El contexto litúrgico del salmo es posiblemente la presentación de un sacrificio de gratitud en el Templo (Sal 30; 116). Y los elementos típicos y particulares de esta categoría de salmos son los siguientes:
1. Alabanzas que se presentan a Dios que afirman que ante las peticiones de ayuda el Señor escuchó el clamor del adorador.
2. Se llama a la comunidad a unirse al cántico de gratitud y adoración como testimonio de la intervención divina.
3. Se presenta la alabanza y el sacrificio a Dios para cumplir la promesa hecha en el momento de la aflicción y dolor.
C- Peticiones de ayuda de la comunidad:
Cuando la crisis amenaza no solo al individuo sino a la nación entonces se articulan oraciones colectivas de petición de ayuda y apoyo. Muchas de ellas se relacionan con la colección de Asaf, y describen situaciones terminales en la que un ejército poderoso y superior amenaza la seguridad de la ciudad de Jerusalén, anuncia la destrucción del Templo y atenta contra la existencia misma del pueblo de Dios.
Los elementos distintivos que se incluyen en estas plegarias son similares a las que aparecen en las peticiones de ayuda individuales, con dos particulares excepciones: en primer lugar, la comunidad es la que clama al Señor; y en segunda instancia, en la petición el pueblo evoca las antiguas intervenciones de Dios que salvan y liberan a Israel.
Estas oraciones tienen gran significación educativa en el Salterio porque articulan algunas de las afirmaciones teológicas en torno al pueblo de Israel más importantes en la Biblia: ¡Revelan las formas en que Dios interviene con su pueblo a través de la historia! Estas plegarias ponen de manifiesto las voces de un pueblo que sabe cómo dialogar con Dios para recibir la respuesta adecuada en el momento oportuno.
• El elemento definitivo de estas oraciones son las peticiones de ayuda y los reclamos a Dios para que escuche el clamor de la comunidad.
• Las descripciones de la crisis revelan la ausencia o ira de Dios, el sufrimiento y humillación del pueblo, y el poder y la arrogancia de los enemigos.
• Para apoyar las peticiones, el pueblo apela al honor y la gloria de Dios, y también incentiva que la comunidad manifieste su compromiso y confianza al Señor.
• Las oraciones afirman las intervenciones divinas en medio de la historia del pueblo, inclusive ponen de manifiesto la obra extraordinaria de Dios en la creación del mundo.
• El pueblo promete alabar a Dios como resultado de su ayuda en la dificultad.
D- Los himnos:
Los himnos en el Salterio son cánticos de alabanzas exuberantes en los que Dios es el único sujeto de la adoración. El propósito básico de estos salmos es adorar y alabar al Señor; la finalidad primordial es manifestar el regocijo por la bondad divina; y el carácter fundamental es ensalzar la grandeza y el poder de Dios. Y aunque ciertamente hay algunas alabanzas a Dios en las oraciones o súplicas individuales de gratitud por alguna experiencia de liberación, el elemento fundamental e indispensable de los himnos es la alabanza –p.ej., 8; 19.1-7; 29; 33; 68; 95; 100; 103–105; 111; 113–115; 117; 135–136; 145–150–.
En el catálogo de himnos del Salterio se pueden identificar varias subdivisiones, entre las que encuentran las siguientes: cánticos de Sión (p.ej., Sal 84), salmos de entronización (p.ej., Sal 96) e himnos de procesiones (p.ej., Sal 84).
El lenguaje teológico de los himnos es de gozo y gratitud, y también de reconocimiento del poder divino y su misericordia. Los himnos, además, indican lo que Dios es, lo que hace y lo que tiene la capacidad y el deseo de hacer con su pueblo. Los himnos representan en el Arca del Pacto la figura invisible de Dios, y de esa forma se da espacio y realidad a la naturaleza eterna de Dios. Los himnos se entonaban en las liturgias y celebraciones de las grandes fiestas nacionales del pueblo de Israel.
