Harold Pinter - El conserje

Здесь есть возможность читать онлайн «Harold Pinter - El conserje» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Драматургия, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

El conserje: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El conserje»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

El conserje — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El conserje», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Mick.-Vamos a ver: ¿qué te traes entre manos?

TELÓN

ACTO SEGUNDO

Unos segundos más tarde.

Mick está sentado; Davies está en el suelo, medio sentado, encogido.

Silencio.

Mick.-Bueno, tú dirás.

Davies.-Nada, nada. Nada. (Cae una gota en el balde. Los dos miran hacia arriba. Mick vuelve a mirar a Davies.)

Mick.-¿Cómo te llamas?

Davies.-No le conozco. ¿Quién es usted? (Pausa.)

Mick.-¿Eh?

Davies.-Jenkins.

Mick.-¿Jenkins?

Davies.-Sí.

Mick.-Jen… kins. (Pausa.) ¿Has dormido aquí esta noche?

Davies.-Sí.

Mick.-¿Dormiste bien?

Davies.-Sí.

Mick.-Me alegro. Encantado de conocerte. (Pausa.) ¿Cómo has dicho que te llamabas?

Davies.-Jenkins.

Mick.-¿Cómo?

Davies.-¡Jenkins! (Pausa.)

Mick.-Jen… kins. (Cae una gota en el balde. Davies levanta los ojos y lo mira.) Me recuerdas al hermano de mi tío. Siempre andaba por ahí. Nunca sin su pasaporte. Le gustaban las chicas. Era un tipo parecido a ti. Un poco atlético. Especialista en saltos de longitud. Solía hacernos exhibiciones en el cuarto de estar cuando se acercaba la Navidad. Tenía una debilidad por los cacahuetes… Eso es lo que le pasaba. Era su debilidad. En tratándose de cascajo nunca decía basta. Cacahuetes, nueces, nueces del Brasil, pero nunca comía tarta de frutas, ni tocarlas. Tenía un cronómetro estupendo. Lo afanó en Hong Kong. Al día siguiente le expulsaron del Ejército de Salvación. Era el número cuatro en las reservas de Beckenham. Esto era antes que le dieran la medalla de oro. Tenía la graciosa costumbre de llevar su violín a la espalda. Como un papúa. Creo que tenía algo de piel roja. A decir verdad, nunca he averiguado cómo llegó a ser hermano de mi tío. A menudo he pensado si no sería al revés. Quiero decir, si mi tío no sería su hermano y él mi tío. Pero nunca le he llamado tío. Siempre le he llamado Sid. Mi madre también le llamaba Sid. Un asunto curioso. Se parecía a ti como una gota de agua a otra. Se casó con un chino y se fue a Jamaica. (Pausa.) Espero que hayas dormido bien esta noche.

Davies.-¡Oiga! ¿Quién es usted?

Mick.-¿En qué cama has dormido?

Davies.-Oiga, vamos a ver…

Mick.-¿Eh?

Davies.-En esa.

Mick.-¿No en la otra?

Davies.-No.

Mick.-Caprichoso. (Pausa.) ¿Te gusta mi cuarto?

Davies.-¿Su cuarto?

Mick.-Sí.

Davies.-Esta no es su habitación. No sé quién es usted. Nunca le había visto.

Mick.-Eres muy dueño de creerlo o no, pero ¿sabes que tienes un parecido muy chocante con un tipo que conocí en Shoredich? En realidad, vivía en Aldgate. Yo estaba pasando unos días con un primo en Camden Town. Ese tipo tenía un cuartucho en Finsbury Park, tocando a la estación de los autobuses. Cuando trabamos amistad, supe que se había criado en Putney. Esto no afectó en nada nuestras relaciones. Conozco mucha gente que ha nacido en Putney. Y si no en Putney, en Fulham. Lo malo era que no había nacido en Putney, sino que allí sólo se había criado. Después me enteré que había nacido en Caledonian Road, un poco antes de llegar a Nag's Head. Su madre, ya vieja, vivía todavía en Angel. Todos los autobuses pasaban por delante de su puerta. Podía tomar el treinta y ocho, el quinientos ochenta y uno, el treinta o el treinta A; la llevaban por la carretera de Essex hasta Dalston Junction en un momento. Claro, también podía tomar un treinta y la llevaba, vía Upper Street, a Highbury Corner, y bajaba luego hasta la catedral de San Pablo, pero al final siempre la dejaba en Dalston Junction. Yo, cuando iba a trabajar, solía dejar la bicicleta en su jardín. Sí, fue un asunto curioso. Era tu misma imagen. Algo más grande la nariz, pero cosa de nada. (Pausa.) ¿Has dormido aquí esta noche?

Davies.-Sí.

Mick.-¿Dormiste bien?

Davies.-¡Sí!

Mick.-¿Has tenido que levantarte por la noche?

Davies.-¡No! (Pausa.)

Mick.-¿Cómo te llamas?

