Lorenzo Silva - La Sustancia Interior

Здесь есть возможность читать онлайн «Lorenzo Silva - La Sustancia Interior» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La Sustancia Interior: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La Sustancia Interior»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

En un país indeterminado, en una época tampoco especificada, un extranjero llega a una catedral en construcción para tallar la sillería del coro. Allí, entre andamios, herramientas, albañiles y capataces, descubre una compleja organización, gobernada por oscuros personajes, que convierten la complicada tarea de erigir el templo en un instrumento para otros fines. Poco a poco, el extranjero se va adentrando en los desconcertantes entresijos de una intriga que desembocará en un final sorprendente. A medida que se desarrolla la trama, descubrimos un mosaico de caracteres fascinantes, y asistimos a una conmovedora historia de amor.
Novela de intriga y de ideas a un tiempo, La sustancia interior es una obra que se desarrolla a varios niveles y permite diversas lecturas, mostrándonos un registro más profundo y poco conocido del autor de El lejano país de los estanques.
Las intrigas y pasiones que rodean la construcción de una catedral son el telón de fondo sobre el que se desarrolla la historia de la lucha interior que todo hombre lleva consigo.

La Sustancia Interior — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La Sustancia Interior», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Lo primero -dijo a Níccolo-, es hacerse con esas lámparas. De las que consigan, querría una pequeña para mi mesa de trabajo. Traed la mesa que he estado usando en el barracón. Después hay que dejar bien limpio esto, empezando por descubrir el suelo que hay debajo de los escombros.Ve organizando un turno para barrer cada día. Aquel al que le toque deberá venir media hora antes que los demás. También podrá irse media hora antes, por la tarde.

– No sé si eso lo permiten las normas, maestro.

– Tendrán que permitirlo. Prefiero perder cada día media hora de un hombre a trabajar entre la porquería. Hablaré de eso con el capataz. Cuando hayáis limpiado, tomaremos medidas exactas. Asegúrate de que para entonces tenemos lo necesario. Lo siguiente que habrá que hacer es traer las herramientas y la madera. Herramientas, todas, según vayan llegando. Por lo que se refiere a la madera, traed de momento la poca que había en el almacén. Más adelante habrá que tener la que no nos impida movernos con holgura.

Níccolo anotaba mentalmente las instrucciones de Bálder, asintiendo a cada una de sus palabras. Se le veía impaciente por empezar a cumplirlas. El extranjero no encontró nada más que encomendarle y se dispuso a dejarle ir. Pero antes quiso despejar una duda.

– Una última cosa -dijo, demorándose a propósito para estudiar la reacción de Níccolo-. Me gustaría entablar una relación más directa con los otros. No quiero que todo les llegue a través de ti, como si yo no quisiera mezclarme con ellos.

Su segundo torció sus pequeñas facciones en un gesto de asombro y se apresuró a espiar a Casio y Alio, que continuaban en su lugar, prestos a nada más que lo que sus superiores dieran en reclamarles expresamente.

– ¿Algún problema? -hurgó Bálder.

– Disculpe, maestro -tartamudeó Níccolo-. Estoy aquí para evitarle molestias. Yo puedo mantener la disciplina entre los hombres. No tiene por qué preocuparse usted de cosas insignificantes.

– Quiero preocuparme, Níccolo. Te pongo al mando, pero no harás de frontera entre ellos y yo.

En la cara de pícaro apareció una sombra de contrariedad.

– Si no confía en mí, quizá debería pedirle al capataz que me reemplace.

– Esto no tiene que ver con la confianza. Tampoco pienso sustituirte por ninguno de ésos, si es lo que te inquieta. Sólo quiero que mi idea de ellos no sea la tuya, ni su idea de mí la que voluntaria o involuntariamente tú les transmitas. Somos pocos y todos tendremos que hacer partes delicadas del trabajo.

– Se hará como diga, maestro -se rindió Níccolo.

– Gracias. Pon a esos dos en movimiento.

Casio y Alio, con disgusto el primero y escepticismo el segundo, acompañaron a Níccolo al barracón para traer la mesa de Bálder. El extranjero quedó solo.

Una vez que se hubo hecho a la singular calma de la nave, Bálder intentó estimar la altura y la profundidad que podría tener la sillería. Tres niveles de cuarenta y cinco asientos daban para consumir una buena parte del espacio que contemplaba. No concebía disponer sin más unos detrás de otros, pero tampoco podía colocar las cabezas de unos canónigos a la altura de los pies de los que ocuparan el nivel siguiente. Aunque el coro tenía la altura suficiente para permitir esta solución, había de pensar en lo que el arquitecto hubiera previsto situar sobre la sillería. En ese momento oyó la voz de Aulo a su espalda:

– No hace mala mañana aquí dentro. ¿Me cobijas un par de minutos bajo tu lona?

