Al principio imaginarás que es otra versión más de Beta. Entonces te darás cuenta de que las apariencias engañan.
¿Por qué?
¿Por qué está pasando todo esto? ¿Cuál es el contexto de toda esta interposición?
Ésa será tu pregunta pronto. Y yo responderé, hasta donde sea posible, después de unos encargos más.
Primero acercaremos un poco más las coordenadas en el espacio-tiempo. Pongamos que hace medio día…
¡Ahí!
Albert Morris está solo en la gran armería de defensa subterránea, repasando los archivos informáticos de la base militar, siguiendo los robos secretos y las traiciones de Yosil Maharal. No lejos están las columnas de soldados de ojos en blanco (sellados para preservar su frescor) dispuestos a ser cocidos en un instante, cuando su país los necesite. O cuando alguien lo bastante listo venga a llevárselos.
¿Nos servimos? Sólo necesitarás uno.
Primero, busca a Ritu. Una anterior versión de esa alma herida y confusa. La detectarás pronto, llena de autorrechazo mientras se rinde aun ansia interna que está más allá de su control, mientras coloca su cabeza afeitada entre los polos de un tetragamatrón de alta capacidad y los autohornos se calientan, preparando varias docenas de golems gigantescos construidos para la guerra.
Vamos, mientras ella sigue combatiendo la compulsión, mostrando todavía cierta resistencia a esa presión interna. ¡Beta nunca tuvo que superar una oposición tan activa hasta ahora! Eso significa que la imprintación que hará sobre la primera copia será débil. Tú te introducirás entre las grietas y te harás cargo de ésa, desplazando a Beta. Sí, el ídem puede resultar dañado. Pero será lo bastante bueno, a tus órdenes, recién salido del horno.
¿Listo? ¿Lo has hecho? Entonces trae a tu guerrero y vamos a buscar a Albert.
¿Qué es eso? ¿Vamos a rescatarlo?
No, no espero que Albert considere que esto es un rescate. No cuando todavía se siente acorralado en ese horrible túnel. Y además, los bucles temporales pueden ser sorprendentes. Incluso después de un número infinito de recursiones, nunca son exactamente iguales. Tal vez éste nos sorprenda. No importa.
Estoy seguro de que cuando llegue el momento crítico sabrás qué hacer.
…Gumby oye una algarabía…
Como viaje, éste fue aun peor que aquel horrible paseo del lunes por la noche por el fondo del río. No fui arrastrándome por las escaleras, sino más bien cayendo por el camino.
¿Qué otra cosa podía hacer, con sólo un brazo, la cabeza magullada y un torso que seguía soltando trocitos cada vez que me daba un golpe o aterrizaba con fuerza en un escalón? No tenía sentido del olfato, por supuesto (ni siquiera recordaba apenas el concepto). Pero era fácil verlos aceitosos vapores que manaban de mí. Un motivo para darse prisa era adelantarse a esos vapores, que tienden a acelerar el deterioro final. Por eso la disolución sucede de sopetón, rápida y piadosamente.
No tuve esa suerte. Soy demasiado obstinado para rendirme, supongo. ¡Qué extraño que una mutación frankie me hiciera más parecido a Albert de lo que incluso él mismo era!
Finalmente, y para mi sorpresa, me quedé sin escaleras y llegué al mismo rellano donde elegí el menos transitado de los tres caminos. ¿Eso fue hacía media hora? No lamentaba la decisión de subir aquellos oscuros peldaños. Detener el lanzamiento de los misiles, incluso temporalmente, era el logro más grande de mi pobre vida. Sólo que ahora me encontraba ante otro trío de opciones.
¿Volver a la entrada de la cueva y la cabaña, donde tal vez pudiera encontrar un teléfono en funcionamiento entre los escombros?
¿Continuar hacia el santuario interior de Maharal? Ahí se dirigió el piloto de la Harley, aunque ahora dudaba que fuese Beta, después de todo. Sin duda por ese camino estaban sucediendo grandes cosas.
