La teatralidad con que el sumo sacerdote arrancaba sus ropas y se arrojaba barro encima distrajo a Decker del discurso de Christopher el tiempo suficiente para darse cuenta de que le oía con toda claridad, a pesar de encontrarse tan lejos de la calle. Su voz parecía brotar de algún lugar pegado a él, o puede incluso que… de su propio interior. A este hallazgo le siguió otro mucho más prodigioso. De pronto, cayó en la cuenta de que Christopher no estaba hablando en su lengua natal; de hecho, no la había utilizado desde que empezó a hablar. Decker no sabía bien de qué lengua se trataba, pero estaba convencido de que jamás la había escuchado antes, y sin embargo, entendía cada palabra. Lo mismo les ocurría, aparentemente, a cuantos le rodeaban y, por deducción, a todos los habitantes de la Tierra, independientemente de cuál fuera su lengua nativa.
Se preguntó si alguien más se habría dado cuenta de que Christopher les hablaba en una lengua que no era la suya. Decker intentó recordar y repetir mentalmente algunas de aquellas palabras, pero descubrió que, a pesar de comprender cuanto Christopher decía, le era completamente imposible reproducir ni una sola palabra, ni siquiera una sílaba. Christopher le explicaría más tarde que aquélla era la lengua madre de todas las lenguas humanas, una universal y espontánea a los hombres, igual que los sonidos animales lo son para cada especie animal. Christopher le aclararía después que se trataba de la lengua que hablaban los hombres antes de la confusión de lenguas, confusión de la que se sirvió Yahvé para dividir a la gente de la Tierra cuando construyeron la torre de Babel. [6]Esta lengua no necesitaba traducción. Era la traducción.
– Hace tres días y medio -continuó Christopher-, ante el mundo entero, un seguidor de Juan y Cohen y del Koum Damah Patar me mató disparándome un tiro en la cabeza. Hace menos de doce horas, y de nuevo con todo el planeta como testigo, he resucitado de entre los muertos.
»Pero mi resurrección no es el símbolo de mi victoria sobre la muerte. Simboliza, más bien, la victoria de la vida de la humanidad. Mi resurrección, mi liberación de las cadenas de la muerte, ha sido posible porque por fin ha llegado el momento de que la humanidad rompa las ataduras que la aprisionan y reclame para sí el glorioso futuro que le aguarda.
»Que nadie se confunda. Las aflicciones que han asolado al mundo durante estos últimos tres años y medio no han sido el resultado del azar ni de desastres naturales. Han sido todas actos crueles y calculados de opresión sobrenatural, ejecutados a través de Juan y Cohen, contra toda la humanidad. Pero estos dos hombres no actuaron solos. Es más, no eran más que meros canales de los que se ha servido una fuerza maligna y opresora; una entidad espiritual -salvaje, bárbara y egoísta- cuya meta era, y es, evitar que la raza humana cumpla su destino y alcance el lugar que merece en el universo.
»El poder que ordenó mi asesinato y la entidad que ha llevado al mundo al borde de la aniquilación son uno solo. Pero mi resurrección es la prueba de que esta entidad puede ser derrotada, de que la Tierra puede ser restituida, de que la humanidad está lista para romper las cadenas de la esclavitud y dar el último paso en su evolución hacia la plenitud espiritual.
»He regresado para sacar al mundo de esta era de destrucción y muerte, y guiarlo a una era nueva y trascendente, donde el sufrimiento y la muerte no forman parte de la vida; una edad nacida de las pruebas a las que ha sido sometida la Tierra y un tiempo de armonía individual con el universo. Vosotros, los que habéis sobrevivido a los desastres, las inundaciones, los terremotos; ¡vosotros sois los supervivientes y seréis los vencedores!
»La raza humana ha probado lo peor de la opresión de este ser malvado y ha resistido desafiante. Es el poder de esta resistencia el que ha debilitado al enemigo. Esta resistencia y la confianza de la humanidad en sí misma son las que la han abocado a la Nueva Era.
