BIBLIOTECA JAVIER COY D’ESTUDIS NORD-AMERICANS
http://puv.uv.es/biblioteca-javier-coy-destudis-nord-americans.html
DIRECTORA
Carme Manuel
(Universitat de València)
Primera edición en inglés, 1972
Título original: Occupied America: The Chicanos Struggle toward Liberation
Publicado por Harper and Row. Nueva York
© 1972, Rodolfo F. Acuña
Traducción: Ana María Palos
Primera edición en español: 1976
Derechos reservados en lengua española © 1976
Ediciones Era, S. A.
Avena 102, México 13, D.F.
Segunda edición en español, 2022
Traducción y edición de José Juan Gómez-Becerra.
Derechos reservados en lengua española, Rodolfo F. Acuña
Reservados todos los derechos
Prohibida su reproducción total o parcial
ISBN: 978-84-9134-964-8 (papel)
ISBN: 978-84-9134-965-5 (ePub)
ISBN: 978-84-9134-966-2 (PDF)
Imagen de la cubierta: Cosmic Migrants , Nephtalí de León
Imagen interior: Lèo Limón - https://leolimon.com/
Diseño de la cubierta: Celso Hernández de la Figuera
Publicacions de la Universitat de València
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publicacions@uv.es
Edición digital
Contenidos
AMÉRICA OCUPADA , SEGUNDA EDICIÓN El contexto
EL PREFACIO (PRIMERA EDICIÓN)
EL PREFACIO (SEGUNDA EDICIÓN EN ESPAÑOL)
INTRODUCCIÓN
PRIMERA PARTE PANORAMA DE LA CONQUISTA Y LA COLONIZACIÓN
CAPÍTULO 1 El legado de odio: la conquista del Suroeste de Estados Unidos
CAPÍTULO 2 Remember the Alamo: la colonización de Texas
CAPÍTULO 3 La libertad enjaulada: la expansión hacia Nuevo México
CAPÍTULO 4 Sonora invadida: la ocupación de Arizona
CAPÍTULO 5 La pérdida de California: América para los angloamericanos
SEGUNDA PARTE UNA VISIÓN RADICAL DEL CHICANO DEL SIGLO XX
CAPÍTULO 6 ¡ Greasers Go Home !
CAPÍTULO 7 El camino hacia Delano
CAPÍTULO 8 Una era de represión
CAPÍTULO 9 Adiós a Norteamérica, I
CAPÍTULO 10 Adiós a Norteamérica, II
CAPÍTULO 11 La setenta y los ochenta
CAPÍTULO 12 Perdiéndole el miedo al diablo
CAPÍTULO 13 La ilusión de la inclusión
EPÍLOGO El ascenso de Donald Trump
América ocupada , segunda edición El contexto
Con razón del quincuagésimo aniversario de la publicación original de Occupied America , he decidido reeditar y actualizar esta segunda traducción en español de América ocupada (1972). Durante ese tiempo, en las casi cinco décadas de su publicación, se han publicado nueve tiradas de la edición en inglés, accesible en su mayoría solo para lectores de habla inglesa. Esta nueva edición en español consiste en cambios editoriales a la versión publicada en 1972 y la añadidura de tres nuevos capítulos. No obstante, el enfoque sigue puesto sobre la experiencia del mexicano en Estados Unidos y sus experiencias de vida en lo que el maestro José Martí identificara como las entrañas del monstruo. 1Precisamente, a partir de esta atmósfera sociohistórica se distingue la experiencia entre el mexicano de acá y la del de aquel lado.
La historia chicana o mexicoamericana también se distingue de la historia del resto de la población latina en Estados Unidos. El presente, la densidad y el recorrido sociohistórico de la vida diaria del mexicano en este lado son un distintivo al comparárseles con sus compatriotas en México y la población latina en Estados Unidos. De tal modo, conforme crece la población mexicana en Estados Unidos también aumenta la importancia y el interés general por la vida diaria del mexicano. En el 2016 había más de 35 millones de mexicanos en Estados Unidos, lo que en población equivale a ser la quinta nación más grande de América Latina. La magnitud del cambio se puede apreciar al considerar que la población mexicana en Estados Unidos apenas llegaba a los 5 millones de personas en 1976, cuando se publicara por vez primera la traducción de América ocupada . 2
La Diáspora produce una crisis de identidad de la que ya mucho se ha escrito. Desde el siglo XIX, los pensadores y activistas políticos han conceptualizado que el cimiento de una nación es la comunión de personas quienes “historically constituted a community of people” que, por consecuencia, heredan una serie de derechos propios. 3El tema resonaba más entre los intelectuales judíos, quienes se preocupaban por la defensa de la comunidad judía, lo que nos recuerda que la experiencia de la diáspora mexicana no es única ni esencialista, sino un acontecimiento concurrente de la experiencia humana. No obstante, desde este entendimiento diaspórico, la identidad es un rasgo indispensable para definir la corriente social de los grupos minoritarios dentro de sociedades exclusivas o mayoritariamente no representativas de estos.
La historia, así como llegar a la verdad, siempre depende del método de preferencia que se elija. Uno de los métodos más antiguos de indagación es la negación –la lógica tras la oposición semántica. La búsqueda de la verdad a través de la matización de la historia tiene gran importancia porque permite promover la justicia social y estimular un sentido de igualdad. En el contexto mexicoamericano, este sentido de la verdad histórica cobra mayor valor dentro del sistema de control y la división social al que está subyugado el mexicano en Estados Unidos, un sistema de castas comparable al impuesto por la colonia española en América. El presente histórico se distingue por la ambigüedad discursiva, la que nos lleva a la distorsión de la verdad y el propio desvanecimiento de la historia. Concomitantemente, esto dificulta, aún más, el impulso del sentido de comunidad necesario para articular la memoria histórica colectiva. Por ende, el encuentro entre el pocho, el inmigrante, el obrero, la clase media, y los diversos grupos latinos, es necesario al fomentar la defensa de los derechos humanos tanto para la comunidad mexicoamericana como para los latinos en general.
Durante esta era de ambigüedad discursiva, el pensamiento crítico depende de la conciencia histórica. 4Por ejemplo, en diálogos con estudiantes, los estudiantes inmigrantes suelen preguntarme qué hay en común entre ellos y los mexicoamericanos. Mi primera respuesta es pedirles que contemplen críticamente una lista de varios servicios y beneficios sociales a su disposición; entre los que seguramente figuran la admisión a la universidad, becas, y hasta diferentes frentes y organizaciones de apoyo social que benefician al inmigrante. Después, recalco cómo estos servicios y beneficios son el legado del movimiento chicano, y son parte del proceso histórico de ser mexicano en Estados Unidos. En 1968, el número de estudiantes mexicoamericanos en colegios y universidades cercanos a comunidades mexicanas, como San Fernando Valley State College, no alcanzaba ni el ciento de estudiantes matriculados; como resultado del proceso histórico que representa el movimiento chicano, esta universidad –ahora California State University Northridge– tiene una matrícula de más de 20 000 estudiantes latinos.
Ya para 1970, el movimiento chicano forjaba los cimientos sobre los cuáles se edificaría la clase media mexicoamericana.
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