Mónica Alvarez Segade - Nacido para morir

Здесь есть возможность читать онлайн «Mónica Alvarez Segade - Nacido para morir» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Nacido para morir: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Nacido para morir»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Cuando los padres de Ben le comunican que van a mudarse desde la fabulosa Nueva York al pequeño pueblecito de Elmers Grove, en el estado de Oregón, siente como si su vida estuviese llegando a su fin.
Impotente ante la negativa de sus padres de quedarse a vivir en la ciudad, se consuela sabiendo que solo deberá soportar durante un año el aburrimiento asegurado que encontrará allí, porque en cuanto termine el instituto piensa volver a Nueva York.
Sin embargo, descubrirá que su intuición inicial era equivocada al tropezarse cara a cara con los secretos que se esconden en Elmers Grove

Nacido para morir — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Nacido para morir», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

—No lo haré, señor.

Entendí por qué Kyle era el capitán en cuanto empezamos a jugar. En comparación, en clase se había contenido, pero ahora se estaba tomando las cosas muy en serio: jugaba de una forma muy agresiva, tanto en defensa como en ataque. No es que anduviera a codazos con el resto, pero no le importaba caer o toparse con otro jugador con tal de que sirviera para anotar puntos. Me hizo esforzarme al máximo y, aun así, cuando el entrenador pitó el final su equipo nos sacaba dos puntos.

—Muy bien, se acabó —anunció—. El lunes tendréis la lista con el nombre de los que han entrado en el equipo en la puerta de mi despacho. Y ahora id a las duchas, ¡apestáis como una banda de mofetas!

—Buen trabajo, tío —me dijo Hunter, palmeándome la espalda.

—Gracias.

—Contigo en el equipo esta temporada va a ser mucho mejor que la anterior.

Parecía bastante animado, así que decidí no recordarle que la decisión era del entrenador Benson, no suya. Supongo que daba por sentado que entraría, y la verdad es que deseaba con todas mis fuerzas que tuviera razón.

Cuando salí de las duchas, mi padre seguía en las gradas, esperándome mientras consultaba algo en su portátil, así que fui a su encuentro. Las animadoras habían tomado el gimnasio y estaban celebrando sus propias pruebas.

—¡Hola! —me saludó con una jovialidad exagerada, cerrando el portátil y guardándolo en su maletín—. Enhorabuena.

—Todavía no sé si he entrado, papá —le recordé.

—Lo que tú digas, agorero. Esas chicas lo hacen bien, ¿eh? —comentó. Una de las animadoras me sonrió y me saludó agitando un pompón; recordé que se llamaba Stella y estaba en varias de mis clases. Le devolví el saludo por educación—. Creo que en mi época las coreografías no eran tan complicadas. Y los uniformes eran menos… reveladores.

—¡Carroza! —bromeé de forma un tanto forzada.

—Tu madre fue animadora cuando estudiaba aquí, ¿sabes? —dijo—. Creo que su anuario todavía debe estar por casa…

Ellos se habían conocido en la universidad, por supuesto. Papá había crecido en Queens, donde iba a un instituto público. Siempre había pensado que para mi madre debía de haber sido un alivio salir de un pueblo tan pequeño; pero tenía sus ventajas, como la posibilidad de pasar una infancia tranquila, libre de los peligros de la gran ciudad. Aunque los peligros de la gran ciudad eran comparables a los vampiros, así que quizá no fuera un sitio tan idílico como aparentaba.

En cuanto llegamos a casa, mamá nos reunió en el salón para hablar del castigo.

—Las acciones tienen consecuencias, Ben —dijo muy seria—. No te voy a castigar sin salir, pero solo si mantienes tu habitación limpia y ordenada y lavas los platos.

—¿Todos los días? —pregunté.

—Todos los días —repitió—. Si quieres quedar con tus amigos, tienes que cumplir esas condiciones, además de hacer tus deberes, claro. Y me ayudarás en el jardín cuando te lo pida.

—De acuerdo.

Era lo justo, ¿no? Había hecho algo malo y ahora iba a tener que pagar.

—Da gracias de que ha sido idea de tu madre y no mía, porque yo te habría dejado sin internet un mes —me dijo mi padre.

Así que esa tarde, además de hacer los deberes, ordené mi habitación y, por si acaso, también el baño.

Después de la cena (gracias a Dios, cuando ya había terminado de lavar los platos), Hunter vino a casa y preguntó si podía quedarme a dormir en la suya, ya que al día siguiente no teníamos clase.

—¿Qué vais a hacer? —preguntó mi madre.

—Nada especial, jugar a videojuegos… o quizá ver una peli de terror —dijo Hunter.

