Bob Shaw - Otros días, otros ojos

Здесь есть возможность читать онлайн «Bob Shaw - Otros días, otros ojos» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Город: Barcelona, Год выпуска: 1983, ISBN: 1983, Издательство: Martínez Roca, Жанр: Фантастика и фэнтези, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Otros días, otros ojos: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Otros días, otros ojos»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

El “vidrio lento” es un cristal que absorbe poco a poco la luz de los sucesos que ocurren delante de él, los cuales resultan visibles meses o años después.
A partir de esta idea, Bob Shaw construye una excelente y a la vez original novela. La profética visión de lo que podría ser un invento de estas características y la problemática social de su uso, desde el crimen casi perfecto hasta la verificación por parte de la justicia al cabo de cinco años— hacen de esta novela una obra maestra de ciencia ficción en el mas puro sentido de la palabra.

Otros días, otros ojos — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Otros días, otros ojos», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

—Se obtienen en el comercio. Muchachas con ojos bonitos ganan un dinero extra llevando lentes de retardita durante todo el día. Ciertas mujeres sin enfermedades oculares las usan por razones estéticas. Con una finísima trama de retardita se fabrican gafas que permiten una visión normal al usuario; pero cualquier otra persona que las mire ve los ojos programados. ¿No las había visto nunca?

—No. Últimamente he estado apartado del mundo —dijo en voz alta Garrod para llamar la atención de Esther.

—Alban —dijo ella de inmediato, y extendió las manos hacia él.

Garrod asió los cálidos y secos dedos de su esposa y la besó suavemente en los labios, siempre con los azules ojos de la extraña mirando indulgente a través de las gafas de Esther. Garrod bajó los ojos.

—Cómo te encuentras?

—¡Maravillosamente! Vuelvo a ver, Alban.

—¿Igual que antes?

—Mejor que antes; acabo de descubrir que siempre fui un poco miope. Ahora mismo estoy contemplando el promontorio de Piedras Blancas, creo, al otro lado del océano, y veo a kilómetros de distancia. Había olvidado cuántos matices de azul y verde hay en el mar…

La voz de Esther enmudeció, y sus labios se abrieron de placer. Garrod experimentó un principio de esperanza.

—Me alegro, Esther. Enviaré tus discos a cualquier parte del mundo que desees ver. Podrás estar en los teatros de Broadway, hacer viajes de placer…

—¡Pero eso sería estar separada de ti! —dijo Esther, riendo.

—En realidad no estarías lejos. Y yo siempre estaría cerca.

—No, cariño. No quiero desperdiciar este obsequio empleando el resto de mi vida en ver documentales. —Los dedos de Esther apretaron los de Garrod—. Quiero cosas personales, sencillas. Cosas que nos relacionen… como ir de paseo juntos por nuestros jardines.

—Una excelente idea, cielo, pero no podrías ver el jardín.

—Sí, lo vería… siempre y cuando diéramos nuestro paseo todos los días a la misma hora, y siempre siguiendo el mismo camino.

Una brisa fría sopló en la frente de Garrod.

—Eso significa vivir en el día de ayer. Pasearías por el jardín un día determinado, pero viéndolo tal como era el día anterior…

—¿No sería maravilloso? —Esther se llevó a los labios la mano de Garrod y besó los nudillos. Garrod notó el cálido aliento en el dorso de la mano—. Llevarás un par de discos, ¿verdad, Alban? Quiero que los lleves siempre encima, a todas partes donde vayas. De ese modo siempre estaremos juntos.

Garrod intentó retirar la mano, pero Esther se aferró a ella.

—Dime que lo harás, Alban. —Sus palabras eran como varillas de vidrio crujiendo al partirse—. Dime que compartirás tu vida conmigo.

—No te preocupes —dijo Garrod—. Haré cualquier cosa que desees.

Apartó los ojos de las manos frenéticamente aferradas de su esposa y miró la cara de ésta. Los azules ojos de la extraña le contemplaban con una satisfacción serena, inexpresivo.

9

El asesinato del senador Jerry Wescott tuvo lugar a las dos y treinta y tres minutos de la madrugada en una solitaria carretera varios kilómetros al norte de Bingham, Maine.

