Respecto al Salterio, específicamente sobre el Salmo 1, San Ambrosio (+397), obispo de Milán, indicó:
«El salmo es un himno de alabanza entonado por el pueblo de Dios, es glorificación del Señor, cántico de alabanza cantado por la comunidad, exclamación de toda la humanidad, aclamación del universo, voz de la Iglesia, confesión armónica de la fe, entrega total al poder (divino), libertad feliz, clamor de felicidad, eco de alegría. El salmo mitiga la ira, elimina las tristezas y alivia las amarguras. Es arma durante la noche, enseñanza durante el día. Escudo en medio del temor, celebración festiva con aire de santidad. Fiel imagen del recogimiento, prenda de paz y armonía»9 .
Las virtudes de los salmos también se han puesto de relieve en la música y la literatura occidental. Esa influencia del Salterio se manifiesta claramente tanto en los cantos gregorianos como en las obras clásicas de Mozart, Schubert, Mendelsson y Brahms; y, además, se muestra en composiciones más modernas y recientes, como la Sinfonía de los salmos de Stravinski y los Chichester Psalms de Berstein10 . Inclusive, esa importancia del Salterio se revela no solo en la literatura clásica sino en obras latinoamericanas recientes, como es el buen caso de los poemarios de Ernesto Cardenal11.
En el Antiguo Testamento, los cánticos y las oraciones poéticas sobrepasan los límites del libro de los Salmos. Mucho antes de que el Salterio se editara, ya el pueblo de Israel articulaba poesías que llevaban ante la presencia divina sus sentimientos más intensos. Esas expresiones literarias se incluyen en diversas secciones de la Biblia hebrea y revelan las preocupaciones más hondas de la comunidad israelita de antaño.
Entre los poemas bíblicos más antiguos se pueden identificar los siguientes12 :
• El cántico del Mar (Éx 15.1-18)
• El cántico del Arca (Nm 10.35-36)
• Los oráculos de Balaam (Nm 23–24)
• El cántico de Moisés (Dt 32)
• La bendición de Moisés (Dt 33)
• El cántico de Débora (Jue 5)
• El cántico de Ana (1 S 2.1-10)
En la literatura deuterocanónica o apócrifa13 también se incluyen algunos salmos que revelan la popularidad antigua de este tipo de literatura poética (p.ej., Tob 3.2-6; 3.11b-15; 13.1-17; Jdt 16.1-17; Sir 39.16-31; 51.1-11; Sab Sal 16.24–19.22). De particular importancia en torno a este tema, son los llamados «otros salmos de David» (Sal 151–155), que han sobrevivido a través de la historia de forma fragmentaria, y que se inspiran en varios episodios de la vida del famoso monarca de Israel14 .
Los descubrimientos del Mar Muerto también son testigos de una serie importante de salmos no canónicos, conocidos como Hoyadot, que es el sustantivo de un verbo que significa «agradecer»15 . Y el Nuevo Testamento continúa esa magnífica tradición teológica y literaria al incorporar varios salmos e himnos antiguos a sus mensajes de renovación, esperanza, liberación y confianza (Lc 1.46b-55; Fil 2.6-11; Col 1.15-20; Jn 1.1-3).
LOS TÍTULOS HEBREOS O EPÍGRAFES, Y LOS TÉRMINOS TÉCNICOS
La comprensión adecuada de los salmos requiere que miremos a sus características literarias, teológicas y estructurales fundamentales, para descubrir pistas que nos ayuden en la compleja pero necesaria tarea de interpretación16 . Esas peculiaridades temáticas, estilísticas y canónicas de los salmos contribuyen considerablemente a su belleza literaria y espiritual, además de ser medios para transmitir el sentido religioso de su mensaje y para afirmar los valores de sus enseñanzas. En efecto, nuestras interpretaciones del Salterio se relacionan con la comprensión del carácter particular y distintivo de la poética hebrea, según se pone de manifiesto en la Biblia17 .