—¿Has ordenado tu habitación como te pedí? —me preguntó. Asentí—. De acuerdo, pero te quiero aquí mañana antes de mediodía.

—Gracias, mamá.

Subí a mi cuarto para coger mis cosas. Hunter vino conmigo y aprovechó para echar un vistazo a mi habitación. Era más grande que la que había tenido en Nueva York, pero los muebles estaban más gastados y, pese a la claraboya en el techo, casi encima del escritorio, había mucha menos luz.

—Eres muy ordenado, ¿eh? —comentó Hunter.

—No te creas, mi madre me ha castigado con no dejarme salir si no hago mis tareas —repliqué.

Ese mismo día había habido ropa amontonada en la silla del escritorio y los deberes habían estado esparcidos sin orden ni concierto sobre la mesa, casi tapando mi portátil.

—Entiendo… Bonito equipo estéreo —se maravilló mientras yo metía un pijama y una muda limpia en una bolsa de deporte—. ¡Vaya! ¿Tienes un Mac?

—Eh… Sí.

Me sonrojé: había sido un regalo de mis padres por mi trece cumpleaños y apenas lo usaba para otra cosa que no fuera hacer los deberes y ver películas, me habría conformado con un portátil más barato.

—Mola.

Fuimos hasta su casa y nos instalamos en el sótano; Charlie y Jim llegaron poco después. Hunter preparó palomitas para parar un tren y nos dispusimos a escoger una película de terror para ver en la tele del sótano, donde habíamos estudiado el jueves. Jim quería ver Drácula, la de Coppola con Gary Oldman y Keanu Reeves, pero me opuse: nada de vampiros. Por suerte, los demás me apoyaron. Terminamos eligiendo la cuarta entrega de la saga Saw.

—Hoy en día se abusa mucho del gore fácil, ¿no creéis? —comentó Charlie.

Casi me atraganto de la risa; Charlie tenía un extraordinario parecido con el personaje de Carl Grimes de la serie The Walking Dead, de la que era gran fan. En ese mismo momento llevaba una camiseta con el logo. Miré la pantalla: mostraba un hombre reventándole los sesos a martillazos a otro. No había gore más fácil que ese.

—Y del «basado en hechos reales» —apuntó Hunter, poniendo pausa—. ¿Y si hacemos otra cosa?

—Eso, podemos contar historias de miedo —dijo Jim entusiasmado—. ¿Tú sabes alguna, Ben?

—Sí, sé una.

Hunter apagó las luces y me tendió una linterna. La encendí y la coloqué de modo que enfocara mi cara desde abajo. Era la ocasión perfecta para experimentar con los límites de la orden que me había dado Evelyn. No es que quisiera contarlo, pero me preocupaba que ella pudiera controlar mi comportamiento con su «encanto» o como quiera que lo llamara; para mí era hipnosis y punto.

—Había una vez un chico que se internó en el bosque… —empecé.

Les conté mi aventura, pero sin mencionar que había ocurrido de verdad o que era yo el protagonista, y cambié la palabra «vampiros» por «asesinos en serie» y al ciervo por un cadáver. Obviamente, en mi historia, el chico moría tras ser torturado por la malvada pareja de asesinos. Al parecer, si cambiaba los detalles lo suficiente, sí podía hablar de ello. Era bueno saberlo.

—¡Tío, eres superretorcido! —silbó Hunter cuando acabé—. Me gusta.

—Sí, esa no la conocía —comentó Jim—. Ahora me toca a mí; pásame la linterna, Ben.

Jim contó una historia sobre una página web maldita que te volvía loco y al final, acababas suicidándote. Luego, Hunter contó una sobre unos excursionistas que se habían perdido en un bosque en plena tormenta de nieve.

—Y cuando los encontraron, solo quedaba uno de ellos con vida, pero ya no era del todo humano, se había vuelto caníbal —dijo con tono teatral—. Había matado y se había comido a los otros dos para sobrevivir. Así que lo internaron en un centro psiquiátrico, donde murió de hambre, porque ya no quería comer nada que no fuera carne humana.

—Muy divertido —dijo Charlie arrebatándole la linterna—. Yo sí que tengo algo verdaderamente terrorífico. Y no lo es tanto porque haya sangre, o asesinos, sino porque ocurrió de verdad. Cuando mi abuela era una niña, había un hombre que venía a visitarla todas las noches. Llevaba un traje anticuado y se quedaba en la puerta de su habitación, mirándola, y ella no podía moverse hasta que se iba.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Nacido para morir»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Nacido para morir» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Nacido para morir»

Обсуждение, отзывы о книге «Nacido para morir» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x