Joe Haldeman - La guerra interminable

Здесь есть возможность читать онлайн «Joe Haldeman - La guerra interminable» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Город: Barcelona, Год выпуска: 1978, ISBN: 1978, Издательство: Edhasa, Жанр: Фантастика и фэнтези, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La guerra interminable: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La guerra interminable»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Iniciada en 1997, la guerra con los taurinos se arrastra desde hace siglos. Pasando de un mundo a otro a velocidades superiores a la de la luz, las tropas de la guerra interminable envejecen sólo unos pocos días mientras en la Tierra pasan los años; una Tierra más y más irreconocible en cada nueva visita.
Premio Nebula en 1975; premios Hugo y Locus en 1976.

La guerra interminable — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La guerra interminable», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Traté de comunicarme telefónicamente con Mike, pero la compañía no me permitió efectuar la llamada mientras no hube firmado un contrato y enviado un giro por veinticinco mil dólares. Tuve que conseguir una transferencia de fondos desde Ginebra y los trámites me ocuparon todo un día. Cuando al fin pude hablar con él le dije, sin más preámbulos:

—Mamá ha muerto.

Las ondas de radio tardaron una fracción de segundo en llegar a la Luna y otra fracción en volver. Mi hermano hizo un gesto de sorpresa, pero en seguida asintió lentamente:

—No me extraña. Hace diez años que me pregunto si la encontraré con vida cada vez que bajo a la Tierra. Ninguno de los dos tenía dinero suficiente como para que pudiéramos ponernos en contacto con frecuencia.

Ya en Ginebra nos había dicho que el franqueo de una carta, de la Luna a la Tierra, costaba cien dólares… más cinco mil de impuestos. Eso favorecía muy poco las comunicaciones con quienes las Naciones Unidas consideraban un grupo de anarquistas, por desgracia indispensables.

Nos lamentamos juntos durante un rato. Al final Mike dijo:

—Willy, la Tierra no es lugar adecuado para ti y Marygay; a esta altura ya os habréis dado cuenta.

Venid a la Luna, donde todavía nos consideramos individuos. Aquí no arrojamos a la gente por la ventana en cuanto cumplen los setenta años.

—Tendríamos que volver a enrolarnos en la FENU.

—Es cierto, pero sin necesidad de combatir. Dicen que os necesitan. Sobre todo para adiestramiento. Podrías estudiar en el tiempo libre y ponerte al día con la física. ¡Quién sabe! Tal vez algún día puedas dedicarte a la investigación.

Hablamos tres minutos en total. Me devolvieron mil dólares.

Marygay y yo discutimos el asunto durante la noche. Tal vez habríamos llegado a una solución distinta si no hubiéramos estado allí, rodeados por la vida y la muerte de mi madre. Pero cuando llegó la aurora, aquella ambiciosa, cauta y orgullosa ciudad de Rifton se nos antojó siniestra y llena de malos presagios.

Empaquetamos nuestras pertenencias, hicimos transferir nuestros fondos a la Unión de Crédito Tycho y tomamos un monorriel hasta El Cabo.

10

—Por si esto les interesa, no son ustedes los únicos veteranos de guerra que han decidido regresar. El oficial de reclutamiento era una teniente musculosa de género indeterminado. Lancé mentalmente una moneda al aire y salió cruz.

—Mi única información —dijo la teniente, con su áspera voz de tenor— es que hay otros nueve. Todos han escogido la Luna… Tal vez se encuentren allí con algunos viejos amigos.

Nos extendió dos formularios simples por encima del escritorio e indicó:

—Firmen esto y volverán a estar enrolados con el grado de teniente segundo.

El formulario era una simple solicitud de reincorporación a las tareas activas; en realidad nunca habíamos salido de la FENU, puesto que la Ley de Reclutamiento Escogido había sido prorrogada, pero estábamos en condición pasiva. Revisé el papel con atención.

—Aquí no se mencionan las garantías que se nos prometieron en Puerta Estelar.

—¿Qué garantías? —preguntó la mujer, con la sonrisa blanda y mecánica de los terráqueos.

—Se nos garantizó que podríamos escoger libremente el destino. Aquí no dice nada sobre eso.

—No es necesario. La Fuerza va a…

—Por mi parte lo creo necesario, teniente —indiqué, devolviéndole el formulario sin vacilar.

Marygay me imitó.

—Permítanme hacer algunas averiguaciones.

Se levantó del escritorio y desapareció en el interior de una oficina. Pasó un rato hablando por teléfono y después oímos el tableteo de una máquina de escribir, regresó con las dos hojas, en las que había escrito, debajo de nuestros nombres:

SE GARANTIZA ELECCIÓN DE BASE (LUNA) Y DE PUESTO (ESPECIALISTA EN ADIESTRAMIENTO PARA EL COMBATE.

