— Algún día tengo que mostrarle el subterráneo de Moscú.
Los sufridos pasajeros del transporte urbano neoyorquino, que viajan en los vagones para ganado festoneados con inscripciones varias en aerosol, apreciarían esa salida aguda.
El acontecimiento de Tunguska de 1908 se incluyó en la serie de TV Arthur C. Clarke’s Mysterious World, y una discusión detallada, con fotografías y mapas, se encuentra en el capítulo 9 («The Great Siberian Explosion») del libro escrito por Simón Welfare y John Fairley.
Mi coautor, Gregory Benford (Beyond the Hall of Night, 1991) acaba de hacerme recordar la novela que él y William Rotsler escribieron sobre el tema del desvío de asteroides, Shiva Descending (1980). Debo confesar que nunca la leí, pero ciertamente sí estaba al tanto del título, y muy bien puede haber influido inconscientemente en la elección de Kali (la consorte de Shiva) como nombre para el asteroide. Surgió instantáneamente en mi cabeza cuando empecé a escribir.
Otra novela sobre el mismo tema es Lucifer’s Hammer, de Larry Niven y Jerry Pournelle (1977), que sí leí y que acaba de despertar un débil recuerdo de la antigua y querida Astounding Stories. Al salir como un tiro para mirar el invalorable Complete Index to Astounding/Analog, de Mike Ashley, encontré el motivo: «The Hammer of Thor», [12] "El Martillo de Thor". ( N. del T ).
cuento corto de Charles Willard Diffin (marzo de 1932).
Estoy atónito… eh, asombrado… [13] Juego de palabras con Astounding, Asombrosos. ( N. del T. )
por haber recordado este humilde cuento sobre invasores espaciales, pero es evidente que ha estado rondando mi subconsciente durante los últimos sesenta años. Y, para completar el archivo, estoy contento por admitir que, de modo completamente deliberado, robé mi propio título similar de una obra de G. K. Chesterton: su detective-sacerdote, el padre Brown, resolvió un asesinato misterioso que implicaba a «El Martillo de Dios».
También debo mencionar la novela A Torrent of Faces, por James Blish y Norman L. Knight (1967), que se refiere al impacto de un asteroide contra una Tierra que tiene una población de mil billones de personas, y los intentos por desviarlo. No puedo evitar la sensación de que a un mundo así no le vendría mal el impacto de un asteroide de vez en cuando.
Los nombres de los sitios de Marte que se mencionan en el capítulo 14, improbables como pueden parecer, provienen, todos, del Atlas of Mars (1979) de la NASA. Para evitarles a los lectores las penurias que trae la curiosidad no correspondida, he aquí el origen de esos nombres: Dank: pueblo de Omán; Dia-Cau: pueblo en Vietnam; Eil: pueblo en Somalia; Gagra: pueblo en Georgia (Rusia); Kagul: pueblo en Moldavia (Rusia); Surt: pueblo en Libia; Tiwi: pueblo en Omán; Waspam: pueblo en Nicaragua; Yat: pueblo en Nigeria.
En la actualidad estoy tratando de persuadir a la comisión de nomenclatura de la Unión Astronómica Internacional para que en Marte ponga Isaac Asimov, Robert Heinlein y Gene Roddenberry. Por desgracia, todas las formaciones principales ya recibieron nombre, por lo que tendremos que conformarnos con Mercurio que, como señala con ironía mi contacto en la UAI, «puede ser que no se colonice durante algún tiempo».
La base teórica para la doctrina de los Renacidos (capítulo 20) se encontrará en «Efficient coded messages can transmit the information content of a human across interstellar space», [15] "Los mensajes cifrados de manera eficiente pueden transmitir, a través del espacio interestelar, la información que contiene un ser humano". ( N. del T. )
William A. Reupke, Acta Astronautica, Vol. 26, Nos. 3/4, pp. 273-6, marzo/abril 1992.
