Paul Doherty - Alejandro Magno En La Casa DeLa Muerte
Здесь есть возможность читать онлайн «Paul Doherty - Alejandro Magno En La Casa DeLa Muerte» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.
- Название:Alejandro Magno En La Casa DeLa Muerte
- Автор:
- Жанр:
- Год:неизвестен
- ISBN:нет данных
- Рейтинг книги:4 / 5. Голосов: 1
-
Избранное:Добавить в избранное
- Отзывы:
-
Ваша оценка:
- 80
- 1
- 2
- 3
- 4
- 5
Alejandro Magno En La Casa DeLa Muerte: краткое содержание, описание и аннотация
Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Alejandro Magno En La Casa DeLa Muerte»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.
Alejandro Magno En La Casa DeLa Muerte — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком
Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Alejandro Magno En La Casa DeLa Muerte», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.
Интервал:
Закладка:
– ¡Adiós, Telamón! -le gritó Olimpia-. Di a mi hijo que su madre le quiere.
Telamón, tenso de rabia, ya caminaba por el pasillo abovedado hacia la luz que salía por el extremo más lejano.
PRÓLOGO III
«Las gentes de Troya habían hecho muchos esfuerzos, y durante mucho tiempo, pero fueron incapaces de impedir que las mujeres locrianas entraran en su territorio.»
Eneas el Táctico, «Sobre la defensa de los lugares fortificados», 31.24
La muchacha corría. No sabía hacia dónde ni por qué. Se detuvo y miró atrás a lo largo del polvoriento sendero bordeado por robles que susurraban con el viento. Estaba segura de que las Furias, como águilas chillonas, se estaban lanzando sobre ella para arrastrarla de nuevo a los terrores de los que había escapado. Hizo una pausa y contempló su vestido, roto y manchado de sangre; los pies le sangraban de una multitud de cortes. El golpe en la cabeza parecía haberlo cambiado todo. Los robles se movían como un reflejo en un arroyo. Le llegaban unos sonidos muy lejanos. Avanzó tambaleándose, consciente del dolor en la espalda y los hombros. Se tocó el rostro y torció el gesto en una mueca de dolor al notar los golpes alrededor de la boca. «Una muchacha de rostro dulce.» Así la había descrito uno de los marineros. ¿Marineros? La muchacha se detuvo de nuevo. Eso era algo que sí recordaba: el viaje por mar, la pequeña barca de pesca… Estaba sentada allí con otras mujeres y la escolta que les había enviado el jefe de la aldea. Habían sentido miedo, pero eran felices. La otra muchacha era una desconocida, más avezada. ¿Por qué las habían cogido? ¿Alguna vieja historia resurgida del pasado? La joven miró a través de una abertura entre los robles. A lo lejos se veía una montaña con la cumbre cubierta de nieve. ¿Era el Olimpo? ¿Iba a la casa de los dioses? Se acuclilló en el camino. ¿Por qué estaba aquí? Recordó vagas imágenes referentes a Casandra y la reparación de un crimen siniestro, una sacerdotisa muerta, la sangre que clamaba al cielo reclamando venganza…
La joven se levantó y continuó tambaleante. Llegó a un recodo y los robles dieron paso a una amplia llanura barrida por el viento. El brillo de un río llamó su atención. Divisó unas grandes ruinas en lo alto de la colina. ¿No era el mar eso que escuchaba estrellándose contra las rocas? ¿Por qué estaba aquí? ¿Qué había pasado? Cerró los ojos y se balanceó sobre la planta de los pies. Había llevado una guirnalda como la otra muchacha. Habían estado hablando y riendo, pero, después de aquello, se encontraron en la oscuridad, con aquellas siniestras figuras enmascaradas que las rodeaban. Recordó a su compañera, que se había vuelto para correr, el garrote que le golpeaba en la cabeza, la sangre que manaba de la nariz y la boca de la pobre muchacha. Unas manos la habían sujetado violentamente y le habían arrancado las ropas. Ella había echado a correr, se había golpeado contra la pared de la caverna y había caído de bruces. Los morados, los duros guijarros habían marcado su cuerpo suave, pero ella había alcanzado la boca de la caverna y estaba oscuro; por eso habían llegado allí, atraídas por la visión del fuego y el olor de la comida.
La muchacha comenzó a temblar. No podía dejar de temblar. Se le aflojaban los intestinos y quería vomitar. Sin saber la razón, las ruinas que tenía delante le resultaban conocidas. ¿No era allí donde se suponía que debía ir?
Abandonó el sendero y siguió caminando a trompicones. Un pájaro volaba en círculos. Su grito le recordó la llamada de un fantasma. Se detuvo y miró el cielo. ¿Estaba en casa? ¿De nuevo en Tesalia? ¿Podría comer y beber? ¿Se ponía el sol porque se acababa el día otra vez? ¿Cuando cayera la noche aparecerían aquellas siniestras figuras? Tropezó y, al caer, se lastimó la rodilla. Se levantó y siguió caminando. Era consciente de que se movía entre paredes rotas y puertas derruidas. De pronto apareció un hombre bajo, rechoncho y calvo, exceptuando un círculo de cabellos negros dispuestos como si llevara una corona. Tenía los ojos brillantes y la nariz respingona. Le dijo algo, pero ella no podía entenderle. No le gustaba. Tenía una mirada codiciosa, salaz y no dejaba de lamerse los labios como uno de aquellos marineros. Se le acercó.
