John Darnton - Experimento
Здесь есть возможность читать онлайн «John Darnton - Experimento» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Фантастика и фэнтези, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.
- Название:Experimento
- Автор:
- Жанр:
- Год:неизвестен
- ISBN:нет данных
- Рейтинг книги:5 / 5. Голосов: 1
-
Избранное:Добавить в избранное
- Отзывы:
-
Ваша оценка:
- 100
- 1
- 2
- 3
- 4
- 5
Experimento: краткое содержание, описание и аннотация
Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Experimento»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.
Experimento — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком
Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Experimento», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.
Интервал:
Закладка:
La aparición de Tizzie y Jude, surgidos de entre las sombras del anochecer y procedentes de direcciones distintas, creó toda una conmoción. Los clones se congregaron en torno a ellos, mirándolos y hablando unos con otros.
Aún estaban en ello cuando se oyeron las sirenas. En la base comenzaron a entrar coches patrulla con las luces refulgiendo. En cuanto se detuvieron con un fuerte sonido de frenos, de los vehículos se apeó gran cantidad de policías de uniforme y de paisano.
Uno de ellos se fue directamente hacia Jude y Tizzie.
– ¿Están ustedes bien?
– Más o menos -respondió Jude.
– Soy Brantley -dijo el agente alargando la mano.
– Yo soy Jude.
– Lo suponía.
– Y yo soy Tizzie.
– Ya. Menos mal que nos telefoneó.
– ¿Cómo han llegado tan pronto? -preguntó Jude.
– Estábamos en Savannah cuando llamó -contestó Brantley señalando hacia Tizzie-. En la prensa vimos el anuncio del grupo Milenio. Es una suerte que mencionara usted el nombre del grupo. Usted se lo dijo a Raymond, y él me lo dijo a mí.
– A Raymond no se le escapaba nada.
– No, nada.
– ¿Y los otros tipos? -preguntó Jude-. El grupo Eagleton.
– Después de matar a Raymond, decidieron esconderse. Pero estoy seguro de que terminaremos dando con ellos. Los archivos nos dirán quiénes son, y todos se pasarán una buena temporada a la sombra. -Tras una pausa, el federal añadió-: Y ahora en Nueva York está vigente la pena de muerte. Me gustaría que la utilizaran, y me gustaría que el tipo que mató a Raymond fuera el primero en ir al patíbulo.
La policía retiró los muebles y enseres apilados contra las puertas, abrió éstas y efectuó los arrestos. Uno a uno, los prototipos fueron saliendo con las manos esposadas, y fueron obligados a montar en los coches celulares que esperaban. Los prototipos eran tantos que los coches tuvieron que hacer varios viajes. Unos cuantos -entre ellos los cirujanos y las enfermeras- permanecían esposados bajo un roble. Tenían un extraño aspecto, como si se dispusieran a efectuar una excursión dominical.
Una ambulancia se llevó a Rincón. Baptiste necesitó una camilla. Los dos ordenanzas se rindieron mansamente y permanecieron juntos en la trasera de un coche patrulla, esposados el uno al otro, imágenes en espejo.
Brantley bajó al sótano y cuando regresó parecía preocupado.
– Sabotearon los ordenadores -dijo-. Han borrado todos los archivos y documentos, e incluso han destrozado los aparatos. Eso hará que resulte más difícil llevarlos ante los tribunales.
Jude sonrió por primera vez en mucho tiempo.
– Copié lo más importante en un disquete. Pero si lo quieren, tendrán que pagar su precio.
– Dígame sus condiciones.
Jude lo hizo. Luego, Brantley y él se estrecharon las manos y el periodista metió la mano en el bolsillo y sacó el disquete.
Skyler no aparecía y Tizzie estaba preocupada. La joven lo había buscado por todas partes: en los barracones, en el hospital, en el comedor, en las oficinas. Jude colaboró en la búsqueda y el FBI también, pero no lo encontraron por ninguna parte.
Ya había oscurecido y en el cielo brillaba una gran luna amarilla que de cuando en cuando quedaba parcialmente oculta por finas masas de nubes.
Jude acababa de encender un cigarrillo, Brantley estaba hablando por un teléfono móvil y Tizzie, nerviosa, se hallaba junto a ellos cuando entre las sombras se materializó la figura de un fornido hombretón que les indicó que lo siguieran. Era el cocinero gullah.
Los condujo hasta la parte posterior de la residencia del comandante de la base. Una puerta trasera conducía al sótano del edificio. Descendieron unos escalones y llegaron hasta la puerta de la habitación del negro, que estaba pulcramente decorada. Contra la pared había una cama cubierta con una colcha de retales. Skyler estaba tumbado encima con los ojos cerrados.
