Sue Grafton - C de cadáver

Здесь есть возможность читать онлайн «Sue Grafton - C de cadáver» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

C de cadáver: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «C de cadáver»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Kinsey Millhone acepta ayudar y proteger a Bobby Callahan, un reservado joven que conoció en el gimnasio. Él está convencido de que, tras el accidente que le dejó amnésico y con el cuerpo zurcido de cicatrices, alguien quiere matarle, aunque nadie le cree. Pero tres días después Bobby aparece muerto. Y ahora a Kinsey le toca encontrar al asesino.

C de cadáver — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «C de cadáver», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Bajé a la sala de estar. Tenía hambre y me apetecía una copa de vino. No quedaban ya más que cinco o seis personas. Sufi estaba sentada en un sofá, al lado de Glen. A los demás no los reconocí. Me acerqué a la mesa del bufé que se había instalado al fondo de la sala. Alicia, la doncella chicana, reordenaba una bandeja de gambas y unificaba entremeses para que lo que quedaba no pareciese un montón de sobras. Lo de ser rico era la hostia. A mí nunca se me habría ocurrido. Yo creía que bastaba con invitar a la gente y que cada cual hiciera lo que le diese la gana, pero no; ahora me daba cuenta de que para celebrar una fiesta había que controlarlo todo con muchísima astucia.

Llené un plato, me hice con una copa sin estrenar y me serví vino. Elegí un asiento lo bastante cerca de los demás para no quedar como una grosera, pero lo bastante alejado para no verme obligada a hablar con nadie. Tengo una vena de timidez que sale a la superficie en situaciones como ésta.

Prefería chismorrear con cualquier puta de la parte baja de State Street a intercambiar plácemes con aquella gente. ¿De qué íbamos a charlar? En aquel momento hablaban de las inversiones a largo plazo. Probé el paté de salmón y traté de poner interés en mi expresión, como si hubiera hecho un montón de inversiones a largo plazo y ahora me resultaran un engorro. Qué jodido, ¿no?

Noté que me rozaban el brazo y vi que Sufi Daniels se instalaba en el sillón contiguo al mío.

– Glen me ha dicho que Bobby le tenía mucho aprecio -dijo.

– Espero que sea verdad. A mí me caía muy bien.

Se me quedó mirando con fijeza. Seguí comiendo porque no tenía nada más que decir. Llevaba un vestido raro, largo, negro y de un tejido sedoso que combinaba con la chaqueta que se había puesto. Supuse que su intención era ocultar la pequeña joroba que le afeaba la espalda, pero tal como le quedaba se habría dicho que tocaba en alguna orquesta filarmónica, de las multitudinarias. En la cabeza lucía el mismo penacho claro y liso que le había visto al conocerla y se había maquillado con ineptitud. No habría podido diferenciarse más de Glen Callahan. Sus modales eran un tanto condescendientes, como si de un momento a otro me fuera a dar bajo manga un par de dólares por mis servicios. Habría podido darle un corte, pero siempre cabía la posibilidad de que tuviese el cuadernito rojo de Bobby.

– ¿Cómo conoció a Glen? -pregunté mientras tomaba un sorbo de vino. Dejé la copa en el suelo, al lado del sillón, y cogí una gamba fría con salsa picante. La mirada de Sufi se desvió para posarse en Glen durante unas décimas de segundo.

– Nos conocimos en la escuela.

– Entonces hace mucho que son amigas.

– Sí, efectivamente.

Asentí mientras tragaba.

– Y estaría usted por aquí cuando nació Bobby -observé; para que la conversación no decayera, sólo por eso.

– Así es.

Ojo al parche, me dije.

– ¿Tenía una relación estrecha con Bobby?

– Simpatizaba con él, pero yo no diría que se trataba de una relación estrecha. ¿Por qué lo pregunta?

Cogí la copa de vino y tomé un sorbo.

– Entregó un cuadernito rojo a cierta persona. Quisiera saber a quién.

– ¿Cómo era el cuadernito?

Me encogí de hombros.

– De los que sirven para apuntar direcciones y teléfonos. Según me dijo, era pequeño y con tapas rojas de piel.

Se puso a parpadear de pronto.

– Pero usted no continúa con la investigación -dijo. No era una pregunta. Era una afirmación salpicada de incredulidad.

– ¿Y por qué no?

– Bueno, Bobby ha muerto. ¿Qué importancia puede tener ya?

– Si murió asesinado, para mí es importante -dije.

– Si murió asesinado, el asunto compete a la policía.

Esbocé una sonrisa.

– A los polis de aquí les encanta que les eche una mano.

Sufi echó un vistazo a Glen y bajó la voz.

– Estoy convencida de que ella no tiene intención de que esto continúe.

– No me contrató ella sino Bobby. En cualquier caso, ¿qué más de da a usted?

