Tablas monetarias y guardas inferiores
Las tablas ilustran el valor comparativo de los patrones monetarios romanos y griegos contra sus equivalentes ingleses y franceses de finales del siglo XVI. Los títulos están en inglés, y en la primera tabla se menciona plata inglesa de 1563 (folios 73v-74r).
Cada una de las nueve tablas fue escrita en una hoja grande individual (las seis primeras están numeradas del 1 al 6 en tinta antigua en la esquina inferior derecha). Las tablas fueron dobladas y pegadas juntas, como se muestra abajo, para formar un folleto tosco dentro de un pliegue estrecho del pergamino. Una nota sobre las tablas, en un bifolio más pequeño (folios 83-84, sin marca de agua), se mantuvo con ellas: John Greaves pregunta si, en vista de sus errores, las tablas eran realmente las de Sir Thomas Smith elogiadas en Elizabeth de Camden.
Gráfico 19. Tablas monetarias y guardas inferiores
Códice mendocino: Resumen de reconstrucción de la historia de encuadernación
Primera etapa (década de 1540-¿1560?)
Jerónimo López informó haber visto un volumen “con tapas de pergamino”, de forma similar y tal vez identificable con el Códice mendocino, en el hogar del maestro-pintor indígena Francisco Gualpuyogualcal, hacia 1541 (Nicholson 1992, 1:1-2). Sin embargo, la identificación de ese libro con el Códice mendocino está en discusión. El propio códice no ofrece ninguna evidencia física de la existencia de una encuadernación en, más o menos, las primeras tres décadas de su existencia (antes e inmediatamente después de su travesía desde México a Francia), pero en cambio puede llegar a contener algunas pistas positivas para su supervivencia en un estado de desencuadernación.
Las alteraciones en la estructura de compaginación —el reemplazo aparente de la “portada” en el folio 2 y las cancelaciones de las hojas en los finales de los Cuadernillos VI (después del final de la sección 2 en el folio 55) y VIII (después del final de la sección 3 folio 71)— pueden ser explicadas como parte integral de la creación del libro y no necesariamente implican accidentes o pérdidas posteriores. Sin embargo, otra pista sobre el estado inicial del manuscrito puede hallarse en los toscos pliegues que todavía son visibles, especialmente en las dos primeras secciones, aunque podrían estar presentes desde el principio hasta el final (hasta el folio 71). Estos indican que en algún momento de su historia las hojas del Códice mendocino fueron toscamente dobladas dos veces, quizá primero verticalmente y después horizontalmente, a un cuarto de su tamaño. El carácter y las ubicaciones similares de los pliegues parecen indicar que el manuscrito fue plegado todo junto, o al menos un par de cuadernillos a la vez. Dicho plegado solo pudo haber sido posible si el manuscrito hubiera estado o bien desencuadernado o, a lo sumo, cubierto solamente con una capa de pergamino blando.
La examinación con lupa de los pliegues indica que se realizaron después de la pintura y la escritura: no hay signos de alteraciones en el flujo de tinta o de pintura que hubieran sido inevitables si el pincel o la pluma se hubieran aplicado sobre pliegues ya presentes en la hoja en blanco. Del mismo modo, no parece haber pliegues equivalentes en las guardas frontales (contraguarda y folios i-ii): estas muestran pliegues verticales que, sin embargo, no coinciden con los del bloque de texto principal, y sus ligeros toques de hendiduras horizontales parecen producto de una sedimentación suave contra el bloque de texto, en lugar de los efectos directos del plegado. La hoja de guarda temprana al final (folio 72) muestra aun menos signos de plegado, excepto quizás marcas de “simpatía” muy ligeras. Estas observaciones indican que el bloque de texto había sido doblado antes de que estas hojas finales fueran colocadas.
La evidencia de los pliegues puede ser considerada junto con la observación adicional de que las páginas fuera del bloque de texto del Códice mendocino, los folios 1r y 71v, son más marrones que las páginas interiores del manuscrito. Dicha decoloración se explica, naturalmente, debido a la ausencia de una cubierta o de cualquier otro tipo de hojas finales por un periodo considerable, es decir, sin ni siquiera una cubierta de pergamino blanda. Por lo tanto, en conclusión, parecería que el Códice mendocino sobrevivió desencuadernado durante un periodo de su historia temprana, y durante ese tiempo fue doblado bruscamente dos veces para formar un paquete pequeño. ¿Tal vez durante una incursión pirata?