»Y que a nadie le quepa duda. La Nueva Era no consiste en la sustitución de una religión por otra. Más bien lo contrario. No se trata de depender o de tener fe en un dios lejano y aislado. Se trata de que la humanidad confíe en sí misma, en el poder y el dios que reside dentro de cada uno de nosotros. No se trata de un grupo limitado de opresores farisaicos y egoístas empeñados en su autoenaltecimiento. Se trata de que los individuos se hagan con el control de sus vidas, de su entorno y de su destino.
»Durante dos mil años, los calendarios han tomado como referencia el nacimiento del Mesías cristiano. Mi resurrección de los muertos marca el comienzo de la Nueva Era. La fecha estimada del nacimiento de Jesús es ya irrelevante, y los calendarios de la era cristiana son historia. Ha nacido una Nueva Era. Dejad, por consiguiente, que los calendarios marquen el día de mi resurrección como el primer día del primer año de la Nueva Era. -Christopher levantó la mano derecha y sacudió la cabeza, al tiempo que ofrecía una explicación a su consigna-. No es que quiera que marquéis la fecha de mi resurrección para mi satisfacción -explicó-. Al contrario, es para marcar el comienzo de vuestra liberación de quien ha intentado aplastar vuestro espíritu y destruir vuestra alma.
»Que esta fecha marque también el final de toda reclamación de la verdad absoluta, que sostienen religiones anticuadas como la que practica el KDP. A los miembros del Koum Damah Patar yo les tiendo mi mano en señal de paz. Juan y Cohen han muerto, sus ambiciosas reivindicaciones yacen estériles y acabadas junto con sus cuerpos. Os llamo a que abandonéis vuestras maneras ofensivas; abandonad esa actitud de santos en posesión de la verdad absoluta y uníos a nosotros. Debemos purgar al mundo y a nosotros mismos de esas filosofías y religiones intolerantes. ¡A partir de hoy la religión de la humanidad será la humanidad!
»Que nadie presuma de que el suyo es el mejor camino hasta dios, porque no es un dios lo que buscamos, sino el poder que llevamos dentro. Dejemos de excusarnos por "no ser más que humanos", ¡es cuanto necesitamos ser!
»Esa divinidad reside en la condición humana. La humanidad se halla suspendida al borde del último gran paso en su evolución. Pero divinidad e inmortalidad no se alcanzan a través de la evolución física. Lograr ese paso puede llevarles a algunos sólo unas décadas, a otros les costará más. Pero aun cuando sean necesarios mil años, ese tiempo habrá merecido la pena. -Christopher hizo una pausa para que calara la idea. Quería que su audiencia comprendiera perfectamente lo que estaba diciendo-. No os inquietéis -continuó- si digo que tal vez nos lleve mil años. ¡Qué importan diez, doscientos, o incluso mil años! ¡Hablamos de la inmortalidad! ¡Viviréis gracias al poder con el que el hombre llamado Juan alcanzó a vivir dos milenios, el mismo que me ha resucitado de entre los muertos y que hará posible que superemos al ente maligno que se nos opone! ¡A quienes me sigan yo les daré el poder de vivir mil años! Después ocuparéis el lugar que se os debe como seres evolucionados ¡y no moriréis jamás!
»De nuevo extiendo la mano de la paz al Koum Damah Patar. Enmendad vuestro error y seguidme, y seréis la vanguardia del proceso evolutivo. Vosotros, que ya habéis empezado a experimentar la metamorfosis evolutiva, como demuestra vuestra avanzada capacidad extrasensorial, no empleéis vuestros poderes en beneficio de la opresión. Al contrario, aprovechadlos para mirar en vuestro interior. Abandonad la servidumbre al ente malvado que se llama a sí mismo Dios y, en su lugar, servid a la humanidad. Renunciad a quien busca la destrucción de la Tierra y glorificad, en cambio, la condición humana, y juntos restituiremos el mundo.
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