Esto indignó un poco a Tritt. Al fin y al cabo, Dua era sólo un Ser Blando, y ni siquiera un Racional. Empezó a preguntarse si no sería un error por parte de Odeen explicarle tantas cosas. Hacía concebir a Dua ideas extrañas…
Dua comprendió que también Odeen se indignaba. Al principio se rió. Luego dijo que una Emocional no podía entender cuestiones tan complicadas. Al final, se negó a seguir hablando. Dua tuvo que halagarle mucho para hacerle cambiar de opinión.
En otra ocasión fue Dua quien se enfadó; se puso realmente furiosa.
Al principio, la escena era plácida. Los dos niños estaban con ellos y Odeen les permitía jugar con él. Incluso dejaba al pequeño-derecho Torun que tirase de sus bordes, y se comportaba sin ninguna clase de dignidad. No parecía importarle el hecho de aparecer completamente deformado. Era evidente que se divertía. Tritt se mantenía en un rincón, descansando y muy satisfecho con lo que veía.
Dua se burló de la deformación de Odeen. Hizo que su propia sustancia rozase con coquetería los bultos de Odeen. Sabía muy bien. y Tritt también lo sabía, que la superficie de los lados-izquierdos era muy sensible cuando no formaba ovoides.
Dua dijo:
— He estado pensando, Odeen… Si el otro universo introduce lentamente sus leyes en el nuestro a través de la Bomba de Positrones, ¿no hace lo propio nuestro universo con el suyo?
Odeen dio un alarido al contacto de Dua e intentó evitarla sin molestar a los pequeños. Murmuró:
— No puedo contestar si me tocas, mediana impertinente.
Ella se apartó y Odeen dijo:
— Es una idea muy buena, Dua. Eres una criatura sorprendente. Es cierto, por supuesto. La mezcla se produce en ambos lados. Tritt, llévate a los niños, ¿quieres?
Pero se marcharon a toda prisa por sí solos. Ya no eran muy pequeños. Habían crecido mucho. Annis iniciaría muy pronto su educación, y Torun ya empezaba a mostrar la solidez de un Paternal.
Tritt se quedó. pensando que Dua estaba muy hermosa, mientras ellos hablaban de este modo.
Dua interrogó
— Si las otras leyes debilitan a nuestro sol, y lo enfrían. ¿no aceleran nuestras leyes a sus soles y los calientan?
— Exacto, Dua. Un Racional no lo diría mejor.
—¿Hasta qué punto se calientan sus soles?
—¡Oh, no mucho! Sólo un poco más, de mudo casi imperceptible.
— Pues esto me da la sensación de que algo malo ha de ocurrir.
— Bueno, el problema reside en que sus soles son enormes. El hecho de que nuestros pequeños soles se enfríen un poco, carece de importancia. Aunque se extinguieran del todo, no importaría mientras tengamos la Bomba de Positrones. Pero con las estrellas gigantescas, el calentamiento es peligroso. Hay tanto material en una de esas estrellas que el mínimo desequilibrio en la fusión nuclear puede causar una explosión.
—¡Una explosión! Y entonces, ¿qué sucede a los habitantes?
—¿Qué habitantes?
— La gente del otro universo.
Por un momento, Odeen pareció desorientado, después de lo cual dijo:
— No lo sé.
—¿Qué ocurriría si nuestro sol explotase?
— No puede explotar.
(Tritt se preguntaba qué significaba toda aquella excitación. ¿Cómo podía explotar un sol? Dua parecía enfadada, y Odeen, confuso.)
Dua preguntó:
— Pero, ¿y si explotase? ¿Haría mucho calor?
— Supongo que sí.
—¿No nos mataría a todos?
Odeen vaciló y entonces dijo, con evidente desazón:
—¿Qué importa eso, Dua? Nuestro sol no va a explotar, y no hagas más preguntas estúpidas.
— Tú me pediste que hiciera preguntas, Odeen, y creo que sí importa, porque la Bomba de Positrones funciona en ambos lados. Les necesitamos tanto como ellos a nosotros.
Odeen la contempló fijamente.
— Nunca te he dicho eso.
— Lo presiento.