En primer lugar, los salmos tienen una serie de títulos en el idioma hebreo que desean orientar al lector o lectora sobre los temas a estudiar, y los ubican en algún entorno histórico, litúrgico o cultural de importancia para su lectura y comprensión. Respecto a estos títulos, epígrafes o suscripciones es importante indicar rápidamente que no forman parte de la composición original del salmo: ¡Fueron añadidos a través de los años, para ayudar en las dinámicas cúlticas y contribuir a la formación educativa de las comunidades de fe! Tienen títulos hebreos ciento un salmos (101), mientras que el resto (49), se conocen como «salmos huérfanos», por carecer de esa peculiaridad literaria.
Un buen ejemplo de la importancia de los títulos es la distribución de los llamados salmos de David, que se disponen con criterios externos que ciertamente pueden verificarse. Revelan, en efecto, criterios teológicos, manifiestan peculiaridades literarias, e indican prioridades temáticas. En la sección que incluye los Salmos 42–89, p.ej., se manifiesta una estructura casi simétrica, que pone de manifiesto las preocupaciones religiosas y los intereses teológicos de los redactores y editores finales del Salterio18 : ¡Enfatizan los salmos dedicados a David!:
• Salmos 42–49: Salmos de los hijos de Coré
• Salmo 50: Salmo de Asaf
• Salmos 51–65, 68–70, 86: Salmos de David
• Salmos 73–83: Salmos de Asaf
• Salmos 84–85, 87–88: Salmos de los hijos de Coré
Los títulos hebreos contienen algunas claves o ideas en torno a la transmisión, dedicación o usos de los salmos. Aunque desconocemos el significado preciso de algunos de los términos que se utilizan en varios títulos, su lectura y análisis puede servir de ayuda en el proceso de evaluación de su uso a través de la historia. Generalmente los títulos incluyen términos técnicos que se relacionan con la composición de algún salmo, con su uso litúrgico o musical, con su relación a algún personaje distinguido, o contienen referencias a varios eventos en la vida de David.
A- Términos que aluden a los compiladores o autores:
1. El término «de David», que aparece como en 73 ocasiones en los salmos19, es de difícil compresión, pues en hebreo la preposición «de» puede aludir a la autoría, pertenencia, dedicación o, inclusive, tradición; además, la referencia al nombre del famoso monarca israelita puede identificar tanto al famoso rey como a su descendencia real o dinastía. En los salmos, la expresión «de David» posiblemente debe ser entendida como dedicado a David, o en la tradición de David, o en la memoria de David. La idea es que el poema pertenece a la colección que se relaciona con David.
2. «de los hijos de Coré»: Esta frase identifica una serie de salmos que posiblemente formaban parte del repertorio musical de la familia de Coré, que eran cantantes en la liturgia del Templo de Jerusalén (Sal 42–43; 44–49; 84–85; 87–88).
3. «de Asaf»: Según Esdras 2.41, Asaf era el antecesor de los cantantes del Templo; y, de acuerdo con el escritor cronista (1 Cr 6.39; 15.17; 2 Cr 5.12), era uno de los músicos principales del rey David.
4. «de Salomón»: La expresión alude al hijo de David, reconocido por su sabiduría, e indica posiblemente que estos salmos se han atribuido, dedicado y relacionado con el famoso rey de Israel (Sal 72; 127).
5. «Hemán el ezraíta»: Según 1 Reyes 4.31, Hemán era uno de los famosos sabios de la época de Salomón; de acuerdo con 1 Crónicas 15.17,19 –¡si el pasaje alude a la misma persona!–, era cantante en el Templo de Jerusalén durante la época de David; y en 1 Crónicas 25.5 se indica que también era vidente del rey.
6. «Etán en ezraíta»: Se menciona junto a Hemán en 1 Reyes 4.31 y también en 1 Crónicas 15.17,19; a él se atribuye el Salmo 89.
7. «de Moisés»: Es una referencia al famoso legislador y líder hebreo, que no debe tomarse literalmente como base para indicar su autoría del Salmo 90, que también se ha dedicado a la memoria de David.
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