Robert Jordan - Encrucijada en el crepúsculo

Здесь есть возможность читать онлайн «Robert Jordan - Encrucijada en el crepúsculo» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Эпическая фантастика, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Encrucijada en el crepúsculo: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Encrucijada en el crepúsculo»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Mat Cauthon huye con la hija de las Nueve Lunas mientras la Sombra y el imperio seanchan emprenden una persecución implacable. Por su parte, las Aes Sedai sienten un inmenso flujo de Poder en un lejano paraje del oeste y temen que sea obra de los Renegados o incluso de la propia Sombra.
La heredera del Trono de Andor, rodeada de enemigos y de amigos siniestros que planean su destrucción, puede caer en manos de la Sombra y arrastrar consigo al Dragón Renacido, y Egwene al’Vere pone sitio al centro de poder Aes Sedai, pero ha de vencer con rapidez para evitar que los Asha’man sean los únicos capaces de defender el mundo del Oscuro.
Tras limpiar la mitad masculina de la Fuente Verdadera, Rand al’Thor se ve obligado a correr grandes riesgos sin saber con certeza quiénes son sus aliados y quiénes son sus enemigos.

Encrucijada en el crepúsculo — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Encrucijada en el crepúsculo», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Las lámparas de pie situadas a intervalos regulares daban luz de sobra hasta en las zonas más oscuras de los pasillos, pero la decoración aportaba poco color aparte de algún que otro tapiz con todos los componentes colocados de manera ordenada, ya fuesen animales a los que se les daba caza o la lucha valerosa en una batalla. Unas cuantas hornacinas de la pared contenían adornos de oro o porcelanas de los Marinos, y en algunos corredores las cornisas formaban frisos, la mayoría sin pintar. Eso era todo. Los cairhieninos ocultaban la opulencia en público, como hacían con tantas otras cosas. Los criados que recorrían diligentemente los pasillos como hileras de hormigas lucían uniformes de color del carbón, salvo los que estaban al servicio de nobles residentes en palacio, que parecían llamativos en comparación al resto, con los cuellos y a veces las mangas —incluso uno o dos con la chaqueta y el vestido completo— con los colores de la casa, así como las insignias de las casas bordadas en la pechera; casi parecían forasteros entre los demás. Pero unos y otros mantenían bajos los ojos y apenas se detenían lo suficiente para hacer una reverencia a las dos hermanas cuando se cruzaban con ellas. El Palacio del Sol requería centenares de criados, y parecía que esa mañana todos iban de aquí para allí ocupándose afanosamente de sus tareas.

También había nobles por los pasillos que hacían reverencias cautelosas a las Aes Sedai al cruzarse con ellas, quizá con un saludo —cuidadosamente equilibrado entre una ilusión de igualdad y el verdadero estado de las cosas— pronunciado en voz baja que no llegaba muy lejos. Demostraban el viejo dicho de que los tiempos extraños hacían extraños compañeros de viaje. Viejas enemistades se habían dejado a un lado a la vista de los nuevos peligros. Temporalmente. Aquí, dos o tres pálidos lores cairhieninos con oscuras chaquetas de seda, las pecheras surcadas a lo ancho con finas franjas de color y algunos con la parte delantera de la cabeza afeitada y empolvada al estilo de los soldados, paseaban junto a un número igual de atezados tearianos, más altos, con sus chaquetas de vivos colores de mangas abullonadas y listadas. Allí, una noble teariana, tocada con una ajustada cofia de hilos de perlas, vestido de brocado colorido y gorguera de encaje claro, caminaba agarrada del brazo de una noble cairhienina más baja, con el cabello peinado en una compleja torre de rizos que incluso superaba la cabeza de su acompañante, la puntilla gris oscura del cuello rozándole la barbilla y las finas franjas de los colores de su casa bajando en cascada por la parte delantera de la amplia falda de seda oscura. Todos como amigos del alma y fieles confidentes.

Algunos emparejamientos resultaban más chocantes que otros. Últimamente, varias mujeres habían empezado a llevar ropas estrafalarias sin que al parecer advirtieran cómo atraían las miradas de los hombres e incluso hacían que los sirvientes tuvieran que esforzarse para no mirarlas de hito en hito. Polainas ajustadas y chaquetas apenas lo bastante largas para tapar las caderas no eran ropas apropiadas para una mujer, por mucho trabajo de bordados y adornos con gemas que llevaran las chaquetas. Collares, brazaletes y pequeños manojos de plumas coloreadas resaltaban aún más la extravagancia del atuendo. Y qué decir de esas botas teñidas en tonos llamativos, con tacones que añadían hasta una mano de altura a una mujer y que daban la impresión de que corrían el riesgo de caerse a cada paso contoneante.

—Escandaloso —rezongó Sashalle al ver a un par de esas mujeres, y dando tirones a su falda con gesto de desagrado.

