Robert Crais - El último detective

Здесь есть возможность читать онлайн «Robert Crais - El último detective» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

El último detective: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El último detective»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Elvis Cole se enfrenta a uno de los momentos más delicados de su vida: acaba de recibir la llamada de un hombre que asegura tener secuestrado a Ben, el hijo de Lucy, su compañera sentimental. El niño, que estaba al cuidado de Cole mientras su madre se hallaba de viaje, salió al jardín a jugar y pocos minutos después desapareció sin dejar rastro. Según las palabras del hombre que retiene a Ben, el secuestro está relacionado con un oscuro suceso del pasado de Cole. Éste fue el único superviviente de un batallón americano que fue aniquilado en Vietnam, y aunque en su momento fue premiado por su heroicidad, parece que alguien sigue resentido por el hecho. Para complicar aún más las cosas, Cole tiene que enfrentarse con Richard, ex marido de Lucy y padre de Ben, quien además de culparle por lo acontecido entorpece La búsqueda al insistir en la participación de su propio equipo de investigadores. Ayudado por su socio, Joe Pike, y la policía Carol Starkey, Cole se vuelca de pleno en el rescate en una carrera contra el reloj, mientras revive unos espinosos episodios que creía haber enterrado. Robert Crais ahonda en cuestiones vitales al retomar el pasado de su protagonista en esta novela que aúna con acierto una clásica trama detectivesca con un thriller de gran intensidad.

El último detective — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El último detective», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Miré a un lado y otro en busca de Joe. Debía de estar por allí, vigilando, y lo necesitaba.

– ¡Joe!

Los hombres como Michael Fallon vivían y trabajaban en un mundo clandestino del que yo no sabía nada; pagaban y cobraban en efectivo, tenían nombres falsos y se movían en círculos tan cerrados que muy poca gente llegaba a conocer su verdadera identidad.

– ¡Joe!

Pike me tocó el hombro. Debía de haber salido de entre una mata cerrada de plantas por la esquina el edificio. Sus gafas de espejo resplandecían como una armadura abrillantada. Al darle la ficha me temblaron las manos.

– Éste es el tío que ha raptado a Ben. Ha vivido por todo el mundo. Ha luchado y hecho cosas por todas partes. No tengo ni idea de cómo encontrarlo.

Pike también había vivido y trabajado en la clandestinidad.

Leyó en silencio la ficha y cuando hubo terminado se la guardó.

– Estos hombres no luchan gratis -dijo-. Hay gente que los contrata, así que debe de haber alguien que sepa cómo ponerse en contacto con él. Lo que tenemos que hacer es encontrar a esa persona.

– Quiero hablar con ella.

Pike torció la boca y meneó la cabeza.

– No querrá, Elvis. Esta gente ni siquiera dejaría que te acercaras. -Se quedó con la vista fija, pero me pareció que no me miraba a mí. Me pregunté en qué estaría pensando.

– No puedo irme a casa. No puedo quedarme de brazos cruzados, sin más.

– Se te ha escapado de las manos.

Pike desapareció entre los edificios sin perder aquella mirada distante, pero yo estaba tan preocupado por Ben que no le di más vueltas.

17

Tiempo desde la desaparición: 47 horas, 54 minutos

Pike

Pike creía que los ojos de Cole parecían túneles del mismo color que una magulladura. Había visto aquellos mismos ojos en los policías que trabajaban tanto que acababan quemados y en los soldados que disparaban demasiado. Cole estaba en la zona de peligro, agotado, desquiciado, conduciendo hacia adelante como Terminator, con el piloto automático. Cuando alguien entraba en la zona de peligro, y eso Pike lo sabía muy bien, le costaba pensar con claridad. Costaba poco ponerse a tiro de alguien.

Recorrió a toda prisa las tres manzanas que lo separaban de su coche. Se movía de una forma que le incomodaba. Tenía la espalda tensa por haber pasado demasiado tiempo sentado en la misma postura y se le había dormido el hombro. Correr no era precisamente bueno para el hombro, pero aun así apretó el ritmo.

Los mercenarios no se presentaban sin más en una zona de combate para que los contrataran para matar a alguien o adiestrar tropas extranjeras, sino que eran reclutados por corporaciones militares privadas, empresas de seguridad con contratos en distintos países y con diversos «consultores». No había mucha variedad de caras. La misma gente contrataba a la misma gente una y otra vez, del modo en que los mismos ingenieros de software acababan pasando de un trabajo a otro por todo Silicon Valley. La diferencia era, claro, que la expectativa de vida se reducía.

En sus tiempos, Pike había conocido a unos cuantos consultores, pero ignoraba si seguían dedicándose a aquellas actividades. No sabía si alguno de ellos estaría dispuesto a colaborar ni, en caso de hacerlo, qué le pediría a cambio o cuánto tardaría en ayudarlo. Ni siquiera sabía si seguían vivos. Hacía mucho tiempo que había abandonado aquel mundo; si no, habría llamado desde el coche. Pero ya no se acordaba de sus teléfonos.

