Robert Silverberg - El libro de los cráneos

Здесь есть возможность читать онлайн «Robert Silverberg - El libro de los cráneos» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Город: Madrid, Год выпуска: 1978, ISBN: 1978, Издательство: Francisco Arellano, Жанр: Фэнтези, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

El libro de los cráneos: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El libro de los cráneos»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Son cuatro:
Timothy, 22 años, rico, vividor, dominante.
Oliver: 21 años, guapo, atlético, un bloque de mármol con una falla secreta.
Ned: 21 años, homosexual, amoral, poeta de vez en cuando.
Eli: 20 años, judío, introvertido, filólogo, descubridor del Libro de los Cráneos.
Todos iban en busca del secreto de la inmortalidad: la prometida en el Libro de los Cráneos. Al final de su busca, una prueba iniciática y terrible que llevaráa cada uno de ellos a contemplar cara a cara el rictus de sus propias facciones.
Una prueba en la que dos de ellos deben morir y los otros dos sobrevivir para siempre.

El libro de los cráneos — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El libro de los cráneos», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

—Intentaba persuadirme de que no era culpa mía, de que no tenía ninguna razón para pensar que Oliver hablaba en serio. Pero no lo conseguía. Oliver era homosexual, y los homosexuales son, por definición, inestables, ¿no es así? Si Oliver me decía que iba a tirarse, no hubiera debido, virtualmente, desafiarle, porque era lo que estaba esperando para saltar.

Verbalmente, Ned se lamentaba: «Fui tonto, pero soy inocente.» Y yo recibía: «Soy un asqueroso asesino.»

Siguió:

—Me preguntaba qué iba a decirle a Julián. Había llegado a su casa un buen día, flirteé con ellos hasta que tuve lo que quería, me interpuse entre ellos, y ahora había causado la muerte de Oliver. Julián se quedaba solo. ¿Qué pensaba hacer yo? ¿Proponerme como sustituto de Oliver? ¿Cuidar del pobre Julián eternamente? Estaba en un asqueroso embrollo. Llegaba al piso a eso de las cuatro de la madrugada, y mi mano temblaba de tal forma que apenas sí podía meter la llave en la cerradura. Había preparado ocho explicaciones diferentes para Julián, toda clase de justificaciones, pero no tuve que utilizar ninguna de ellas.

—Julián se había largado con el conserje —sugerí.

—Julián se había abierto las venas al poco de irnos el viernes por la tarde —dijo Ned—. Le descubrí en la bañera, estaba muerto desde hacía un día y medio. ¿Te das cuenta, Timothy? Les había matado a los dos. Me querían y los destruí. Y llevo esta falta como una pesada carga desde entonces.

—¿Te sientes culpable por no haberles tomado en serio cuando te amenazaron con suicidarse?

—Me siento culpable de haber sentido un gran regocijo cuando lo hicieron —dijo.

36. OLIVER

Timothy llegó en el momento en que me iba a acostar. Entró arrastrando los pies, aspecto taciturno y picado. Y, durante algunos instantes, no comprendí qué venía a hacer aquí.

—Bueno —dijo, apoyando la espalda contra la pared—. Vamos a deshacernos lo más rápidamente posible de esta maldita carga.

—¿No pareces muy animado?

—No. No estoy nada satisfecho por tener que revolcarme en la mierda.

—No la tomes conmigo.

—¿Acaso la tomo contigo?

—Tu expresión no es muy amistosa.

—Tampoco estoy muy amistoso, Oliver. Me largaría de este burdel mañana mismo, después de desayunar. ¿Cuánto hace que languidecemos aquí? ¿Dos semanas? ¿Tres? Es demasiado tiempo. Demasiado tiempo.

—Sabías que llevaría tiempo cuando aceptaste venir. No había ninguna probabilidad de que la Prueba terminase en cuatro días. ¡Hop! Ya está, ¡ya sois inmortales! Si te largas ahora, corres el riesgo de estropearlo todo para nosotros. Y no olvides que hemos jurado…

—¡Hemos jurado, hemos jurado! ¡Por Dios! ¡Oliver! Parece que estoy oyendo hablar a Eli. ¿No vais a dejar de recordarme ese puto juramento? ¡Se diría que entre los tres me tenéis prisionero, atado con hilos!

—Así que, a pesar de todo, ¿me odias?

Se encogió de hombros:

—Odio a todo el mundo, sobre todo a mí mismo, imagino. Por haberme dejado arrastrar hasta este puto agujero. Por no haber tenido el buen sentido de retirarme desde el principio. Pensaba que sería divertido, había venido por pasear. ¡Divertido! ¿Te das cuenta?

—¿Sigues pensando que todo esto no es más que una pérdida de tiempo?

—¿Tú no?

