Susan Mallery - Pasión En El Desierto

Здесь есть возможность читать онлайн «Susan Mallery - Pasión En El Desierto» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современные любовные романы, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Pasión En El Desierto: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Pasión En El Desierto»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Él era el atrevido desconocido que se había propuesto acompañar a la bella e inocente Phoebe Carson en su visita a su tierra natal. Pero ¿qué haría Phoebe cuando descubriera que su guía no era otro que el príncipe Nasri Mazin… y que estaba decidido a seducirla?

Pasión En El Desierto — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Pasión En El Desierto», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

De repente sintió algo duro presionando contra su vientre, y se alegró de haberle suscitado aquel efecto. Mazin alzó de nuevo las manos hasta sus senos y se concentró en acariciarle los pezones con los pulgares.

No había imaginado que pudiera existir tanto placer en el mundo… Su mente se cerró a todo lo que no fueran las caricias de Mazin. Ni siquiera fue consciente de que había interrumpido el beso hasta que echó la cabeza hacia atrás y pronunció su nombre.

Mazin se rió por lo bajo. Inclinándose hacia delante, se apoderó de un pezón y comenzó a succionarlo. Phoebe le acunó la cabeza entre las manos, enterró los dedos en su pelo y le suplicó que no se detuviera.

Cambiaba de seno a cada momento, lamiéndoselo, chupándoselo, acariciándoselo. Phoebe sintió que se le humedecía la braga. De repente, sin previo aviso, le fallaron las piernas.

Mazin la sujetó a tiempo. Con una facilidad que no pudo menos que sorprenderla, la alzó en brazos y la llevó a la cama. Los zapatos se le cayeron por el camino. Antes de tumbarse a su lado, se apresuró a despojarla de la braga, dejándole las medias puestas.

Phoebe experimentó una fugaz punzada de pánico, pero Mazin se apresuró a abrazarla y a besarla. Minutos después la mano con la que le estaba acariciando un seno empezó a descender, pero ella no se dio cuenta debido a la intensidad de sus besos. Sin embargo, al primer roce de sus dedos en su húmedo vello, fue más que consciente de su contacto.

Decenas de preguntas acribillaron su mente. ¿Qué se suponía que tenía que hacer? ¿Qué debería sentir? Antes de que tuviera tiempo para preguntárselo, él le acarició la cara interior de un muslo. Y, sin darse cuenta de lo que estaba haciendo, Phoebe abrió las piernas.

Mazin la acarició delicadamente, explorando, descubriendo maravillosas zonas que le aceleraban la respiración. Encontró su lugar más secreto y se deslizó dentro. Al mismo tiempo, dejó de concentrarse en su boca para dedicarse a sus senos. Con los labios, rodeó un pezón y comenzó a lamerle la punta.

Phoebe no sabía en qué pensar: si en su boca o en sus dedos. Él se apartó entonces, sin dejar de acariciarla. De repente, por sorpresa, cerró la boca sobre el pezón a la vez que sus dedos encontraban un punto exquisitamente sensible.

Aquella mezcla de caricias la hizo olvidarse hasta de respirar. Creía morir. Nadie podía sobrevivir a semejante placer, lo cual le aterraba. Al mismo tiempo, anhelaba que durara para siempre…

Mazin la acariciaba con delicadeza, acelerando el ritmo a cada segundo. De pronto Phoebe volvió a ser capaz de respirar, o más bien de jadear.

– ¿Mazin?

– Sssh, paloma mía. Estoy aquí.

Volvió a besarla y a tocarla y el mundo empezó a girar de nuevo. Hubo una caricia final, una cumbre de placer, seguida de la más gloriosa liberación. Phoebe se aferró a él, temblando, ávida y saciada al mismo tiempo.

Cuando todo terminó, Mazin le cubrió el rostro de besos, haciéndola sentirse como si fuera la más preciada criatura sobre la tierra.

– No sabía que fuera así -susurró-. Ha sido absolutamente increíble.

Se la quedó mirando fijamente.

– Y hay mucho más que me gustaría enseñarte.

– Encantada.

Mazin se levantó de la cama y se quitó la chaqueta y la camisa. Los zapatos y los calcetines siguieron el mismo camino, al igual que el pantalón. Cuando estuvo desnudo, ella se incorporó sobre un codo para estudiarlo. La vista de su cuerpo no podía complacerla más. Lo observó mientras se enfundaba el preservativo y, acto seguido, se abrió de piernas para él.

