John Case - Código Génesis
Здесь есть возможность читать онлайн «John Case - Código Génesis» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.
- Название:Código Génesis
- Автор:
- Жанр:
- Год:неизвестен
- ISBN:нет данных
- Рейтинг книги:4 / 5. Голосов: 1
-
Избранное:Добавить в избранное
- Отзывы:
-
Ваша оценка:
- 80
- 1
- 2
- 3
- 4
- 5
Código Génesis: краткое содержание, описание и аннотация
Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Código Génesis»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.
Código Génesis — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком
Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Código Génesis», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.
Интервал:
Закладка:
– ¿Pensar qué?
Riordan lo miró fijamente.
– Que debe de ser un profesional. Y eso me lleva a la razón por la que le he pedido que viniera. -Riordan se recostó en su silla. -Creo que ha llegado el momento de que hablemos un poco más sobre su hermana.
Lassiter hizo una mueca.
– ¿Por qué? No hay nada que hablar.
– Siento discrepar.
– Mire, no hay nada en la vida de Kathy que pueda explicar por qué alguien con los hábitos de trabajo de un asesino profesional podría cortarle el cuello, quemar su casa y matar a su hijo.
– De hecho, no le cortó el cuello -señaló Riordan. -Le cortó el cuello a su sobrino. A su hermana la apuñaló en el pecho.
Lassiter empezó a decir algo, pero se calló.
Riordan se aclaró la garganta. Tenía una mirada rara. Cuando volvió a hablar, su voz tenía un tono dolido. De repente, Lassiter supo el aspecto que debía de haber tenido cuando era niño, un niño que había recibido una reprimenda injusta.
– Mírelo desde mi punto de vista. Aquí estoy, dejándome los cuernos por usted…
– ¿Por mí? ¡Es un doble homicidio!
– Para su información, tenemos cincuenta y siete homicidios sin resolver. Y yo le estoy dedicando recursos a uno que ya está prácticamente resuelto. ¿Me explico? Para su información, he hablado con el doctor Whozee esta mañana, y Sin Nombre no está nada bien. Tiene jodidos los pulmones. No estoy diciendo que la vaya a palmar, pero, tal y como lo ve la gente por aquí, estoy desperdiciando tiempo y dinero en un caso que podría quedar cerrado de un momento a otro.
– ¿Me está diciendo que, si se muere Sin Nombre, el caso queda resuelto?
– Sí, eso es exactamente lo que estoy diciendo. Una vez que las pruebas forenses sean concluyentes, el caso queda resuelto. Si sus huellas encajan con las huellas del cuchillo, si las pruebas de ADN resultan positivas, si podemos probar que el sospechoso A ha cometido el crimen X, entonces el caso queda resuelto -dijo levantando las manos y dejándolas caer a ambos lados de su cuerpo. -Y si además resulta que el sospechoso A está muerto… La verdad, me cuesta imaginarme un caso más resuelto.
Lassiter lo miró fijamente.
– Pero no sabríamos por qué lo hizo -dijo.
Riordan abrió y cerró las manos, haciendo un puño y estirando los dedos después.
– Por qué, por qué… ¿Y qué pasa si no hay un por qué? ¿Y si lo hizo porque se lo dijo una cucaracha? ¿Y si estaba drogado y le pareció una buena idea?
– Lo que pasa es que no parece que fuera así. ¿O me equivoco?
– No -repuso Riordan. -No se equivoca. No después de lo que hemos averiguado sobre su falsa identidad. -Hizo una pausa antes de continuar. -Pero ésa es exactamente la cuestión: mientras Sin Nombre siga aguantando, y yo pueda seguir indagando, me gustaría que no se le cruzaran los cables cada vez que le pregunto algo sobre su hermana.
– Tiene razón. Lo siento.
Eso pareció tranquilizar a Riordan; incluso esbozó una pequeña sonrisa.
– Pues, entonces, hábleme de ella -pidió.
Lassiter se encogió de hombros. De repente se sentía cansado.
– Le gustaba escuchar «El compañero de la pradera».
Riordan tomó nota.
– ¿Qué es eso? -inquirió.
Lassiter suspiró.
– Es un programa de radio de Minnesota.
Riordan se quedó mirándolo fijamente.
– Lo que quiero decir es que… ¿Qué quiere que le diga? Mi hermana llevaba una vida normal. Trabajaba en la radio pública. Trabajaba mucho. Toda su vida giraba en torno al trabajo y a su hijo. Su vida social consistía en ir a comidas del jardín de infancia y a reuniones de la Iglesia unitaria para padres y madres solteros. No se metía en la vida de nadie. No tenía enemigos.
– ¿Cómo puede estar tan seguro de eso?
