Jason dijo:
– Dodger hizo una carrera tan recta como pudo. Le llevó tiempo a Lorry derribar a tu jockey, Charles. Desearía que no hubiese sido necesario, pero sabes que lo fue. Escúchenme, todos ustedes. Como mínimo, todas estas artimañas distraen a los caballos y a los jockeys. Siempre he creído que sería mejor dejar correr a los caballos sin interferencias.
– Eso nunca sucederá -dijo lord Grimsby. -Ni en un millón de años. A los jinetes les gusta usar sus fustas, les gusta patear a sus oponentes, les gusta apretar a un caballo hasta que retrocede. En cuanto a los caballos, son taimados, está en sus genes. El señor Blaystock me contó que Brutus nació para morder. Los caballos estarían tan aburridos si no pelearan que no correrían lo mejor posible. Necesitan distracciones para seguir adelante.
Jason dijo:
– Dodger no necesita distracciones, no le gustan, y a mí tampoco. -No dijo que Eclipse, sin embargo, pateaba con las patas traseras cuando sentía que un caballo se acercaba demasiado, algo que había hecho naturalmente la primera vez que había corrido. -Sin embargo, ¿no cree que debe trazarse un límite?
Lord Grimsby se encogió de hombros.
– Sucede. Siempre sucederá. Si eres serio respecto a correr, Jason, te acostumbrarás al modo en que se hace.
Charles dijo, sacudiendo la cabeza:
– Quinientas libras, es una bolsa bastante llena la que se llevó Dodger, Jason. Imagino que también apostaste una buena cantidad a que Dodger ganaría. Yo mismo aposté algunas libras en él, las probabilidades eran tan bajas. ¿Te importa si pregunto qué ganaste?
– Diez mil libras aproximadamente. A todos mis parientes también les fue bien. También he recibido notas de agradecimiento de otros que apostaron que Dodger ganaría.
– Eso no es justo -dijo Elgin Sloane amargamente. -Nadie me dijo lo rápido que era Dodger, lo bien entrenado. Maldición, tienes una mujer como socia. ¿Quién creería que sabías lo que estabas haciendo? Simplemente no es justo. Al menos no habrá bajas probabilidades otra vez. ¿Por qué no me lo dijiste, Charles?
– Yo mismo no me di cuenta de lo veloz que era, Elgin. Sólo gané un par de cientas de libras, nada en realidad.
Jason dijo:
– ¿Te deseo lo mejor, Elgin? ¿Te casarás con el ama de Brutus?
– Sí. Gracias a Dios no es como Hallie. No sabe nada de caballos y le daría asco tener que presenciar un apareamiento. Sabe cuándo gritar como loca en las carreras y eso es suficiente para cualquier mujer. Su padre no sabe mucho más, excepto morder. Disfruta viendo a sus caballos morder a la competencia.
– Entonces tendrás carta blanca -dijo Jason. Caminó hasta el hogar para apoyarse contra la repisa, con los brazos cruzados sobre el pecho. -Charles, ¿recuerdas haberme dicho que nadie intentaba disparar a tus jinetes ni tus caballos debido a que las consecuencias eran tan dolorosas? -Charles Grandison asintió. -Hallie y yo acordamos que te superaríamos si alguien tenía el valor de intentar hacernos daño. Estoy aquí para contar a lord Grimsby sobre su castigo.
– Bueno, veamos…
– Milord -dijo Charles con un suspiro, estirando sus largas piernas frente a él, -¿no le dije que no intentara su deshonestidad con Jason? ¿No le dije que era un hombre serio? Vea lo que hizo a mi jinete por un poco de empujones durante la carrera.
– Sí, pero él no sabe nada de carreras, ¡absolutamente nada! Corrió en Norteamérica, las antiguas Colonias, por el amor de Dios. No hay nada allí, nada notable, incluyendo caballos o jockeys.
– En realidad, los norteamericanos han convertido la deshonestidad en un fino arte. Allí también lo odiaba.
– Ganaste la maldita carrera, Jason. ¿Dijiste que anunciarías mi castigo? Cachorro, tu padre no permitirá que me hagas nada, lo he conocido y a tu madre desde antes que tu gemelo y tú nacieran.
