James Morrow - Remolcando a Jehová

Здесь есть возможность читать онлайн «James Morrow - Remolcando a Jehová» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Город: Barcelona, Год выпуска: 2001, ISBN: 2001, Издательство: Norma, Жанр: Фантастика и фэнтези, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Remolcando a Jehová: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Remolcando a Jehová»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Remolcando a Jehova

Remolcando a Jehová — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Remolcando a Jehová», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Un clásico de Hope. Los pilotos, los artilleros y los marineros casi se caían de las sillas.

—Alby, lo hemos hecho bien —dijo Pembroke.

—No hay duda de que es una de nuestras mejores producciones —aseguró Flume—. ¡Eh, chica de mis sueños! —llamó a una cabaretera guapa, con el pelo rubio miel, cuando ésta, meneando las caderas, llevaba una fuente de sandwiches de jamón al otro lado de la sala—. ¡Tráele a nuestro amigo Oliver una Frydenlund!

En realidad, el orgullo de los empresarios teatrales estaba justificado. En apenas tres días se las habían arreglado para convertir el Bar Sundog en un club de la Organización de los Servicios Unidos de los años cuarenta. A excepción de que se podía conseguir cerveza, la Cantina del Sol de Medianoche era del todo auténtica, hasta los altavoces ondulados en las vigas, el letrero de SÓLO MILITARES que había sobre la puerta principal y los pósters LOS LABIOS INDISCRETOS HUNDEN BARCOS Y NIMITZ NO TIENE LÍMITES de las paredes. Al principio, Vladimir Panshin se había opuesto a la transformación, pensando que su clientela habitual estaría furiosa, pero entonces se dio cuenta de que por cada científico de la ciudad de Ibsen que no acudiera al menos dos miembros de la Sociedad de Recreación ocuparían su lugar.

El acondicionamiento le había costado a Oliver casi ochenta y cinco mil dólares, casi todo en los carpinteros y en los electricistas que habían traído de Trondheim, pero esa suma no era nada comparada con el porcentaje considerable de su cuenta bancaria que Pembroke y Flume habían consumido para conseguir a la gente con talento. La oficina del sindicato de actores de Nueva York había enviado a unas veinte ingenuas y coristas, todas más que dispuestas a ponerse delantales de cóctel y flirtear con una panda de esquizofrénicos de mediana edad que creían que estaban combatiendo en la Segunda Guerra Mundial. De la Agencia William Morris habían venido Sonny Orbach y sus Harmonicoots, dieciséis músicos septuagenarios que, cuando estaban lo bastante borrachos de Frydenlund, se convertían en una auténtica reencarnación de la orquesta de Glenn Miller. No obstante, el verdadero golpe maestro de los empresarios teatrales fue localizar a los increíblemente talentosos y desconocidos crónicos Hermanos Kovitsky: Myron, Arnold y Jake, alias la Gran Máquina de la Nostalgia Americana (imitadores del circuito del borscht cuyo repertorio se extendía más allá de opciones obvias como Bob Hope y Al Jolson llegando al mundo enrarecido de la imitación femenina). Myron hacía una Kate Smith de primera clase, Arnold una Marlene Dietrich creíble, Jake una Ethel Merman pasable y una Frances Langford decididamente extraña. Fusionando sus falsetes en una armonía tensa de tres partes, los Hermanos Kovitsky podían hacerle jurar a uno que estaba oyendo a las Andrews Sisters cantando Don’t Sit Under the Apple Tree (with Anyone Else but Me).

Oliver se miró el reloj. Las cinco de la tarde. Maldita sea. El intérprete del comandante Wade McClusky debería haberse presentado hacía más de una hora.

—Sabéis, hace unos días comprendí que en realidad el general Tojo pide poco —bromeó Hope—. Un poco de China, un poco de Australia, un poco de Filipinas…

Según él mismo, Wade McClusky era un as divisando objetivos. Cuando aún era alférez, se le conocía como el hombre que podía reconocer una fábrica de aviones camuflada, a tres millas de altura, aunque Oliver no tenía muy claro si era el auténtico Wade McClusky, el auténtico intérprete de Wade McClusky o la versión llevada a la ficción del auténtico intérprete de Wade McClusky que se vanagloriaba de ese talento. En cualquier caso, diez horas antes, el robusto líder del Grupo Aéreo Seis se había encargado personalmente de la operación de reconocimiento, asumiendo el mando del hidroavión PBY de nombre codificado «Fresa Ocho». A Oliver le pareció que era un desarrollo prometedor. Así que, ¿por qué McClusky no había regresado todavía? ¿Llevaba el Valparaíso cañones Bofors después de todo? ¿Había sacado Van Horne a Fresa Ocho del cielo de un disparo?