Pareció advertir en mi tono una señal de peligro, pero no hizo mucho caso. Esbozó una ligera sonrisa sin abandonar los aires de superioridad.

– Tiene razón. No quería entrometerme -murmuró.

Pero no estaba segura de sus intenciones y no quería que Glen siguiese sufriendo.

Me correspondía emitir una exclamación tranquilizadora, pero guardé silencio y seguí mirándola. Una manchita rosa en sus mejillas.

– Bien. Ha sido un placer verla de nuevo. -Se levantó, se acercó a uno de los invitados que quedaban y se puso a hablar con él dándome la espalda de manera ostentosa. Me encogí de hombros mentalmente. No estaba segura de lo que buscaba aquella mujer. Tampoco me importaba, salvo que tuviera que ver con el caso. La miré y me puse a cavilar.

Al rato empezaron a despedirse todos los invitados a la vez, como si se hubiera dado una señal. Glen se quedó en la puerta de la sala, recibiendo abrazos y apretones de mano de condolencia. Todos decían lo mismo. "Ya sabes cuánto te apreciamos, querida. Si necesitas alguna cosa, no tienes más que decírnoslo." Ella contestaba "gracias, así lo haré" y recibía otro abrazo.

Sufi era la que les acompañaba hasta la puerta. Estaba a punto de seguir el ejemplo general cuando capté la mirada de Glen.

– Si se queda un rato más, me gustaría hablar con usted.

– Claro -dije. De pronto caí en la cuenta de que no veía a Derek desde hacía horas-. ¿Dónde está Derek?

– Ha llevado a Kitty al St. Terry. -Se dejó caer en un sofí y se recostó para apoyar la cabeza en el respaldo-. ¿Le apetece una copa?

– Cuando acabe el vino. ¿Quiere que le prepare algo mientras?

– Oh, sí, gracias. Si no le importa, hay una licorera en mi estudio. Me apetece un whisky. Con mucho hielo, por favor.

Crucé el vestíbulo, entré en el estudio y cogí un vaso antiguo y la botella de Cutty Sark. Cuando regresé a la sala, Sufi había vuelto y la casa estaba sumida en ese silencio pesado que suele seguir al alboroto.

Había un cubo con hielo en el extremo de la mesa del bufé e introduje un par de cubitos en el vaso con unas pinzas de plata de ley que parecían reproducir las garras de un dinosaurio. Me sentí exquisita y sofisticada, como si estuviera en una película de los años 40 y llevase un vestido con hombreras y medias con costura.

– Tienes que estar rendida -murmuraba Sufi-. ¿Por qué no te acuestas antes de que me vaya?

Glen sonrió con cansancio.

– Deja, no te preocupes. Vete si quieres.

Sufi no tuvo más remedio que darle un besito y coger el bolso. Alargué a Glen el vaso con hielo y le serví el whisky a continuación. Sufi acabó de despedirse y se fue, no sin antes dirigirme una mirada de cautela. Instantes después oí que se cerraba la puerta principal.

Acerqué un sillón, me acomodé en él y apoyé los pies en el sofá mientras repasaba mi estado físico. Me dolían los riñones, me dolía el brazo izquierdo. Apuré el vino y me escancié un poco de whisky en el mismo vaso.

Glen tomó un trago largo del suyo.

– La he visto hablando con Jim. ¿Le contó algo interesante?

– Cree que Bobby sufrió un ataque y que por eso se salió de la calzada. Una especie de epilepsia derivada de las lesiones que sufrió en la cabeza en el primer accidente.

– ¿Y qué significa todo eso?

– Por lo que a mí respecta, significa que si dicho accidente fue en realidad un intento de asesinato, el causante se ha salido al final con la suya.

Se quedó de piedra. Bajó la mirada.

– ¿Qué hará usted ahora?

– Bobby me dio un anticipo y aún no me lo he gastado. Pienso seguir con el caso hasta que averigüe quién lo mató.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «C de cadáver»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «C de cadáver» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Sue Grafton - T de trampa
Sue Grafton
Sue Grafton - U Is For Undertow
Sue Grafton
Sue Grafton - I de Inocente
Sue Grafton
Sue Grafton - H is for Homicide
Sue Grafton
Sue Grafton - P is for Peril
Sue Grafton
Sue Grafton - O Is For Outlaw
Sue Grafton
libcat.ru: книга без обложки
Sue Grafton
Sue Grafton - F is For Fugitive
Sue Grafton
Sue Grafton - C is for Corpse
Sue Grafton
Sue Grafton - E Is for Evidence
Sue Grafton
Sue Grafton - K Is For Killer
Sue Grafton
Sue Grafton - Z Jak Zwłoki
Sue Grafton
Отзывы о книге «C de cadáver»

Обсуждение, отзывы о книге «C de cadáver» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x