Tizzie se abalanzó sobre él. Jude le tocó la frente y Brantley le tomó el pulso. El federal sacó de nuevo su teléfono y lo utilizó para llamar a una ambulancia.
– No tiene buen aspecto -dijo.
Jude no pudo sino estar de acuerdo. Tizzie se sentó en el borde de la cama, le cogió la mano y rezó en silencio.
Cuando llegó la ambulancia, Tizzie montó en el vehículo con él y lo acompañó sentada en una banqueta de la parte trasera. Brantley llevó a Jude en su coche. El hombre se quedó en el hospital esa noche y la siguiente, junto con Tizzie, mientras los médicos administraban a Skyler grandes dosis de medicamentos para el corazón. Los doctores dijeron que no sabían qué podía ocurrirle. Todo aquello era demasiado nuevo para ellos. Lo único que podían hacer era esperar.
En mitad de la larga vigilia, Jude miró a Tizzie, que parecía demacrada y tenía los ojos cerrados. Jude deseaba con todas sus fuerzas que Skyler se recuperase. Pero también sabía que debía hacer una pregunta.
– Tizzie -dijo.
Ella abrió los ojos.
– Pronto tendré que volver a Nueva York. ¿Tienes decidido qué vas a hacer tú?
Tizzie negó con la cabeza, pero sus ojos relucientes le dieron a Jude una respuesta distinta.
Jude pensaba que se sentiría peor, sin embargo, por algún extraño motivo, la cosa no fue tan dura. A fin de cuentas, no era ninguna sorpresa, pues siempre supo que ella se sentía atraída por Skyler. Esperaba que fuera porque Skyler se parecía mucho a él.
Pero resultó que se debía a lo distinto que Skyler era de Jude.
EPÍLOGO
Dos años más tarde, la vida de Jude había vuelto a algo parecido a la normalidad. Como muchas personas de su edad, se había trasladado a los barrios residenciales: a Larchmont, en Westchester, Nueva York. Todas las noches se le podía ver saliendo de la estación Grand Central en el tren de las 6.40 o en el de las 7.20, uno más en la legión de viajeros de cercanías que se peleaban por conseguir asiento a fin de hacer el trayecto de regreso a casa dormidos. Su domicilio, situado en una calle bordeada de árboles, estaba a un corto trecho de la estación. La casa era pequeña pero confortable, y en los fines de semana a Jude le gustaba trabajar en el jardín, plantando, desbrozando y, sobre todo, recolectando verduras. Las únicas que se le resistían eran los tomates. Se estaba convirtiendo en un cocinero más que pasable.
Seguía trabajando en el Mirror y, aunque no viajaba tanto como antes, esto se debía en parte a su propia voluntad. Estaba a mitad de su segunda novela, que llevaba el título de Doble exposición. Era una obra de ficción, desde luego, pero el tema -dos gemelos idénticos que dirigían una agencia de detectives- estaba sacado en gran medida de su propia experiencia en la vida real. Su agente estaba muy entusiasmado con lo que ya llevaba escrito, pero Jude seguía preocupado. En las horas bajas, estaba convencido de que su primer libro sólo había alcanzado el éxito debido a que contó con el pleno apoyo del imperio de Tibbett.
El propio Tibbett había muerto de una fulminante enfermedad que resultaba un misterio para todo el mundo menos para Jude y para otra media docena de personas. Corrían rumores de que había sido el sida. El hombre pasó sus últimos días en la cárcel, adonde fue a parar acusado de traficar con información privilegiada. Un sorprendente número de otros grandes nombres de la política, las finanzas y la ciencia había terminado también entre rejas por delitos cuya simple diversidad resultaba sorprendente; iban desde la corrupción política hasta -en el caso de un pelirrojo de treinta años que se dedicaba a la investigación médica- el fraude postal. Tantos de ellos habían muerto que los de la sección de necrológicas del Mirror trabajaban frenéticamente para poner al día todos sus obituarios. Jude, naturalmente, podría haberles dicho en qué nombres debían concentrarse, pero le producía un secreto placer guardarse tal información para sí. A fin de cuentas, él nunca llegó a escribir el gran reportaje. Ésa fue una de las condiciones que puso el FBI y que él aceptó.
Читать дальшеИнтервал:
Закладка:
Похожие книги на «Experimento»
Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Experimento» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.
Обсуждение, отзывы о книге «Experimento» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.