"He estado escondiéndome. "
"Hmmph. Todos ustedes se han vuelto demasiado atrevidos a mi vejez. "
"¿Y cómo está usted estos días? " preguntó Blake.
"No trate de cambiar de tema," le advirtió Lady D.
Caroline se giró hacia Elizabeth y susurró, "¿Es que hay algún tema? "
La señora Danbury entrecerró los ojos y sacudió un dedo en dirección a Blake. "Todavía no he terminado de hablar con usted sobre la ocasión que puso aquella rana en la funda de almohada de la pobre señorita Bowater. "
"Era una institutriz espantosa," contestó Blake, "y además, fue todo idea de James. "
"Estoy segura de que lo fue, pero usted debería haber tenido la rectitud moral para- " Lady Danbury se interrumpió más bien abruptamente, y lanzó un poco característica mirada de pánico a Elizabeth, quién entonces recordó que su patrona no sabía que ella ya había descubierto la verdadera identidad de James.
Elizabeth, no queriendo convertir esto en una potencial fuente de conversación, volvió la cabeza y se examinó las uñas diligentemente. Después de un momento, ella alzó la vista, parpadeó, con fingida sorpresa, y preguntó, "¿Me hablaba a mi? "
"No," contestó Lady D, con voz desconcertada. "Ni siquiera he mencionado tu nombre."
"Oh," dijo Elizabeth, pensando que tal vez habría exagerado el acto de "no estaba prestando atención". "La vi mirarme, y – "
"No importa," dijo rápidamente Lady Danbury. Se volvió hacía Blake y abrió la boca, presumiblemente para seguir reprendiéndolo, pero no salió ningún sonido.
Elizabeth se mordió el labio para impedir reírse. La pobre Lady Danbury desearía poder seguir reprendiendo a Blake durante aproximadamente las dos próximas décadas por la vieja travesura infantil, pero no podía, porque esto conduciría a mencionar a James, sobre quien ella pensaba que Elizabeth no conocía la verdad, y-
“¿Le apetece a alguien un té? " Susan entró en la habitación tambaleándose bajo el peso de una sobrecargada bandeja con el juego de te.
"¡Justo lo que necesitamos! " Lady Danbury parecía dispuesta a saltar de su silla en su prisa por cambiar de tema.
Esta vez Elizabeth sí se rió. Dios querido, ¿cuándo había logrado encontrarle el sentido del humor a este fiasco?
"¿Elizabeth? " susurró Caroline. "¿Te está riendo? "
"No." Tós. "Toso. "
Caroline murmuró algo por lo bajo que Elizabeth no interpretó como un cumplido.
Susan dejó el juego de té sobre una mesa de un seco golpe, y entonces fue interceptada por Lady Danbury, quien acercó su silla de un tirón y anunció, "Yo serviré. "
Susan retrocedió, tropezando con Blake, quien entonces se acercó furtivamente a su esposa y le susurró, "Lo único que le falta a esta encantadora escena es James. "
"Muérdase la lengua," refunfuñó Elizabeth, sin disculparse por escuchar a escondidas.
"Lady Danbury no sabe que Elizabeth lo sabe," susurró Caroline.
"¿Qué están ustedes tres cuchicheando? " ladró Lady D.
"¡Nada! " Habría sido difícil determinar quien del trío gritó la palabra más fuerte.
El silencio reinó mientras Lady Danbury daba una taza de té a Susan, entonces Blake se inclinó y susurró, “¿He oído llamar a la puerta? "
"Deja de bromear," le reprendió Caroline.
"Era el gato," dijo Elizabeth firmemente.
"¿Tiene un gato? " preguntó Blake.
"Es el gato de Lady Danbury. "
"¿Dónde está mi gato? " preguntó Lady D.
"Lo oye todo," refunfuñó Elizabeth.
"¡Oí eso! "
Elizabeth puso los ojos en blanco.
"Parece de buen ánimo hoy," comentó Blake.
"Es demasiado agotador sentirse aturdido. He decidido volver a mi anterior costumbre de ver lo bueno de cada situación. "
"Me alegro de oír eso," murmuró Blake, "porque acabo de ver llegar a James. "
"¿Qué? " Elizabeth fue volando a mirar por la ventana. "No lo veo. "
"Ya ha rodeado la casa. "
“¿De que están hablando ustedes tres? " exigió Lady Danbury.
