Susan Mallery - Pasión En El Desierto

Здесь есть возможность читать онлайн «Susan Mallery - Pasión En El Desierto» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современные любовные романы, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Pasión En El Desierto: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Pasión En El Desierto»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Él era el atrevido desconocido que se había propuesto acompañar a la bella e inocente Phoebe Carson en su visita a su tierra natal. Pero ¿qué haría Phoebe cuando descubriera que su guía no era otro que el príncipe Nasri Mazin… y que estaba decidido a seducirla?

Pasión En El Desierto — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Pasión En El Desierto», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Phoebe se levantó. La sonrisa que vio en sus labios de pasó del simple agrado de verla a la abierta admiración.

– Veo que llevas el vestido que te envié. Confío en que no me castigues por mi atrevimiento…

Su comentario burlón la hizo sonreír. En aquel instante, el corazón le dio un vuelco en el pecho. Phoebe tuvo el repentino convencimiento de que se encontraba en mayor peligro del que había imaginado. ¿Se habría enamorado ya de Mazin?

Antes de que pudiera responder a esa pregunta, empezó a sonar una música. Varias jóvenes salieron al escenario y empezaron a bailar.

Para entonces Phoebe y Mazin ya estaban sentados y el camarero apareció con el primer plato. La mirada de Phoebe se veía inevitablemente atraída al escenario, como si le resultara más seguro mirar a las bailarinas que a su acompañante. La aprensión le había robado el apetito.

– Son bailes tradicionales. Algunos son pura diversión -le explicó él, acercándose mucho para que pudiera oírlo por encima del ruido de la música-. Otros, en cambio, cuentan una historia. Ésta, por ejemplo, es la del viaje de los nómadas en busca de agua.

Continuó hablando, pero Phoebe era incapaz de escuchar otra cosa que el estridente latido de su propio corazón. ¿Se atrevería a hacerlo? ¿Acaso Ayanna no le había hecho prometer que no se arrepentiría de nada, que haría lo que tuviera que hacer para no lamentarse nunca de no haberlo hecho?

– No has probado la comida. Y sospecho que no me estás haciendo caso.

Phoebe se volvió hacia él. El ritmo de la música parecía confundirse con el de su sangre.

Estudió su rostro, la manera en que se había peinado, echándose el pelo hacia atrás; sus altos pómulos, el delicado dibujo de su labio superior.

Mazin le acarició entonces una mejilla con el dorso de la mano.

– Dímelo, Phoebe. Puedo leer una pregunta en tus ojos, y también algo muy parecido al miedo. Ya te dije que no tienes nada que temer de mí. Seguro que hemos pasado suficientes horas juntos como para que no tengas la menor duda sobre ello.

– Sí, lo sé -susurró, incapaz de apartar la mirada de sus ojos-. Es sólo que… -suspiró-. Has sido terriblemente amable conmigo, Quiero que sepas que te agradezco enormemente todo lo que has hecho.

Mazin se sonrió.

– No me des las gracias. Te aseguro que la amabilidad no ha sido lo que me ha animado. Soy demasiado egoísta para eso.

– No me lo creo. Y tampoco entiendo lo que ves en mí. Soy joven e inexperta. Pero tú has hecho que mi estancia en esta isla sea como un sueño. Por eso me cuesta tanto pedirte una cosa más.

– Pídeme lo que quieras. Sospecho que me resultará difícil rechazártela.

Le acarició el labio inferior con el pulgar. Phoebe se estremeció. El contexto excitó su deseo, a la vez que, junto con sus palabras, le dio el coraje para continuar:

– Mazin, ¿me llevarías mañana a la Punta Lucia?

La expresión de sus ojos oscuros se volvió inescrutable. No mostraba el menor indicio de lo que estaba pensando. Phoebe tragó saliva, nerviosa.

– Conozco la tradición: que sólo puedo ir allí con un amante. Y no tengo ninguno. Porque yo nunca… -¿por qué no le decía nada? Se estaba ruborizando. Las palabras no llegaban hasta sus labios-. Pensé que a lo mejor te gustaría pasar esta noche conmigo. Para cambiar eso, vamos. Para…

Se le cerró la garganta y tuvo que dejar de hablar. Incapaz de sostenerle la mirada por más tiempo, bajó la vista esperando de un momento a otro que se echara a reír.

