Jose Abasolo - Nadie Es Inocente

Здесь есть возможность читать онлайн «Jose Abasolo - Nadie Es Inocente» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Nadie Es Inocente: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Nadie Es Inocente»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Un sacerdote, que en su juventud estuvo relacionado con la organización terrorista ETA, desaparece en compañía de una hermosa mujer tras apoderarse de una importante suma de dinero de su congregación. Para evitar el escándalo se encargará del caso otro religioso que antes de ordenarse había sido policía. El pasado de ambos, reflejo del pasado y presente de una Euskadi que se debate entre la violencia y las ansias de paz, condiciona de tal manera la investigación, que finalmente se convierte en un juego muy peligroso, donde lo importante no es la recuperación del dinero, sino el ajuste de cuentas entre los dos contrincantes. Un ajuste de cuentas que parece personal, pero que en realidad contiene la clave de la violencia que ha sufrido el propio País Vasco.
La trama se complica aún más cuando una mujer es asesinada y otra desaparece inexplicablemente. A partir de ese momento, se inicia una investigación paralela en la que se entremezclan policías de todos los pelajes con proxenetas sin escrúpulos y miembros de la Brigada Antiterrorista. Todo conduce a un desenlace soprendente que valida la frase: «Las cosas nunca son lo que parecen».

Nadie Es Inocente — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Nadie Es Inocente», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– ¿Alguna vez habéis estado con mujeres? -nos preguntó un día de sopetón a Garrido y a mí.

– Pues claro que sí -respondí yo todo inocencia-, tengo un montón de primas a las que antes veía muy a menudo.

– Tú eres tonto -contestó Fernandito-, me estoy refiriendo a otra cosa, a hacerlo, ¿lo entiendes?

– ¿Hacer qué? -pregunté.

– No le hagas caso, no está diciendo más que cochinadas -intervino Garrido, que no era precisamente pacato, pero al que le molestaba siempre el protagonismo de Fernandito.

– Ah, estás hablando de eso -respondí-. No, claro que no, esas cosas en las que tú estás pensando son pecado.

– ¿Y eso qué importa? ¿Todavía creéis a vuestra edad que los niños vienen de París? Desde luego, sois unos criajos que no tienen ni idea de nada.

– ¿Y tú, tú lo sabes todo? Lo único que haces es hablar por hablar, se te va la fuerza por la boca.

– ¿Eso piensas? ¿Queréis comprobar que sé de lo que estoy hablando? ¿Os apetece ver unas fotografías de mujeres desnudas?

Aunque pensábamos que Fernandito se había marcado un farol ambos nos quedamos estupefactos. Fotografías de mujeres desnudas, eso era imposible y sin embargo, quién sabe, tal vez fuera cierto. Mi padre decía que los países europeos eran una reedición de Sodoma y Gomorra y que España era la única nación que cumplía con la ley de Dios. Si eso era verdad entonces no tendría nada de extraño que alguien que hubiera vivido en esos países corruptos tuviera en su poder ese tipo de fotografías.

Quería decirle que sí a gritos, pero no me atrevía. La sexualidad naciente que había en nosotros estaba fuertemente contrarrestada por el hondo sentimiento de pecado que nos habían inculcado. Fue Garrido quien, no tanto por auténtica desinhibición como por no ceder ante Fernandito, habló para asumir el reto.

– De acuerdo, bocazas. Enséñanos esas fotos, si es verdad que existen, cosa que dudo.

Fernandito se sonrió con esa sonrisa que indicaba, mejor que sus palabras, que pensaba que éramos unos pazguatos, y nos dijo que le acompañáramos a su habitación. Esa era otra cosa que causaba envidia a muchos de sus compañeros, el tener una habitación para él solo. Su padre seguramente tenía mucho dinero o influencia, seguramente las dos cosas. Cuando entramos fue directamente hacia un baúl que había al pie de la mesa y empezó a revolver en el fondo del mismo. Tardó muy pocos segundos en encontrar lo que buscaba y en pasárnoslo por delante de los morros.

Yo nunca había visto algo así y comprobé, con cierta satisfacción, que Garrido estaba tan sorprendido como yo. En las fotografías podían verse mujeres totalmente desnudas, con los pechos al aire y nada que tapara lo que había entre sus piernas. La mayoría de ellas tenían en los labios una sonrisa picarona, pero eso era en lo que menos nos fijábamos. Era la primera vez que veíamos algo así y no podíamos retirar nuestros ojos de las fotografías. Aquellas mujeres, sin duda, estaban condenadas al infierno y nosotros también, por admirarlas embobados, pero su belleza era celestial. Nos quedamos mudos de asombro, sin saber qué decir, sólo mirando fijamente aquellas tetas y coños que nos estaban diciendo que había algo más lejos de nuestro pequeño y estrecho mundo, lejos de aquel colegio en el que no sólo la palabra sexo era tabú sino que la mera alusión a las mujeres era anatema.

– Ya veo que os gusta -dijo Fernandito rompiendo el silencio sepulcral que se había adueñado de la estancia-, pues todavía falta lo mejor. ¿Queréis verlo?