La historia casi increíble que se narra en el capítulo 44, sobre las fallas en los torpedos de la Armada norteamericana y que tomaron casi dos anos para rectificarlas, se encontrará en United States Submarine Operations in World War II, por Theodore Roscoe (US Naval Institute, 1949), y, en forma más accesible, en Coral Sea, Midway and Submarine Actions, por Samuel Eliot Morison (Little, Brown, 1959). Para citar de este último:
«El percutor, del que se suponía que funcionaba cuando se producía un impacto físico, demostró ser demasiado frágil para soportar un buen choque a exactamente noventa grados de incidencia… De esta manera, los mejores disparos se veían recompensados con fiascos.»
Mis disculpas para Bob Singh, ejemplo de matasanos, por haber tomado su nombre en un arranque de distracción.
Mi agradecimiento a Ray Bradbury por haber dado su permiso para usar la cita de Crónicas Marcianas («Encuentro en la Noche»), en el capítulo 24.
Un agradecimiento especial para el príncipe sultán al-Saud, astronauta del trasbordados por su hospitalidad en el Encuentro de la Asociación de Exploradores Espaciales, celebrada en Riad en noviembre de 1989, lo que me brindó mi primer contacto directo con la cultura islámica.
Y para Gentry Lee, por ampliar mis horizontes técnicos y psicológicos.
Agradecimiento especial para la Summa Corporation, por un nódulo de manganeso extraído en 1972, con rastra submarina, desde una profundidad de cerca de cinco mil metros, durante la iniciación de la Operación JENNIFER de la CIA. (Véase The Ghost from the Grand Banks, 1990.) Se parece tanto a Kali, que el sólo sostenerlo en las manos me brindó inspiración en los momentos de aridez.
Programas que encontré de gran valor durante la redacción de este libro fueron VlSTAPRO y DISTANT SUNS (Virtual Reality Laboratory, 2341, Ganador Court, San Luis Obispo, California 93401), para la AMIGA, y el Sky (Software Bisque, 912, Twelfth Street, Suite A, Golden, Colorado 80401), y Dance of the Planets (ARC Science Simulations, PO Box 1955S, Loveland, Colorado 80539), para MS/DOS. También le estoy agradecido a Simon Tulloch por el cálculo de órbitas, aunque, en ocasiones, puedo haber anulado la ley de la inversa de los cuadrados con el objeto de dar más dramatismo.
El 2 de diciembre de 1992, el original de esta novela se envió por correo privado a mis agentes norteamericano y británico. El 8 de diciembre, el recientemente descubierto asteroide Toutatis efectuó su aproximación máxima a la Tierra, nada más que unos tres millones de kilómetros. Astrónomos del Laboratorio de Retropropulsión de Pasadena aprovecharon la oportunidad para explorarlo con un nuevo sistema de radar, en la estación que la NASA tiene en el desierto del Mojave: descubrieron que Toutatis consiste en dos cuerpos intensamente perforados con cráteres, de entre tres y cuatro kilómetros de diámetro y que rotan el uno alrededor del otro, casi en contacto. La imagen por radar muestra un objeto exactamente igual a Kali después de haberse dividido.
Este es el primer descubrimiento de un asteroide doble. El radar había demostrado que Apolo 4769 (Castalia), al que se hace referencia en el capítulo 45, tenía la forma de pesas. Es sumamente probable, como supuse, que también se trate de un «binario de contacto».
Las últimas noticias (enero 1993) sobre el Swift-Tuttle, que me fueron enviadas por el doctor Duncan Steel, son que una mejor determinación de su órbita hace que un impacto en 2126 sea improbable: puede no chocar con la Tierra por no coincidir el punto de encuentro en quince días. Pero la última línea de la novela conserva su validez, y el doctor Steel agrega, con tono agorero, que «fragmentos que se separen de un cometa, tales como los que se observaron en varios casos, todavía pueden representar un peligro: ¿qué le parecería sufrir cien Tunguska en un solo día?».
Читать дальше