Sue Grafton - L de ley

Здесь есть возможность читать онлайн «Sue Grafton - L de ley» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

L de ley: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «L de ley»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

La detective Kinsey Millhone se aprestaba a ser dama de honor en la boda del hermano de su casero cuando, pocos días antes, acepta investigar para un vecino, Chester, por qué en los archivos militares ha desaparecido todo rastro de Johnny Lee, su padre recién fallecido y veterano de la segunda guerra mundial. ¡Adiós planes de boda!, porque, de pronto, alguien ha entrado en casa del difunto dejándolo todo patas arriba y Chester descubre, en una caja de caudales, una llave con esta misteriosa inscripción: LEY. A partir de entonces nadie es ya quien dice ser: ni Ray Rawson, el antiguo amigo del ejército, que quiere alquilar la casa; ni Gilbert Hays, a quien Kinsey sorprende llevándose una bolsa de la casa de Lee; ni Laura Huckaby, la mujer a quien aquél entrega la bolsa. A Kinsey no le queda más remedio que emprender una salvaje odisea en la que, para desenredar la madeja, acabará pasando por cualquier cosa, menos por detective…

L de ley — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «L de ley», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Dejamos atrás el Rincón del Soldado, donde estaban enterrados los militares, las lápidas blancas, idénticas y tan limpiamente alineadas como un huerto recién plantado. La perspectiva se desplazaba con nosotros y el punto de fuga recorría las hileras de cruces blancas como la luz de un faro. En aquel sector del cementerio había monumentos impresionantes, panteones de granito y piedra caliza, con frontón y pilastras de capitel jónico. Los sepulcros mayores estaban adornados con niños de rodillas y con la cabeza agachada, corderos de piedra, urnas, cortinas de piedra y columnas corintias. Había pirámides, capiteles y mujeres esbeltas en posición contemplativa, perros de bronce, arcos, pilares, bustos de personajes serios, y recargadas vasijas de piedra, todo ello entre losas verticales de granito y lápidas sencillas de dimensiones más modestas. Recorrimos las tumbas observando hasta donde alcanzaba la vista. Las lápidas representaban sendas relaciones familiares, el final de sendas historias. Hasta el aire era allí sombrío y el suelo estaba empapado de tristeza. Cada lápida parecía decir: He aquí una vida que significó algo, y aquí está el recuerdo de la desaparición de un ser que amábamos y al que añoraremos profunda y eternamente. Incluso los afligidos estaban ya muertos, y los afligidos que habían llorado a éstos.

La tumba de Pelissaro estaba en un callejón sin salida. Nos detuvimos y bajamos del coche. Gilbert dejó el Stetson en el asiento trasero y los cinco avanzamos hacia el monumento de cualquier manera. Miré la foto, maravillándome de que el paisaje que teníamos delante estuviera exactamente igual que hacía cuarenta años. El monumento Pelissaro, un obelisco de mármol blanco, sobresalía de las tumbas contiguas. Casi todos los árboles de la foto estaban aún en pie y muchos de éstos habían crecido con el paso del tiempo. Al igual que en la foto, las ramas volvían a estar desnudas, pero esta vez no había nieve y la hierba estaba hibernada, de un marrón sucio mezclado con verde apagado. Vi el mismo puñado de lápidas cercadas por una verja de hierro, el muro de piedra a nuestra derecha.

Gilbert estaba ya impaciente.

– ¿Qué hacemos ahora? -preguntó a Ray.

Ray y yo nos miramos. Hasta el momento, Gilbert había cumplido su parte del trato. Se había presentado con Laura, que no sólo estaba viva y con buena salud, sino que además tenía aspecto de no haber recibido ninguna paliza por la noche. De modo que nos quedamos así, haciendo tiempo, pues sabíamos que no podíamos cumplir nuestra parte. Habíamos tratado de señalar los límites de nuestros conocimientos, pero Gilbert no toleraba la pluralidad de interpretaciones. Helen esperaba pacientemente, arropada en el abrigo, mirando con fijeza un sepulcro que sin duda tomaba por uno de nosotros.

– No me apetece mover monumentos -dijo Gilbert-. Y éste menos aún. Seguramente pesa dos toneladas.

– Un momento -dijo Ray. Inspeccionó el lugar, barriendo con la mirada las lápidas, los rasgos del paisaje, valles, árboles, la cordillera circular del fondo. Sabía lo que estaba haciendo Ray porque lo hacía yo también, tantear el siguiente movimiento en el curioso juego de tablero al que jugábamos. Casi había esperado ver una torre de agua sobresaliendo a lo lejos, con alguna palabra pintada en el cilindro de la cúspide. Y habría jurado que tenía que haber por allí un antiguo cobertizo de jardinería o un rótulo, cualquier cosa que sugiriese qué hacer a continuación. La tumba de Pelissaro tenía que ser importante, de lo contrario ¿por qué molestarse en mandar la foto? La llaves podían tener importancia o no tenerla, pero el monumento anunciaba algo, aunque no se nos ocurría qué.

