Robin Cook - ADN
Здесь есть возможность читать онлайн «Robin Cook - ADN» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.
- Название:ADN
- Автор:
- Жанр:
- Год:неизвестен
- ISBN:нет данных
- Рейтинг книги:4 / 5. Голосов: 1
-
Избранное:Добавить в избранное
- Отзывы:
-
Ваша оценка:
- 80
- 1
- 2
- 3
- 4
- 5
ADN: краткое содержание, описание и аннотация
Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «ADN»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.
ADN — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком
Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «ADN», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.
Интервал:
Закладка:
Lo siguiente que Bruce había hecho fue llamar a Rosalyn Leonard, su homónima en el cargo en el St. Francis, para avisarle de la visita de Roger y ponerla en antecedentes de lo que este necesitaba. En aquellos momentos, Roger no sabía lo inapreciable que iba a resultar aquel gesto: de haberse presentado directamente, tal como tenía pensado hacer, no habría conseguido nada de Rosalyn. No le cabía la menor duda de que se habría mostrado hosca y poco dispuesta a colaborar. Gracias a la llamada de Bruce, ella ya había adelantado el trabajo cuando él llegó. Al final resultó que conseguir las listas que solicitaba requería acceder a fuentes distintas; y le sorprendió que los distintos departamentos de AmeriCare funcionaran como feudos individuales dentro de las limitaciones de sus respectivos presupuestos.
Otra cosa que Roger había conseguido antes de salir del Manhattan General fue que Caroline empezara a reunir la lista del personal médico, con especial interés en los profesionales que disponían de privilegios de acceso tanto en el St. Francis como en el Manhattan General. Roger ya se había molestado en comprobar si esa información estaba disponible consultando los archivos individualmente, pero desgraciadamente era incompleta. Su secretaria le prometió hacer lo posible, ya que no estaba especialmente codificada y le dijo que algo conseguiría porque tenía un amigo informático que trabajaba en el hospital y sabía el modo de conseguir lo imposible.
– Bueno, ahí lo tiene -dijo Rosalyn empujando por la mesa un pequeño montón de hojas hacia Roger y dándole una palmadita-. Aquí está la lista completa de todos los empleados del St. Francis hasta mediados de noviembre, con una anotación especial para los del turno de noche; una lista de los empleados del St. Francis que se marcharon o fueron despedidos entre mediados de noviembre y mediados de enero; una lista de nuestro personal profesional a tiempo completo, también hasta mediados de noviembre; y por último, otra de los profesionales con privilegios de admisión. ¿Es eso todo lo que necesita para su estudio? ¿Qué hay de los nuevos empleados a partir de mediados de noviembre?
– No los necesito -contestó Roger-. Creo que con esto tengo bastante para lo que he pensado. -Miró las páginas que contenían los nombres de todos los empleados del hospital hasta mediados de noviembre y meneó la cabeza con sorpresa-. No imaginaba que fuera necesaria tanta gente para llevar un hospital norteamericano. -Deseaba desviar la conversación de su ficticio estudio. Con lo perspicaz que era Rosalyn, la creía capaz de intuir fácilmente el engaño.
– Como todos los demás centros de AmeriCare, estamos en la parte descendente de la curva -repuso ella-. Al igual que en todas las compañías dedicadas a la sanidad concertada, lo primero que hace AmeriCare cuando se queda un hospital es reducir el personal de todos los departamentos. Yo lo sé bien, porque me correspondió la poco envidiable tarea de tener que entregar un montón de cartas de despido.
– Seguro que no fue agradable -comentó Roger en tono inconscientemente compasivo. Dejó a un lado la primera lista y echó un vistazo a la de los empleados que habían abandonado el St. Francis. También era más larga de lo que había previsto y menos detallada de lo que deseaba, en especial acerca de qué personas trabajaban en qué turnos, si habían sido despedidas o se habían marchado de mutuo acuerdo y adónde habían ido-. Me sorprende que haya tanta rotación. ¿Es representativo?
– En términos generales, sí; pero puede que esté en la franja alta porque el período que le interesa abarca las fiestas. Si alguien está pensando en cambiar de trabajo y quiere tomarse un poco de tiempo entre uno y otro, las vacaciones son una época adecuada y previsible.