—No es mi punto de vista —le dije a Timothy—. Me siento cambiar día a día. Ejerzo un control más profundo sobre mi cuerpo. Escucho la llamada de mis perfecciones. Estoy conectado con algo grande. Y Eli también, y Ned también. Además, no hay ninguna razón para que no participes también tú.

—¡Chiflados! ¡Estáis chiflados!

—Si quisieras dejarte educar y tomar verdaderamente parte en las meditaciones y en los ejercicios espirituales…

—Ya está. Te vas otra vez.

—¡Lo siento! No hablemos más, Timothy.

Respiraba profundamente. Timothy era mi amigo más íntimo, tal vez mi único amigo, y, sin embargo, de pronto, me sentía harto, harto de su gorda cara bobona, harto de su corte de pelo a cepillo, harto de su arrogancia, de su dinero, de sus antepasados, de su desprecio por todo lo que no era fácilmente comprensible. Fríamente, le dije:

—Escucha, si no te diviertes aquí, ¡lárgate! No quiero que pienses que yo te retengo. ¡Lárgate, si es lo que quieres! Y no te preocupes por mí, ni por el juramento ni por todas esas cosas. Soy ya mayorcito para apañármelas solo.

—No sé lo que quiero hacer —murmuró. Y, en un instante, la irritación taciturna desapareció de su cara. La expresión que la reemplazó no es fácil de asociar con Timothy: confusión, vulnerabilidad. Pero desapareció de pronto para dar paso a un aire desdeñoso:

—Y, otra cosa —siguió—, ¿por qué tengo que estar obligado a confiarme mis secretos a cualquiera?

—No estás obligado.

—El hermano Javier ha dicho que había que hacerlo.

—¿Qué te importa? Si no quieres hacerlo, no lo hagas y en paz.

—Forma parte del ritual.

—Pero tú no crees en el ritual. Además, te vas mañana. Lo que diga el hermano Javier no es tu problema.

—¿Acaso he dicho que me iba?

—Es lo que he creído entender.

—He dicho que tenía ganas de irme, no que me fuera a ir. No es lo mismo. Todavía no lo he decidido.

—Quédate o vete, como quieras. Confiésate o no. Pero, si no tienes intención de hacer lo que el hermano Javier te envía a hacer aquí, me gustaría que me dejaras dormir un poco.

—No me zarandees, Oliver. No me metas prisa de esa forma. ¡No puedo ir tan deprisa como tú quisieras!

—Has tenido todo el día para decidir si tenías algo que decirme o no.

Asintió lentamente. Se agachó, inclinó la cabeza hacia delante hasta que la tuvo entre las rodillas y se quedó encogido, pegado contra la pared, sin decir nada, durante un buen rato. Mi irritación bajó. Veía que, realmente, tenía problemas. Aquella nueva faceta de Timothy era desconocida para mí. Quería abrirse, quería participar, pero despreciaba de tal forma todo aquello, que era incapaz. No le dije nada. Le dejé allí, encogido, y, finalmente, levantó la cabeza y dijo:

—Si te cuento lo que tengo que contarte, ¿qué seguridades tengo de que no lo repetirás?

—El hermano Javier nos ha dado como instrucciones no repetir a nadie lo que escucháramos en las confesiones.

—Lo sé, pero, ¿guardarás el secreto realmente?

—¿No confías en mí, Timothy?

—No confío en nadie para esto. Es algo que podría destruirme. El hermano no bromeaba cuando decía que cada uno de nosotros tiene en el fondo del corazón algo que no se atreve a dejar salir. He hecho bastantes cosas asquerosas en mi vida, sí, pero hay una que es tan asquerosa que la confiere un valor casi sagrado. Probablemente, vas a despreciarme —su cara estaba gris—. No sé si tengo ganas de contártelo.

—Si no quieres, no lo hagas.

—Estoy intentando liberarme.

—Sólo debes hacerlo si te adhieres a la disciplina de El Libro de los Cráneos. Lo que no es tu caso.

—Sí, porque, si quisiera adherirme, tendría que hacer lo que pide el hermano Javier. No sé. No sé. ¿Estás seguro de que no se lo contarás a nadie? ¿Ni a Eli, ni a Ned? ¿Ni a nadie más?

—Estoy absolutamente seguro.

—Me gustaría creerte.

—No puedo ayudarte a eso, Timothy. Es como dice Eli: hay ocasiones en las que hay que tener fe.

—Podemos hacer hacer un trato —dijo con la frente perlada de sudor, con aspecto desesperado—. Yo te cuento mi historia y tú después me cuentas la tuya; de esa forma, cada uno tendrá una forma de presionar al otro y una garantía de que no se lo dirá a nadie.

—Tengo que confesarme con Eli, no contigo.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El libro de los cráneos»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El libro de los cráneos» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «El libro de los cráneos»

Обсуждение, отзывы о книге «El libro de los cráneos» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x