Vi que Ray comprobaba los nombres de las lápidas que tenía al alcance de los ojos. Ninguno parecía significar nada. Di un giro de trescientos sesenta grados, inspeccionando el callejón sin salida de nuestra espalda, que estaba flanqueado de panteones.

– Ya lo tengo -dije. Puse la mano en el brazo de Ray y señalé. Había cinco panteones en el semicírculo, estructuras de piedra caliza gris que se hundían en las faldas de la loma que bordeaba el lugar como un cuello de camisa levantado. La fachada de cada panteón era diferente. Una parecía una catedral en miniatura, otra era una versión reducida del Partenón. Dos parecían bancos de poca monta, con columnata y escalones anchos que conducían a sendas puertas antaño impresionantes, pero en aquellos momentos tapiadas con hormigón. Encima de la puerta de cada panteón se había esculpido el apellido de la familia. REXROTH. BARTON. HARTFORD. WILLIAMSON. Fue el quinto panteón el que me interesó. El apellido de la puerta era LEE.

Ray chascó los dedos.

– Dame las llaves -dijo a Gilbert, que obedeció sin protestar.

Avanzamos por el paseo con la atención puesta en el aspecto del panteón. La entrada estaba protegida por una verja de hierro, cuya cerradura se veía de lejos. Habían pasado además una cadena por los barrotes, alrededor de la cerradura, que tenía un candado. Miré el papel que describía la situación de las parcelas de la zona. El panteón de los Ley estaba en la sección M, parcela 550. El mensaje de Johnny Lee había sido enviado y recibido. No me lo podía creer, pero habíamos conseguido descifrarlo.

Ray se dirigió al coche, que habíamos estacionado en el semicírculo, enfrente del panteón. Abrió el maletero y sacó una palanqueta de neumático.

– Coged herramientas -dijo. Gilbert volvió a obedecer sin rechistar y se armó con una pala. Laura se hizo con un martillo y con un pico que Ray había encontrado en el último momento. Los cinco cruzamos el suelo de asfalto, Helen en retaguardia golpeando el suelo con el bate. Subimos los peldaños en desorden y miramos entre los barrotes de la verja. Dentro había una especie de vestíbulo pavimentado, de unos tres metros de anchura por dos de profundidad. En la pared del fondo había dieciséis nichos para sendos ataúdes individuales, dispuestos en cuatro filas de cuatro.

Esperamos mientras Ray introducía la llave pequeña en el candado Master, que se abrió con una vuelta. La cadena, suelta ya, cayó con ruido en el suelo. La llave grande de hierro giró en el ojo de la cerradura con dificultad. La verja dio un gemido al abrirse, un chirrido de metal contra metal. Entramos. Todos los nichos estaban llenos al parecer. En doce había sendas lápidas con el nombre del fallecido, la fecha de nacimiento y defunción, y a veces una cita poética. Todas las fechas de nacimiento y defunción correspondían al siglo pasado. Los cuatro nichos restantes estaban tapados con cemento puro y no contenían ningún dato.

Al principio, Ray se mostró reacio a actuar. Al fin y al cabo, estábamos en un lugar donde había una familia enterrada.

– Hay que moverse -dijo.

Con actitud tanteadora atacó con la palanqueta el cuadrado de cemento que estaba más arriba. Tras el golpe inicial, se puso a machacar la muda superficie con insistencia y concentración. Gilbert empuñó una pala y, poniéndose al lado de Ray, hizo lo mismo con la hoja. El ruido se me antojó excesivo y retumbaba en todos los rincones del panteón. No sé si fuera se oiría algo. Localizar el origen de los golpes no habría sido fácil. El cemento era al parecer la capa exterior porque el pequeño tabique comenzó a resquebrajarse y a ceder ante la fuerza bruta. Cuando Ray consiguió perforarlo, Gilbert apartó los escombros y ensanchó el boquete.

Laura, mientras tanto, se había arrodillado y machacaba con idéntica fuerza con el pico la capa de cemento del nicho inferior. El polvo saltaba, cubriendo el aire de una nube clara y densa de partículas. Había algo inquietante en el brío con que trabajaban. Todos los conflictos y disputas se habían arrinconado al llegar a la recta final de la cacería. El descubrimiento era inminente y la codicia había desplazado a la animosidad.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «L de ley»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «L de ley» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Sue Grafton - T de trampa
Sue Grafton
Sue Grafton - U Is For Undertow
Sue Grafton
Sue Grafton - I de Inocente
Sue Grafton
Sue Grafton - H is for Homicide
Sue Grafton
Sue Grafton - P is for Peril
Sue Grafton
Sue Grafton - O Is For Outlaw
Sue Grafton
libcat.ru: книга без обложки
Sue Grafton
Sue Grafton - F is For Fugitive
Sue Grafton
Sue Grafton - E Is for Evidence
Sue Grafton
Sue Grafton - K Is For Killer
Sue Grafton
Sue Grafton - Z Jak Zwłoki
Sue Grafton
Sue Grafton - S is for Silence
Sue Grafton
Отзывы о книге «L de ley»

Обсуждение, отзывы о книге «L de ley» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x