Adicionalmente, en la interpretación de un texto se pone en juego un proceso cognitivo que consiste en una relación dialéctica entre los procesos de explicación y comprensión (Ricœur, 2006). Para Ricœur, la explicación es el proceso de desplegar o exteriorizar una gama de proposiciones y sentidos relativos al discurso escrito, y la comprensión es la captación de una cadena de sentidos en un acto de síntesis que constituyen una totalidad. Dicho de otra manera, la explicación tiene su base en la estructura analítica del texto mientras que la comprensión se dirige hacia la unidad intencional del discurso. Dicha dialéctica interpretativa ocurre en dos momentos: de la comprensión a la explicación y de la explicación a la comprensión. El primero consiste en una captación ingenua del sentido del texto en su totalidad, que toma la forma de una conjetura susceptible de ser validada mediante procedimientos objetivos; y el segundo, al estar apoyado en la explicación, constituye un modo más complejo de comprensión del texto. La validación de la conjetura a través de la revisión de las relaciones internas de la composición del texto es lo que permite una comprensión compleja. Así, para configurar el sentido de un texto es necesario conjeturar. Pero el primer paso de la dialéctica no termina en la conjetura. La conjetura inicial ha de ser validada (criticada y contrastada) mediante métodos objetivos que aseguren su adecuación respecto al texto mismo. Se requiere, pues, de ambos procesos para poner a operar la interpretación como dialéctica entre explicar y comprender.
El método hermenéutico se enmarca en un método más general: el método analítico (Ramírez y otros, 2017). De acuerdo con Ramírez (2012, ens. 98, ens. 99), este tiene en cuenta tres aspectos: escuchar, analizar e intervenir . Estos, a su vez, se relacionan con los tres momentos de la hermenéutica planteada por Gadamer: Ars intelligendi , fundamentado en la comprensión y relacionado con la escucha, que permite abrirse a un discurso y que emerjan conjeturas en el sujeto; Ars explicandi , el cual se expresa en la interpretación, relacionada con el analizar, y comprende los aspectos de entender, criticar y contrastar ; y Ars applicandi , referida a la aplicación, la cual inicia con la contrastación y avanza en la incorporación , y que se efectúa mediante la intervención en una situación concreta, por ejemplo, en los discursos de los autores y en las posibles propuestas que surjan a partir de la comprensión teórica de aspectos importantes de la lógica de la intuición y sus implicaciones para la toma de decisiones.
Con respecto a las fuentes abordadas en la investigación, se incluyen libros completos, capítulos de libro, artículos de investigación y tesis de pregrado, maestría y doctorado. Como fuentes primarias se encuentran las siguientes obras publicadas de Ramírez (2012) y Ramírez y otros (2017): La vida como un juego existencial: Ensayitos y El método analítico. Volumen I: Formalización teórica . Como fuentes secundarias se incluyen múltiples autores que abordan el tema de investigación. Se contó con el acompañamiento de Horacio Manrique Tisnés, como asesor de la investigación, para comparar y evaluar la interpretación de las fuentes; y también se contrastó lo trabajado con Carlos Arturo Ramírez Gómez, autor central de la investigación y en quien se basa la conjetura principal de la misma.
Como resultado del trabajo de investigación se obtuvieron los siguientes productos: un informe de investigación de tipo monográfico en donde se aborda el tema, un artículo de investigación en coautoría con el asesor, 2un capítulo de libro publicado en la colección de la Escuela de Humanidades de la Universidad EAFIT, “Dos tintas”; 3y tres ponencias nacionales, 4dos de ellas en coautoría con el asesor. Se tuvieron en cuenta en cada uno de los productos consideraciones éticas relacionadas con el manejo de las fuentes y la correcta citación de las mismas.
En el primer capítulo de este texto se discute la relación entre pensamiento, lenguaje e intuición. En él se parte de la lógica y la lingüística para establecer una definición de lenguaje como aquella estructura que subyace a toda lengua y que evidencia modos de operación o de ordenamiento como el eje sintagmático y el eje paradigmático, los cuales se relacionan con la lógica primaria abordada en el tercer capítulo. También, se plantean algunas teorías psicológicas sobre el pensamiento y en ellas identificamos que muchas se basan en la perspectiva de la lógica formal sintáctica como estándar de racionalidad en el pensamiento, y proponen la existencia de sesgos que explican el funcionamiento del mismo. Otras teorías parten de aspectos semánticos y pragmáticos para explicar el pensamiento, tales como la analogía, el pensamiento narrativo, la teoría de los modelos mentales, la abducción, entre otras. Ellas tienen en cuenta categorías fundamentales como la semejanza y la contigüidad que están en la base de las mismas. Finalmente, se plantea que la intuición está estrechamente relacionada con el lenguaje y el pensamiento, y es un fenómeno que combina aspectos biológicos y discursivos, además puede ser entendida como un tipo de pensamiento particular.
En el segundo capítulo se aborda el concepto intuición . Para ello, retomamos algunas propuestas que diferencian dos tipos de pensamiento en el ser humano, como el espíritu de geometría y el espíritu de sutileza de Pascal (2012); el pensamiento calculador y reflexivo de Heidegger (1994); el razonamiento que se opone al pensamiento intuitivo e inventivo, que plantea Serres (2013); el pensamiento mítico y el pensamiento científico de Cassirer (1998), entre otros.
Luego, se presentan algunas perspectivas sobre la intuición en filosofía y en psicología. En términos generales, para Bunge (1996), en filosofía se habla de intuición según varios sentidos: algunas veces como una facultad prerracional, la intuición sensible; otras, como una aptitud suprarracional, la intuición pura o de esencias; o también como variedad de la razón, la intuición intelectual. La primera considera que la experiencia sensible es el modo por excelencia de acceder al conocimiento verdadero; la segunda es entendida como fuente de todos los juicios a priori ; la tercera, como una operación racional por medio de la cual se presentan verdades de un modo total e inmediato. Para Konrad Lorenz (1993), la intuición es una función de la percepción gestáltica y, por tanto, es un proceso fisiológico totalmente natural. Para Ramírez y otros (2017), la intuición se entiende desde tres perspectivas relacionadas: la facultad (intuición) de comprender los datos sin necesidad de razonamiento consciente, el proceso (intuir) no consciente, holístico y automático de asociación de saberes previos, y el resultado (intuiciones), el cual puede ser un estado de ánimo, un presentimiento, una ocurrencia o un saber consciente en forma de imágenes o palabras (ocurrencias), y posee generalmente el carácter de una “verdad evidente” que no es corregible por la acción de la razón y normalmente lleva asociada una alta valencia afectiva.
Después, planteamos la intuición en la investigación como un proceso de pensamiento que toma como punto de partida una serie de estímulos externos (del ambiente) o internos (basados en el propio discurso o en el cuerpo), generalmente sutiles o inadvertibles, los cuales son captados por el sujeto gracias a sus estructuras biológicas y fisiológicas, y son interpretados de acuerdo con sus saberes previos, prejuicios o presupuestos incorporados, que le permiten establecer asociaciones entre tales estímulos y analizarlos de forma automática o inconsciente. De este proceso deriva una percepción holística, que es una síntesis de los elementos involucrados en tal proceso y que da lugar a un saber sobre el conjunto de estímulos que en un principio se presentaron de forma inconexa (Ramírez y otros, 2017).
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