– ¡" No me mientas!" – Ella gritó. – " No me importa lo que tú me digas, con tal de que no me mientas. No te puedo complacer. Intenté tan duro. Intenté aprender las reglas, hasta me puse vestidos, aunque me gustó llevarlos puestos, todavía no fue suficiente. No lo puedo hacer. Sé que no puedo, pero yo – Oh, Dios mío ".- Ella se sentó en una silla, desesperado por la fuerza de sus lágrimas. Su cuerpo entero tembló de sollozos, y se agarró firmemente a sí misma, intentado no colapsar anímicamente. -"Todo lo que quise ser es se la única en tu vida," – ella se quedó sin aliento. "Eso es todo".-
Dunford se arrodilló enfrente de ella, tomó ambos de sus manos en la de él, y las alzó para sus labios en un beso reverente. -" Henry, bribona, mi amor, tú eres todo lo que quiero. Todo lo que quiero. No he mirado a otra mujer desde que te conocí ".-
Ella lo contempló a él, sus lágrimas fluyendo de sus ojos.
– "No sé lo que tú viste en Londres," – él continuó. -" Sólo puedo deducir que fue la noche que le dije a Christine, que necesitaría encontrar otro protector ".-
– "Tú te quedaste mucho tiempo".-
– "Henry, no te traicioné".- Sus manos apretadas alrededor de la de ella. -" Tú me debes creer. Te amo ".-
Ella miró perdidamente hacia esos ojos café líquidos y sintió a su mundo caer con estrépito alrededor de ella. – "Oh, Dios mío," – ella susurró una gran sacudida apretando su corazón. Ella se puso de pie temblando. -" Oh, Dios Mío. ¿Qué he hecho? ¿Qué he hecho "?-
Dunford miro las lagrimas en su cara, mientras la afrontaba. -¿"Henry"?- Él dijo con vacilación.
– ¿"Qué he hecho?. – Su voz se robusteció progresivamente. -"Oh, Mi Dios". - Y en ese entonces ella se escapó del cuarto.
Dunford, desafortunadamente, estaba demasiado desnudo para seguirla.
Henry bajó corriendo las escaleras hacia el jardín y de ahí por el pretorio a la niebla. Se mantuvo caminando hasta que se encontró rodeada de árboles, hasta que estaba segura que ni un alma la podría oír.
Y en ese entonces ella lloró.
Se hundió en la tierra húmeda y sollozó. Había tenido la oportunidad de tener la alegría más pura en tierra, y ella la había arruinado con mentiras y desconfianza. Él nunca la perdonaría. -¿Cómo podría perdonarla, cuándo ella no podía? -
* *
Cuatro horas más tarde Dunford estaba listo a arañar la pintura de las paredes con sus uñas. – ¿ Dónde podría estar ella?
Él no había considerado mandar fuera a un grupo de rescate; Henry conocía la tierra mejor que nadie. Era improbable que ella hubiera tenido un accidente, pero comenzaba a llover, y ella había estado tan perturbada.
Media hora. Él le daría a ella la media hora más.
Su corazón se retorció cuando recordó la expresión angustiada en su cara en la mañana. Nunca él vio una mirada de puro dolor a menos que, por supuesto, que contara las veces que él se había mirado al espejo el mes pasado.
Repentinamente él no tuvo ni idea por qué su matrimonio tenia tantos problemas. Él la amaba, y por lo que percibía aparente ella le correspondía.
Pero hubo tantas preguntas sin responder. Y la única persona que las podría contestar no se encontraba en ninguna parte.
Henry tropezó en la casa con estupor. Apenas sintió la lluvia recorrer su cuerpo. Miró al frente, repitiendo para sí misma, -" Le debo hacer entender. Debo hacerlo ".-
Ella se había sentado a la base de un árbol por horas, sollozando hasta que sus lágrimas se acabaron. Y entonces, cuando su respiración se había aquietado, se preguntó si quizá no merecía una segunda probabilidad. Las personas tuvieron permiso de aprender de sus propios errores y seguir adelante, -¿Por qué no ellos? -
Y, sobre todo, ella le debía a su marido la verdad.
Cuando ella alcanzó el vestíbulo de Stannage Park, y quiso abrir la puerta esta se abrió antes de que pudiera tomar la manija.
Dunford apareció.
