizó en aquella ciudad hace unos años. “Eso está bien”, afirma el padre del nadaísmo, que se encoge de hombros porque los discípulos sepan más que el maestro… “El nadaísmo no es una dictadura de conciencia. Es una posición crítica”.
Sobre la mesa hay varios ejemplares de su manifiesto al Homo sapiens . Es un manifiesto escandaloso, escrito quizás para hacer cierta la apreciación de los académicos, en un “lenguaje de alcantarilla”… ¿Cuál es la intención de ese repugnante mensaje?, le preguntamos. Afán publicitario, exhibicionismo… Él lo reconoce así. “El mejor método de persuasión es el escándalo. Somos exhibicionistas porque nos amamos mucho a nosotros mismos. Uno es más importante que todo. El espíritu hay que imponerlo con los mismos métodos con que se impone una pomada. Aspiramos a que nuestra inmortalidad nos la den por anticipado… Somos trágicos y por eso humoristas... El humor es trágico. Es el valor más alto y refinado de la inteligencia. Ser trágico es fácil: basta existir”…
“TUVE USO DE RAZÓN A LOS VEINTE AÑOS”
A pesar de que tal vez muchos lo saben, le pedimos una definición concreta del nadaísmo. Él explica: “Es la negación de todo lo muerto y la afirmación de todo lo que está vivo. Tenemos una actitud frente a la política, a la religión, a la estética. La estética nadaísta es una trampa de ratón, y hay que saber la forma de roer el queso sin quedar atrapado… No nos sometemos a ningún precepto, porque limitaríamos la libertad creadora: porque esa libertad es el valor esencial del arte”.
Gonzalo Arango interrumpe a menudo sus disertaciones para mirar al vacío… Medita sus respuestas y algunas las subraya con una sonrisa maliciosa… Se burla de todo, se ríe del mundo y de sus semejantes. A veces reconoce que es loco, pero sin embargo afirma: “He estado en contacto con psicoanalistas y he descubierto que los locos son ellos… Yo soy muy cuerdo… Ellos están llenos de complejos”…
¿ Qué pienso de la vida?
Que es un inventico estupendo.
De la muerte
Por desgracia existe, pero tengo fe en que los rusos inventarán la inmortalidad antes de morirme. Si la inventan prometo volverme comunista.
De las mujeres
Solo por las mujeres vale la pena vivir, y hasta escribir. Dios tuvo una idea genial al inventarlas.
Del matrimonio
Es excelente para los que no tienen nada qué hacer con su vida. Es una institución muy moral, pero va contra la naturaleza. No me gusta en absoluto. No creo que tenga mucho corazón para soportar una mujer a mi lado doce horas de día y doce de noche. Esto requiere no solo mucha paciencia sino mucho coraje.
De los hombres que se matan por las mujeres
Que son bobos. Al contrario, a mí las mujeres siempre me han servido para no matarme. Toda mi vida y todo mi pensamiento gira en torno de una mujer, de dos…, hasta de media docena. Debe ser por esto que Elena Araújo, la crítica, dice que mi literatura es frívola. Cosa que es cierta, porque yo no soy un intelectual sino un vividor.
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