Selene explicó
— Lo siento, Ben. Primero estabas absorto en tus pensamientos, después ha llegado el Comisionado, y no he podido resistir la tentación de probarlo sola.
Gottstein preguntó
— Pero, ¿qué es exactamente lo que estoy viendo allí?
Denison habló
— Energía emitida de manera espontánea por la materia que se filtra desde otro universo en el nuestro.
Y mientras decía esto, la luz titiló y se extinguió, y a muchos metros de distancia apareció simultáneamente una estrella más débil.
Denison se lanzó hacia el pionizador, pero Selene, con su gracilidad lunar, saltó por la superficie con mayor eficiencia y llegó primero. Neutralizó la estructura de campo y la estrella lejana se apagó.
— Como ves, el punto de filtración no es estable — dijo.
— No lo es en pequeña escala — repuso Denison—, pero si consideramos que la desviación de un año luz es teóricamente tan posible como una desviación de cien metros, sólo cien metros significan una estabilidad milagrosa.
— No la suficiente — dijo Selene con firmeza.
Gottstein interrumpió
— Déjenme adivinar de qué están hablando. Dicen que la materia puede filtrarse hasta aquí, o allí, o cualquier lugar de nuestro universo… al azar.
— No completamente al azar, Comisionado — corrigió Denison—. La probabilidad de filtración disminuye con la distancia a que se encuentre el pionizador, y yo diría que a ritmo bastante acelerado. La fijación depende de una variedad de factores y creo que hemos acercado una aproximación notable. No obstante, es muy probable una desviación de unos cuantos centenares de metros; de hecho, acabamos de presenciarla.
— Y podría haberse desviado hacia el interior de la ciudad o incluso dentro de nuestros propios cascos.
Denison replicó con impaciencia
— No, no. La filtración, al menos con las técnicas que usamos, depende, de modo considerable, de la densidad de la materia va existente en este universo. Es virtualmente nulo el riesgo de que el punto de filtración se desvíe de un lugar de vacío esencial a otro en el cual exista una atmósfera, aunque fuese sien veces menos densa que la de la ciudad o el interior de nuestros cascos. Sería absurdo intentar la filtración en cualquier lugar que no fuese el vacío, y ésta es la razón de que tuviéramos que intentarlo en la superficie.
— Entonces, ¿esto no es como la Bomba de Electrones?
— En absoluto — repuso Denison—. En la Bomba de Electrones hay una transferencia de materia en dos direcciones, y aquí, una filtración en una sola dirección. Y tampoco son los mismos los universos implicados.
Gottstein preguntó
¿Quiere cenar conmigo esta noche, doctor Denison?.
Denison vaciló:
—¿Yo solamente?
Gottstein trató de inclinarse ante Selene, pero sólo consiguió una grotesca parodia de un saludo, dentro de su traje espacial.
— Me complacerá disfrutar de la compañía de la señorita Lindstrom en otra ocasión, pero en ésta tengo que hablar con usted a solas, doctor Denison.
—¡Oh, no te preocupes! — dijo Selene bruscamente, mientras Denison seguía vacilando—. Mañana tengo mucho trabajo y tú necesitarás tiempo para pensar en la inestabilidad del punto de filtración.
Denison preguntó, titubeando
— Bueno, entonces… Selene, ¿me avisarás cuando tengas otro día libre?
— Siempre lo hago, ¿no? Y de todos modos, estaremos en contacto antes de mi próximo día libre… ¿Por qué no se van los dos? Yo me ocuparé de los instrumentos.
Barron Neville cambiaba los pies de posición, ejercicio impuesto en la Luna por el reducido espacio de las viviendas y por la gravedad. En una habitación más grande y bajo una gravedad más densa, hubiese caminado a grandes zancadas. Aquí se balanceaba de un lado para otro, con un movimiento rítmico.
— Entonces estás segura de que funciona, ¿verdad, Selene? ¿Completamente segura?
— Sí —replicó Selene—, te lo he dicho cinco veces; las he contado.
Neville no parecía escucharla. Dijo en voz baja y rápida:
—¿No importa que Gottstein estuviera presente? ¿No trató de detener el experimento?
— No, claro que no.