Segunda etapa: Francia, entre 1553 (¿después de 1568?) y 1587
Durante la época en que el manuscrito estuvo en manos de André Thevet (entre 1553 y 1587), fue o bien encuadernado por primera vez o reencuadernado, con nuevas guardas de papel probablemente francés en ambos extremos (contraguarda superior, folios i-ii, 72). Los paralelismos entre la marca de agua principal de las hojas finales (patrón G) y las marcas de agua francesas de la década de 1570, junto con el aparente retraso de la firma de Thevet en la que ahora es la contraguarda superior, pueden indicar que lo reencuadernó más bien hacia el final del periodo en que lo tuvo en sus manos, tal vez después de 1568/1569, cuando asumió el título de Cosmographe du Roi. La fecha de 1571, inscrita en escritura en espejo en la última página del Códice mendocino (folio 71v), también puede ser relevante, aunque el resto de la misma está demasiado tachada para ser legible. Esta encuadernación debe haber sido fechada antes de la travesía a Inglaterra en 1587, ya que la inscripción que llevaba esa fecha está escrita en el folio ii verso. El primer sistema de firmas en el cuadernillo en forma de “7” probablemente pertenece a la época en que se realizó esta encuadernación.
Tercera etapa: Inglaterra, siglo XVII, entre c. 1655 y 1665
La encuadernación actual de pergamino sobre cartón evidentemente constituye una segunda (o tercera) encuadernación, realizada en Inglaterra en el siglo XVII, tal como lo indican las marcas de agua de la parte baja de las guardas. Esta incorpora el manuscrito en inglés sobre las tablas monetarias, que constituye la parte 2 (folios 73- 84). Las tablas no muestran el nombre del autor, pero se supone una atribución (que también se disputa) a Sir Thomas Smith (1513-1577) en la nota, adjunta al folio 83r, realizada por John Greaves (1602-1652), matemático de Oxford, y que también aparece en las primeras entradas de catálogo (véase más abajo). Las tablas sin duda tratan sobre el mismo tema y muestran el mismo carácter que las “Tablas Monetarias” de Sir Thomas Smith —publicadas en un apéndice de su vida por John Strype (1820, 263–73)— pero no son idénticas y están elaboradas en forma más pormenorizada, con citas clásicas que no aparecen en la versión impresa de Strype. Las marcas de agua y la escritura de la parte 2 sugieren que podría datar de principios del siglo XVII, un poco más tarde de la época de Sir Thomas Smith.
El orden alterado de las hojas en el Cuadernillo VI del Códice mendocino, en comparación con el orden de las imágenes reproducidas en la edición de Purchas de 1625, puede en sí mismo indicar que la reencuadernación se llevó a cabo después del estudio del manuscrito por parte de Purchas. Es casi seguro que la segunda serie de firmas del cuadernillo y la secuencia de foliación pertenecen a este periodo de reencuadernación, al igual que probablemente la mayoría o todas las guardas de reparación de papel grueso (lengüetas (a)-(d), etc.).
El volumen en sí, no parece contener ninguna prueba directa que permita una datación más ajustada de la encuadernación actual; la fecha de las marcas de agua de las guardas inferiores no es concluyente. Las posibilidades parecen ser (a) que la encuadernación fue realizada entre c. 1625 y 1654, muy probablemente por John Selden (fallecido el 30 de noviembre de 1654), o posiblemente, ya que su fecha de adquisición es incierta, por un propietario inmediatamente anterior; o (b) que el manuscrito fue encuadernado después de la muerte de Selden, tal vez poco después o incluso antes de su llegada a la Bodleiana, entre 1655 y 1659. Muchos de los libros impresos y manuscritos de Selden fueron reencuadernados alrededor de este tiempo; sin embargo, dichas encuadernaciones son generalmente reconocibles como encuadernaciones modestas cubiertas de cuero marrón (¿becerro?), con una decoración simple con fileteados (véase Barker-Benfield 1997, 31–34). La encuadernación del pergamino, aunque modesta y sin decoración, no parece totalmente coherente con estas.
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