El esperó antes de entrar, dedicándose primero a besarla y a acariciarla por todas partes, incrementando aquel increíble placer. Finalmente, justo cuando ella estaba a punto de alcanzar el orgasmo, se deslizó en su interior.

Su cuerpo pareció estirarse para acogerlo. La presión resultó incómoda al principio, pero luego fue cediendo. Mazin deslizó una mano entre sus cuerpos y tocó el punto más sensible. La sensación de sentirlo dentro de sí mientras la acariciaba se tornó insoportable: apenas podía esperar.

Se aferró a él. Todo le resultaba nuevo y familiar a la vez; creía perderse a sí misma en cada embate. Estremecida, gritó su nombre.

Abrió los ojos: Mazin la estaba mirando. Mientras el clímax los barría a los dos, se miraron fijamente. Fue un momento de íntima conexión, algo que nunca antes había experimentado.

En aquel preciso instante, comprendió la verdad. Que por mucho que se alejara de aquel paraíso mágico, que por muy maravillosas que fueran sus experiencias en un futuro… siempre amaría a un único hombre. Mazin.

Ocho

Phoebe se despertó justo antes del amanecer. Un peso nada familiar le oprimía la cintura; tardó un segundo en darse cuenta de que era el brazo de Mazin. Sonriendo, se apretó aún más contra él.

– Buenos días -le susurró él al oído. Estaba detrás de ella, envolviéndola con su cuerpo-. ¿Cómo te sientes?

– Maravillosamente bien -respondió, feliz.

Algo duro le estaba presionando un muslo. Soltó una risita.

– No sabía que la gente podía hacer el amor tan a menudo.

– Te aseguro que cuatro veces en una noche no es nada normal. Tú me inspiras -se retiró un tanto-. Sin embargo, todo esto es demasiado nuevo para ti, así que me contendré.

Phoebe recordó una de las ocasiones en que habían hecho el amor. Sin que llegara a penetrarla, la había besado íntimamente hasta provocarle el orgasmo. Luego le había enseñado a complacerlo a él de la misma manera. Tal y como le había prometido, había tantas cosas que descubrir y que explorar…

– Vaya -gruñó Mazin, mirando su reloj-. Tengo que volver a casa, paloma mía. Cada mañana desayuno con Dabir y no me gustaría tener que explicarle mi ausencia. Pero volveré dentro de unas horas y entonces podremos ir a Punta Lucia -se inclinó para besarla-. Allí, bajo la cascada, te haré el amor.

Phoebe se derretía solamente de pensarlo.

Mazin y se levantó y se vistió rápidamente. Antes de marcharse, volvió a besarla.

– Échame de menos -le dijo-. Como yo te echaré de menos a ti.

– Siempre -le prometió ella, sincera.

El fragor de la cascada era ensordecedor. Phoebe se había quedado sin aliento ante el espectáculo de la inmensa masa de agua cayendo desde una altura de varias decenas de metros. Con la espalda recostada contra el pecho de Mazin, una finísima niebla le refrescaba los brazos y la cara.

Era un momento perfecto, pensó feliz. La noche anterior había aprendido lo que significaba ser amada por un hombre. Una y otra vez Mazin la había acariciado, la había besado, le había mostrado el paraíso. Con un poco de práctica, ella también aprendería a seducirlo. Porque quería aprender. Quería hacerlo temblar y disfrutar.

Quería que él la amara.

Suspiró. El amor. ¿Podía un hombre como Mazin amar a una mujer como ella? Phoebe era joven y no había tenido su experiencia de la vida. Mazin era un hombre de mundo, y muy rico. Tenían muy poco en común. Y sin embargo… con él se sentía perfecta, realizada. En aquel momento, mientras se dejaba abrazar, tenía la sensación de haber vuelto a casa, de encontrarse en casa. ¿Cómo era posible que sus sentimientos fueran tan fuertes sin que él experimentara lo mismo?

¿Era posible que pudiera amarlo tanto y que él no sintiera nada por ella?

– ¿En qué estás pensando? -le preguntó Mazin, al oído.

– Que las cascadas son muy bonitas… ¿de verdad vamos a hacer el amor allí?

Mazin la hizo volverse y la besó. Phoebe reconoció la pasión que relampagueaba en sus ojos.

– No dudes de mi deseo por ti, paloma mía -le dijo mientras le tomaba una mano y se la ponía sobre su sexo excitado.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Pasión En El Desierto»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Pasión En El Desierto» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Pasión En El Desierto»

Обсуждение, отзывы о книге «Pasión En El Desierto» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x