• Пожаловаться

Arturo Pérez-Reverte: Limpieza De Sangre

Здесь есть возможность читать онлайн «Arturo Pérez-Reverte: Limpieza De Sangre» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию). В некоторых случаях присутствует краткое содержание. категория: Прочие приключения / на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале. Библиотека «Либ Кат» — LibCat.ru создана для любителей полистать хорошую книжку и предлагает широкий выбор жанров:

любовные романы фантастика и фэнтези приключения детективы и триллеры эротика документальные научные юмористические анекдоты о бизнесе проза детские сказки о религиии новинки православные старинные про компьютеры программирование на английском домоводство поэзия

Выбрав категорию по душе Вы сможете найти действительно стоящие книги и насладиться погружением в мир воображения, прочувствовать переживания героев или узнать для себя что-то новое, совершить внутреннее открытие. Подробная информация для ознакомления по текущему запросу представлена ниже:

Arturo Pérez-Reverte Limpieza De Sangre

Limpieza De Sangre: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Limpieza De Sangre»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Arturo Pérez-Reverte: другие книги автора


Кто написал Limpieza De Sangre? Узнайте фамилию, как зовут автора книги и список всех его произведений по сериям.

Limpieza De Sangre — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Limpieza De Sangre», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Que me place, voto a Dios. Es un bravo mozo. Tendríais que haberlo visto la noche del convento, intentando tenerme a raya con una daga… Que me ahorquen si me gustó llevarlo a Toledo, y menos conociendo lo que le esperaba. Pero ya sabéis. Quien paga, manda.

La sonrisa se le había vuelto socarrona. A veces miraba de soslayo la pistola que seguía sobre las sábanas; y al capitán no le cupo duda de que se habría servido de ella, si alguien le diese oportunidad.

– Sois -dijo Alatriste- un hideputa y un bellaco.

Mirólo el otro con sorpresa que parecía sincera.

– Pardiez, capitán Alatriste, Cualquiera que os oyese tomaría a vuestra merced por una monja clarisa…

Siguió un silencio. Aún con el dedo en el gatillo de la pistola, el capitán echó un detenido vistazo alrededor. La casa de Gualterio Malatesta le recordaba demasiado la suya propia como para que todo fuera indiferente. Y en cierta forma, el italiano tenía razón. No estaban tan lejos el uno del otro.

– ¿De veras no podéis moveros de esa cama?

– A fe mía que no… -Malatesta lo miraba ahora con renovada atención-. ¿Qué pasa?… ¿Estáis buscando un pretexto? -volvió a ensancharse la sonrisa, blanca y cruel-. Si os ayuda, puedo contaros la de hombres que avié por la posta, sin darles tiempo a un válgame Cristo… Despiertos y dormidos, por delante y por detrás; y más de lo último que de lo primero. Así que no vengáis ahora con apuros de conciencia -la sonrisa dio paso a una risita entre dientes, chirriante, atravesada-. Vuestra merced y yo somos del oficio.

Alatriste miraba la espada de su enemigo. La cazoleta tenía tantos golpes y mellas de acero como la suya propia. Todo es azar, se dijo. Depende de cómo caigan los dados.

– Os agradecería mucho -sugirió- que intentaseis agarrar la pistola, o esa espada.

Malatesta lo miró muy por lo fijo antes de negar despacio con la cabeza.

– Ni hablar. Puedo estar hecho filetes, pero no soy un menguado. Si queréis despacharme, apretad ese gatillo y acabemos pronto… Con suerte, llegaré al infierno a la hora de cenar.

– No me gusta hacer de verdugo.

– Pues iros a tomar viento. Estoy demasiado débil para discutir.

Apoyó de nuevo la cabeza en la almohada, cerró los ojos silbando tirurí-ta-ta, y pareció desentenderse del asunto. Alatriste se estuvo de pie, pistola en mano. A través de la ventana oía el lejano reloj de una iglesia dando campanadas. Por fin, Malatesta dejó de silbar. Pasóse la mano por las cejas hinchadas, luego por el rostro picado de viruela y cicatrices, y miró de nuevo al capitán.

– ¿ Qué?… ¿Os decidís?

Alatriste no respondió. Todo empezaba a rondar lo grotesco. Ni el propio Lope habría osado hacer representar aquello, por miedo a que los mosqueteros del zapatero Tabarca le patearan el corral. Se acercó un poco a la cama, estudiando las heridas de su enemigo. Hedían, con muy mal aspecto.

– No os hagáis ilusiones -dijo Malatesta, creyendo interpretar sus pensamientos-. Saldré de ésta. Los de Palermo somos gente dura… Así que aderezadme de una puñetera vez.

Quería matarlo. Eso estaba fuera de cualquier duda. Diego Alatriste quería matar a aquel peligroso canalla, que tanto había amenazado su vida y la de sus amigos, y a quien dejar atrás vivo era tan suicida como tener una serpiente venenosa en el cuarto donde uno piensa echarse a dormir. Quería y necesitaba matar a Gualterio Malatesta; pero no de ese modo, sino aceros en mano y cara a cara, escuchando su resuello de lucha y el estertor de su agonía. Y en ese instante reflexionó que no había ninguna prisa, y que todo podía muy bien esperar. A fin de cuentas, por más que el italiano se empeñara y complaciese en ello, el uno y el otro no eran exactamente iguales. Tal vez lo fueran ante Dios, ante el diablo o ante los hombres; pero no en su fuero interno, ni en su conciencia. Iguales en todo, salvo en la manera de ver los dados sobre el tapete. Iguales, excepto en que, de trocar papeles, Malatesta ya habría matado hacía rato a Diego Alatriste, mientras que éste continuaba allí, la espada en la vaina, el dedo indeciso en el gatillo de su pistola.

