Por lo mismo, parece ser necesario volver a recordar que, en 1981 en Estados Unidos, principalmente en New York y San Francisco (ciudades reconocidas por ser los epicentros de la vida gay), comenzaban a aparecer los primeros casos de una enfermedad transmisible, de origen desconocido, sin tratamiento disponible y que generaba la muerte en los pacientes que la padecían. Aunque la narrativa discrepa respecto al lugar o a quién fue el paciente 0, algunos autores señalan que un joven afroamericano de 16 años habría fallecido por una neumonía en el año 1968, luego de presentar diversos síntomas asociados a la enfermedad. Otros aseguran que en el año 1959, en la zona del Congo Belga, había indicios que certificaban que el VIH ya existía. Una enfermedad que en su tiempo fue denominada por los científicos como síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida) 6y que, por su letalidad, fue considerada como la gran pandemia del siglo XX.
Según cifras de ONUSIDA, al realizar este libro, alrededor de 79,3 millones de personas han contraído la infección por el VIH desde sus inicios y cerca de 36,3 millones han fallecido a causa de enfermedades relacionadas con el sida 7.
Lumi Rodríguez, encargada de la Unidad de Prevención y Control del VIH/sida e ITS, Seremi Región Metropolitana, indica:
“Las campañas publicitarias para la prevención del VIH han sido todo un tema. La Ley del Sida dice que la sociedad civil debe jugar un rol fundamental, siendo incorporada desde la discusión de su contenido, pasando por los estereotipos, las imágenes, hasta llegar al resultado final. Sin embargo, esa participación ha sido compleja. Debido a esto, el MINSAL ha recibido críticas constantes desde las organizaciones. Pero las campañas se definen desde el nivel central y bajan por los medios de comunicación, informativos, entre otros. Nosotros como Seremi no tenemos ninguna incidencia ni en los contenidos ni en la difusión de estas. Lo que nosotros hacemos como región es bajar esa campaña y generar instancias (por lo menos en la Región Metropolitana) con la sociedad civil y darle una cobertura local”.
Chile no ha estado ajeno a esta realidad. Según el reporte mundial sobre el VIH realizado el 2019 por el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA), este asegura que en el país cerca de 71 mil personas viven con VIH, lo que implicaría un aumento de 4 mil personas más respecto al reporte de 2017 (67 mil personas viviendo con VIH). 8Expertos analizan que para el año 2022 estas cifras podrían aumentar en forma considerable, debido a la desviación de los recursos humanos, físicos y económicos del sistema de salud hacia la atención de pacientes covid-19.
Pese a que ONUSIDA entregó las directrices a través del Monitoreo Global del Sida 2021, solicitando a los países entregar información respecto al progreso realizado para alcanzar los objetivos 90-90-90 9, eliminar los nuevos casos de infección por VIH en niños, garantizar el acceso a los programas combinados de prevención al menos en el 90 %, en especial a mujeres jóvenes y población foco (HSH, homosexuales, persona transgénero, trabajador/a sexual, personas privadas de libertad, personas que se inyectan drogas) antes de 2020, entre otros puntos 10; Unaids Data informó que tras la realización de una actualización del estado del VIH en el mundo, 14 países de América Latina, incluido Chile, habían entregado la información requerida a destiempo, generando incertidumbre en cuanto a la situación actual del país, ya que solo se estaría trabajando con estimaciones. Asimismo, el informe de Onusida (2020) sostiene que Chile ha alcanzado solo el primer pilar del Plan Internacional (90 % de las PVVIH conocen su estado serológico). En cambio, cerca de 10 mil personas saben su diagnóstico, pero se encontrarían sin TAR y solo el 62 % se encontraría indetectables (8.500 personas).
