Stieg Larsson - La Reina En El Palacio De Las Corrientes De Aire

Здесь есть возможность читать онлайн «Stieg Larsson - La Reina En El Palacio De Las Corrientes De Aire» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La Reina En El Palacio De Las Corrientes De Aire: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La Reina En El Palacio De Las Corrientes De Aire»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Los lectores que llegaron con el corazón en un puño al final de La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina quizás prefieran no seguir leyendo estas líneas y descubrir por sí mismos cómo sigue la sene y, sobre todo, qué le sucede a Lisbeth Salander.
Como ya imaginábamos, Lisbeth no está muerta, aunque no hay muchas razones para cantar victoria: con una bala en el cerebro, necesita un milagro, o el más habilidoso cirujano, para salvar la vida. Le esperan semanas de confinamiento en el mismo centro donde un paciente muy peligroso sigue acechándola: Alexander Zalachcnko, Zala. Desde la cama del hospital, y pese a su gravísimo estado, Lisbeth hace esfuerzos sobrehumanos para mantenerse alerta, porque sabe que sus impresionantes habilidades informáticas han a ser, una vez más, su mejor defensa.
Entre tanto, con una Erika Berger totalmente inmersa en las luchas de poder y las estrategias comerciales del poderoso periódico Svenska Morgon-Posten, en horas bajas tras el descenso de las ventas y de los anunciantes, Mikael se siente muy solo. Quizás Lisbeth le haya apartado de su vida, pero a medida que sus investigaciones avanzan y las oscuras razones que están tras el complot contra Salander van tomando forma, Mikael sabe que no puede dejar en manos de la Justicia y del Estado la vida y la libertad de Lisbeth. Pesan sobre ella durísimas acusaciones que hacen que la policía mantenga la orden de aislamiento, así que Kalle Blomkvist tendrá que ingeniárselas para llegar hasta ella, ayudarla, incluso a su pesar, y hacerle saber que sigue allí, a su lado, para siempre.

La Reina En El Palacio De Las Corrientes De Aire — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La Reina En El Palacio De Las Corrientes De Aire», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– ¿Sí?

– Ten cuidado.

En realidad no había pensado quedarse en Gibraltar más que un par de semanas para volver a encontrar el norte. Descubrió que no tenía ni idea de qué hacer ni adonde ir. Se quedó doce semanas. Consultó su correo electrónico una vez al día y contestó obedientemente a los ocasionales correos de Annika Giannini. No le dijo dónde estaba. No contestó a ningún otro correo.

Seguía acudiendo al Harry's Bar, pero ahora sólo entraba para tomarse alguna que otra cerveza por las noches. Pasó la mayor parte de los días en The Rock, bien en la terraza, bien en la cama. Tuvo una esporádica relación con un oficial de la marina inglesa de treinta años, pero aquello se quedó sólo en un one night stand y, a grandes rasgos, se trató de una experiencia carente de interés.

Se dio cuenta de que estaba aburrida.

A principios de octubre cenó con Jeremy MacMillan; durante su estancia sólo se habían visto en contadas ocasiones. Ya había caído la noche y se encontraban tomando un afrutado vino blanco y hablando del destino que le darían a los miles de millones de Lisbeth cuando, de pronto, él la sorprendió preguntándole qué era lo que la apesadumbraba.

Ella lo contempló mientras reflexionaba. Luego, de forma igual de sorprendente, le habló de su relación con Miriam Wu y de cómo ésta había sido maltratada y casi asesinada por Ronald Niedermann. Por su culpa. Aparte de unos recuerdos que, de su parte, le dio Annika Giannini, Lisbeth no sabía nada de Miriam Wu. Y ahora se había mudado a Francia.

Jeremy MacMillan permaneció callado un largo rato.

– ¿Estás enamorada de ella? -preguntó de repente.

Lisbeth Salander meditó la respuesta. Al final negó con la cabeza.

– No. No creo que yo sea de las que se enamoran. Era una amiga. Y lo pasábamos muy bien en la cama.

– Nadie puede evitar enamorarse -dijo él-. Tal vez uno quiera negarlo, pero es posible que la amistad sea la forma más frecuente de amor.

Ella se quedó mirándolo perpleja.

– ¿Te cabreas si te doy un consejo?

– No.

– ¡Ve a París, por Dios! -dijo él.

Aterrizó en el aeropuerto de Charles De Gaulle a las dos y media de la tarde, cogió el autobús hasta el Arco del Triunfo y se pasó dos horas dando vueltas por los barrios de alrededor buscando un hotel libre. Fue andando hacia el sur, hacia el Sena, y al final consiguió una habitación en el pequeño hotel Victor Hugo de la Rue Copernic.

Se duchó y llamó a Miriam Wu. Quedaron sobre las nueve de la noche en un bar cercano a Notre-Dame. Miriam Wu llevaba una blusa blanca y una americana. Estaba radiante. Lisbeth se sintió avergonzada de inmediato. Se saludaron con un beso en la mejilla.

– Siento no haber contactado contigo ni haberme presentado en el juicio -dijo Miriam Wu.

– No te preocupes. De todos modos, el juicio se celebró a puerta cerrada.

– Estuve ingresada en el hospital durante tres semanas y luego, cuando volví a Lundagatan, todo me resultó caótico. No podía dormir. Tenía pesadillas con ese maldito Niedermann. Llamé a mi madre y le dije que quería venirme.