—Escandaloso —rezongó a su vez Samitsu antes de poder contenerse, y a continuación cerró la boca con tanta brusquedad que sus dientes sonaron al chocar entre sí. Tenía que controlar la lengua. Expresar su acuerdo sólo porque pensaba igual era una costumbre que no podía permitirse con Sashalle.

Sin embargo, no pudo evitar echar una ojeada hacia atrás a la pareja de mujeres con aire de desaprobación. Y con un tanto de extrañeza. Un año atrás, Alaine Chuliandred y Fionnda Annariz habrían estado enzarzadas. O más bien habrían hecho que sus mesnaderos lo estuvieran. Claro que ¿quién habría imaginado ver a Bertome Saighan caminando tranquilamente con Weiramon Saniago sin que ninguno de los dos hombres hubiese echado mano a la daga que llevaban en el cinturón? Tiempos extraños y extraños compañeros de viaje. Sin duda jugaban el Juego de las Casas, maniobrando para sacar ventaja como siempre hacían, pero las líneas divisorias que antaño estaban esculpidas en piedra ahora resultaba que estaban dibujadas en agua. Tiempos realmente extraños.

Las cocinas se encontraban en el piso más bajo sobre el nivel de la calle, en la parte posterior del palacio, y era un grupo de habitaciones de paredes de piedra con vigas vistas en los techos, distribuidas alrededor de una estancia alargada, sin ventanas, llena de fogones de hierro, hornos de ladrillo y hogares de piedra labrada, y el calor bastaba para que cualquiera olvidara la nieve en el exterior o incluso que era invierno. Normalmente, cocineras y pinches de caras sudorosas, con uniformes tan oscuros como los de los criados de cualquier otra zona de palacio bajo los blancos delantales, habrían estado corriendo de aquí para allí preparando la comida de mediodía, amasando panes en largas mesas espolvoreadas de harina, rociando con su jugo los asados de carne y las aves que giraban en espetones sobre el fuego de los hogares. Ahora sólo los bulliciosos y babeantes perros se movían, ansiosos de obtener su parte de los asados. Cestos de nabos y zanahorias seguían sin pelar y cortar en trozos, y olores dulces y picantes salían de cazos con salsas abandonados en el fuego. Hasta los marmitones, chicos y chicas que se enjugaban la cara con los delantales de manera subrepticia, se hallaban al borde de un grupo de mujeres apiñadas alrededor de una de las mesas. Desde la puerta, Samitsu alcanzó a ver la parte posterior de la cabeza de un Ogier sobresaliendo por encima de las mujeres; aun sentado a la mesa era más alto de lo que sería la mayoría de hombres de pie, y eso fue una ayuda. Puso una mano en el brazo de Sashalle y, cosa extraña, la mujer se paró donde estaban sin protestar.

—… ¿desapareció sin dejar una pista de adónde iba? —preguntaba el Ogier en ese momento con un profundo retumbo semejante a un movimiento de tierra. Sus largas orejas copetudas, que asomaban entre el oscuro cabello, largo hasta el alto cuello de la chaqueta, se agitaban adelante y atrás con inquietud.

—Oh, dejemos de hablar de él, maese Ledar —respondió la voz de una mujer con un trémolo que parecía muy ensayado—. Malvado, eso es lo que fue. Destrozó la mitad del palacio con el Poder Único. Eso hizo. Podía volverte la sangre hielo con sólo mirarte y matarte con la misma rapidez. Miles han muerto a sus manos. ¡Decenas de miles! Oh, qué poco me gusta hablar de él.

—Para alguien a quien le gusta hablar poco de algo, Eldrid Methin, apenas si hablas de otra cosa —dijo otra voz de mujer con dureza. Fornida y bastante alta para ser cairhienina, casi tan alta como la propia Samitsu y con algunos mechones de cabello gris escapando bajo la cofia blanca, debía de ser la jefa de cocina que estaba de servicio porque todos los que veía Samitsu se apresuraron a asentir en conformidad con sus palabras y a soltar risitas divertidas, para luego añadir «Oh, tenéis razón, señora Beldair» en un tono particularmente adulador.

»Pero eso no es algo de lo que nosotros deberíamos estar chismorreando, maese Ledar —prosiguió la mujer fornida—. Son cosas de Aes Sedai, eso es, y no para gente como vos y como yo. Contadnos más cosas sobre las Tierras Fronterizas. ¿De verdad habéis visto trollocs?

—Aes Sedai —masculló un hombre. Oculto por la gente que rodeaba la mesa, debía de ser el compañero de Ledar ya que Samitsu no veía a ningún hombre adulto en la cocina esa mañana—. Decidme, ¿creéis realmente que vincularon a esos hombres de los que hablabais, esos Asha’man ? ¿Como Guardianes? ¿Y ese otro que murió? No dijisteis cómo pasó.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Encrucijada en el crepúsculo»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Encrucijada en el crepúsculo» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Encrucijada en el crepúsculo»

Обсуждение, отзывы о книге «Encrucijada en el crepúsculo» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x