—¿Qué clase de enlace tiene usted con él? He visto los cambios de color en el panel pectoral de John, pero siempre un color por vez. Usted usó muchos elementos cromáticos.
Capman asintió moviendo la cabeza y el tronco.
—Eso fue para una transferencia rápida de información. No necesité mucho tiempo para explicar a John lo que estamos haciendo. Lo hemos llamado modalidad explosiva. Lo descubrimos poco después del cambio de John, pero quise utilizarlo como método especial para comunicarme con él, así que no lo mencionamos a nadie. Manipula información miles de veces más rápidamente que los métodos convencionales.
—¿Eso es literal o usted exagera? —preguntó Bey, incapaz de imaginar una transferencia de información tan rápida.
—No exagero. En todo caso, la cifra es modesta. Sospecho que los logianos se comunicaban así. Sólo usaban el habla cuando estaban en una situación en que no podían ver sus paneles pectorales. Es una mera cuestión de eficacia en la transferencia de datos. El panel pectoral logiano puede producir una mancha de color individual y bien definida de tres milímetros de lado, como ésta.
Un punto de luz anaranjada apareció de pronto en el panel pectoral de Capman, luego uno verde.
—Puedo usar cualquier color, desde el ultravioleta hasta el infrarrojo. El ojo logiano puede distinguir esa mancha a una distancia de dos metros. Ésa era probablemente la distancia natural de separación para una conversación logiana. Cada mancha puede modular su color de modo independiente. Así.
El par de puntos cambió de color, y por un instante el panel titiló con un patrón cambiante e iridiscente de colores. Pronto recobró el uniforme tono gris.
—Acabo de pasar los cambios cromáticos casi a velocidad máxima. Es muy fatigoso hacerlo durante más de unos segundos, aunque John resistió varios minutos cuando disponía de una masa de información urgente. Ahora, haga usted los cálculos. El panel de mi pecho es de cuarenta y cinco centímetros por treinta y cinco. Eso me permite usar dieciséis mil manchas como transmisores independientes de mensajes. Si John estuviera aquí, podría leerlos todos directamente. Sus ojos y su sistema nervioso central pueden resistir esa carga de datos. Si tuviéramos verdadera prisa, él se acercaría más, y yo reduciría el tamaño de las manchas a un milímetro de lado, que es el límite. La cantidad de canales se eleva así a cien mil, y cada uno puede manipular la misma carga que un circuito de voz. Sería un trabajo agotador para ambos, pero hemos intentado averiguar cuáles son los límites.
Bey meneaba la cabeza con tristeza.
—Sabía que tenía que haber algo extraño en el sistema de comunicaciones que usted instaló en ese tanque en la Tierra. No había razones para que tuviera tanta capacidad. Pero nunca sospeché nada como esto.
—Lo habría sospechado si lo hubiéramos usado en exceso. Era una de las cosas que me preocupaban cuando John recurría a esa modalidad para despachar información cuando yo estaba en Perla . ¿Alguien repararía en el enlace y se pondría a investigar? Creo que nadie lo hizo, pero como usted sabe no existe ninguna operación totalmente secreta. Siempre hay que enviar y almacenar datos, y en algún momento eso nos delata. John trató de ser cauto, pero aun así era un riesgo.
Bey se sentó en el banco junto a la pantalla.
—No sé quién podría haberlo descubierto. Yo traté de adivinar qué ocurría, y creo que sé una parte… pero sólo una parte. Supongo que John conoce toda la historia.
—La dedujo dos días después de cobrar la forma logiana. Su capacidad lógica había aumentado tanto que al principio yo no podía creerlo. Ahora la he observado también en mí.
Hubo otro destello de luz en la pantalla que Capman tenía enfrente.
—John entablará comunicación de audio en un par de minutos —dijo—. Está ocupado haciendo las revisiones finales de la nave.
—Usted dijo que entraría en la atmósfera. Pero no puede sobrevivir en Saturno. La forma que tiene está diseñada para Loge, y supongo que aún tiene esa forma.