Tras un examen físico completo nos tomaron las medidas para hacernos nuevos trajes de batalla. A la mañana siguiente tomamos el primer vehículo lanzadera hacia órbita y disfrutamos de algunas horas de caída libre mientras trasladaban la carga a un extraño vehículo taquiónico, parecido a una araña; finalmente salimos rumbo a la Luna y nos instalarnos en la base Grimaldi.

En la puerta de la sala para oficiales en tránsito, algún bromista había escrito: «Abandonad toda esperanza los que aquí entráis.» Buscarnos el cubículo doble que nos habían asignado y empezamos a cambiarnos para comer. En ese momento sonaron dos golpes a la puerta.

Abrí; me quedé mirando fijamente al sargento que me saludaba, antes de recordar que era ya oficial y devolverle el saludo. Me entregó dos faxes idénticos, de los cuales di uno a Marygay. Creo que nuestros corazones se detuvieron simultáneamente:

**ÓRDENES ** ÓRDENES ** ÓRDENES ** ÓRDENES**

EL PERSONAL NOMBRADO A CONTINUACIÓN:

Mandella William Tte. 2.° (11 575 278) COCOMM D Co. GRITRABN y

Potter Marygay Tte. 2.° (17 386 907) COCOMM B Co. GRITRABN

SON POR LA PRESENTE REASIGNADOS A:

Tte. 2.° Mandella: PLCOMM 2.° PL Fuerza choque THETA PUERTA ESTELAR.

Tte. 2.° Potter: PLCOMM 3.° PL Fuerza choque THETA PUERTA ESTELAR.

DESCRIPCIÓN DE PUESTO:

comandar pelotón de infantería en campaña Tet-2

EL PERSONAL ARRIBA NOMBRADO SE PRESENTARÁ INMEDIATAMENTE AL BATALLÓN DE TRANSPORTE GRIMALDI PARA SER TRASLADADO A NUEVO PUESTO.

DADO EN PUERTA ESTELAR TACBD -1298-8684-1450/4 diciembre 2024 PE

POR AUT Mando Fuerza Choque Comandante

**ÓRDENES ** ÓRDENES ** ÓRDENES ** ÓRDENES**

—No han perdido tiempo, ¿verdad? —observó amargamente Marygay.

—Deben ser órdenes previas. El comando de la Fuerza de Choque no sabe siquiera que nos hemos reenganchado; están a semanas-luz de distancia.

—¿Y qué ha pasado con…?

Marygay dejó perderse el resto de la frase. La garantía.

—Bueno, nos han dado el destino que queríamos. Nadie nos garantizó que lo conserváramos durante más de una hora.

—¡Es tan sucio!

—¡Es tan del ejército! —repliqué, encogiéndome de hombros.

Pero tenía dos sensaciones perturbadoras: que desde el principio esperábamos algo así, y que volvíamos al hogar.

PARTE III

TENIENTE MANDELLA

2024–2389

1

—Rápido y sucio.

Estaba mirando a Santesteban, el sargento de mi pelotón, pero en realidad hablaba conmigo mismo. Y con cualquiera que estuviera escuchando.

—Sí —respondió él—. Hay que hacerlo en los dos primeros minutos o nos envuelven.

Era directo y lacónico; estaba drogado. La recluta Collins se acercó en compañía de Halliday; la pareja iba tomada de la mano, sin la menor timidez.

—¿Teniente Mandella? —me preguntó con voz quebrada—. ¿Podemos retrasarnos un minuto?

—Sólo uno —contesté, con demasiada brusquedad—. Dentro de cinco minutos debemos partir. Lo siento.

Era duro contemplar la escena. No tenían experiencia previa en el combate, pero sabían lo que todos sabíamos: que tendrían muy pocas probabilidades de volver a reunirse.

Buscaron el refugio de un rincón, murmurando palabras y ensayando mecánicas caricias, sin pasión, sin consuelo siquiera. A Collins le brillaban los ojos, pero no sollozaba. Halliday tenía una expresión sombría y aturdida. Era, con mucho, la más bonita de las dos, pero todo encanto la había abandonado, dejando sólo una cáscara vacía y bien formada.

En los meses transcurridos desde que abandonáramos la Tierra había terminado por acostumbrarme a la homosexualidad femenina; ni siquiera me molestaba ya la idea de que perdía dos posibles compañeras. Pero aún me estremecía al ver la misma actitud entre dos hombres.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La guerra interminable»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La guerra interminable» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Joe Haldeman - The Coming
Joe Haldeman
Joe Haldeman - Work Done for Hire
Joe Haldeman
Joe Haldeman - Starbound
Joe Haldeman
Joe Haldeman - Marsbound
Joe Haldeman
Joe Haldeman - Worlds
Joe Haldeman
Joe Haldeman - Tricentenario
Joe Haldeman
Joe Haldeman - Forever Peace
Joe Haldeman
libcat.ru: книга без обложки
Joe Haldeman
Joe Haldeman - Camouflage
Joe Haldeman
Joe Haldeman - Guerra eterna
Joe Haldeman
Отзывы о книге «La guerra interminable»

Обсуждение, отзывы о книге «La guerra interminable» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x