Davies.- (Cambiando de posición, casi levantándose.) ¡Bueno, oiga!

Mick.-¿Qué?

Davies.-¡Jenkins!

Mick.-Jen… kins. (Davies hace un rápido movimiento para levantarse. Un violento empujón de Mick le hace caer de nuevo. A voz en grito.) ¿Has dormido aquí esta noche?

Davies.-Sí…

Mick.- (Continuando a gran velocidad.) ¿Cómo has dormido?

Davies.-He dormido…

Mick.-¿Bien?

Davies.-¡Bueno, oiga…!

Mick.-¿En qué cama?

Davies.-Esa…

Mick.-¿No en la otra?

Davies.-¡No!

Mick.-Caprichoso. (Pausa. Quedamente.) Caprichoso. (Pausa. Amable de nuevo.) ¿Qué tal has dormido en esa cama?

Davies.- (Golpeando el suelo.) ¡Bien!

Mick.-¿No has estado incómodo?

Davies.- (Gruñendo.) ¡Bien! (Mick se pone en pie y se le acerca.)

Mick.-¿Eres extranjero?

Davies.-No.

Mick.-¿Nacido y criado en las Islas Británicas?

Davies.-¡Sí!

Mick.-¿Qué te enseñaron? (Pausa.) ¿Te ha gustado mi cama? (Pausa.) Esa es mi cama. Hay que guardarse de las corrientes de aire.

Davies.-¿En la cama?

Mick.-No; y ahora, arriba ese culo. (Davies mira con cautela a Mick, que le da la espalda. Davies corre hacia la percha y coge sus pantalones. Mick se vuelve rápidamente y se apodera de ellos. Davies forcejea para recuperarlos. Mick extiende una mano amenazadora.) ¿Intentas quedarte aquí?

Davies.-Déme mis pantalones.

Mick.-¿Vas a quedarte aquí mucho tiempo?

Davies.-¡Déme mis puñeteros pantalones!

Mick.-¿Por qué? ¿Adonde quieres ir?

Davies.-¡Déme y me voy, me voy a Sidcup! (Mick le azota la cara con los pantalones varias veces. Davies se echa atrás. Pausa.)

Mick.-¿Sabes? Me recuerdas a un fulano que me encontré un día al otro lado del viaducto de Guilford…

Davies.-¡Me han traído aquí! (Pausa.)

Mick.-¿Decías?

Davies.-¡Me han traído aquí! ¡Me han traído aquí!

Mick.-¿Que te han traído aquí? ¿Quién?

Davies.-Un hombre que vive aquí…, el… (Pausa.)

Mick.-Embustero.

Davies.-Me trajo aquí anoche…; lo encontré en un café…; yo trabajaba…, me despidieron…; yo trabajaba allí…; si no es por él, no lo cuento…; me trajo aquí, me trajo aquí directamente. (Pausa.)

Mick.-No sé por qué me parece que eres un embustero nato, ¿a que sí? Estás hablando con el dueño. Este es mi cuarto. Estás en mi casa.

Davies.-Que no, que es del otro…; él lo sabe que yo…, él…

Mick.- (Señalando la cama de Davies.) Esa es mi cama.

Davies.-Y la otra, ¿qué?

Mick.-Esta es la cama de mi madre.

Davies.-¡Pues anoche no estaba aquí!

Mick.- (Aproximándosele.) Mira, no seas bellaco, ¿eh? No me seas bellaco. No te metas con mi madre.

Davies.-Yo no…, yo no he…

Mick.-No te pases de la raya, amigo, ni empieces a tomarte libertades con mi vieja; a ver si tenemos más respeto.

Davies.-Ya tengo respeto…, no encontrará a nadie que tenga más respeto que yo.

Mick.-Pues a ver si dejas de decir embustes.

Davies.-Bueno, oiga, que yo a usted no le he visto en mi vida.

Mick.-Supongo que tampoco has visto nunca a mi madre, ¿no? (Pausa.) Me parece que estoy llegando a la conclusión de que eres un viejo bribón, un granuja. Eso es lo que tú eres, y nada más.

Davies.-Oiga, oiga…

Mick.-Escucha, hijo. Escucha, nene. Apestas.

Davies.-No tiene usted derecho a…

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El conserje»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El conserje» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


libcat.ru: книга без обложки
Harold Pinter
Jason Pinter - The Hunters
Jason Pinter
Jason Pinter - Matar A Henry Parker
Jason Pinter
Jason Pinter - The Darkness
Jason Pinter
Jason Pinter - The Fury
Jason Pinter
Jason Pinter - The Stolen
Jason Pinter
Jason Pinter - The Guilty
Jason Pinter
Jason Pinter - The Mark
Jason Pinter
Harold Bindloss - Alton of Somasco
Harold Bindloss
John Harold Caicedo - Una semilla para cada día
John Harold Caicedo
Harold Bindloss - Blake's Burden
Harold Bindloss
Отзывы о книге «El conserje»

Обсуждение, отзывы о книге «El conserje» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x