El recorrido que se presenta a continuación tendrá en cuenta nociones importantes para la comprensión de lo denominado la instantaneidad del momento. Entre las nociones que tienen mayor importancia está un acercamiento a la historia del tiempo presente como disciplina de la historia, integrada como una historia del acontecimiento (historique des événements) y el porvenir. De otra parte, se hace una profundización del concepto movimiento social desde el enfoque de los nuevos movimientos sociales, tanto en su contenido como en su forma de actuar, además de una mención a las nuevas formas de acción colectiva que integran factores virtuales en lo que se denomina enjambre; también se realiza una reflexión a la integración de los nuevos actores sociales en la era de la psicopolítica y, por último, un análisis de la lógica del procomún que orienta las movilizaciones del siglo XXI.
§ Historia del tiempo presente: acontecimiento y porvenir
Analizar las movilizaciones del año 2011 se relaciona directamente con una historia del tiempo presente. Dicho enfoque está en proceso de formación, en parte, porque requiere entender el porvenir inmediato. Caracterizar la historia del tiempo presente es el resultado de la confluencia de la globalización con el sentimiento de urgencia de un mundo donde las tecnologías de la información y de la comunicación hacen de la inmediatez y de la fugacidad del acontecimiento un resultado difícil de percibir en su complejidad19. Por esta razón, al intentar acercar un estudio de historia presente a la coyuntura de las movilizaciones estudiantiles es necesario tener en cuenta el precedente globalizado desde el cual se hace posible la confluencia de realidades, necesidades y desencantos.
Para la historia del tiempo presente, el registro del acontecimiento y su implicación sobre el presente inmediato es fundamental para la comprensión del mismo. Si bien, el acontecimiento es definible de una manera coloquial, es necesario preguntarse desde una perspectiva teórica: ¿qué es el acontecimiento? Entre los mejores acercamientos al concepto se encuentra el propuesto por el filósofo Slavoj Žižek:
Un acontecimiento es por sí mismo algo traumático, que sucede de repente y que interrumpe el curso normal de las cosas; un acontecimiento no solo reconfigura el presente y habilita un futuro impensable sin él, sino que redimensiona y articula el pasado que lo precede, para que pueda abrazarlo, encajarlo y explicarlo20.
El acontecimiento no es un ente indescriptible e imperceptible, es una forma de organizar lo real, de dar forma al presente y al futuro, pero más importante aún, de legitimar el acontecer. Es por esta razón, que hacer historia del tiempo presente es una necesidad en nuestros días. La cuestión del tiempo y el desplazamiento entre lo “real” y lo virtual hace indispensable un análisis que vaya más allá de la descripción informativa de los medios masivos de comunicación y explique el popurrí de lo imaginario, lo simbólico y la materialidad.
Las dimensiones que limitan los acontecimientos tal y como se conocen, están divididas entre lo imaginario que es la experiencia directa vivida de la realidad, pero intercalada con los sueños y pesadillas. La dimensión simbólica es el orden invisible que estructura la experiencia de la realidad, es la compleja red de normas que hace posible ver lo que se ve. Y lo real no es la realidad externa sino algo que no puede ser directamente simbolizado. Un encuentro con la realidad de lo real sería tan violento que desestabilizaría el universo entero de significados21.
Esta tríada configura el universo sobre el cual los actores sociales están sobreexpuestos. La presente investigación solo se mueve desde la dimensión simbólica y su proyección y contraproyección en lo imaginario. Se habla de contraproyección porque las movilizaciones sociales, en su mayoría, expresan un sentimiento en contra de las estructuras que hacen posible las sociabilidades establecidas y, además, porque en la gran mayoría de las movilizaciones no está en juego simplemente el desarrollo de lo político y el descontento popular, sino una compleja interrelación de los actores sociales en la proyección del porvenir.
La construcción del porvenir es un tema novedoso en los movimientos sociales, en parte, porque solo hasta hace poco los teóricos sociales se aventuran a hablar del mismo. Existe una variable determinante que es transversal a todos los movimientos, sean o no nuevos, y es que surgen como una medida necesaria frente a una coyuntura que en, primer lugar, pone en jaque la proyección del futuro de cada uno de los actores sociales:
Lo que define al porvenir es el evento, el evento da un contenido al futuro, sobreviene. En este sentido puede suscitar todas las esperanzas o todos los temores […] El porvenir depende de los otros. Es una expresión de solidaridad esencial que une al individuo y la sociedad. Un individuo absolutamente solo es tan inimaginable como insoportable un futuro sin porvenir. Pero, por el contrario, subordinar al individuo a las normas colectivas y su vida futura al porvenir de un grupo entra en el ámbito del totalitarismo. El glorioso porvenir otrora prometido a las masas populares era una idea contradictoria e imposible puesto que implicaba el detenimiento del tiempo y, por consiguiente, la desaparición del futuro, y del individuo22.
Las personas sienten la necesidad de organizarse en movimientos sociales y mostrar su preocupación por un tema que les afecta a ellos mismos o a las personas de su entorno. En la coyuntura de la Mane 2011, estudiantes universitarios de Colombia junto a la población interesada en la educación superior salen a marchar por el temor que representa la pérdida de la calidad de la educación y, sobre todo, ante un imaginario en proyección: las universidades con ánimo de lucro.
§ Acciones colectivas, neomovimientos sociales y el enjambre
Un tema central que configura la investigación es el referente a las acciones colectivas: ¿cuál es la diferencia entre una acción colectiva, un movimiento e incluso, una movilización? Por momentos, las diferencias parecen desdibujarse, pero una clara y sencilla conceptualización puede ser suficiente para aclarar el panorama.
Las acciones colectivas son trabajadas ampliamente por Alberto Melucci. El teórico social explora los ejercicios colectivos partiendo de la dinámica relacional de los actores sociales en un sistema de oportunidades y restricciones. La acción colectiva existe cuando los individuos actúan conjuntamente y crean acciones que irrumpen la cotidianidad organizativamente. Cuando se habla de organizativamente se refiere a términos cognoscitivos, afectivos y relacionales en el campo de las posibilidades y límites que perciben los actores23.
Si bien, la acción colectiva es una dinámica de naturaleza relacional entre actores sociales, la unidad no es una necesidad implícita para que esta se produzca. De hecho, si llegase a existir unidad, esta debe ser abordada como resultado y no como punto de partida:
Entonces los actores colectivos producen la acción colectiva, porque son capaces de definirse a sí mismos y al campo de su acción (relaciones con otros actores, disponibilidad de recursos, oportunidades, limitaciones). La definición que construye el actor no es lineal, sino que es producida por interacción y negociaciones, y algunas veces por diferentes orientaciones opuestas. Los individuos crean un “nosotros” colectivo (más o menos estable e integrado con el tipo de acción) compartiendo tres tipos de orientaciones: aquellas relacionadas con los fines de la acción; aquellas relacionadas con los medios, y finalmente aquellas referidas a las relaciones con el ambiente24.
La orientación de los fines es el sentido que tiene la acción colectiva para el actor. En el caso de las movilizaciones del año 2011 el sentido que tiene es la defensa de una educación superior de calidad para todos los estudiantes del país y el rechazo tajante a una privatización escalada con inversiones de capital privado tanto en la financiación de las universidades como en la apertura de holdings educativos25.
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