Lisbeth asintió.

– Perdóname.

– No seas idiota. Soy yo la que he venido hasta aquí para pedirte disculpas a ti.

– ¿Por qué?

– No caí en la cuenta. Nunca se me ocurrió que te exponía a un peligro de muerte cediéndote mi casa mientras yo seguía empadronada allí. Por mi culpa por poco te matan. Entendería que me odiaras.

Miriam Wu se quedó atónita.

– Ni siquiera se me había ocurrido. Fue Ronald Niedermann el que me intentó matar. No tú.

Permanecieron calladas un rato.

– Bueno -dijo Lisbeth al final.

– Sí -soltó Miriam Wu.

– No he venido hasta aquí porque esté enamorada de ti -le explicó Lisbeth.

Miriam asintió con la cabeza.

– Lo pasábamos de puta madre en la cama, pero no estoy enamorada de ti -subrayó Lisbeth.

– Lisbeth… Creo…

– Lo que quería decirte era que espero que… ¡Joder!

– ¿Qué?

– No tengo muchos amigos…

Miriam Wu hizo un gesto afirmativo.

– Voy a quedarme en París una temporada. Mis estudios de Suecia se fueron a la mierda, pero me he matriculado aquí. Me quedaré al menos un año.

Lisbeth asintió.

– Luego no sé lo que haré. Pero volveré a Estocolmo. Estoy pagando los gastos de la casa de Lundagatan y pienso quedarme en el piso. Si te parece bien.

– La casa es tuya. Haz lo que quieras con ella.

– Lisbeth, eres muy especial -dijo-. Me gustaría mucho seguir siendo tu amiga.

Hablaron durante dos horas. Lisbeth no tenía por qué ocultarle su pasado a Miriam Wu. El caso Zalachenko era conocido por todos los que tenían acceso a la prensa sueca y Miriam Wu había seguido el asunto con gran interés. Le contó con todo detalle lo que ocurrió en Nykvarn la noche en la que Paolo Roberto le salvó la vida.

Luego se fueron a la habitación que Miriam tenía en la residencia estudiantil que quedaba cerca de la universidad.

EPÍLOGO: Reparto de bienes

Viernes, 2 de diciembre – Domingo, 18 de diciembre

Annika Giannini había quedado con Lisbeth Salander en el bar de Södra Teatern a eso de las nueve de la noche. Lisbeth estaba a punto de terminar la segunda pinta de cerveza.

– Siento llegar tarde -dijo Annika, mirando su reloj-. He estado algo liada con un cliente.

– Tranquila -dijo Lisbeth.

– ¿Qué estás celebrando?

– Nada. Sólo que me apetece emborracharme.

Annika la miró escéptica mientras se sentaba.

– ¿Y eso te apetece muy a menudo?

– Cogí una cogorza de muerte cuando me pusieron en libertad, pero no soy propensa al alcohol si es lo que te preocupa. Es sólo que se me ha ocurrido que por primera vez en mi vida soy oficialmente mayor de edad y que tengo derecho a emborracharme aquí en Suecia.

Annika pidió un Campari.

– Vale -contestó-. ¿Quieres beber sola o en compañía?

– Prefiero sola. Pero si no hablas mucho, puedes sentarte conmigo. Supongo que no tienes ganas de acompañarme a casa y acostarte conmigo…

– ¿Perdón? -preguntó Annika Giannini.

– No, ya sabía yo que no. Tú eres una de esas heterosexuales empedernidas.

De repente aquello pareció entretener a Annika Giannini.

– Es la primera vez que uno de mis clientes me propone relaciones sexuales.

– ¿Te interesa?

– Sorry. Ni lo más mínimo. Pero gracias por la oferta.

– ¿Qué era lo que quería, señora letrada?

– Dos cosas. La primera es que, o empiezas en lo sucesivo a cogerme el teléfono cuando te llame, o renuncio aquí y ahora mismo a ser tu abogada. Ya hablamos de eso cuando te soltaron.

Lisbeth Salander miró a Annika Giannini.

– Llevo una semana intentando localizarte. Te he llamado, te he escrito y te he mandado varios correos.

– He estado de viaje.

– Ha sido imposible contactar contigo durante la mayor parte del otoño. Esto no funciona. Yo he aceptado ser tu representante en todo lo que tiene que ver con tus relaciones con el Estado. Eso significa que hay que ocuparse de algunas formalidades y entregar cierta documentación. Hay papeles que firmar. Preguntas que contestar. Necesito poder contactar contigo, y no me apetece lo más mínimo quedarme sentada como una idiota sin saber dónde te has metido.

– Ya lo sé. He estado en el extranjero durante dos semanas. Regresé ayer y te llamé en cuanto me enteré de que me estabas buscando.

– Pero eso no me vale. Tienes que comunicarme dónde estás y contactar conmigo al menos una vez por semana hasta que todas los temas de la indemnización y demás estén resueltos.

– Me importa una mierda la indemnización. Quiero que el Estado me deje en paz.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La Reina En El Palacio De Las Corrientes De Aire»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La Reina En El Palacio De Las Corrientes De Aire» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «La Reina En El Palacio De Las Corrientes De Aire»

Обсуждение, отзывы о книге «La Reina En El Palacio De Las Corrientes De Aire» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x