• Пожаловаться

Ana Veloso: La Fragancia De La Flor Del Café

Здесь есть возможность читать онлайн «Ana Veloso: La Fragancia De La Flor Del Café» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию). В некоторых случаях присутствует краткое содержание. категория: Исторические любовные романы / на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале. Библиотека «Либ Кат» — LibCat.ru создана для любителей полистать хорошую книжку и предлагает широкий выбор жанров:

любовные романы фантастика и фэнтези приключения детективы и триллеры эротика документальные научные юмористические анекдоты о бизнесе проза детские сказки о религиии новинки православные старинные про компьютеры программирование на английском домоводство поэзия

Выбрав категорию по душе Вы сможете найти действительно стоящие книги и насладиться погружением в мир воображения, прочувствовать переживания героев или узнать для себя что-то новое, совершить внутреннее открытие. Подробная информация для ознакомления по текущему запросу представлена ниже:

Ana Veloso La Fragancia De La Flor Del Café

La Fragancia De La Flor Del Café: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La Fragancia De La Flor Del Café»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Brasil, año 1884. En el valle del río Paraíba, los terratenientes y sus familias llevan una vida lujosa y despreocupada gracias al trabajo de sus esclavos en las plantaciones de café. Vitória aspira a más, a mucho más. Vita, como todo el mundo la llama, es hija de uno de los más ricos «barones del café». Posee una belleza extraordinaria, es inteligente, hábil en los negocios, con un carácter fuerte e independiente, y es considerada el mejor partido del valle. Cuando Vita conoce a León Castro, un periodista atractivo y enigmático, su vida cambia. León es abolicionista y lucha fervientemente contra la esclavitud y por lo tanto contra los intereses de la familia de Vita. A pesar de estas diferencias insuperables se enamoran perdidamente. Desde un inicio su amor está marcado por desencuentros. Una y otra vez los caminos de Vita y León se cruzan y se separan, pero ni el tiempo ni los reveses de la fortuna pueden con su pasión. Ante el trasfondo del paradisíaco valle del río Paraíba y del pintoresco emporio de Río de Janeiro, de la época dorada de las plantaciones de café y de su ruina después de la abolición de la esclavitud, tienen lugar la saga de una familia de hacenderos y la historia de un gran amor…

Ana Veloso: другие книги автора


Кто написал La Fragancia De La Flor Del Café? Узнайте фамилию, как зовут автора книги и список всех его произведений по сериям.

La Fragancia De La Flor Del Café — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La Fragancia De La Flor Del Café», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

La cesta con los bollos estaba justo delante de dona Alma, que intentó adelantarse a su hija. Pero aquel movimiento la obligó a detenerse de pronto haciendo un gesto de dolor.

– Mamae, ¿se encuentra mal?

– Los dolores son sencillamente espantosos. Pero no os preocupéis por mí, mandaré buscar al doutor Vieira. Su medicina hizo milagros en el último ataque. ¿Podrás prescindir hoy de Félix? -le preguntó a su marido.

Félix era el chico para todo en Boavista. Tenía catorce años, era alto y fuerte. Pero ya no podía trabajar en la recolección. Era mudo, y en el cafetal sólo podía hacer frente a las burlas de los esclavos con sus propios puños. Tras un par de semanas en los campos, de los que Félix regresaba todas las tardes con graves heridas, el padre de Vitória decidió que el chico se quedara en la casa. Siempre se necesitaba a alguien que hiciera los recados o ayudara en las tareas. Sacos de arroz, piezas de carne de cerdo, barriles de vino: siempre había algo que cargar. Entretanto el chico había aprendido a imitar los modales de su amo, y ya se le podían encargar también tareas menos toscas.

– ¡Tenía que ser precisamente hoy! -se lamentó dona Alma-. ¡Tenéis tantas otras cosas que hacer!

Vitória miró a su madre sin comprender. ¿Muchas otras cosas? Naturalmente, ella tenía todavía mucho que hacer. Desde que su madre estaba tan débil a causa de su enfermedad, Vitória se ocupaba de gobernar la casa. Pero ¿qué estaba previsto para hoy que iba más allá de sus obligaciones habituales?

– Ah, querida, ¿no te había dicho nada? Pedro vendrá esta tarde, y lo hará acompañado de un par de amigos. Uno de ellos es sobrino del emperador. Así que, por favor, ocúpate de que no les falte nada a nuestros ilustres invitados.

Vitória frunció el ceño. ¿Acaso su madre le anunciaba tan tarde la visita intencionadamente? No, dona Alma podría estar débil y quejumbrosa, pero seguía siendo una madre sacrificada que nunca haría daño a su hija de forma deliberada. Además, en los últimos tiempos era frecuente que Vitória fuera la última en enterarse cuando ocurría algo extraordinario, aunque luego el trabajo recayera sobre ella.

Y seguro que no iba a ser fácil atender a esta visita. ¡Ilustres invitados, qué risa! Conociendo a su hermano Pedro, se presentaría con un grupo de amigos escandalosos y mal educados. Se comerían los exquisitos manjares en un santiamén, sin decir una sola palabra de elogio. Se beberían los caros vinos de Borgoña como si fueran agua, y tras su partida, el salón seguiría apestando a tabaco durante días.

Sería mejor que les preparara a aquellos jóvenes, fuese cual fuese su origen, un sencillo puchero de carne seca, plato de carne de vaca secada al sol que devorarían con mayor apetito que las más finas exquisiteces. Vitória estaba segura de ello. No importaba que tuviera la obligación de atender a su familia y a sus invitados conforme a su posición social. En cualquier caso, Boavista se convertiría aquella tarde en la fazenda más grande de la zona, si todo iba bien y el senhor Afonso no cambiaba de opinión en el último segundo.

