Robert Heinlein - Puerta al verano

Здесь есть возможность читать онлайн «Robert Heinlein - Puerta al verano» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Город: Madrid, Год выпуска: 1986, ISBN: 1986, Издательство: Martínez Roca, Жанр: Фантастика и фэнтези, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Puerta al verano: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Puerta al verano»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

En el avanzado planeta Tierra ya no es necesario matar a un enemigo para deshacerse de él. Sólo hace falta un “largo sueño”, un proceso que le mantiene congelado el tiempo preciso: un mes, un año, un siglo...
Ésta es la historia de una víctima del “largo sueño”, un hombre que despierta en el futuro, pero que, sin embargo, descubrirá que es posible volver al pasado para cumplir su venganza.
Una extraordinaria novela sobre el tema del viaje en el tiempo escrita por uno de los autores más galardonados de todos los tiempos, ganador de cuatro permios Hugo.

Puerta al verano — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Puerta al verano», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

—En realidad, a Mac no le gusta nada nuevo; prefiere hacer las cosas de la misma manera que las hacía su abuelito a orillas del Clyde.

—¿Y qué hace en este empleo?

Freudenberg ignoraba los detalles, pero al parecer la firma actual había sido una compañía manufacturera que no había hecho sino contratar las patentes (mis patentes) a Muchacha de Servicio, Inc. Luego, hacia veinte años, había habido una de aquellas fusiones para ahorrar impuestos, a consecuencia de la cual Muchacha de Servicio había cambiado sus acciones por acciones de la firma manufacturera, y la nueva firma adoptó el nombre de la que yo había fundado. Chuck creía que McBee había sido contratado en aquella época:

—Creo que tiene participación —dijo.

Chuck y yo acostumbrábamos a pasar largas horas por las noches enfrente de nuestras cervezas discutiendo ingeniería, lo que la compañía necesitaba, y esto, lo otro y lo de más allá. Al principio su interés por mí se debió a que yo había sido un Durmiente. Me había podido percatar de que había demasiados que tenían un malsano interés en los Durmientes (como si fueran fenómenos) y en general evitaba hacérselo saber a las gentes. Pero a Chuck le fascinaba este salto en el tiempo, y su interés era real por saber cómo era el mundo antes de haber nacido él, según una persona que lo recordaba como si literalmente «fuese ayer»

En compensación estaba dispuesto a criticar los nuevos dispositivos que siempre bullían en mi cabeza, y me rectificaba cuando yo (cosa que ocurría con frecuencia) comenzaba a esbozar algo que ya era viejo… en 2001. Bajo su amistosa tutela me estaba convirtiendo en un ingeniero moderno, poniéndome al día rápidamente.

Pero cuando una tarde de abril le esbocé mi idea del autosecretario, me dijo lentamente:

—Dan, ¿has estado trabajando en eso en el tiempo de la compañía?

—¿Qué? Pues, la verdad es que no. ¿Por qué?

—¿Qué dice tu contrato?

—¿Cómo? No tengo contrato. Curtis me puso en la nómina, y Galloway me hizo fotografías y me envió a un escritor para que me hiciese preguntas estúpidas; nada más.

—Hum… camarada, si yo fuese tú no seguiría con eso hasta estar seguro del terreno que piso.

—No me había preocupado desde este punto de vista.

—Déjalo una temporada. Ya sabes cómo está la compañía. Gana dinero y hemos producido algunos buenos productos. Pero los únicos artículos que hemos puesto en el mercado desde hace cinco años han sido adquiridos por licencias. No puedo hacer que McBee me apruebe nada; en cambio, a ti te es posible pasar por encima de McBee y llevar eso al gran jefe. De modo que no lo hagas… a menos que estés dispuesto a regalárselo a la compañía por el importe de tu salario.

Seguí su consejo. Continué diseñando, pero quemé todos los dibujos que me parecieron buenos; una vez los tenía en la cabeza ya no me eran necesarios. No me sentí culpable por ello; no me habían contratado como ingeniero, sino que me pagaban para que sirviese a Galloway de maniquí para su escaparate. Cuando mi valor de anuncio se hubiese agotado, me darían un mes de paga y un voto de gracias y me soltarían.

Pero para entonces ya volvería a ser un verdadero ingeniero capaz de abrir mi propia oficina. Si Chuck estaba dispuesto a arriesgarse me lo llevaría conmigo.

En vez de entregar mi historia a los diarios, Jack Galloway se decidió a hacerlo lentamente a través de las revistas; quería que Lije le dedicase un gran artículo, combinado con el que habían publicado hacía ya un tercio de siglo sobre el primer modelo de producción de Muchacha de Servicio. Lije no mordió el anzuelo, pero sí consiguió colocarlo durante aquella primavera en otros varios sitios, unido a anuncios de propaganda.

Tuve la intención de dejarme crecer la barba. Pero luego pensé que nadie me reconocería, y que no me hubiese importado aunque hubiese ocurrido lo contrario.