– Usted sigue siendo el capataz, fuera o dentro. Y no es mi lona.

– No sé qué decirte.

– ¿No va a parar los trabajos?

– Llueve poco, por el momento. Y hemos perdido dos días haciéndote este precioso refugio.

Me pregunto por qué cuenta los días de retraso -dijo Bálder-. Por lo que llevo visto y oído, es usted el único al que le interesa eso aquí. Los demás, en cuanto se les da oportunidad, se precian de estar al corriente de que la catedral no va a acabarse. ¿Cómo se las arregla, capataz, para resistirse a la evidencia?

Aulo sonrió, mientras se frotaba los ojos.

– Te lo dije hace un par de días -explicó-. Yo me preocupo de lo que a nadie preocupa. Es una manera de ser.

– Soy extranjero, no retrasado, Aulo. Si no va a contestarme, dígalo francamente.

Aulo caminó hasta el centro del coro. Revisó el entramado que sujetaba la lona por encima de sus cabezas, con aire de desapasionada profesionalidad.

– Tendré que hacer que aseguren esa zona -observó, señalando una de las esquinas-. El viento sopla fuerte, a veces, cuando viene del Noroeste. Tal y como está ahora, podría salir todo volando.

– Me gustaría de verdad conocer sus razones -insistió Bálder, pasando por alto las reflexiones técnicas del capataz.

Aulo se dio la vuelta y le miró fijamente, enseñando un semblante gastado y risueño.

– ¿Te gustaría? ¿Y para qué, Bálder? Mi cometido no tiene nada que ver contigo. Cuando lleves dos meses aquí ni siquiera me verás si apuntas los ojos en mi dirección. Te molestará un poco el ruido que hago al gritar, te quejarás si no te llegan los suministros, y eso será todo. Ahora no conoces a nadie y te aferras a mí. Eres como un polluelo buscando a quien puso el huevo. Lo he vivido antes, y la verdad, ya sólo me aburre. Afortunadamente, no tardarás en superarlo.

– No está contestando a mi pregunta. ¿Por qué sigue empujando si sabe que nadie se lo va a agradecer?

– Ah, ya veo. Me provocas para que diga, por ejemplo, que tú no sabes si me lo van a agradecer o no. Y eso nos llevará a otra pregunta: ¿Cuál es la misteriosa misión de Aulo? Elige respuesta en el repertorio de tu fantasía, Bálder. No quiero decepcionarte con la realidad.

– Pruebe a ver. Aulo se deshizo de su sonrisa.

– Si alguna vez averiguas qué pinto aquí, no será porque yo me tome el trabajo de abrirte mi corazón -aseveró-, aunque carece de toda importancia. Apúntalo y no lo olvides en lo sucesivo. Puede valerte también para tratar con los otros. Aquí nadie tiene amigos, en el verdadero sentido de la palabra. Algunos se juntan a veces, para no tener que defenderse todo el tiempo de todo el mundo, pero siempre hay quien se aprovecha de la cercanía para asestar un golpe con ventaja. Por eso yo no me junto con nadie. Y menos con el último que llega.

Por alguna razón, Bálder recordó entonces el breve cambio de impresiones que acerca de Aulo había mantenido con Horacio, el escultor de mujeres. Cansado de no obtener ningún resultado, atacó:

– Mientes, capataz. No es eso lo que estás pensando. Aulo recobró la condescendencia habitual en su actitud hacia Bálder. Despacio, razonó:

– Si mintiera, y notaras algo realmente, sería poco juicioso que me lo echaras en cara. Hablo en términos generales, no te precipites a sacar conclusiones.

– Soy extranjero. No sé lo que hago.

Aulo suspiró.

– Esta conversación acaba de tocar fondo, me parece -dedujo pausadamente.

– Estamos de acuerdo -suspiró Bálder a su vez-. Cambiando de asunto, necesito ver los planos del coro. Los del arquitecto.

El capataz enarcó las cejas.

– ¿Para qué? -preguntó-. El coro es tuyo. Los planos serán los que tú hagas.

– Pensé que podía estar previsto poner algo sobre la sillería.

– ¿Como qué?

– Un órgano, una balaustrada. Qué sé yo.

– Prescinde de eso. El órgano va en otro sitio, y una balaustrada ya la harán si dejas espacio y hay operarios ociosos. Si no los hay, pueden encargar frescos, o cualquier otra cosa, o nada. El proyecto está lleno de lagunas. A la gente como tú se la llama para que las llene. Eres libre, Bálder. No busques excusas si no sabes qué hacer. Deja el hueco para otro.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La Sustancia Interior»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La Sustancia Interior» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «La Sustancia Interior»

Обсуждение, отзывы о книге «La Sustancia Interior» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x