Esta vez parecía que el negocio iba a funcionar bien. Tres años antes una cosecha récord había salvado a Afonso Soares de la ruina en la que había caído su fazenda a causa de su pasión desmedida por el juego. Pero ahora no podría salvarle ni siquiera la más generosa cosecha de café. Según se comentaba, esta vez Afonso había perdido casi toda su fortuna en una partida jugada en la capital. Si quería conservar al menos su mansión y asegurar a su familia un mínimo de confort, tendría que desprenderse de los campos que limitaban con Boavista.

– ¡Tengo que irme, Vita! Cuando regrese Félix, podrías ir con él a la bodega y explicarle dónde están las cosas y lo que debe hacer con las botellas. Creo que ya puede asumir esa responsabilidad. Y de paso podríais subir el Lafite de 1874. Seguro que esta noche tendremos un buen motivo para brindar.

Eduardo da Silva le guiñó el ojo a su hija, se despidió cariñosamente de su mujer y abandonó la habitación con paso enérgico.

Durante unos instantes reinó un incómodo silencio en la mesa, como solía ocurrir cuando madre e hija se quedaban de pronto solas. Aquello no era frecuente, ya que en Boavista había normalmente un constante ir y venir de gente. El médico visitaba regularmente a su paciente más lucrativa; el sacerdote aparecía un par de veces por semana para regalarse con los vinos del senhor Eduardo; algún que otro vecino entraba ocasionalmente en la fazenda cuando iba de viaje de negocios a la capital, Río de Janeiro, o a Vassouras, la ciudad más cercana; Lourenço, el decorador, y mademoiselle Madeleine, la sombrerera, acudían a ofrecer sus servicios con más frecuencia de lo necesario; y, naturalmente, Pedro les visitaba a menudo. Por tanto, siempre había alguien alrededor, y no era fácil que se produjera aquel incómodo silencio entre madre e hija.

– Mamae -dijo finalmente Vitória a su madre-. ¿Desde cuándo sabe que iba a venir Pedro de visita?

– Ay, querida, ¡ha sido imperdonable por mi parte no habértelo dicho hasta hoy! Cuando me llegó la carta, hace unos tres días, tenía tantas cosas en la cabeza que olvidé por completo informarte.

– Está bien. ¿Cuántas personas vendrán con él?

– Probablemente tres. Imagínate, uno de ellos es Joao Henrique de Barros, y si no me equivoco, así se llama el yerno de la prima de la princesa Isabel.

– Mamae, mi más profundo respeto por su gran conocimiento del árbol genealógico de la familia imperial, pero ¿eso qué significa? En primer lugar, Joao Henrique de Barros no es un nombre tan poco común. En segundo lugar, aunque se trate realmente del yerno de la prima de dona Isabel, ese hombre podría ser un auténtico canalla.

– ¡Hija!

Ya habían mantenido esa misma discusión otras veces, y nunca se ponían de acuerdo. Dona Alma estaba convencida de que un linaje apropiado valía más que todas las virtudes y fortunas del mundo. Vitória no entendía por qué se había convertido en la mujer de Eduardo da Silva. Cuando se casaron, Eduardo da Silva no era más que un campesino, aunque tuvo la suficiente inteligencia y visión para emigrar a Brasil y especializarse allí en el cultivo del café.

Su laboriosidad y la creciente demanda de “oro verde” a escala mundial convirtieron en poco tiempo a Eduardo da Silva en un hombre rico, pero fue una casualidad la que le llevó a formar parte de la nobleza. Dom Pedro II le otorgó el título de barón en agradecimiento por haber asistido y salvado la vida a un miembro poco importante de la familia imperial cuando éste sufrió un accidente mientras montaba a caballo. Así, Eduardo da Silva, un inmigrante portugués que a fuerza de trabajar había ascendido a señor de Boavista desde el escalafón más bajo, se convirtió en el barón de Itapuca. Y dona Alma, la única hija de un empobrecido noble portugués de provincias, se liberó por fin de la ignominia de haberse casado con alguien de clase inferior.

– ¿Ha elegido el menú? Creo que si los caballeros son tan importantes debemos impresionarles, aunque no va a resultar fácil. Ya no quedan ni terrina trufada ni jamón italiano.

– Bueno… ya se os ocurrirá algo a Luiza y a ti -contestó dona Alma eludiendo la pregunta. Luiza, la cocinera, trabajaba desde siempre con la familia y la experiencia le permitía mantener la calma en todo momento-. Acompáñame a mi habitación, quiero descansar un poco.

«¡Típico!», pensó Vitória. Le ofreció el brazo a su madre y la acompañó hasta las escaleras. Siempre que se daban circunstancias excepcionales, siempre que había que poner más imaginación y trabajo, dona Alma se sentía indispuesta. ¡Qué injusto! Ella, Vitória, tenía que asumir a sus diecisiete años la responsabilidad para que la casa funcionara bien todos los días, y ¿cómo se lo agradecía su madre? Con un gesto de dolor que hacía que ella se tuviera que callar cualquier crítica.

Читать дальше
Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La Fragancia De La Flor Del Café»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La Fragancia De La Flor Del Café» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё не прочитанные произведения.


Donna Leon: El peor remedio
El peor remedio
Donna Leon
Jacquie D’Alessandro: Maldicion de amor
Maldicion de amor
Jacquie D’Alessandro
Marion Lennox: Tiempo de amarse
Tiempo de amarse
Marion Lennox
Отзывы о книге «La Fragancia De La Flor Del Café»

Обсуждение, отзывы о книге «La Fragancia De La Flor Del Café» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.