La hora de la muerte fue determinada con precisión debido a que el arma usada fue un cañón láser con potencia suficiente para vaporizar buena parte del coche en que viajaba el senador. El asesino eligió un lugar en que la carretera se hundía bruscamente en una depresión, evitando así que alguna persona viera la llamarada en la zona circundante, pero no que fuera captada por un satélite de observación militar tipo Sk-ll y que la información fuera transmitida a una estación subterránea de seguimiento. Desde la estación fue comunicada al Pentágono, y finalmente, antes de que hubiera transcurrido una hora, llegó a manos de las autoridades civiles.

Un cañón láser, si bien resulta efectivo, es un arma tremendamente indiscreta, y se dedujo que había sido utilizada debido a que aseguraba la destrucción de las cámaras de retardita del coche y cualquier fragmento de vidrio lento que pudiera haber en el vehículo. La comunidad criminal había aprendido sin tardanza que era desaconsejaba ser «visto» por el vidrio lento incluso en horas nocturnas, y aun estando lejos, a causa de las especiales técnicas ópticas que se usaban para «interrogar» al vidrio. Y puesto que ya era posible reproducir a voluntad las imágenes de la retardita, sin tener que esperar a que transcurriera el periodo normal de dilación, aún resultaba más imperativo tomar precauciones al respecto.

En este caso, el láser destruyó eficazmente toda la incriminadora retardita del vehículo. También carbonizó el cuerpo del senador, imposibilitando su reconocimiento; la identidad del muerto no habría sido deducida durante algunos días de no haber sido porque el láser no logró quemar el contenido del maletín a prueba de fuego usado por Wescott.

El caso fue que la creciente ola de información, iniciada con una minúscula onda fotónica en una cámara en órbita, se extendió por las diversas redes de noticias y, en cuestión de horas, asumió las proporciones de un maremoto.

A despecho de que el suceso fuera o no previsible, a despecho de las numerosas ocasiones en que algo semejante había ocurrido en el pasado, el asesinato de un hombre que, probablemente, antes de un año iba a ser presidente de los Estados Unidos seguía siendo un notición.

10

La tarde era soleada, pero anduvieron por los jardines mientras Esther admiraba la lluvia del día anterior.

—Realmente maravilloso, Alban.

Esther tiró del brazo de Garrod, forzándole a detenerse cerca de un grupo de arbustos de intensos colores. Garrod recordó que el día anterior se habían parado en el mismo sitio; a Esther le gustaba crear la ilusión de que tenía una vista normal igualando los movimientos corporales de un día con los variables puntos de vista del día anterior.

—Veo la lluvia que cae en torno a mí —continuó Esther—, pero lo único que siento es el calor del sol. El sol es mi paraguas.

Garrod estaba casi convencido de que su esposa se esforzaba en ser profunda o poética, y por eso le apretó la mano para animarla, mientras se aseguraba de que su cara no entrara en la esfera de acción de los discos negros que relucían en la solapa de Esther. Había descubierto que una mirada de impaciencia o enojo grabada por los ojos indirectos de Esther, pero que no pasaba al cerebro de ésta hasta veinticuatro horas más tarde, suponía una tensión en sus relaciones más violenta que un espontáneo choque mutuo.

—Creo que deberíamos entrar —dijo Garrod—. La cena debe de estar a punto.

—Dentro de un momento. Ayer caminamos hasta el estanque para que yo viera la lluvia que caía sobre el agua.

—De acuerdo.

Garrod acompañó a su esposa hasta el borde del gran estanque. Esther se detuvo un momento en el embaldosado azul turquesa y se inclinó sobre los reflejos de los dos. Al mirar la lisa superficie del agua, Garrod vio los mismos ojos azules de la extraña detrás de las gafas de Esther. Cerca de los ojos, debido a la condensación del reflejo de su esposa, había dos manchas negras como la noche que eran las ventanas por las que Esther miraba el mundo, pero que no podían ofrecer las imágenes hasta la misma hora del día siguiente. El reflejo de Garrod vibraba y menguaba junto al de su mujer, con anónimos hoyos oscuros en vez de ojos, igual que un detalle de un cuadro al óleo aumentado a un tamaño que revelaba todas sus imperfecciones. «Mi verdadero yo está ahí abajo —fue el pensamiento fugaz que pasó por su mente—. Y yo soy el auténtico reflejo.» Respiró profundamente, pero el aire parecía no llegar a sus pulmones. Su corazón estaba hinchado como una almohada; llenaba su pecho con frustrados latidos huecos; le estrangulaba.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Otros días, otros ojos»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Otros días, otros ojos» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Otros días, otros ojos»

Обсуждение, отзывы о книге «Otros días, otros ojos» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x