– ¿Qué pasa, querida?
Ahora ella podía entender su lenguaje duro y gutural.
– ¿Por qué estás aquí?
Ella abrió la mano. El hombre vio la pequeña lechuza de marfil que guardaba allí. Ahora la muchacha comprendió por qué había apretado tanto el puño. Acostumbraba a llevar la lechuza colgada de una cadena alrededor del cuello.
– ¡La lechuza de Atenea! -exclamó el hombre-. Será mejor que vengas conmigo.
La cogió de la mano. Ella no pudo hacer otra cosa que seguirle mientras el hombre la guiaba por entre las ruinas. Aparecieron otras personas y vio cómo la rodeaban moviendo los labios, pero no escuchaba las voces. Delante de ella, aparecieron unos escalones que llevaban hasta un templo con un pórtico sustentando por columnas. La figura con el yelmo de Palas Atenea se elevaba por encima del edificio. Ella la reconoció; le habían hablado de la diosa. El hombre la hizo entrar. El interior estaba oscuro, pero desprendía un olor agradable. Se agachó y advirtió que el suelo era fresco. Vio las columnas y las estatuas. Tres mujeres se acercaron presurosas. Despidieron al hombre rápidamente y la llevaron por un pasillo hasta una pequeña habitación donde un brasero calentaba y perfumaba el ambiente. Se preguntó si la mujer que estaba sentada en un taburete era la diosa. Los cabellos castaños, un rostro hermoso, ojos bien separados de un color mar gris, una sonrisa en los labios, la mirada ansiosa, el entrecejo fruncido. Tocó el rostro de la joven, murmuró algo y cogió gentilmente la lechuza de su mano.
– ¿Cuál es tu nombre? ¿Dime quién eres? -quiso saber mostrando preocupación en sus ojos-. Tú eres una de las doncellas que esperábamos, ¿verdad? Me llamo Antígona y soy la sacerdotisa del templo. Éstas son mis dos ayudantes, Selena y Aspasia.
Los nombres y los rostros no significaban nada para la muchacha. Se echó a temblar una vez más. Miró en derredor, desesperada. Amagó levantarse, pero una de las ayudantes la retuvo. Acercaron una copa a sus labios.
– ¡Bebe! -le ordenó una voz.
La muchacha obedeció. Vació la copa y una vez más comenzó a caer, pero no en el sueño, sino en la horrible pesadilla y la lóbrega oscuridad del Hades.
CAPÍTULO I
«Cuando comenzó la siguiente campaña, Alejandro dejó a Antípatro a cargo de los asuntos […] y marchó hacia Helesponto.»
Arriano, Las campañas de Alejandro, libro 1, capítulo 11
El momento había sido escogido por Aristandro, nigromante y depositario de los secretos del rey: la ascensión de la estrella Arturo en el cuadragésimo segundo año de la Olimpíada. Alejandro de Macedonia se encontraba en el centro de un círculo de doce altares de piedra erigidos en honor de los dioses del Olimpo. El anillo sagrado coronaba un pequeño altozano, a unos pocos estadios de la ciudad de Sestos, desde donde se veían las aguas azules agitadas por las fuertes corrientes del Helesponto.
A pesar de los preparativos de Aristandro, los auspicios no eran buenos. Una fría niebla crepuscular llegaba desde el mar, una sombría nube que amenazaba con extinguir los fuegos que ardían en once de los altares. Alejandro levantó una mano. Los trompeteros levantaron las trompas y soplaron una larga y ensordecedora nota que se transmitió más allá del agua y llegó hasta el campamento macedonio, que parecía cubrir todo el horizonte. Ahora se hizo un silencio sepulcral. Las tropas, congregadas alrededor de la colina, miraron hacia el sitio sagrado donde los guardaespaldas reales custodiaban el lugar del sacrificio. Aquellos que habían llegado primero espiaban a través de la empalizada, ansiosos por ver a su rey. Alejandro de Macedonia, vestido con la armadura de comandante de la brigada real, esperaba pacientemente, con la cabeza echada un poco hacia atrás, con la mirada puesta en los negros y amenazadores nubarrones que ocultaban el sol moribundo y amenazaban con oscurecer la pálida luz de la luna y las estrellas. Se pronosticaba una noche lóbrega, azotada por el viento.
Читать дальшеИнтервал:
Закладка:
Похожие книги на «Alejandro Magno En La Casa DeLa Muerte»
Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Alejandro Magno En La Casa DeLa Muerte» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.
Обсуждение, отзывы о книге «Alejandro Magno En La Casa DeLa Muerte» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.