Pero esas dos alternativas quedaban descartadas. Nunca conseguiría avanzar más que unos pocos metros. Mi única opción estaba al fondo del pasillo, en un hueco que contenía todas aquellas máquinas copiadoras caseras, calientes y preparadas con su despensa llena de repuestos frescos. Lo que iba a intentar hacer era poco corriente. Incluso podían multarte si te pillaban, aunque todo el mundo lo intenta una o dos veces.
«En mi estado probablemente crearía un monstruo gimoteante. »Con todo, el pobrecillo no tendrá que recordar mucho. Salir del horno, correr escaleras arriba, y cargarse el lanzador para que no se pueda reparar. ¡Fácil!»
Todo lo cual no valía nada hasta que no llegara a la almohadilla donde los originales tienen que apoyar la cabeza. Al levantar la cabeza, me pregunté: « ¿Cómo demonios voy a hacer eso?»
Mi reloj enzimático seguía corriendo, los códigos de los misiles podían ser restaurados de un momento a otro… y ahora yo tenía otro motivo para apresurarme. A través de mi destrozado abdomen capté vibraciones, rítmicas y cada vez más fuertes.
«Motores y ruedas», pensé, reconociendo algunas.
Otros golpeteos me recordaron el sonido de pasos a la carrera.
…o aprender lo que ya se sabe…
A continuación descubrirás que el almapaisaje es mucho más grande de lo que imaginabas.
Y, sí, está habitado.
¿Esperabas arrogantemente que el universo entero estuviera esperando la llegada del hombre?
Bueno, en cierto sentido, es cierto.
Nuestro universo no es más que tino entre trillones creados por una única y fértil singularidad, cuyos hijos agujeros negros engendraron incontables universos-bebé más, cada uno de ellos explotando e inflando y creando billones de galaxias, que a su vez crearon sus propios agujeros negros y más universos engendrados por la singularidad, y así sucesivamente… Entre todos esos experimentos, sin duda nació inteligencia, a pesar de que es algo mucho menos común de lo que imaginabas.
Todavía más escasas son las criaturas hechas de carne terrenal que contemplan las estrellas y las ansían a través de enormes extensiones de espacio vacío.
Las más excepcionales de todas son aquellas que encuentran otro camino, sorteando el frío vacío, descubriendo atajos a campos mucho más ricos. Excepcionales casi hasta el punto de ser únicos. De ahí el vasto vacío de lo que Maharal llamó dramáticamente el «plano espiritual». Un continuum más profundo, hecho de material más básico que la materia y la energía. Una frontera que pretendemos recorrer como un dios, usando toda esa materia prima para crear el paraíso a su imagen.
Oh, sois rarezas, los humanos de alma caliente. Tan defectuosos. Maravillosamente brillantes. Es un privilegio contemplaros mientras empezáis a despertar. Mientras empezáis a escoger.
¿Has empezado a sospechar quién y qué soy?
Esta voz que confundiste con un guía… pronto advertirás que «yo» nunca doy órdenes. La mayor parte de las veces sólo preveo, comento y predigo.
No, no soy tu Virgilio. No soy ningún mentor ni ninguna fuente de sabiduría. Soy tu eco, tú-que-fuiste-Albert-y-más. Una forma de recordar cosas que no has aprendido todavía. Una de las muchas conveniencias a las que pronto te acostumbrarás, aquí donde la paradoja es un hecho normal de la vida.
De vuelta al ortomomento… todavía avanzando a trompicones y deteniéndonos de golpe. Los acontecimientos pronto llegarán a una meta. Sólo tres movimientos más del péndulo de Yosil mientras el andzier almacena energía, preparándose para avanzar si una huella humana le da personalidad o no. Si una ciudad llena de almas moribundas espera o no para alimentarla, en una orgía de necrofagia.
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