Los dos dijimos que sí. Si nuestra alma estaba condenada, no merecía la pena pararse en barras. Queríamos ver todo lo que Fernandito pudiera enseñarnos, y nuestro compañero no nos defraudó. Tras del aperitivo, como lo llamaba él, nos sirvió el plato fuerte. Y tanto que fuerte, eso sí que era el no va más, eso sí que era algo que no sólo nunca habíamos visto sino que ni siquiera habíamos imaginado en nuestros más lujuriosos momentos. No eran simples fotos de mujeres desnudas, no, eran fotos de hombres y mujeres cometiendo auténticos actos impuros. Hombres y mujeres desnudos abrazándose, hombres desnudos encima de mujeres sin ropa en pleno acceso carnal, tanto por delante como -parecía increíble y totalmente asqueroso- por detrás. Mujeres que en su boca se habían introducido la cola -entonces la llamábamos así, eso de pene ni siquiera sabíamos que venía en el diccionario- del hombre. E incluso mujeres que acariciaban y besaban a otras mujeres. Durante un largo rato estuvimos mirando y manoseando en silencio las fotografías, como si quisiéramos impregnarnos de su esencia, de aquel olor a maldad que destilaban, olor a maldad que nos tenía embriagados por completo. Sólo las risotadas que de repente dio Fernandito rompieron el hechizo.

– Me parece que vais a tener que iros a vuestro dormitorio, necesitáis cambiaros de pantalones -añadió sin dejar de reírse.

En ese preciso instante nos dimos cuenta los dos de que los habíamos manchado. La excitación había sido tan intensa que casi sin percatarnos, sin ser conscientes por extraño que parezca, nos habíamos corrido. Llenos de vergüenza, y procurando que no nos viera nadie, fuimos a hacer lo que nos había aconsejado Fernandito. Aquella noche apenas dormí, y cuando por fin lo hice mis sueños estuvieron poblados por seres mitad mujer mitad demonio que hacían conmigo las mismas cosas que las mujeres de las fotografías hacían con sus acompañantes. Cuando me desperté pude observar que había vuelto a manchar mis calzoncillos y lo mismo le había ocurrido a Garrido, según me confesó cuando nos encontramos en el comedor a la hora del desayuno.

La semana siguiente nos la pasamos los dos solos, cuchicheando entre nosotros y sin hacer caso de nuestros compañeros pero evitando, sobre todo, coincidir con Fernandito, cosa que a él no le afectaba para nada. No vino en nuestra búsqueda ni nos hizo ningún comentario sobre lo sucedido. Hasta que transcurridos siete días fuimos nosotros quienes nos acercamos a él, serviles y claudicantes. Fernandito no se extrañó ni nos hizo ningún comentario, parecía como si nos hubiera estado esperando.

– Fernandito -le dijo Garrido cuando nos quedamos los tres a solas-, nos gustaría ver otra vez las fotos.

– Ya me lo imaginaba, son buenas, ¿verdad? -respondió sonriente-. Por mí no hay ningún problema, pero hay que tener mucho cuidado, no sea que alguien nos descubra, así que esperad a que sea la hora de acostarse, y entonces venid a mi habitación, os estaré esperando.

Durante toda la tarde estuvimos intranquilos, deseando que el reloj avanzara a una velocidad mucho mayor de la acostumbrada y por fin, cuando ya todo el mundo se dirigió a su dormitorio, nosotros, sin perder apenas un segundo, nos dirigimos a la habitación de Fernandito. Nuestro anfitrión nos estaba esperando, envuelto en un batín, y con un fajo de fotografías escondidas en el interior del libro de religión, como si deliberadamente quisiera unir el sacrilegio al pecado.

– Habéis sido muy puntuales -nos comentó con una ironía que no estábamos en situación de apreciar-, pero no conviene precipitarse, no vaya a ocurrir lo del otro día. Estas cosas hay que tomárselas con calma, necesitan cierta preparación.

– ¿De qué estás hablando, qué preparación se necesita para ver unas fotografías de mujeres desnudas y gente haciendo porquerías? -replicó hoscamente Garrido, que oscilaba entre el deseo de ver de nuevo las fotos y el resentimiento hacia el protagonismo que estaba teniendo Fernandito.

– Pues claro que hace falta preparación, cómo se ve que no sabéis nada de estas cosas. ¿No recordáis lo que os pasó la otra vez? ¿Queréis que se repita?

– No, claro que no -respondí yo sin esperar a que Garrido hablara.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Nadie Es Inocente»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Nadie Es Inocente» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Deborah Crombie - Nadie llora al muerto
Deborah Crombie
Mari Jungstedt - Nadie lo ha visto
Mari Jungstedt
Mari Jungstedt - Nadie Lo Ha Oído
Mari Jungstedt
Mari Jungstedt - Nadie Lo Conoce
Mari Jungstedt
Michael Connelly - El Inocente
Michael Connelly
Sue Grafton - I de Inocente
Sue Grafton
Carina Schwindt - Nadie te enseña
Carina Schwindt
Almudena Anés - Ventana abierta a nadie
Almudena Anés
Отзывы о книге «Nadie Es Inocente»

Обсуждение, отзывы о книге «Nadie Es Inocente» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x