Odeen murmuró
— Tú presientes muchas cosas, Dua…
Pero ahora, Dua ya estaba gritando. Parecía fuera de sí. Tritt nunca la había visto en aquel estado. Gritaba
— No eludas la cuestión, Odeen. Y no te salgas por la tangente diciendo que no entiendo y que soy una simple Emocional. Dijiste que era casi un Racional, y lo soy lo suficiente para comprender que la Bomba de Positrones no funcionará sin los otros seres. Si la gente del otro universo es aniquilada, la Bomba se detendrá y nuestro sol se enfriará hasta que todos muramos. ¿No crees que esto es importante?
Odeen también empezó a gritar.
— Esto demuestra que lo sabes. Necesitamos su ayuda porque el suministro de energía es de baja concentración y tenemos que intercambiar materia. Si el sol del otro universo explota, habrá una enorme abundancia de energía; una abundancia que durará millones de vidas. Habrá tanta energía que podremos conducirla directamente sin ningún intercambio de materia; de modo que no les necesitamos, y no importa lo que suceda.
Ahora casi se tocaban. Tritt estaba horrorizado. Tenía que decir algo, separarles, hablarles. No se le ocurría ninguna palabra. Y entonces sucedió algo que hizo superflua su intervención.
Había un Ser Duro a la entrada de la caverna. No, eran tres. Intentaban hacerse oír, pero sin conseguirlo.
Tritt chilló
Odeen… Dua…
Entonces se quedó inmóvil, temblando. Tenía una vaga noción del motivo de la visita de los Seres Duros. Decidió marcharse.
Pero uno de los Seres Duros extendió un miembro permanente y opaco, y dijo:
— No te vayas.
Su voz sonaba áspera, hostil. Tritt sintió más miedo que nunca.
Dua estaba tan encolerizada que apenas captó a los Seres Duros. Parecía ahogarse bajo los componentes de su cólera, que la invadían rebosantes, cada uno por separado. Experimentaba una sensación de injusticia porque Odeen había tratado de mentirle. Una sensación de injusticia porque todo un mundo y sus habitantes tenían que morir. Una sensación de injusticia porque le resultaba tan fácil aprender y nunca se lo habían permitido.
Desde aquella primera vez que penetró en la roca, había ido otras dos veces a las cavernas de los Duros Dos veces más, inadvertida, se había internado en la roca, y cada vez captó y supo, y cada vez que Odeen le explicaba cosas, ella sabía de antemano lo qué iba a decir.
¿Por qué, entonces, no podían enseñarle a ella como enseñaron a Odeen? ¿Por qué sólo a los Racionales? ¿Acaso ella tenía la capacidad de aprender sólo porque era una Em-izquierda, una mediana pervertida? Pues, pervertida o no, tenían que enseñarle. Era un error dejarla en la ignorancia.
Finalmente, las palabras del Ser Duro llegaron hasta ella. Estaba Losten, pero no era él quien hablaba. Este era un Ser Duro desconocido, que iba a frente. No le conocía, pero es que en realidad conocía a muy pocos.
El Ser Duro dijo:
—¿Cuál de vosotros ha estado recientemente en las cavernas inferiores?
Dua se sentía temeraria, Habían descubierto que acariciaba rocas y no le importaba. Que lo dijeran a todo el mundo. De lo contrario, lo baria ella. Replicó
— Yo. Muchas veces.
—¿Sola? — preguntó con calma el Ser Duro.
— Sola. Muchas veces — repitió Dua.
Sólo habían sido tres veces, pero no importaba. Odeen murmuró
— Yo, por supuesto, también he estado alguna vez en las cavernas inferiores.
El Ser Duro pareció no oírle. Se volvió hacia Tritt y preguntó bruscamente
—¿Y tú, derecho?
Tritt se retorció.
— Sí, señor-Duro.
—¿Solo?
— Sí, señor-Duro.
—¿Cuántas veces?
— Una sola vez.
Dua estaba nerviosa. El pobre Tritt se asustaba inútilmente. Era ella quien lo había hecho y estaba dispuesta a pagar las consecuencias.
— Dejadle en paz — dijo—. Yo soy la que buscáis
Читать дальше