Él se acercó a ella y miró el periódico. De extremo a extremo un llamativo titular negro rezaba:
CHINA DICE NO
¿China dice no?
Ella levantó el periódico, indiferente a las negras manchas de agua que sus manos hicieron en la página. Él vio entonces el titular más pequeño, en medio de la parte izquierda, el titular de la página comercial:
ACTIVOS FRANCESES:
FARMACÉUTICA RAISON ANUNCIA NUEVA VACUNA, VENTA INTERESA A EE.UU.
Tom agarró el periódico, hojeó en la página comercial, y encontró el artículo. El nombre de la compañía pareció llenar de repente toda la página. Farmacéutica Raison. El pulso le latió con fuerza.
– ¿Qué…? -fue a preguntar Kara, pero se contuvo, en apariencia confundida por esta nueva información. Se inclinó y leyó rápidamente con su hermano la corta historia.
Farmacéutica Raison, una conocida sociedad francesa matriz de varias compañías más pequeñas, fue fundada por Jacques de Raison en 1973. La entidad, especializada en vacunas e investigación genética, tenía plantas en varios países pero sus oficinas centrales en Bangkok, donde había funcionado sin las restricciones que a menudo dificultaban a las farmacéuticas locales. La compañía era más conocida por manejar virus mortales en el proceso de crear vacunas. Sus contratos con la antigua Unión Soviética fueron muy controversiales en una época.
En los últimos años la firma se había conocido más por su comercialización de varias vacunas orales y nasales. Los medicamentos, basados en investigación de ADN recombinado, no tenían dosis restrictivas… una caprichosa manera de decir que se podían consumir en grandes cantidades sin efectos colaterales. Dibloxin 42, una vacuna contra la viruela, por ejemplo, se podría depositar en el suministro de agua de una nación, administrando eficazmente la vacuna a toda la población sin temor a que ninguna persona tomara sobredosis, sin importar la cantidad de agua que consumiera. Una solución perfecta para el Tercer Mundo.
Sin embargo, varias de las vacunas se podrían someter a toda una nueva gama de rigurosos procedimientos de prueba, si el Congreso aprobaba la nueva legislación presentada por Merton Gains antes de ser nombrado ministro de estado.
Raison advirtió esta mañana que en cuestión de días se iba a anunciar una nueva vacuna de transmisión por vía aérea con múltiples usos, la cual eliminaría eficazmente la amenaza de problemáticas enfermedades mundiales. Llamada Vacuna Raison…
Kara lanzó una exclamación ahogada al mismo tiempo que Tom leía la frase.
– Llamada Vacuna Raison, la sustancia promete revolucionar la medicina preventiva. Las acciones de la empresa están limitadas a las reacciones ante la noticia, pero los beneficios se podrían empañar por el anuncio de que la planta de Ohio de la firma se cerrará a fin de concentrarse en la Vacuna Raison, desarrollada por el centro en Bangkok.
El artículo continuaba, brindando detalles de la anticipada reacción del mercado de valores ante la noticia. La mano de Tom temblaba ligeramente.
– ¿Cómo sabías acerca de esto? -preguntó Kara, levantando la mirada.
– No lo sabía. Juro que nunca había visto u oído este nombre hasta ahora. Excepto…
– Excepto en tus sueños. No, eso es imposible.
– Dime cómo más lo pude haber sabido -enunció Tom dejando el periódico y poniendo tiesa la mandíbula.
– Debiste haber oído acerca de…
– Aunque supiera de la compañía, lo cual no supe hasta anoche, no hay forma de que me hubiera enterado lo de la vacuna Raison… sin leer este periódico. ¡Pero me enteré!
– Entonces leíste el periódico o lo escuchaste anoche en las noticias.
– ¡No vi las noticias anoche! Y viste el periódico afuera, exactamente donde siempre está en la mañana.
