Robert Silverberg - Crónicas de Majipur

Здесь есть возможность читать онлайн «Robert Silverberg - Crónicas de Majipur» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Город: Barcelona, Год выпуска: 1983, ISBN: 1983, Издательство: Acervo, Жанр: Фэнтези, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Crónicas de Majipur: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Crónicas de Majipur»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Hissune, el joven compañero de lord valentine en
y
, aburrido de sus tareas rutinarias, consigue curiosear a sus anchas en el Registro de Almas, el lugar donde la prolífica vida pasada de Majipur se conserva en forma de grabaciones que contienen las vivencias de sus moradores.
Hissune conoce así los extraños amores de los humanos y seres reptilescos, vive la tragedia del pintor espiritual que encuentra a un metamorfo con apariencia de mujer bellísima, realiza la travesía del Gran Océano y se ve rodeado e inmovilizado por algas malignas...
En el mismo Registro de Almas, el jovencito se divierte con la pintoresca historia del Pontífice que, hastiado tras muchos años de encierro en el Laberinto, decide nombrarse miembro del sexo femenino como único medio de abandonar aquel mundo subterráneo.
Hissune asiste también al nacimiento del Rey de los Sueños, el primer hombre que acosará a los habitantes dormidos con "envíos" maléficos mediante un instrumento de su invención.
La primera noche de amor de Lord Valentine en compañía de una bruja y su hermano Voriax…

Crónicas de Majipur — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Crónicas de Majipur», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

—¿Qué opinas? —preguntó por fin Thesme—. No te impresiona demasiado Narabal, ¿verdad?

—Me parece un lugar pequeño y tosco —dijo él—. Después de haber visto Pidruid, incluso…

—Pidruid tiene mil años.

—…Dulorn… —prosiguió Vismaan—. Dulorn es extraordinariamente bella ahora mismo, cuando aún está construyéndose. Pero, claro, la piedra blanca que usan allí es…

—Sí —dijo Thesme—. También Narabal tendría que estar hecha de piedra, porque el clima es tan húmedo que los edificios de madera se deshacen, aunque todavía no les ha llegado su hora. Cuando la población sea lo bastante numerosa, podríamos extraer piedra de las montañas y levantar aquí algo maravilloso. Dentro de cincuenta años, de un siglo, cuando contemos con mano de obra adecuada. Quizá si consiguiéramos que esos gigantes de cuatro brazos trabajaran aquí…

—Los skandars —dijo Vismaan.

—Los skandars, sí. ¿Por qué la Corona no nos manda diez mil skandars?

—Los cuerpos de esa gente están cubiertos de grueso vello. Este clima es duro para ellos. Pero indudablemente habrá skandars que se establecerán aquí, y vroones, y susúheris, y muchos gayrogs que provienen de territorios húmedos como yo. Lo que hace vuestro gobierno, animar a colonizadores de otros planetas en tan gran cantidad, es un acto muy intrépido. Otros planetas no son tan generosos con sus tierras.

—Otros planetas no son tan grandes —dijo Thesme—. Creo haber oído decir que el volumen continental de Majipur, pese a los enormes océanos que tenemos, es tres o cuatro veces mayor que el de cualquier otro planeta colonizado. O algo muy parecido. Somos muy afortunados teniendo un mundo tan grande y con una gravedad tan moderada. Por eso humanos y humanoides pueden vivir aquí cómodamente. Naturalmente, pagamos un alto precio por eso, puesto que carecemos de algo parecido a elementos pesados, pero de todas formas… oh. Hola. El tono de voz de Thesme cambió bruscamente, decayó hasta convertirse en un atolondrado tartamudeo. Un joven esbelto, muy alto, de pelo claro y rizado, había estado a punto de chocar con ella tras doblar una esquina, y ahora estaba mirándola con la boca abierta, y ella a él. Era Ruskelorn Yulvan, amante de Thesme durante los cuatro meses anteriores a su retirada a la jungla, y el narabalense que Thesme tenía menos ganas de ver. Pero puesto que tenía que enfrentarse a él, Thesme sacaría el máximo provecho de la situación. Y, tomando la iniciativa tras el primer instante de confusión, dijo:

—Tienes buen aspecto, Ruskelorn.

—Y tú también. La vida de la jungla debe irte bien.

—Muy bien. Han sido los siete meses más felices de mi vida. Ruskelorn, te presento a mi amigo Vismaan, que ha vivido conmigo en las últimas semanas. Tuvo un accidente mientras exploraba en busca de buenas tierras cerca de mi casa… se rompió una pierna al caer de un árbol, y yo he cuidado de él.

—Muy diestramente, supongo —dijo tranquilamente Ruskelorn Yulvan—. Tu amigo parece estar en excelente estado. —Y dirigiéndose al gayrog agregó—: Me alegra conocerle —en un tono indicativo de que lo decía seriamente.

—Procede de una región de este planeta donde el clima se parece mucho al de Narabal. Me ha dicho que muchos campesinos de su raza se establecerán aquí, en los trópicos, en los próximos años.

—Eso he oído decir. —Ruskelorn Yulvan sonrió y añadió—: Aquí encontrará un territorio sorprendentemente fértil. Coma una baya a la hora del desayuno y arroje al suelo la semilla. Al anochecer tendrá una planta tan alta como una casa. Eso dice todo el mundo, por lo que debe ser verdad.

