—¿Cómo podemos saber qué hay en cada sitio? ¿Cómo elegir lo más conveniente?
En la pantalla del atril, con cada icono, se mostraría una breve reseña del lugar seleccionado, lo que les serviría de ayuda para hacer una buena elección, dijo la dama.
—¿Cuánto va a durar este juego? Queremos volver a casa el domingo, ¿sabes? —se quejó Nika medio en broma, pensando aún que estaba dentro de un sueño.
—Volveréis sanos y salvos pronto, si seguís las reglas. La principal regla es: usar las pulseras cuando haya un peligro inminente. Está bien que lo consideréis un juego, pues en cierto modo es así. Un juego de conocimientos y superación. En cada etapa de este viaje, recibiréis información que os ayudará para seguir avanzando y resolver el enigma. Cuando el «juego» acabe y los puentes del Nunrat se hayan plegado, volveréis al origen...
La azafata inició un movimiento de retirada diciendo que podrían llamarla a ella siempre que necesitasen ayuda. Bastaba con que dieran tres palmadas y aparecería para atender a los viajeros. Eso sonaba a despedida.
—¡Espera! No nos has dicho dónde estamos en realidad —objetó Violeta—. ¿En Vitoria, Logroño…? ¿Y cómo volveremos a casa?
La figura extendió sus manos abiertas hacia ellos y con ojos de misterio declaró:
—¡Las respuestas llegarán cuando dejéis de haceros preguntas! La sabiduría encuentra el camino a la mente cuando las mentes se abren al conocimiento.
—¡Yo tengo la mente muy abierta! —aseguró Nika, adelantándose a los demás.
Fue otro intento inútil. Estaba claro que ella no quería o no podía resolver sus dudas, solo era una mensajera.
—Deberéis olvidar todo lo conocido y abrir bien los ojos —les recomendó. Dicho esto, la vestal recogió los bajos de su larga túnica blanca e hizo una reverencia de despedida—. ¡Os deseo un feliz periplo y que la suerte os sea propicia, valientes viajeros!
Se alejó caminando hacia el horizonte y enseguida se desvaneció en el aire, igual que había llegado.
Ellos se quedaron clavados, sin saber qué decir. Nika fue la primera en reaccionar. Señaló la rueda y exclamó alucinada:
—¡Es como en Stargate !
—¿Qué es «estargueit»? —se extrañó Javier.
—Una película sobre una máquina extraterrestre que hacía de puerta a otros planetas lejanos. ¡Igual que esta! ¿Sabéis lo que creo? Que estamos en un parque temático y que todo esto no es más que un juego de realidad virtual. ¡Uno de esos nuevos «escape rooms» con efectos digitales!, donde uno se pone esas gafas y cree que está tomando el sol en una isla desierta… En Madrid se ha convertido en la última moda.
—Ninguno llevamos gafas —objetó la monitora.
Eso no pareció un obstáculo para la chica que se volvió hacia Violeta y le preguntó directamente:
—¿No será esto un juego de rol que habéis montado vosotros, los monitores del campamento? El viaje al reino prohibido de la Amilamia, ya sabes...
—Te aseguro que este tinglado no lo hemos montado nosotros —respondió ella, indignada de que lo creyese así—. ¿Cómo, dónde…?
Pero Nika seguía aferrada a su idea.
—¡Seguro que estamos en un parque temático! ¿Qué otra cosa podría ser, si no? Alguien nos ha traído hasta aquí dormidos para darnos una sorpresa. Quizá tú no sepas nada de este montaje, Finis. Pero yo de ese Mikel, el Bandoleón Saltamontañas, no me fío un pelo. ¡Me parece un liante! Muy capaz de meternos en un rollo así. Y tanto hablar el otro día de estrellas y de ovnis… ¡Estaba preparando la broma! Seguro que los demás nos están viendo a través de una cámara, escondidos, y se están riendo de nuestras caras…
La joven pelirroja movió negativamente la cabeza intentando dominar su miedo ante esa situación tan inexplicable como imposible.