Recibí cierta cantidad de correo de chiflados, incluso una carta de un hombre que me prometía que iba a arder eternamente en el infierno por haber contravenido el plan de Dios para mi vida. La tiré a la papelera, pensando que si realmente Dios se hubiese opuesto a lo que me había ocurrido, nunca hubiera permitido que el sueño frío fuese posible. Por lo demás, no me molestaron.

Pero sí recibí una llamada telefónica, el jueves, 3 de mayo de 2001:

—La señora Schultz al aparato, señor. ¿Acepta la comunicación?

¿Schultz? Había prometido a Doughty, la última vez que había hablado con él, que me ocuparía de aquel asunto. Pero lo había ido dejando porque no deseaba hacerlo; tenía casi la seguridad de que se trataba de una de aquellas chifladas que se dedicaban a perseguir a los Durmientes y hacerles preguntas de tipo personal.

Pero Doughty me había dicho que desde que yo había salido, en diciembre, aquella mujer me había llamado varias veces. Siguiendo la política del Santuario, se habían negado a darle mi dirección, accediendo sólo a transmitir los mensajes.

—Pase la comunicación.

—¿Es usted Danny Davis?

El teléfono de mi oficina no tenía pantalla, así que no podía verme.

—Al habla. ¿Es usted Schultz?

—Oh… Danny, querido, ¡cuánto me alegro de oír tu voz!

De momento no respondí.

—¿Es que no me reconoces? —prosiguió la voz.

Claro que la reconocí: era Belle Gentry.

7

Quedamos citados.

Mi primer impulso fue enviarla al infierno y cortar la comunicación. Hacía tiempo que me había dado cuenta de que la venganza es algo infantil; la venganza no iba a devolverme a Pet, y una venganza adecuada sin duda me hubiese llevado a la cárcel. Apenas había pensado en Belle y Miles desde que había dejado de buscarles.

Pero sin duda Belle sabía dónde estaba Ricky. De modo que concerté una cita.

Belle quería que la llevara a cenar, pero yo no lo deseaba. No es que sea muy estricto en cuestiones de etiqueta, pero cenar es algo que sólo se hace con amigos. La vería, pero no tenía intención de beber con ella. Le pedí su dirección y le dije que iría aquella noche, a las ocho.

Se trataba de un piso económico, en una parte de la ciudad (La Brea Inferior) no convertida aún por el Nuevo Plan. Antes de llamar a la puerta ya sabia yo que no había conservado lo que me había robado; de lo contrario no hubiera vivido allí.

Cuando la vi comprendí que la venganza llegaría demasiado tarde; ella misma y los años lo habían hecho por mí.

Según la edad que ella siempre había admitido, Belle tendría por lo menos cincuenta y tres años, aunque probablemente estaba más próxima a los sesenta. Entre la geriatría y la endocrinologia una mujer que se cuidara podía continuar aparentando treinta durante por lo menos otros treinta, y muchas mujeres lo conseguían. Había estrellas que se jactaban de ser abuelas y continuaban desempeñando papeles de ingenuas.

Belle no se había cuidado.

Era gorda, chillona y felina. Resultaba evidente que aún consideraba que su punto fuerte era su cuerpo, pues iba vestida con un negligé de Juntafuerte que, al mismo tiempo que enseñaba demasiado de su persona, mostraba también que era una hembra, mamífera, sobrealimentada y falta de ejercicio.

Ella no se daba cuenta de eso. Aquel cerebro antes tan agudo ahora estaba algo turbio; lo único que le quedaba eran sus pretensiones y su avasalladora confianza en sí misma. Se lanzó sobre mí dando chillidos de alegría y casi llegó a besarme antes de que consiguiera desprenderme de ella.

La empujé hacia atrás, sujetándole las muñecas.

—Cálmate, Belle.

—Pero, querido… ¡Estoy tan contenta, tan entusiasmada de verte!

—Ya me lo figuro. —Había ido allí resuelto a no perder la calma…, solamente a averiguar lo que quería saber, y marcharme; pero ya me iba pareciendo difícil—. ¿Te acuerdas de la última vez que me viste? Drogado hasta las narices, para que pudieseis meterme en el sueño frío.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Puerta al verano»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Puerta al verano» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Robert Heinlein - Sixième colonne
Robert Heinlein
Robert Heinlein - Piętaszek
Robert Heinlein
Robert Heinlein - Viernes
Robert Heinlein
Robert Heinlein - Fanteria dello spazio
Robert Heinlein
Robert Heinlein - Dubler
Robert Heinlein
Robert Heinlein - Stella doppia
Robert Heinlein
Robert Heinlein - La porta sull'estate
Robert Heinlein
libcat.ru: книга без обложки
Robert Heinlein
Robert Heinlein - Citizen of the Galaxy
Robert Heinlein
Отзывы о книге «Puerta al verano»

Обсуждение, отзывы о книге «Puerta al verano» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x