—En efecto, pero no se preocupe. La nave en que viaja tiene ciertas características especiales, al igual que ésta. Usted puede ver la nave de Larsen desde aquí si mira hacia delante. Ya está en la atmósfera superior, y el motor de fusión está encendido.
Bey miró la pantalla de proa. Una estría fosforescente atravesaba la atmósfera superior del planeta. La estría se volvió más brillante. La nave se internaba en los gases tenues que se elevaban a gran altura sobre la superficie de Saturno. En pocos minutos más, la ionización interferiría con las comunicaciones de radio. Bey sintió alivio cuando la luz del segundo canal se encendió y una segunda imagen apareció en otra pantalla. Las dos formas logianas eran demasiado similares para que Bey las distinguiera a primera vista. Sin embargo, otros factores facilitaban la identificación. La segunda figura estaba festoneada con inyectores intravenosos y monitores electrónicos. Saludó alzando un brazo.
—Lamento no haber podido quedarme allá arriba para saludarte, Bey —dijo John Larsen—. Estamos operando con una ventana de entrada muy estrecha. Al descender quiero aproximarme cuanto pueda a determinado sitio del planeta. Hemos calculado el lugar óptimo, por la baja intensidad de los vientos y la turbulencia.
—John, no puedes sobrevivir allá abajo.
—Creo que sí. No tengo la intención de suicidarme. Esta nave ha sufrido modificaciones que nunca has visto. Monitorizará las condiciones externas y mantendrá en marcha los programas de cambio de forma que me permitirán adaptarme a ellas. La velocidad de descenso se puede controlar, así que puedo bajar muy despacio si es necesario. —La forma logiana de John Larsen hablaba con confianza y alegría—. Bien, Bey, has tenido tiempo de pensar durante el viaje. ¿Cuánto has podido deducir?
Bey miró las dos figuras, cada cual en su pantalla. —Los datos básicos sobre lo que ha sucedido en los últimos cuarenta años. Ahora los veo con claridad. Pero no tengo idea de los motivos. Supongo que tú sí los conoces, John.
—En efecto. Si te consuela en algo, me los tuvieron que decir. no creo que se puedan reducir a pura lógica.
—Estoy de acuerdo —interrumpió Capman—. Tendría usted que entender parte de la historia oculta de la Tierra para comprender por qué escogí ser considerado un asesino antes de dar a conocer la verdad sobre los experimentos. Siento curiosidad por saber hasta dónde lo ha llevado la lógica. ¿Qué sabe usted de mi trabajo?
—Sé que usted no es un asesino… pero tardé mucho en advertirlo. Ahora comprendo los cuatro proyectos. Proteo abarcaba las formas básicas para viajar al espacio, y Regulación Temporal era la forma que permite alterar el ritmo vital. Supe sobre ellos hace cuatro años. Supongo que Pez Con Pulmones es Betha Mestel. Ella está a punto de dirigirse a un nuevo ámbito… el espacio interestelar. ¿Cuánto tiempo estará allá?
Capman se encogió de hombros.
—No estamos seguros. Quizá doscientos o trescientos años. Siempre fue un espíritu independiente. Regresará cuando considere que es útil para ella. Perla , está diseñada para ser autónoma. La iluminación interna de fusión se encarga de alumbrar los tanques de algas cuando la luz solar es demasiado débil para hacerlas crecer… y Betha tiene una provisión del virus logiano por si se aburre con el potencial de su forma actual y quiere intentar un cambio.
—Espero estar para ver su regreso —dijo Bey—. Ahora creo que es una posibilidad real. ¿Sabes, John? No obedecí a mi primer instinto cuando me hablaste de ese hígado del Hospital Central. Al principio pensé que debía venir de una persona muy vieja, tan vieja que no había recibido la identificación cromosómica. Eso le hubiera dado más de cien años, y supuse que nadie usaría un hígado de cien años para un trasplante. Luego Morris nos dio una estimación de edad en el Departamento de Trasplantes, y eso revelaba un hígado joven. Eso parecía dar por tierra con mi idea original. Pero no era así. ¿Correcto?
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