George Martin - Sueño del Fevre

Здесь есть возможность читать онлайн «George Martin - Sueño del Fevre» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Город: Barcelona, Год выпуска: 1982, ISBN: 1982, Издательство: Acervo, Жанр: Фэнтези, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Sueño del Fevre: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Sueño del Fevre»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Un magnífico barco “Sueño del Fevre”, está dispuesto a vencer a todos los aspirantes al título “Reina del Mississipi”. Es un sueño hecho realidad para su capitán Abner Marsh, una magnífica propiedad para el extraño Joshua York. Pero para este último es principalmente un medio contra su terrible enemigo Damon Julian, el maestro del último enclave de una vieja raza que emerge durante la noche y cuyo placer y necesidad se sacian con sangre humana. Sueño del Fevre es una novela de vampiros, especialmente interesante para los que creen que todo estaba dicho sobre el tema.

Sueño del Fevre — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Sueño del Fevre», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Sour Billy le reconoció entonces.

—Bien, bien —masculló.

—Monsieur Montreuil desapareció una noche de junio, tras una velada de juego en el “San Luis” —dijo el hombre fríamente.

—No sabe cuánto lo siento —respondió Sour Billy—. Supongo que debió ganar demasiado y le asaltaron para su desgracia.

—No, monsieur. Perdió. Llevaba semanas seguidas perdiendo. No tenía nada que mereciera la pena robarle. No, no creo que fuera un robo. Más bien creo que fue usted, señor Tipton. Había estado preguntando por usted. Quería tratarle como la escoria que es. Usted no es un caballero. Si lo fuera, yo le desafiaría. Sin embargo, si se atreve a asomar otra vez la nariz por el Vieux Carré, tiene usted mi palabra de que le azotaré por las calles como si fuera un negro, ¿me oye?

—Le oigo —contestó Sour Billy, al tiempo que escupía sobre la bota del hombre.

El criollo maldijo y su rostro empalideció de rabia. Se adelantó un paso e intentó atacar a Sour Billy, pero Damon Julian se interpuso entre ambos y detuvo al agresor poniéndole una mano contra el pecho.

—Monsieur —musitó Julian con una voz dulce como vino y miel. El hombre se detuvo, confuso—. Puedo asegurarle que el señor Tipton no le causó ningún daño a su amigo, señor.

—¿Quién es usted?—preguntó el otro.

Incluso medio borracho, el criollo reconocía perfectamente que Julian era un tipo de persona muy distinto a Sour Billy, sus ropas elegantes, sus rasgos fríos, su voz cultivada le catalogaban inmediatamente como un caballero. Los ojos de Julian brillaron peligrosamente a la luz de la lámpara.

—Soy el patrono del señor Tipton —dijo Julian—. ¿Quiere que tratemos este asunto en otro sitio que no sea la calle? Sé de un lugar cerca de aquí donde podremos sentarnos bajo la luz de la luna y tomar una copa mientras charlamos. ¿Me permite invitarle a usted y a sus amigos a un refrigerio?

Uno de los criollos se adelantó hasta donde estaba el primero.

—Vamos a ver qué nos cuentan, Richard.

De mala gana, el hombre aceptó.

—Billy —dijo entonces Julian—, enséñanos el camino.

Sour Billy disimuló una sonrisa, asintió y emprendió la marcha. En el cruce siguiente, torció por un callejón y continuó hasta un patio que estaba a oscuras. Sour Billy se sentó en el borde de una fuente cubierta de verdín. El agua mojó sus pantalones, pero no se preocupó por ello.

—¿Qué es esto?—preguntó el amigo de Montreuil—. ¡Aquí no hay ninguna taberna!

—Bueno —dijo Sour Billy Tipton—, bueno. Debo haberme confundido.

Los demás criollos habían entrado en el patio, seguidos del grupo de Julian. Kurt y Cynthia se quedaron a la entrada del callejón y Armand se acercó a la fuente.

—Esto no me gusta —dijo uno de los hombres.

—¿Qué significa esto?

—¿Significar?—repitió Julian—. ¡Ah! Un patio oscuro, la luz de la luna, un pozo… Su amigo Montreuil murió en un lugar como éste, monsieur. No en este precisamente, sino en uno muy parecido. No, no mire a Billy. No tuvo nada que ver. Si quiere pelearse con alguien, tendrá que hacerlo conmigo.

—¿Con usted? —dijo el amigo de Montreuil—. Como quiera. Permítame retirarme un momento. Mis compañeros serán mis padrinos.

—Desde luego —contestó Julian. El hombre se retiró unos pasos y conferenció brevemente con sus dos amigos. Uno de ellos se adelantó. Sour Billy se levantó del brocal del pozo y se situó junto a él.