Hope le hizo una señal a la preciosa y curvilínea Dorothy Lamour —Myron Kovitsky con peluca, maquillaje, traje de noche y pechos de látex—, para que viniera al escenario. Sonriendo, tirando besos, Lamour se deslizó desde el otro lado de la cantina, acompañada de coros de silbidos de admiración.

—Sólo quería que vierais por lo que estáis luchando, muchachos —otro clásico de Hope—. Ayer, Crosby y yo estábamos…

—¡Atención, todos! ¡Atención! —una voz sin aliento salió de los altavoces, saltando y silbando como una cerveza Moxie al encontrarse con un cubito de hielo—. ¡Les habla el almirante Spruance desde Enterprise! ¡Grandes noticias, soldados! ¡Hace apenas cuatro horas, dieciséis B-25 del ejército despegaron del portaaviones Hornet bajo el mando del teniente coronel James H. Doolittle y lanzaron unas cincuenta bombas destructoras en el centro industrial de Tokio!

Resonaron gritos y aplausos por toda la Cantina del Sol de Medianoche.

—¡No se conoce el alcance de los daños —continuó el intérprete de Spruance—, pero el presidente Roosevelt ha calificado el bombardeo aéreo de Doolittle como «un golpe importante a la moral del enemigo»!

Los recreadores de la guerra patearon el suelo. Desconcertadas pero buscando la aprobación de los soldados, las cabareteras dejaron sus bandejas de sandwiches y vitorearon.

—¡Eso es todo, soldados!

Cuando el tumulto se apagó, el foco giró hacia la esquina nororiental, justo cuando Sonny Orbach y sus Harmonicoots, de traje de etiqueta, se pusieron a interpretar con brío una imitación de Pistol Packin’ Mama de Glenn Miller. Levantándose de un salto, los clientes de la Cantina del Sol de Medianoche empezaron a bailar el jitterbug, juntos, con sus cabareteras y, en el caso de un artillero de cola increíblemente afortunado, con la misma Dorothy Lamour.

En la mesa de al lado, una cabaretera pelirroja alegre estaba ocupada en ganarse su sueldo compartiendo una Coca-Cola con un marinero macizo de cuarenta y pocos años.

—… no tendría que preguntarte adónde vas —estaba diciendo la cabaretera cuando Oliver sintonizó con su conversación.

—Así es —respondió el marinero—. Los japos tienen espías por todas partes.

—Pero sí puedo preguntarte de dónde eres.

—Georgia, señora. Un pueblecito llamado Peach Landing.

—¿De verdad?

—Newark, en realidad.

—Jolines, nunca había conocido a nadie de Georgia. —La cabaretera le hizo ojitos—. ¿Tienes novia, marinero?

—Y tanto, señora.

—¿Llevas su foto contigo, por casualidad?

—Sí, señora. —Con una sonrisa tímida, el marinero se sacó la cartera de sus pantalones acampanados, extrajo una fotografía pequeña y se la pasó a la cabaretera—. Se llama Mindy Sue.

—Parece un encanto, marinero. ¿Te la chupa?

—¿Qué?

A las 1815 horas, el rugido inconfundible de los motores Pratt y Whitney de un hidroavión PBY pasó sobre la Cantina del Sol de Medianoche, haciendo vibrar las botellas de Frydenlund. Una expectativa deliciosa inundó a Oliver. Seguro que era Wade McClusky, dirigiéndose hacia el fiordo más cercano en el Fresa Ocho. Seguro que el Valparaíso había sido divisado.

Después de Pistol Packin’ Mama, Glenn Miller siguió con Chattanooga Choo-Choo, entonces los focos volvieron a iluminar el escenario para las Andrew Sisters, que cantaron The Boogie-Woogie Bugle Boy of Company B (en algún momento, Myron se había escabullido y se había cambiado de traje). Luego vino Bing Crosby cantando suavemente Pack Up Your Troubles in Your Old Kit Bag, tras lo cual Hope se acercó con aire despreocupado a su colega. Meciéndose para atrás y para adelante, los dos ofrecieron su famosa interpretación de Mairzy Doats.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Remolcando a Jehová»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Remolcando a Jehová» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Remolcando a Jehová»

Обсуждение, отзывы о книге «Remolcando a Jehová» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x