Él parecía contrariado, ligeramente desarreglado, dios. Sus cejas eran una línea firme, de color negro que ensombrecían su rostro, una vena palpitaba rápidamente por su cuello, y… su camisa no estaba abotonada correctamente.
Él la llevo informalmente a la sala. -¿"Tienes alguna idea de la angustia qué he experimentado las últimas horas"? Él resolló de furia.
Mudamente, ella negó con la cabeza.
Él comenzó a marcar sus dedos. -"Una Zanja," -él ladro. – " Pudiste haber caído en una zanja. No, no lo digas, sé que tu conoces muy bien el terreno, pero pudiste haber caído en una zanja. Un animal te pudo haber mordido. Una rama de un árbol pudo haber caído sobre ti. Te pudieron asaltar ".-
Henry clavó los ojos en él, pensando que el aguacero ventoso apenas constituyó una tormenta.
– "Hay criminales," – él continuó. -" Sé que es Cornualles. Es el fin de la tierra, pero hay criminales. Criminales quienes no pensaría dos veces para asaltarte.. Cristo, Henry, yo aun no quiera pensar lo que podía pasarte ".-
Ella observó como pasaba una mano sobre sus cabellos desordenados.
– " Voy a encerrate en tu cuarto".
La esperanza comenzó a calentar su corazón.
– " Yo voy a encerrarte en tu cuarto y atarte y – Oh, por el amor de Dios, ¿ contéstame, di algo?' '''
Henry abrió su boca. -" No tengo una amiga llamada Rosalind".
Él clavó los ojos en ella inexpresivamente. -¿"Qué"?
– " Rosalind. Ella no existe. Yo "- Ella apartó la mirada, demasiado avergonzada para responsabilizarse de sus actos. -" Escribí la carta sabiéndo lo que obtenía. Escribí la carta para intentar inducirle a terminar nuestro compromiso ".-
Él tocó su barbilla, haciendo que lo mire a él. -¿"Por qué, Henry"?- Él preguntó, su voz en un susurro ronco. - ¿"Por qué"? -
Ella tragó nerviosamente. -" Porque pensé que habías estado con tu amante. No podría comprender cómo pudiste estar conmigo, y entonces estar con ella, y -"
– No te traicioné," dijo él ferozmente.
– " Lo sé. Lo sé ahora. Lo siento. Estoy tan apenada ".- Ella tiró sus brazos alrededor de él, enfrascándose en el refugio de su pecho. – ¿"Me puedes perdonar? -
– "Pero, Hen, ¿ por qué no confiaste en mí"?-
Henry tragó con inquietud, vergüenza sonrosando sus mejillas. Finalmente le contó sobre las mentiras de Lady Wolcott. Pero ella no podría culpar a Lady Wolcott de todo; Si ella había estado segura verdaderamente segura del amor de Dunford, no habría tenido inclinación por sus mentiras.
Dunford la miró con incredulidad. -¿"Tú le creíste a ella"?-
– " Sí. No. No al principio. En ese entonces te seguí "-. Henry hizo una pausa, obligándose a mirarlo a la cara. Como prueba de su honradez. -" Tu estabas allí tanto tiempo. No supe qué pensar ".-
– " Henry, ¿ por qué pensarías que querría a otra mujer? Te amo. Tu sabias que te amo. ¿No te lo dije bastante "? – Él se apoyó abajo y descansó su barbilla en contra de la parte superior de la cabeza de ella, aspirando la fragancia intoxicante de su pelo mojado.
– " Supongo que pensé que no te complací," ella dijo. " Que no fui lo suficientemente bonita o lo suficientemente femenina. Intenté tan duro aprender cómo ser una dama. Aunque disfruté de aprender. Londres es tan hermosa. Pero voy siempre a ser lo misma persona siempre. El fenómeno hombruno – "
Sus manos se volvieron feroces alrededor de sus hombros. -" Creo te dije más de una vez que nunca te refieras a ti misma de ese modo".-
– " Pero no voy nunca a ser como Belle. No voy nunca a – "
– "Si quisiese a Belle," -él interrumpió, -" le habría pedido a ella que se case conmigo".- Él la jaló más apretadamente en contra de él. -" Henry, yo te amo a ti. Te amaría si tu llevases puesto un costal. Te amaría aunque tuvieses bigote ". Él hizo una pausa y ajustó su nariz. " Pues bien, el bigote es difícil. Por favor prométeme que no criarás uno ".-
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