—¿No hubo ninguna indicación de que intentaría ejercer su autoridad…?
— Vamos, Barron, ¿qué autoridad puede ejercer? ¿Hacer que la Tierra mande un destacamento de policía? Además…, ¡oh! sabes muy bien que no pueden detenernos.
Neville permaneció inmóvil un momento.
—¿No lo saben? ¿Todavía no lo saben?
— Claro que no. Ben estaba mirando las estrellas Y, entonces, llegó Gottstein. Yo aproveché para buscar la filtración, la encontré y ya tenía la otra. La instalación de Ben…
— No la llames su instalación. Fue idea tuya, ¿no?
Selene movió la cabeza.
— Yo hice algunas sugerencias vagas. Los detalles son de Ben.
— Pero ahora sabes reproducirla. Por el bien de la Luna, ¡no me digas que dependemos del terrícola para hacerlo!
— Creo que puedo reproducirla para que nuestra gente haga el resto.
— Muy bien. Pues, empecemos.
— Aún no. ¡Maldita sea, Barron! Todavía no.
—¿Por qué no?
— También necesitamos la energía.
— Pero si ya la tenemos.
— No del todo. El punto de filtración es inestable, bastante inestable..
— Pero esto puede arreglarse. Tú lo has dicho.
— He dicho que lo suponía.
— Con esto me basta.
— De todos modos, será mejor que Ben calcule los detalles y lo estabilice.
Se produjo un silencio entre ellos. El rostro delgado de Neville expresó algo parecido a la hostilidad.
— No me consideras capaz de hacerlo, ¿verdad? ¿Es eso?
Selene preguntó
—¿Quieres subir conmigo a la superficie y trabajar en ello?
Hubo otro silencio. Neville repuso, muy nervioso
— No me gusta tu sarcasmo. Y no quiero esperar mucho.
— No puedo mandar sobre las leves de la naturaleza. Pero creo que no tendrás que esperar mucho… Ahora, si no te importa, necesito dormir. Mañana tengo a mis turistas.
Por un momento, Neville pareció estar a punto de señalar su propia alcoba, como para ofrecerle hospitalidad, pero el gesto, si tenía esta intención, no llegó a producirse y Selene no dio muestras de comprenderlo o siquiera de esperarlo. Se despidió con una vaga inclinación de cabeza y se marchó.
— Para serle franco — dijo Gottstein, sonriendo, mientras comían lo que pasaba por ser el postre, una pasta pegajosa y dulce—, supuse que nos veríamos con más frecuencia.
Denison repuso
— Es usted muy amable al interesarse tanto por mi trabajo. Si la inestabilidad de la filtración puede ser corregida, creo que mi logro (y el de la señorita Lindstrom) será muy importante.
— Habla con cautela, como un científico… No le insultaré ofreciéndole el equivalente selenita de un licor; es la única imitación de los productos terrestres que no estoy dispuesto a tolerar. ¿Puede decirme, en lenguaje profano, por qué su logro es importante?
— Lo intentaré —contestó Denison—. Empecemos con el parauniverso. Tiene una interacción nuclear más intensa que la del nuestro, razón por la cual las masas relativamente pequeñas de protones pueden soportar allí la reacción de fusión capaz de sostener una estrella. Las masas equivalentes a nuestras estrellas explotarían con violencia en el parauniverso, que tiene muchas más estrellas que el nuestro, pero más pequeñas.
«Supongamos, ahora, que tuviéramos una fuerte
interacción nuclear mucho menos intensa que la que prevalece en nuestro universo. En tal caso, enormes masas de protones tendrían tan poca tendencia a fundirse que sería precisa una gran masa de hidrógeno para sostener una estrella. Un tal anti — parauniverso (en otras palabras, uno que fuera opuesto al parauniverso) consistiría en estrellas considerablemente más escasas en número, pero mucho más grandes que las de nuestro universo. De hecho, si la interacción nuclear fuerte se debilitase lo suficiente, podría existir un universo consistente tan sólo en una estrella única, que reuniría toda la masa de aquel universo. Sería una estrella muy densa, pero relativamente no reactiva, que emitiría más o menos la misma radiación que nuestro sol.
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