"Creí que habías dicho que lo oía todo," mencionó Caroline.
Lady Danbury se volvió hacia Susan y dijo, "Tu hermana tiene aspecto de estar a punto de sufrir un ataque de apoplejía. "
"Tiene ese aspecto desde ayer por la noche," dijo Susan.
Lady D ululó de risa. “Me gusta tu hermana, Elizabeth. Si alguna vez te casas, la quiero como mi nueva acompañante. "
"No voy a casarme," dijo Elizabeth, más por costumbre que por otra cosa.
Lo que causó que ambos Ravenscrofts se dieran la vuelta para mirarla con expresión dudosa.
"¡No voy a hacerlo! "
Fue entonces cuando comenzaron a llamar a la puerta principal.
Blake alzó una ceja. "Y dice que no se casará," murmuró él.
"¡Elizabeth! "ladró Lady Danbury. "¿No deberías abrir la puerta? "
"Había pensado ignorarlo," masculló Elizabeth.
Lucas y Jane escogieron ese momento para aparecer en la puerta del salón.
“¿Quieres que abra yo la puerta? "preguntó Jane.
"Creo que he perdido el gato de Lady Danbury," añadió Lucas.
Lady D dejó caer su taza de té. "¿Dónde está mi pobre Malcolm? "
"Bueno, entró corriendo en la cocina, y luego salió hacía el jardín, y entonces corrió por detrás del bancal de nabos, y – "
"Podría bailar el vals con el pomo de la puerta," añadió Jane. "Tengo que practicar. "
"¡Malcolm! " aulló Lady D. "¡Aquí, gatito, gatito! "
Elizabeth se dio la vuelta para fruncirles el ceño a Caroline y Blake, quienes temblaban de incontrolable risa silenciosa.
Lucas dijo, "No creo que vaya a oírle desde aquí, Lady Danbury. "
Los golpes a la puerta principal sonaron más fuerte. Por lo visto Jane había decidido dar unas vueltas de vals antes de llegar a la puerta de la calle.
Y entonces James comenzó a bramar el nombre de Elizabeth, seguido de un irritado, "¡Abran esta puerta inmediatamente! "
Elizabeth se hundió en una banqueta tapizada, luchando contra el absurdo impulso de reírse. Si la temperatura del cuarto subiera sólo unos cuantos grados más, ella juraría que estaba en el infierno.
* * *
James Sidwell, Marqués de Riverdale, no estaba de buen humor. Su temperamento no podía ser calificado ni siquiera como pasablemente cortés. Se había estado subiendo por las paredes toda la mañana, prácticamente encadenándose a su cama para impedirse ir a ver a Elizabeth.
Él había querido visitarla a primera hora, pero no, tanto Caroline como Blake habían insistido que le diera un poco de tiempo. Estaría sobreexcitada, le habían dicho. Mejor esperar hasta que sus emociones no estuvieran tan alteradas.
Así que había esperado. En contra de su buen juicio, y, más importante aún, en contra de su carácter y su instinto, había esperado. Y luego, cuando finalmente había ido a la habitación de los Ravenscrofts a preguntarles si creían que ya había esperado bastante, había encontrado una nota de Caroline para Blake, explicándole que ella se había marchado a casa de los Hotchkiss.
Y después había encontrado una nota de Blake para él, diciendo lo mismo.
Y finalmente, para añadir el insulto a la herida, cuando había atravesado rápidamente por el enorme vestíbulo de Danbury House, el mayordomo lo había parado para mencionar que la condesa se había marchado a casa de los Hotchkiss.
La única maldita criatura que no había recorrido la milla que separaba ambas casas era el puñetero gato.
"¡Elizabeth! " bramó James, aporreando su puño contra la puerta sorprendentemente robusta. "Déjame entrar en este instante o te juro que voy a – "
La puerta se abrió repentinamente. James miró el vacío frente a él, luego bajó la mirada varios centímetros. La pequeña Jane Hotchkiss estaba de pie en la entrada, mirándolo radiante. "Buenos días, señor Siddons," pió, extendiendo la mano. "Estoy aprendiendo a bailar el vals. "
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