“Hay que tener una visión bastante autocrítica respecto al tema. Hay que reconocer que el covid-19 nos sorprendió a todos, obligándonos a cambiar varias miradas, con la finalidad de poder contener la pandemia. Efectivamente, varias patologías, no solo VIH, sino también el Programa de Salud Cardiovascular, el Programa de Cáncer, cirugías, entre otras, se vieron pospuestas. Por lo tanto, la red de salud se vio presionada y en un minuto sobrepasada abordando el tema. Esto no es nada nuevo, lo reconoció en su momento el Colegio Médico y, posteriormente, el MINSAL. Sin embargo, los equipos de salud siguieron trabajando, al menos conteniendo lo básico en materia de VIH. Pero en lo relacionado con los controles, estos se espaciaron; una medida que también tomaron los infectólogos, como una forma de proteger a sus pacientes, teniendo en cuenta que no existía evidencia de cómo la pandemia podría afectar a las PVVIH. Las organizaciones de la sociedad civil acá jugaron un rol fundamental, en especial, con la terapia multi-mes. Estas exigieron que el tratamiento durante la pandemia fuese entregado para un rango de dos o tres meses y no mes a mes, como se entregaba”. (Lumi Rodríguez, encargada de la Unidad de Prevención y Control del VIH/sida e ITS, Seremi Región Metropolitana).
Asimismo, la profesional asegura que:
“Como Seremi recibimos algunos reclamos de parte de usuarios, debido a que el test rápido no estaba disponible en todo los Cesfam (Centros Comunitarios de Salud Familiar) o por la falta de atención de consultas en torno al tema. Solo se podía acceder a centros vacunatorios, pero en materia de covid-19. Asimismo, la realización de exámenes bajó. Solo en la Región Metropolitana, se registró una disminución del 23 % de pesquisas, una cifra bastante importante. Ahora bien, en otras regiones se mantuvieron algunas estrategias, principalmente en materia de prevención (testeo), donde seguimos trabajando directamente con organizaciones que tienen intervención directa con población foco. Hay que considerar que estas tienen una llegada distinta en materia de salud, ya sea a través de las actividades que realizan o por medio de sus redes sociales. ONUSIDA es enfático en señalar que estas poblaciones son de difícil acceso, por lo que hay que buscar otras estrategias para poder acceder a ellas”.
Elayne Leyton, presidenta de la Agrupación Regional de Personas Viviendo con VIH, Amigos y Familiares (ArpeVIH), de Antofagasta sostiene:
“Cuando apareció el primer caso de una persona con covid en Chile, se pusieron todos los recursos ahí. En todas partes están escritos los protocolos de cómo cuidarse, de uso de la mascarilla, del alcohol gel y de distanciamiento social. ¿Y qué pasó cuando apareció el VIH? Hasta ahora han muerto más de 36 millones de personas en el mundo. Esto también es una pandemia y la gente se sigue muriendo. Las campañas del Gobierno no son efectivas para nada y cuando se hacen, una a las mil, son pésimas. En 2020 se estaba trabajando en el Plan Internacional 90/90/90, pero debido a la pandemia no se realizó nada. Solo estamos enfocados en el covid, covid, covid, lo que no es malo, pero no olvidemos lo otro. Durante el 2020 los fallecidos por covid-19 han superado los 16 mil casos, mientras que, en el mismo periodo, no existen registros de muertes por VIH. En Chile tenemos dos pandemias que transitan paralelamente y las dos matan. En especial, cuando existen personas que aún no saben que tienen VIH y pasan a etapa sida y fallecen. El virus está cada vez más agresivo”.
Según el análisis realizado por Corporación Miles 11, basado en el estudio titulado Monitoreo latinoamericano a las medidas de salud sexual y reproductiva durante la pandemia del covid-19 , minuta temática sobre la situación en Chile , cuando la cifra de PVVIH alcanzaba los 238 casos durante el primer período 2020, el estado chileno decretó Estado de Catástrofe en todo el territorio nacional. A pesar de que dicha medida se estableció para hacer frente a la pandemia, disminuir el número de pacientes contagiados por covid-19 y velar por la salud de los chilenos (estrategia sanitaria respaldada por el Plan Paso a Paso 12), la consultora identificó un aumento significativo en la demanda de consejería en salud sexual y reproductiva (SSRR). La imposibilidad de acceder a los canales tradicionales de información y atención trajo consigo el posicionamiento no solo de la corporación, sino también de las organizaciones de la sociedad civil, tanto en la entrega de una orientación especializada, como en la entrega de atención primaria, realización del proceso de test rápido y análisis de seguimiento, entre otros. Incluso los Reportes Estadísticos Mensuales (rem), revisados para la ejecución del estudio, evidenciaron una disminución de 46 % en test realizados entre enero y junio 2020 y un aumento de un 22,2 % en el número de personas sin TAR, esto comparado con el año anterior 13.
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