Entonces se abrió la puerta y una mujer apareció en el umbral. Era todavía joven, vestida con una blusa y una mala basquiña gris. Traía una cesta con sábanas limpias y una damajuana de vino, y al ver allí a un intruso ahogó un grito, dirigiéndole a Malatesta una mirada de espanto. La damajuana cayó a sus pies, rompiéndose en el armazón de mimbre. Quedó la mujer incapaz de moverse ni decir palabra, con angustia en los ojos. Y Diego Alatriste supo, de un vistazo, que el miedo no era por ella misma, sino por la suerte del hombre malherido en la cama. Después de todo, ironizó para sus adentros, hasta las serpientes buscan compañía. Y se aparean.

Observó con calma a la mujer. Era cenceña, vulgar. Tenía una mocedad cansada, con cercos de fatiga que sólo cierta clase de vida imprime en torno a los ojos. Pardiez, que casi recordaba un poco a Caridad la Lebrijana. Miró el capitán el vino de la damajuana rota, que se extendía como sangre por las baldosas del suelo. Después inclinó la cabeza, desmontó con cuidado el perrillo de la pistola, y se la introdujo en el cinto. Lo hizo todo muy despacio, como si temiera olvidar algo, o estuviese pensando en otra cosa. Y luego, sin decir palabra ni volverse a mirar atrás, apartó suavemente a la mujer y salió de aquel cuarto que olía a soledad y a derrota; tan parecido al suyo propio, y a todos los lugares que él mismo había conocido a lo largo de su vida.

Empezó a reír cuando estuvo en la galería, y siguió haciéndolo mientras bajaba por las escaleras hasta la calle, abrochándose el fiador de la capa. Reía lo mismo que el propio Malatesta había reído una vez junto al Alcázar real, bajo la lluvia, cuando vino a despedirse de mí tras la aventura de los dos ingleses. Y su risa, igual que aquélla, siguió sonando tras él mucho después de que se hubiera ido.

EPÍLOGO

« Parece que la guerra se reaviva en Flandes, y los más oficiales y soldados que estaban en Madrid han tomado resolución de partirse a los ejércitos, viendo el poco despacho que aquí se hace, y la ocasión que allí hay de botines y beneficios. Cuatro días ha que fuese el Tercio Viejo de Cartagena con sus cajas y banderas; que como sin duda sabe vuestra merced, fue reformado después de aquel terrible diezmo que hubo hace dos años en la jornada de Fleurus. Casi toda es gente veterana, y se esperan grandes sucesos en las provincias rebeldes.

A otro propósito, ayer lunes fue muerto de modo misterioso el capellán de las adoratrices benitas, padre Juan Coroado. Era este sacerdote de conocida familia portuguesa, buen mozo, de gallarda planta y reconocida parola en el púlpito. Parece que estando a la puerta de su parroquia se le llegó un hombre joven embozado, y sin mediar palabra pasólo departe a parte con un estoque. Murmuran de galanteos, o venganzas. El matador no fue hallado. »

(De los Avisos de José Pellicer)

EXTRACTOS DE LAS FLORES DE POESÍA DE VARIOS INGENIOS DE ESTA CORTE.

IMPRESO DEL SIGLO XVII SIN PIE DE IMPRENTA

Conservado en la Sección «Condado de Guadalmedina» del Archivo y Biblioteca de los Duques del Nuevo Extremo (Sevilla).

DEL LICENCIADO SALVADOR CORTÉS Y CAMPOAMOR

AL CAPITAN ALATRISTE

Soneto

Cronistas y poetas, y hasta Homero
De ti, soldado, la memoria canten,
Porque tus enemigos aún se espanten
Al recordar el brillo de tu acero.
Bredá y Ostende, Mástríque y Amberes
Teatro son de tus heroicas gestas.
Donde hubiste las armas siempre prestas
Por cumplir con tu Rey y tus deberes.
Luteranos, flamencos insurretos,
Turcos, leopardos de la Inglaterra
Probaron de tu brío los efectos.
Proclamen, pues, los cielos y la tierra
Los lances y los fechos circunspectos
De Alatriste, ¡¡el rayo de la guerra!

Читать дальше
Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Limpieza De Sangre»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Limpieza De Sangre» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё не прочитанные произведения.


Arturo Perez-Reverte: The Seville Communion
The Seville Communion
Arturo Perez-Reverte
Arturo Perez-Reverte: Queen of the South
Queen of the South
Arturo Perez-Reverte
Arturo Pérez-Reverte: El Asedio
El Asedio
Arturo Pérez-Reverte
Arturo Pérez-Reverte: The Sun Over Breda
The Sun Over Breda
Arturo Pérez-Reverte
Arturo Perez-Reverte: Captain Alatriste
Captain Alatriste
Arturo Perez-Reverte
Arturo Pérez-Reverte: El Sol De Breda
El Sol De Breda
Arturo Pérez-Reverte
Отзывы о книге «Limpieza De Sangre»

Обсуждение, отзывы о книге «Limpieza De Sangre» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.