– Es mucho tiempo, milord -dijo Jason, y sacudió la cabeza. -Por eso estoy sorprendido de que sea tan estúpido. ¿Puede imaginar a mi padre permitiendo que cualquiera dañe a alguien cercano a él?
– Tu padre comprende las carreras, entiende los riesgos, los desafíos, las pequeñas excentricidades. Otra cosa, no eres tu padre. Todos saben que nunca deben contrariarme, o deberán pagar con el infierno.
– Tiene razón, no soy mi padre. En realidad, tanto James como yo somos mucho peores. Ahora, he sopesado la culpa tanto de Kindred como de Potter en este asunto. No los enviaré a Botany Bay. Mi esposa ha concebido un castigo mucho más efectivo. Verá a dos hombres muy escarmentados cuando regresen aquí. Imagino que se difundirá la noticia de su castigo. Todos se enterarán. Será más y más difícil que los dueños encuentren secuaces para hacer sus travesuras. En cuanto a usted, señor, como he dicho, he decidido su castigo.
– ¡Cachorro insolente!
– No correrá un año entero, es más, no hasta la siguiente carrera Beckshire en agosto próximo.
Lord Grimsby se puso de pie de un salto, con el rostro carmesí, sacudiendo su puño frente al rostro de Jason.
– ¡No puedes darme órdenes de ese modo, pequeño bastardo! No lo soportaré. ¡Fuera de mi casa!
Charles dijo:
– Jason, no me malentiendas, creo que es una excelente retribución. Pero dime cómo evitarás que lord Grimsby corra durante un año.
– Has usado golpizas contra los verdaderos bellacos, Charles, y heriste a dos dueños en duelos cuando dispararon a uno de tus jockeys y uno de tus caballos. No me gustan los duelos, son demasiado peligrosos, el resultado es demasiado impredecible. Y van contra la ley. No tengo ganas de tener que arrastrar a mi esposa fuera del continente o de regreso a Baltimore porque fui atrapado después de disparar a algún tonto dueño de caballos de carrera. No, prefiero algo menos sangriento, pero infinitamente más doloroso.
Lord Grimsby se veía débilmente alarmado ahora.
– ¡Correré, maldito seas! ¿Qué es sin derramamiento de sangre?
Jason dijo en voz muy grave a lord Grimsby:
– No correrá durante un año, señor, o si no Elgin Sloane, este precioso pariente suyo, no podrá estar cerca de Elsie Blaystock. Es más, el padre de ella podría dispararle. También me ocuparé de que cualquier heredera que él desee se marche volando. Y, le pregunto, ¿qué sucederá con la familia de Elgin si él no puede mantenerlos?
– No puedes hacer eso -dijo Elgin, alarmantemente pálido ahora, adelantándose en su silla. -Yo no hice nada a tu maldito jinete… él fue. No tengo la culpa.
– Entonces será mejor que convenzas a lord Grimsby de que acepte mis términos. Tal como lo convenciste de que presionara con tu proposición a Hallie Carrick.
Lord Grimsby movió su puño frente a la nariz de Elgin.
– ¡Intenta convencerme de algo y romperé tu maldita cara, miserable excusa de hombre! Además, no hay modo de que Jason pueda evitar que te cases con Elsie Blaystock o cualquier otra heredera que elijas. Tengo algo de poder aquí. Puedo impedir cualquier cosa que él intente hacer. Sé que debes tener dinero. Me ocuparé de que te cases. -Se volvió rápidamente hacia Jason. -Por supuesto que debe tener dinero para su familia.
Jason dijo gratamente:
– Esa es la gran preocupación, ¿verdad, señor?
– Claro que lo es -dijo lord Grimsby mientras comenzaba a pasearse.
Se detuvo para sacudir su puño en dirección a Jason, luego ofreció a Elgin una mirada de puro odio.
Charles dijo:
– Imagino, querido Jason, que tu padre te ayudará.
Jason sonrió.
– Lo haría si se lo pidiera, pero no veo la necesidad, al menos en el caso de lord Grimsby. Hará lo que pido, sólo con mi bota bajada sobre su cuello. En cuanto a Elgin aquí, creo que mi padre disfrutaría bastante hablando con el señor Blaystock sobre quién se casa con su hija.
Читать дальше