Se dirigió a su casa, en Culver City. Al llegar se quitó la sudadera y se bebió una botella de agua con un puñado de analgésicos y aspirinas. Los números de teléfono de aquellos hombres de su pasado estaban en la caja fuerte que tenía en el dormitorio. No estaban escritos con dígitos, sino en forma de lista de palabras codificadas. Los sacó e hizo las llamadas.

Los primeros cuatro teléfonos ya no estaban en funcionamiento. La voz achispada de una chica contestó al llamar al quinto, que evidentemente había sido adjudicado a un nuevo usuario. El sexto también estaba desconectado, y el séptimo correspondía a la consulta de un dentista. La guerra era un negocio en el que había una tasa de mortalidad muy elevada. Al octavo intento Pike acertó.

– ¿Sí?

Reconoció la voz nada más oírla. Como si acabaran de hablar esa misma mañana.

– Soy Joe Pike. ¿Te acuerdas?

– Claro. ¿Qué tal te va?

– Estoy buscando a un profesional que se llama Michael Fallon.

Su interlocutor titubeó, y la familiaridad de unos momentos antes desapareció.

– Creía que habías dejado el tema.

– Es verdad. Ya no tengo nada que ver.

Pike advirtió que el otro recelaba. Hacía casi diez años que no hablaban y estaría preguntándose si Pike trabajaba para los federales. A las autoridades de Estados Unidos no les hacía demasiada gracia que sus ciudadanos ofrecieran sus servicios a otros países o a grupos paramilitares, algo que, por otro lado, era ilegal.

– No sé qué estás buscando, Pike -repuso con precaución-, pero soy consultor de seguridad. Me dedico a hacer comprobaciones de historiales y otras referencias en diversas especialidades militares, pero no trabajo con terroristas, narcotraficantes o dictadores, ni me relaciono con nadie que esté metido en eso. Son actividades ilegales.

Decía todo aquello por si llegaba a oídos de los federales, pero Pike sabía que además era cierto.

– Lo entiendo. No te llamo por eso.

– Vale. Lo que quieres es asesoramiento, ¿no?

– Exacto. Se llama Fallon. Estuvo en la Delta y después se estableció por su cuenta. Hace dos años vivía en Amsterdam. Ahora está en Los Ángeles.

– La Delta, ¿eh?

– Sí.

– Esos tíos son los que se llevan más pasta.

– Quiero verlo cara a cara. Eso es lo más importante: verlo cara a cara.

– Bien. Dime algo que me refresque la memoria.

Pike le leyó el informe del SNTFO, que mencionaba los países en los que se sabía que había trabajado Fallon: Sierra Leona, Colombia y El Salvador, entre otros.

– Joder, sí que se ha movido -exclamó el otro-. Conozco a gente que ha estado en esos sitios. ¿De verdad lo has dejado?

– Sí.

– Es una pena, tío. Oye, ¿yo qué saco de todo esto?

Pike ya sabía que le pediría algo, y estaba dispuesto a pagar. Esa clase de gente jamás hacía nada gratis. No le había mencionado aquello a Elvis ni pensaba hacerla.

– Mil dólares.

El otro se rió.

– Prefiero buscarte un trabajito. Aún me llegan ofertas, ¿sabes? Y tú en lo tuyo también te sacarías una pasta. En Oriente Próximo necesitan gente como tú.

– Dos mil.

– Creo que puedo encontrar a alguien que conozca a este tío, pero a lo mejor hay que llamar a teléfonos de todo el mundo. No vaya perder el tiempo por calderilla. Tendré gastos.

– Cinco mil.

Era una suma escandalosa, pero Pike sabía que su interlocutor quería algo más que dinero. Confiaba en que la cantidad fuera convincente.

– Pike, no me gustaría nada estar en el pellejo de Fallon cuando os veáis cara a cara, como dices tú. No sé si me entiendes. Me da igual que sea de la Delta o no. Tienes que considerar las cosas desde mi posición: si le pasa algo a ese tipo tus amiguitos federales utilizarán esta pequeña transacción entre tú y yo para cargarme el muerto, como cómplice o incluso como conspirador. No tengo muchos amigos en el FBI.

– Nadie está escuchando.

– Sí, seguro.

Pike no contestó. Se había dado cuenta de que si no decía nada muchas veces la gente entendía directamente lo que quería escuchar.

– Vamos a ver qué te parece esto: yo hago unas cuantas preguntas, y tú dejas que te encargue un trabajito. No sé decirte qué ni cuándo, pero un día te llamaré. Ése es mi precio. Si encuentro a alguien que pueda ayudarte con lo del cara a cara, irás te guste o no. Eso es lo que te cuesta.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El último detective»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El último detective» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Robert Crais - Suspect
Robert Crais
Robert Crais - Taken
Robert Crais
Robert Crais - L.A. Requiem
Robert Crais
Robert Crais - Free Fall
Robert Crais
Robert Crais - The sentry
Robert Crais
Robert Crais - The Watchman
Robert Crais
Robert Crais - The Monkey
Robert Crais
Robert Crais - The Last Detective
Robert Crais
Robert Crais - Indigo Slam
Robert Crais
Robert Crais - Sunset Express
Robert Crais
Robert Crais - Voodoo River
Robert Crais
Отзывы о книге «El último detective»

Обсуждение, отзывы о книге «El último detective» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x