—Yo seré el padrino del señor Julian —dijo—. ¿Quiere que acordemos las reglas?

—Usted no es un padrino adecuado —empezó a decir el hombre. Tenía un rostro atractivo y el cabello castaño oscuro.

—Las reglas…—repitió Sour Billy, al tiempo que se llevaba la mano a la espalda—. A mí me encantan los cuchillos.

El hombre emitió un pequeño gruñido y dio un paso atrás, tambaleándose. Bajó la mirada, aterrorizado. El cuchillo de Sour Billy se había clavado profundamente en su garganta y una lenta mancha de sangre se esparcía por su traje.

—Dios… —murmuró el hombre.

—Yo soy así —continuó Sour Billy—. No soy un caballero, ni un monsieur, ni un padrino adecuado. Tampoco los cuchillos son armas adecuadas.

El hombre cayó de rodillas y sus amigos advirtieron entonces lo que acababa de suceder, y empezaron a alarmarse.

—Ahora le toca al señor Julian —prosiguió Sour Billy—. El tiene gustos distintos. Su arma favorita —sonrió— son los dientes.

Julian se ocupó del amigo de Montreuil, el llamado Richard. El otro dio la vuelta y empezó a correr. Cynthia se abrazó a él en el callejón y le dio un beso largo y húmedo. El hombre luchó por desasirse, pero no pudo liberarse del abrazo. Las blancas manos de la mujer se cerraron sobre la nuca del criollo y sus unas largas y afiladas como navajas de afeitar le abrieron las venas. En boca de la mujer sofocó su grito.

Sour Billy sacó el cuchillo del cuello del hombre mientras Armand se inclinaba para atender a su víctima, aún agonizante. A la luz de la luna, la sangre que corría por la hoja parecía casi negra. Billy empezó a limpiarla en la fuente, pero luego dudó, se la llevó a los labios y lamió su superficie, con cuidado. Hizo un gesto extraño. Tenía un sabor terrible, en nada parecido a lo que había soñado. Sin embargo, aquello cambiaría cuando Julian le convirtiera en uno de los suyos, estaba seguro.

Sour Billy limpió el cuchillo y lo guardó. Damon Julian le había cedido a Kurt el cuerpo de Richard y estaba de pie, solitario, contemplando la luna. Sour Billy se aproximó a él.

—Nos han ahorrado un buen dinero —dijo.

Julian sonrió.

CAPITULO ONCE

A bordo del vapor SUEÑO DEL FEVRE ,
Natchez, agosto de 1857

La noche se hizo interminable para Abner Marsh. Tomó una cena ligera para tranquilizar a su estómago y calmar sus temores, y poco después se retiró a su camarote, pero no le fue fácil conciliar el sueño. Durante horas, permaneció con la mirada puesta en las sombras y la mente absorbida por confusos pensamientos de sospecha, ira y culpabilidad. Marsh sudaba como un condenado bajo las sábanas, finas y limpias.

Cuando logró conciliar el sueño, no cesó de moverse y agitarse y se despertó varias veces. Tuvo sueños furtivos e incoherentes, sueños de sangre, de barcos ardiendo y dientes amarillentos, y siempre Joshua York, pálido y frío bajo una luz escarlata, con los ojos llenos de fiebre y de muerte.

El día siguiente fue el más largo que Abner había conocido. Todos sus pensamientos le llevaban una y otra vez al mismo punto. A mediodía, ya sabía qué hacer. Le habían descubierto, y eso ya no se podía evitar. Tendría que reconocerlo ante Joshua en la primera oportunidad. Si significaba el fin de la sociedad, que así fuera, aunque el pensamiento de perder el Sueño del Fevre hacía que se sintiera enfermo y desgraciado. La mera posibilidad le hundía en la misma desesperación que había sentido cuando vio los destrozos que el hielo había causado en sus barcos. Pensó en que aquél sería su final, y que quizá era lo que se merecía por traicionar la confianza de Joshua. Sin embargo, las cosas no podían seguir como hasta entonces. Además, pensó, Joshua tenía que oír el relato de sus propios labios, lo que significaba que tenía que hablar con él antes de que lo hiciera aquella mujer, Katherine. Por tanto, dio órdenes concretas.

—Quiero que se me avise en el mismo instante en que regrese el capitán York. Sea la hora que sea, y esté dónde esté, avísenme de inmediato.

Después, aguardó, mientras disfrutaba hasta dónde le era posible de una fastuosa cena compuesta por cerdo asado, con judías verdes y cebollas, seguido de medio pastel de frambuesa.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Sueño del Fevre»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Sueño del Fevre» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Sueño del Fevre»

Обсуждение, отзывы о книге «Sueño del Fevre» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x