Mazin estudió a la joven que tenía delante. Siempre había pensado que tenía una belleza serena, discreta, pero esa noche era sin duda la criatura más hermosa que había sobre la tierra. Parte de su transformación procedía de su vestido y del maquillaje, pero lo principal era resultado de su sutil confianza. Al fin Phoebe había dejado de dudar de sí misma. Hasta le había pedido que se convirtiera en su amante. Podía leer la incertidumbre en su postura, las preguntas en el temblor de sus labios. Sabía que no era en absoluto consciente de lo mucho que la deseaba, ni del colosal esfuerzo de contención que debía hacer para guardar las distancias.

Incluso en aquel momento, mientras estaban allí sentados, estaba dolorosamente excitado. Si Phoebe hubiera tenido alguna experiencia al respecto, no habría dudado de su propio atractivo.

Suponía que un hombre más noble que él habría encontrado una manera de rechazarla delicadamente. Sabía que era la persona menos adecuada para recibir un regalo tan preciado como el que le estaba haciendo Phoebe.

Y, sin embargo, no podía resistirse. Demasiado tiempo llevaba deseándola. La necesidad lo quemaba por dentro. La necesidad de ser su primer amor, de abrazarla, de tocarla y de hacerla suya, algo que nunca nadie le había ofrecido antes.

– Paloma mía -murmuró, acercándose.

Phoebe alzó la cabeza, con los ojos brillantes por las lágrimas. La duda nublaba sus preciosos rasgos.

Mazin le enjugó las lágrimas y la besó en los labios.

– Te he deseado desde el primer momento que te vi -le confesó, sincero-. Si no logro tenerte… una parte de mí dejará de existir.

Vio que sus labios dibujaban una sonrisa.

– ¿Eso es un «sí»?

– Sí -rió él.

Habría consecuencias. Una cosa era hacer el amor con una mujer madura y experimentada… y otra cosa muy distinta era acostarse con una virgen. El honor estaba en juego. Quizá en los tiempos actuales había gente que se tomaba esas cosas a la ligera, pero él no. No con Phoebe.

Se preguntó cómo reaccionaría sí le contaba la verdad. ¿Seguiría queriendo acostarse con él? Experimentó una punzada de mala conciencia. Pero la necesitaba demasiado como para arriesgarse.

– ¿Qué es lo que te apetece hacer? -le preguntó casi al oído-. ¿Quieres que terminemos de ver a las bailarinas? Si lo hacemos, la expectación será mayor. O también podemos dejarlo para otra ocasión.

– No quiero esperar.

Aquellas sencillas palabras dispararon un rayo de deseo que lo atravesó de parte a parte. Esa noche sería como una maravillosa y deliciosa tortura, un placer supremo, absoluto. Estaba decidido a enseñarle todas las posibilidades y a hacer que su primera experiencia fuera perfecta.

Siete

Abandonaron el restaurante inmediatamente. Phoebe intentó disimular sus nervios mientras esperaban en la puerta el coche de Mazin. Pero en lugar de su Mercedes habitual, lo que apareció fue una limusina negra.

– Quería que esta noche fuera especial -le explicó Mazin con una sonrisa al tiempo que la ayudaba a subir-. Pensé que te gustaría el cambio.

Nunca había subido antes a una limusina, pero sabía que si lo reconocía, se mostraría aún más inocente e inexperta de lo que ya era. En lugar de ello, intentó esbozar una sonrisa de agradecimiento, pese a que sus labios parecían negarse a colaborar…

Tenía el cerebro completamente en blanco. El trayecto de regreso al hotel duraría unos quince minutos. Evidentemente tenían que hablar de algo, pero a ella no se le ocurría tema alguno. ¿De qué tenían que hablar exactamente antes de hacer el amor por primera vez?

Contempló el lujoso interior. La tapicería era de color crema, de la piel más fina que había tocado en su vida. A su izquierda había un sofisticado equipo de música y un pequeño televisor. A la derecha, el mueble bar. Una botella de champán se enfriaba en un cubo de hielo.

– ¿Ya habías planeado que nosotros…? -se interrumpió, incapaz de continuar.

Mazin siguió la dirección de su mirada y tocó la botella de champán.

– No. Simplemente había pensado que podríamos dar un paseo por la playa y contemplar la luna. No me había imaginado que al final terminaría haciendo algo más que besarte. De haberlo imaginado, habría preparado muchas más cosas.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Pasión En El Desierto»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Pasión En El Desierto» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Pasión En El Desierto»

Обсуждение, отзывы о книге «Pasión En El Desierto» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x