Kara cruzó un brazo y se mordió una uña, algo que hacía sólo cuando estaba fuera de sí. Tom recordó su discusión con Michal acerca de la variedad Raison como si hubiera ocurrido sólo un momento antes, lo cual no estaba tan lejos de la verdad. Hasta donde era consciente, había estado dormido debajo del árbol sólo por algunos minutos.
Pero este no era realmente un sueño, ¿o sí?
– ¿Estás diciéndome en realidad que en tus sueños está sucediendo algo que te da esta información? -cuestionó Kara-. ¿Qué más supiste respecto del futuro?
– Sólo que la vacuna Raison tiene algunos problemas y termina como Un virus llamado Variedad Raison -anunció él reflexionando en eso-, el cual infecta a la mayor parte de la población mundial en…
– ¿En qué?
– En un tiempo muy corto -contestó Tom rascándose la cabeza.
– ¿Cuán corto? -quiso saber ella exhalando bruscamente-. Escúchame, no puedo creer ni siquiera que esté haciendo estas preguntas.
– En pocas semanas, creo.
Kara caminó en la cocina de un lado a otro, mordiéndose aún la uña.
– Esto es simplemente una locura. Ayer los cambios importantes de mi vida consistían en si me debía cortar el cabello, pero eso fue antes de llegar a casa y a mi loco hermano. Ahora la mafia se nos está echando encima, y simplemente resulta que todo el mundo está a punto de ser infectado por un virus del que sólo sabe mi soñador hermano. ¿Y cómo diablos, si se puede saber, se enteró lo de este virus? Sencillo: Se lo dijo algún murciélago negro con ojos rojos en el mundo real. Perdóname si no uso de inmediato mi máscara antigás.
Ahora ella se desahogaba, pero también estaba atribulada, o no estaría desahogándose.
– No fue un murciélago negro -comunicó Tom-. Uno blanco. Un roush. Y los roushes tienen ojos verdes.
– Sí, desde luego; qué tonta soy. Ojos verdes. El murciélago con ojos verdes se lo dijo. ¿Y mencioné el chisme de que todo este mundo es un sueño? Bueno, si es un sueño, en realidad no tenemos que preocuparnos, ¿verdad?
Ella tenía razón en esto.
Tom entró a la sala y se volvió para ver que ella lo había seguido. Kara tenía el rostro pálido. Estaba preocupada de veras, ¿o no?
– Pero no crees ni por un instante que tú y yo estamos ahora en un sueño -manifestó él-. Lo cual sólo puede querer decir que lo otro es un sueño. Bien. Eso es peor. Significa que este es real. Que un virus está a punto de amenazar al mundo.
Kara fue a la ventana y movió la cortina. Ella aún no se tragaba el cuento, pero su confianza se había sacudido.
– ¿Alguien? -preguntó él.
– No -contestó ella, soltando la cortina-. Pero si he de creerte, unos cuantos asesinos de Nueva York son el menor de nuestros problemas, ¿de acuerdo?
– Mira, ¿podrías dejar aquí el tono de condescendencia? Yo no pedí esto. Está bien, tal vez hice que la mafia se nos viniera encima, pero ya te pedí perdón por eso. En el resto del asunto soy tan inocente como tú. ¿Puedo controlar cuáles sean mis sueños?
– Es sólo que parece ridículo, Thomas. Tú al menos ves eso, ¿no es así? parece algo que soñaría un niño. Y francamente, el hecho de que seas tan… joven no está jugando aquí a tu favor.
Tom no dijo nada.
Kara suspiró y se sentó en el brazo del sofá.
– Está bien. Está bien, digamos sólo que hay algo con tus sueños. ¿Acerca de qué tratan exactamente esos sueños?
– Que conste, no estoy discutiendo que sean sueños -respondió él-. Al menos, tengo que tratar cada escenario como si fuera real. Es decir, tú quieres que trate este espacio como que está aquí realmente, ¿verdad? No quieres que me lance por el balcón. Bien, pero créeme, allí es igual de real. Ahora estoy durmiendo debajo de un árbol. Pero en el momento en que despierte de mi siestecita bajo el árbol tendré una serie completa de nuevos problemas.
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