El análisis de los componentes de la expresión de adoración «aleluya» puede brindarnos una pista para la comprensión de los himnos que se incluyen en los salmos. La palabra incluye el imperativo hebreo en plural, hallelu, que llama y reclama la adoración, al que se le ha unido la forma abreviada del nombre hebreo personal de Dios, Jah –que es la abreviatura de Yahvé o Jehová–. De esa forma, «aleluya» es la transliteración al castellano de la expresión hebrea que esencialmente significa «¡adoren al Señor!».
Los himnos son oraciones directas de alabanzas que presentan ante Dios la gente piadosa y santa. El contenido de esas oraciones afirma la naturaleza extraordinaria de Dios, y se incentiva a la comunidad a alabar también el nombre del Señor, que es una manera simbólica y poética de exaltar y reconocer su naturaleza santa y misericordiosa. El nombre divino representa su naturaleza y esencia, identifica su ser íntimo y particular, pone de manifiesto su poder y misericordia, enfatiza su justicia y santidad.
La siguiente petición condensa de forma adecuada la naturaleza y la extensión de los himnos en el Salterio:
«Aleluya. Alabad a Jehová, porque él es bueno;
porque para siempre es su misericordia» (Sal 106.1).
Esta alabanza y petición –que se utiliza tanto en introducciones de salmos como en la afirmación de la bondad divina– pone de relieve los dos elementos sustantivos e insustituibles de los himnos: el llamado a la alabanza, y el fundamento de esa expresión de adoración al Señor. Se alaba al Señor por su bondad y su misericordia, que son atributos divinos entendibles para el pueblo. La base para la alabanza a Dios no es la especulación filosófica ni la calistenia académica sino el reconocimiento de su bondad y la afirmación de su amor.
Aunque en el Salterio se incluyen diversos tipos de himnos, la mayoría comparte la siguiente estructura básica:
• Comienza con un llamado a la alabanza al Señor.
• Se expanden, posteriormente, las razones por las que se debe alabar al Señor.
• A menudo, los himnos finalizan con más alabanzas y gratitudes a Dios.
E- Salmos de educación:
La finalidad pedagógica de los salmos se pone de relieve de varias formas. El objetivo es incentivar la confianza en el Señor, la meta es propiciar la obediencia a Dios, el propósito es afirmar los valores morales, espirituales, culturales, políticos y religiosos revelados a través de las Sagradas Escrituras al pueblo de Israel. Tora, en hebreo, es más que ley rígida escrita; en efecto, es enseñanza, educación, instrucción, pedagogía. En estos poemas educativos, que generalmente son antologías de temas y estilos, el salmista exhortaba a la comunidad y les advertía de los peligros de la infidelidad, a la vez que celebraba las virtudes de la vida piadosa, sabia, justa y santa ante Dios y la comunidad.
En ocasiones algunos salmos se denominan de sabiduría o sapienciales porque se disponen en un estilo literario similar al que se incluye en los libros de los Proverbios, Eclesiastés y Job. En este sentido es importante indicar que el contexto en el cual el salmo era utilizado no era el entorno escolar o académico, sino el culto en el Templo donde se afirmaban las virtudes de las enseñanzas de la Ley de Moisés y los desafíos del mensaje de los profetas de Israel. Estos salmos revelan un período importante de la historia de Israel cuando se utilizaba el culto para afirmar los procesos educativos del pueblo. Otros salmos en esta categoría enfatizan las enseñanzas y la teología de los profetas (Sal 82).
Algunos de los estilos más frecuentes de este tipo de salmos son los siguientes:
• Declaraciones cortas que intentan exhortar, advertir o afirmar alguna enseñanza de importancia para el pueblo.
• Poemas alfabéticos o acrósticos que se organizan siguiendo la secuencia del alfabeto o alefato hebreo (p.ej., Sal 9–10; 25; 33; 34; 37; 111–112; 119; 145). Estos salmos intentaban contribuir al proceso educativo mediante el apoyo a la dinámica de memorización.
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