– Y parece que se trata básicamente de enfermeras.
– Por desgracia, esa es la verdad. Sufrimos una acuciante falta de enfermeras, lo cual les permite tener la sartén por el mango. Estamos contratando enfermeras constantemente, y los demás hospitales contratan a las nuestras como si se tratara de un tira y afloja. Incluso nos hemos visto obligados a buscar candidatas en el extranjero.
– ¿En serio? -preguntó Roger. Sabía que Estados Unidos atraía médicos de países extranjeros que acudían para completar su formación y después se quedaban; sin embargo, no sabía que también ese fuera el caso de las enfermeras. Teniendo en cuenta las necesidades de los países en vías de desarrollo, le parecía como mínimo cuestionable-. La lista no dice adónde fueron.
Rosalyn meneó la cabeza.
– Esa información no se introduce en nuestra base de datos. Puede que figure en el archivo del sujeto en cuestión por si solicita que enviemos una carta de recomendación o si nos llega alguna pregunta desde otro centro. Sin embargo, como usted bien sabe, tenemos que ser reservados con estos archivos. A menos que contemos con el permiso del interesado, siempre existe el riesgo de que nos pongan una demanda.
Roger asintió.
– ¿Qué pasa si para el estudio tengo que formular alguna pregunta sobre esos individuos? Hablo de preguntas sobre sus expedientes en lo que se refiere a su labor en general mientras estuvieron aquí, de cosas como su relación con los compañeros de trabajo o si se les aplicó alguna sanción disciplinaria por el motivo que fuera.
– Eso será complicado -contestó Rosalyn mientras asentía como si estuviera de acuerdo consigo misma-. Ese estudio que pretende realizar, ¿es para el consumo interno o tiene intención de publicarlo?
– No, en absoluto. Es para consumo interno y su acceso será restringido salvo para los más altos niveles administrativos. En ningún caso se publicará.
– En ese caso quizá pueda ayudarlo, pero necesito el visto bueno del presidente o del consejo de gobierno. ¿Quiere que se lo presente el lunes que viene? Esa será la primera oportunidad que tendré.
– No. No se moleste -dijo Roger rápidamente. Lo último que deseaba era que dos presidentes se pusieran en contacto para comentar el supuesto estudio-. Será mejor que no haga nada hasta que yo vea si necesito alguna otra información personal sobre esa gente. La verdad es que no lo creo.
– Bueno, si la necesita, avíseme con tiempo.
Roger asintió. Estaba impaciente por cambiar de tema. Carraspeó y finalmente formuló la pregunta clave que tenía en la cabeza:
– ¿Cuáles de estos empleados que dejaron el St. Francis pasaron después al Manhattan General?, es decir, ¿cuáles siguieron en la gran familia AmeriCare? ¿Disponemos de esa información?
– Que yo sepa, no. Como usted sabe, AmeriCare dirige sus centros como unidades independientes. Las únicas economías de escala se refieren al precio y origen de los suministros básicos. Si un trabajador del St. Francis nos deja y se va al Manhattan General, para nosotros es lo mismo que si se hubiera marchado a un centro que no fuera de AmeriCare.
Roger asintió de nuevo. Se estaba dando cuenta de que iba a enfrentarse a un largo cotejo cuando volviera a su oficina. Las posibilidades de que esa noche tuviera algo que llevar a Laurie a su apartamento como excusa para estar juntos eran cada vez menores. Miró la hora en su reloj: las siete menos cuarto. La ventana que había a espaldas de Rosalyn se veía completamente oscura. Hacía rato que era de noche.
– Me temo que la he entretenido más tiempo del debido -dijo, sonriendo amablemente-. No sabe cuánto le agradezco su ayuda, pero me temo que me siento culpable porque hoy es viernes por la noche y estoy seguro de que tiene cosas mucho más interesantes y agradables que hacer.
– Para mí ha sido un placer ayudarle, doctor Rousseau. Bruce habló muy bien de usted cuando me llamó. Tengo entendido que estuvo usted con Médicos sin Fronteras.
Читать дальшеИнтервал:
Закладка:
Похожие книги на «ADN»
Представляем Вашему вниманию похожие книги на «ADN» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.
Обсуждение, отзывы о книге «ADN» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.