Lassiter pensó en ello. No creía que Kathy le ocultara ningún secreto, pero no podía estar seguro.
– Teníamos una relación muy buena. Cuando nuestros padres murieron, Kathy tenía veinte años y yo quince.
– Sí, claro. El congresista. Lo recuerdo. Un accidente de avión.
– De helicóptero.
– Una tragedia -dijo Riordan de forma automática – ¿Heredó mucho dinero? Me he estado preguntando cómo podía pagar una casa tan cara.
– Mi padre consiguió gastarse la mayoría del dinero de mi madre, pero, aun así, heredamos un par de cientos de miles de dólares. Kathy era bastante frugal. Y era buena inversora. Cuando nació Brandon, vendió el apartamento del centro y se mudó a las afueras.
– ¿A quién le ha dejado su dinero? Lo que quiero decir es que… -Riordan movió las dos manos en el aire. -Todavía no hemos hablado de ese tema.
Lassiter era el albacea de Kathy. Movió la cabeza de un lado a otro.
– Podría enseñarle el testamento, pero no merece la pena. Se lo dejaba todo a Brandon. Si él moría antes que ella, o si morían al mismo tiempo, todo el dinero iría a fondos benéficos.
Riordan seguía apuntando cosas en su cuaderno.
– ¿Qué tipo de fondos benéficos?
– El colegio de Valley Drive, la universidad en la que estudió, Greenpeace…
– ¿Y a usted no le dejaba nada?
– Sólo algunos objetos personales. Fotos familiares y otras cosas por el estilo. Nada que sobreviviera al fuego.
Riordan parecía decepcionado.
– ¿No había ningún hombre en su vida?
– Ya hace algunos años que no.
– ¿Y el niño? ¿Recibía una pensión del padre?
– No.
– ¿Por qué no?
– No tenía padre.
Riordan parpadeó.
– Pero… ¿Cómo…? ¿Está muerto?
– No.
Riordan se rió como un niño.
– Explíqueme eso… y puede irse.
– Le estaba sonando «el reloj biológico». Así es como lo describía ella. Y como no había ningún hombre en su vida… Bueno, ella decía que no le hacía falta ninguno.
De hecho, Kathy no lo había dicho de una manera tan directa. Le había hablado de su intención de convertirse en madre el día que cumplió treinta y siete años. Él la había invitado a pasar la noche en una coqueta pensión en el campo. Durante la cena bebieron bastante. Por lo general, Kathy no bebía mucho, pero esa noche, después de una copa de jerez, un poco de Dom Pérignon y un Armagnac, los efectos del alcohol resultaban patentes en ella. Estaba sentada delante de él, con una sonrisita pícara en los labios, jugando con la salsa de frambuesa que era todo lo que quedaba de su cœur de créme. De repente, levantó la cabeza y lo miró fijamente. Bebió un último sorbo de Armagnac y dejó la copa sobre la mesa.
– Es la última copa que voy a beber en bastante tiempo.
Lassiter no entendía lo que quería decir. El alcohol nunca había sido uno de los problemas de Kathy.
– ¿Te ha dado por la vida sana?
– En cierto modo. -Kathy acarició el borde de la copa con un dedo hasta conseguir que sonara. Después apartó el dedo y sonrió. – ¿Qué pensarías si te dijera que estoy pensando quedarme embarazada? -dijo al tiempo que se sonrojaba.
Él dudó un momento. No quería decir nada sobre sus fracasos anteriores con Murray, ni sobre su batalla adolescente contra la anorexia, cuando se consumió hasta los treinta y dos kilos. Según dijeron entonces los médicos, su sistema reproductor podía haber quedado dañado de forma permanente.
– Te preguntaría quién es el afortunado. Y después te echaría la bronca por no habérselo dicho antes a esta mitad de la Alianza.
Enfrente de él, Kathy chupó los dientes del tenedor.
– ¿Y si te dijera que no hay ningún afortunado?
– Te diría que algo falla en tu plan.
Kathy soltó una risita.
– No es que sea difícil conseguir que te follen, claro -dijo, -pero ¿sin protección? ¿Con los tiempos que corren? ¿Y en el momento exacto? Además, si lo consiguiera, puede que el tío se pusiera pesado, que me demandara ante los tribunales para compartir la custodia, o algo así. Puede que hasta quisiera mudarse a mi apartamento. Créeme, los hombres pueden ser una auténtica pesadez. Pero, por suerte, estamos en los noventa; hay otras maneras de quedarse embarazada.
Читать дальшеИнтервал:
Закладка:
Похожие книги на «Código Génesis»
Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Código Génesis» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.
Обсуждение, отзывы о книге «Código Génesis» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.