La ligereza y naturalidad con que hablaba Ruskelorn enfurecieron a Thesme. ¿No se daba cuenta él de que esa criatura escamosa, ese ser de otro mundo, ese gayrog, era su sustituto en la cama de Thesme? ¿Acaso era inmune a los celos, o simplemente no entendía la situación real? Con violenta y silenciosa intensidad, Thesme intentó transmitir la verdad a Ruskelorn del modo más gráfico posible: imaginó crudas escenas de ella en brazos de Vismaan, las manos no humanas de Vismaan acariciando sus pechos y sus muslos, la menuda lengua bífida de color escarlata paseándose suavemente por sus cerrados párpados, por sus pezones, por sus ojos. Pero fue inútil. Ruskelorn leía los pensamientos tan bien o tan mal como ella. Él es mi amante , pensó Thesme, él entra en mi cuerpo, me provoca orgasmos constantes, no puedo esperar a volver a la jungla para acostarme con él , y mientras tanto Ruskelorn seguía sonriente, conversando cortésmente con el gayrog, discutiendo las posibilidades de cultivar nikos, gleinos y estachas en las zonas próximas, o quizá plantar semillas de lusavándula en la región más pantanosa. Pasó un buen rato antes de que Ruskelorn volviera los ojos hacia Thesme y preguntara, tan plácidamente como si preguntara qué día de la semana era, si ella tenía intención de vivir en la jungla por tiempo indefinido. Thesme le lanzó una mirada de cólera.

—Hasta el momento prefiero eso que vivir en la ciudad. ¿Por qué?

—Me preguntaba si echabas de menos las comodidades de nuestra espléndida metrópolis, eso es todo.

—Aún no, no de momento. Nunca había sido tan feliz.

—Estupendo. Me alegro por ti, Thesme. —Otra serena sonrisa—. Cuánto me alegra haberte encontrado. Me complace haberle conocido —dijo al gayrog, y se fue.

Thesme ardía de rabia. A Ruskelorn no le importaba, no le importaba nada que ella copulara con gayrogs, con skandars o incluso con el gromwark de la laguna. Ella deseaba que Ruskelorn se hubiera sentido herido, al menos turbado, y en lugar de eso él se había limitado a ser cortés. ¡Cortés! La explicación debía ser que él, como los demás, no comprendía la naturaleza real de las relaciones entre Thesme y Vismaan. Para los narabalenses era simplemente inconcebible que una hembra de raza humana ofreciera su cuerpo a un reptil de otro planeta, y por eso no consideraban, ni siquiera sospechaban que…

—¿Ya te has cansado de ver Narabal? —preguntó al gayrog.

—He visto lo bastante para comprender que hay poco que ver.

—¿Cómo está tu pierna? ¿Estás preparado para la caminata de vuelta?

—¿No tienes asuntos que resolver en la ciudad?

—Nada importante —dijo Thesme—. Me gustaría irme.

—En ese caso, vámonos —repuso él.

La pierna accidentada causó ciertos problemas al gayrog, seguramente a causa del endurecimiento de los músculos. Se trataba de una caminata fatigosa incluso para una persona en buena forma física, y Vismaan sólo había recorrido distancias cortas desde su recuperación. Pero el gayrog siguió a Thesme hacia la ruta de la jungla sin quejarse, tal como era su costumbre. Era la peor hora del día para viajar, el sol estaba prácticamente en el punto más alto y el ambiente era húmedo; en el cielo iban apareciendo las primeras nubes, que más tarde dejarían caer la lluvia de la tarde. Caminaron con lentitud, haciendo numerosos altos, pero Vismaan no dijo una sola vez que estuviera cansado. Fue la misma Thesme la que empezó a fatigarse, y fingió que deseaba enseñarle cierta formación geológica aquí, alguna planta anormal allí, con la idea de crear ocasiones para descansar. Ella no quiso admitir su fatiga. Ya había sufrido bastantes humillaciones a lo largo del día.

La aventura de Narabal había sido un desastre para ella. Orgullosa, desafiadora, rebelde, llena de desprecio por los hábitos convencionales de Narabal, Thesme había arrastrado hasta la ciudad a su amante gayrog para hacer alarde de él ante los insulsos ciudadanos, y éstos no habían mostrado interés. ¿Eran tan estúpidos como para ni siquiera sospechar la verdad? ¿O habrían comprendido inmediatamente las pretensiones de Thesme, y estaban resueltos a no darle satisfacción? Fuera como fuese, Thesme se sentía ultrajada, humillada, derrotada… y muy ridícula. ¿Y la intolerancia que había creído ver entre la gente de Narabal? ¿Acaso los narabalenses no estaban amenazados por el influjo de los humanoides? Qué encantadores, qué amistosos habían sido con Vismaan. Quizá, pensó tristemente Thesme, los prejuicios están sólo en mi cabeza y he interpretado mal las observaciones de otras personas. Y en ese caso entregarse al gayrog habría sido estúpido, no habría servido para nada, no habría sido ningún insulto al decoro de Narabal, habría sido una acción sin finalidad alguna en la guerra particular que ella libraba contra los narabalenses. Sólo habría sido un incidente extraño y grotesco, una testarudez.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Crónicas de Majipur»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Crónicas de Majipur» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Crónicas de Majipur»

Обсуждение, отзывы о книге «Crónicas de Majipur» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x