—¡No es ninguna broma, Nika! Y desde luego no lo hemos montado nosotros —insistió—. Estoy de acuerdo en que esto parece una pesadilla, pero yo al menos tengo los ojos bien abiertos. Mira a tu alrededor. ¿Qué lugar es este? Ella ha dicho que estábamos «en el Atrium de la Esfera, donde convergen los Universos Espejo»… ¿Eso qué significa?
—Universos paralelos o universos espejo son lo mismo, creo… Puede que se refiriese a eso —sugirió Javi sin dejar de mirar la rueda.
—¿Universos paralelos? —repitió la monitora, con asombro.
—Sí. Hay una teoría científica sobre el origen del universo que dice que no hay un único universo, sino muchos universos paralelos... Mi profesora de matemáticas nos lo explicó un día, en clase. —Mientras hablaba, Javier intentaba hacer memoria de la clase magistral de una modesta profesora de secundaria enamorada de la ciencia, ante unos alumnos revoltosos. En su momento, la explicación apasionada de la profesora le había fascinado y se le había quedado muy grabada tal vez porque se salía del discurso de clase normal. Ahora tenía que estrujarse el cerebro para recordar las palabras exactas—. Nos dijo que era la última teoría científica que había publicado Stephen Hawking antes de morir. Creo que tenía relación con la teoría de la relatividad y la física cuántica...
—¿Tú sabes de física cuántica? —se extrañó Nika.
—Yo solo os cuento lo que nos dijo mi profesora, ¿vale? Y bueno, sí, me gustan las ciencias y las matemáticas, ¿qué pasa? —se defendió él, molesto. En clase intentaba no destacar para que no le llamaran empollón y ahora empezaba a arrepentirse de haber hablado tan irreflexivamente. Sin embargo, Violeta recriminó a la chica por la interferencia y luego animó a Javier a que continuara con su explicación.
—Bueno. Básicamente, la idea es que tras la explosión del Big Bang, la energía se expandiría ramificándose no en uno, sino en muchos universos gemelos que se desarrollan y tienen existencia simultánea, en el mismo espacio y tiempo. Mi profesora lo llamó el multiverso. Los agujeros negros podrían ser la frontera, algo así como un túnel de comunicación entre los universos paralelos. Según eso, nosotros no tendríamos una sola vida sino muchas; podemos vivir una vida diferente en cada uno de esos mundos; en uno podemos morir jóvenes de un accidente, pero en otro ser abuelos. En nuestro mundo, los dinosaurios se extinguieron por un meteorito, pero en otro universo podrían seguir existiendo… ¡Cosas así! Es como si el multiverso fuera un multicine con muchas salas conectadas donde se proyectaran películas simultáneas diferentes, pero nosotros solo pudiéramos estar en una sala y ver una película cada vez.
Tanto Violeta como Mónica le escuchaban con atención.
—¿Qué más dicen los científicos? ¿Es posible pasar de un universo a otro? ¿Cómo? —preguntó al fin la monitora.
—No lo sé. Creo que aún lo están estudiando, en realidad no hay ninguna prueba de que existan… Todo son teorías. —Javier hizo otro esfuerzo por refrescar su memoria, pero realmente aquella clase de matemáticas no había dado para más. En los inicios, había sido un homenaje al científico Stephen Hawking que acababa de fallecer y a sus teorías científicas. De ahí había derivado todo—. Solo recuerdo que mi profesora dijo que el multiverso sería como un fractal de proporciones infinitas. Dijo que, tras el Big Bang, el universo se habría expandido como una imagen fractal, con una estructura básica que se repetiría a diversas escalas y que seguía creciendo. Algo así como una coliflor donde cada uno de los arbolitos tiene la misma forma que los demás y todos juntos forman un árbol cada vez más grande, igual a cada una de las partes...
—¿¡Un fractal!? —La monitora se sobresaltó. Miró a los lados para cerciorarse de que estaban solos. Luego se acercó más a los chicos haciéndoles un gesto para que se acercaran también. Y cuando estuvieron suficientemente juntos, metió la mano en el bolsillo y sacó con cuidado un disco de metal que llevaba ahí guardado. Las tres cabezas se agacharon a mirar a la vez el curioso diseño en flor y estrella de lo que parecía ser un medallón antiguo—. ¿Algo así como esto?
Читать дальше